La transformación del turismo urbano ha sido impulsada, en gran medida, por el crecimiento de la tecnología de la información y la comunicación (TIC), que ha alterado tanto la manera en que los turistas perciben los destinos como la forma en que interactúan con estos. En particular, la introducción de tecnologías como la realidad aumentada y virtual, junto con la proliferación de plataformas en línea, ha ampliado enormemente las experiencias turísticas, creando una interactividad sin precedentes entre los visitantes y los lugares que exploran.

La interpretación, entendida como una herramienta educativa que busca revelar significados a través de experiencias directas y medios ilustrativos, ha evolucionado más allá de su función tradicional en parques nacionales y museos, abriéndose paso en contextos urbanos. Inicialmente, los estudios de la interpretación del patrimonio se centraban en sitios naturales y culturales, pero con la digitalización, los mismos principios de interpretación ahora se aplican a entornos urbanos y turísticos, aprovechando medios digitales para enriquecer la experiencia del visitante. Estas tecnologías permiten que los turistas no solo visiten un lugar, sino que también interactúen con él de maneras innovadoras, al acceder a información contextual, históricos e incluso a representaciones visuales del lugar que no serían posibles de otra manera.

Un ejemplo claro de este fenómeno es la introducción de plataformas de realidad aumentada que permiten a los turistas ver elementos de la historia de una ciudad o sus monumentos desde una perspectiva totalmente nueva. Esto no solo mejora la comprensión de los turistas sobre los destinos que visitan, sino que también crea una experiencia más personalizada, adaptada a sus intereses y deseos. Además, las plataformas de redes sociales han agregado una capa adicional de interacción, permitiendo a los turistas compartir instantáneamente sus experiencias y participar en una copresencia virtual con otros viajeros, lo que a su vez influye en sus decisiones y percepciones sobre los destinos.

La interacción en línea entre turistas, facilitada por las redes sociales y las plataformas de recomendación, ha llegado a ser una parte integral de la experiencia turística moderna. Los comentarios y las recomendaciones se han convertido en una herramienta fundamental para aquellos que buscan destinos auténticos, experiencias únicas y consejos de otros viajeros. Sin embargo, esta nueva forma de interactuar también ha traído consigo desafíos, como la propagación de información errónea o la sobrecarga de datos, que pueden desvirtuar la experiencia genuina del destino.

Además de las tecnologías emergentes, la conexión omnipresente a Internet ha cambiado la naturaleza de la hospitalidad y la gestión turística. El concepto de "Internet de las cosas" (IoT) está comenzando a integrarse en el sector turístico, permitiendo que los dispositivos conectados a la red interactúen con los turistas y con los proveedores de servicios para crear experiencias más fluidas y personalizadas. Este tipo de integración entre el mundo físico y el digital está en constante expansión, lo que lleva al advenimiento del "metaverso" como una forma futura de turismo, donde los destinos y las experiencias turísticas pueden ser virtualizados completamente.

Sin embargo, el impacto de estos avances no se limita únicamente a la experiencia del turista. También ha modificado las expectativas y las interacciones con los proveedores de servicios. Las tecnologías de contacto cero, como los robots de servicio y los sistemas de pago sin contacto, se han acelerado en su adopción a raíz de la pandemia del Covid-19, transformando la manera en que los turistas interactúan con los espacios urbanos. Estos cambios, aunque a menudo considerados como un avance hacia la eficiencia y la seguridad, no deben ser evaluados únicamente desde una perspectiva tecnológica. La preocupación por el bienestar de los consumidores y la sostenibilidad de estas nuevas tecnologías debe ser un tema central en futuras investigaciones. ¿Cómo afectan estas innovaciones al bienestar general del turista? ¿Están las experiencias digitales enriqueciendo o deshumanizando el turismo?

Uno de los retos más importantes es cómo los destinos turísticos pueden equilibrar el uso de la tecnología con la necesidad de preservar la autenticidad y la integridad cultural de los lugares que representan. La sobreexposición de destinos a través de plataformas virtuales o el uso excesivo de tecnologías de mediación pueden crear una desconexión entre los turistas y los elementos reales del destino. De este modo, la gestión de las expectativas de los turistas, que cada vez están más acostumbrados a experiencias virtuales y simuladas, se convierte en un tema crucial.

Es importante destacar que, más allá de la tecnología en sí misma, la experiencia turística sigue estando profundamente influenciada por la interpretación del patrimonio y la cultura de un lugar. La interpretación, ya sea en formato digital o físico, sigue siendo un componente esencial para fomentar la comprensión y el respeto por los destinos turísticos. La creación de experiencias educativas, que inviten a los turistas a reflexionar sobre los lugares que visitan, puede tener un impacto positivo no solo en la satisfacción del visitante, sino también en su comportamiento post-visita, incidiendo en su predisposición a practicar turismo responsable.

La tecnología, en su continuo avance, ofrece nuevas herramientas para la interpretación y la gestión del turismo, pero la esencia del turismo —la búsqueda de experiencias auténticas, la conexión con otros y el aprendizaje sobre los lugares visitados— sigue siendo un valor primordial. La clave está en encontrar un equilibrio entre lo digital y lo físico, entre la innovación tecnológica y el respeto por la cultura y el medio ambiente, para lograr un turismo más sostenible, educativo y enriquecedor para todos.

¿Cómo se relacionan la disonancia cognitiva y la co-integración con el desarrollo turístico sostenible?

La disonancia cognitiva, un concepto fundamental en la psicología social, cobra especial relevancia cuando se analiza el comportamiento turístico y sus impactos ambientales y sociales. Este fenómeno ocurre cuando existe una discrepancia cognitiva entre las creencias y acciones de una persona, generando malestar psicológico que busca ser mitigado. En el contexto del turismo, algunos individuos experimentan esta disonancia al sentirse responsables de las consecuencias adversas de sus acciones, como la degradación ambiental provocada por prácticas turísticas insostenibles. Modelos basados en la acción explican que las personas tienden a evitar esta disonancia ajustando sus actitudes o justificando sus comportamientos para reducir la tensión interna que genera el conflicto entre sus valores proambientales y sus conductas reales.

Un ejemplo claro de esta dinámica se encuentra en la diversidad de justificaciones que los turistas emplean para conciliar la tensión entre su conciencia ambiental y sus decisiones de viaje, muchas veces contradictorias. La investigación muestra que distintos segmentos turísticos se caracterizan por diferentes combinaciones de razones para contrarrestar la disonancia, evidenciando la complejidad del fenómeno y la necesidad de abordajes multidisciplinarios para promover cambios verdaderamente sostenibles en el sector.

Por otro lado, la co-integración es un concepto econométrico que ha sido adoptado para estudiar las relaciones a largo plazo entre variables económicas, entre ellas, la demanda turística y el crecimiento económico. A través de la co-integración, se puede identificar si dos o más series temporales no estacionarias tienen una relación equilibrada que persiste en el tiempo, lo que permite superar problemas de regresión espuria y realizar análisis más precisos. Este método ha sido fundamental para analizar hipótesis como la del turismo como motor del crecimiento económico y viceversa, aunque los resultados han sido variados y a menudo contradictorios debido a diferencias en contextos nacionales, niveles de desarrollo y enfoques metodológicos.

Colombia representa un caso de estudio particularmente interesante por su riqueza natural y cultural, su posición geográfica estratégica y los desafíos que enfrenta en términos de promoción turística y sostenibilidad. A pesar de contar con numerosos atractivos turísticos reconocidos mundialmente, el país debe superar una imagen pública todavía afectada por conflictos sociales y ambientales. El Plan Sectorial de Turismo 2018–2022 apunta a fortalecer las condiciones institucionales, la infraestructura, la innovación y la formación de capital humano para posicionar a Colombia en el mercado internacional. Sin embargo, la sostenibilidad ambiental y la gestión del impacto turístico requieren atención prioritaria, dado el delicado equilibrio entre crecimiento económico y preservación de los ecosistemas.

La integración de análisis de disonancia cognitiva en el comportamiento del turista junto con modelos econométricos avanzados como la co-integración ofrece un marco conceptual y metodológico potente para comprender las complejas interacciones entre decisiones individuales, impacto ambiental y desarrollo económico. Este enfoque puede ser vital para diseñar políticas y estrategias que fomenten un turismo transformador, inclusivo y responsable.

Es imprescindible que el lector comprenda que la sostenibilidad turística no es solo una cuestión de infraestructura o promoción, sino un fenómeno profundamente interrelacionado con factores psicológicos, sociales y económicos. La percepción del turista, su sentido de responsabilidad personal y las dinámicas de mercado se entrelazan, dando lugar a comportamientos a menudo contradictorios que pueden ser entendidos y gestionados mejor a través del estudio conjunto de la disonancia cognitiva y la co-integración. Asimismo, las diferencias en contextos locales, como el colombiano, exigen una adaptación continua de los modelos y estrategias para responder a la realidad cambiante y compleja del turismo globalizado.