La relación entre las noticias falsas y las decisiones electorales ha sido un tema ampliamente debatido en la literatura académica, especialmente a raíz de las elecciones recientes en varios países, como Estados Unidos y el Reino Unido. Diversos estudios experimentales han demostrado que la corrección de hechos periodísticos puede reducir la creencia en las noticias falsas, pero no necesariamente cambia las actitudes de los votantes hacia los candidatos. A pesar de que los votantes pueden estar más informados después de recibir correcciones de hechos, sus preferencias políticas siguen siendo influenciadas por factores más profundos y preexistentes que la información objetiva sobre los candidatos. En este sentido, la corrección de hechos tiene un impacto limitado, pues no altera de manera significativa la decisión final de apoyo político.
Una de las investigaciones más reveladoras sobre este fenómeno proviene de Cantarella, Fraccaroli y Volpe (2019), quienes analizaron la influencia de las noticias falsas en el comportamiento electoral italiano. Su estudio, que no se basa en el contexto estadounidense, sino en Italia, demuestra que el consumo de noticias falsas es más frecuente entre los votantes de los partidos populistas, como el Movimiento 5 Estrellas y la Lega. Esta investigación ofrece una perspectiva única, pues se realiza en una región específica de Italia, Trentino-Alto Adige/Südtirol, donde las diferencias lingüísticas entre las provincias de Trento y Bolzano sirven como un factor natural para medir la exposición a noticias falsas. En esta región, donde el bilingüismo y el consumo de medios en alemán son más comunes, se observa una diferencia significativa en la cantidad de noticias falsas que circulan en comparación con otras áreas del país. El estudio concluye que la exposición a las noticias falsas es un proceso autorreflejado: las personas se exponen a ellas debido a sus creencias políticas previas, lo que significa que las noticias falsas no alteran las actitudes políticas de los votantes, sino que los individuos consumen información que confirma sus prejuicios preexistentes.
Aunque muchos observadores especulan que las noticias falsas tuvieron un papel importante en las elecciones presidenciales de EE. UU. en 2016, en el Brexit y en el ascenso de partidos populistas, los estudios sobre este tema sugieren que, si bien las noticias falsas pueden influir en el ambiente político general, su capacidad para cambiar votos de manera directa es limitada. Las noticias falsas ofrecen explicaciones simplistas para problemas complejos, lo que las convierte en herramientas eficaces para la propaganda política, pero no necesariamente determinan el resultado electoral. A pesar de la percepción generalizada de que las noticias falsas son una amenaza significativa para la democracia, los estudios concluyen que su impacto en los resultados electorales puede ser sobreestimado. Es necesario más evidencia empírica y análisis rigurosos antes de llegar a conclusiones definitivas sobre su relación con los resultados de las elecciones.
El comportamiento electoral no puede entenderse únicamente a partir de los factores contextuales de una campaña electoral. Aunque la identidad partidista, social y cultural de los votantes está perdiendo influencia, los factores sociodemográficos siguen siendo relevantes, ya que constituyen los precondiciones de sus decisiones políticas. Los votantes tienden a consumir noticias que refuerzan sus creencias preexistentes, y esto incluye tanto las noticias falsas como los contenidos tradicionales de las campañas. Por lo tanto, la influencia de las noticias falsas en las elecciones parece ser más limitada de lo que a menudo se asume en el discurso público.
Además, es crucial entender que la manipulación política no siempre tiene como objetivo cambiar las decisiones de voto de manera directa, sino más bien influir en la participación electoral. Experimentos previos han demostrado que las campañas pueden aumentar la participación de los votantes, aunque la evidencia sobre este tipo de efectos sigue siendo incierta. La manipulación de la participación electoral, particularmente dirigida a votantes ocasionales, es una estrategia más efectiva que la de intentar alterar directamente las preferencias políticas. En plataformas de redes sociales, este tipo de targeting es posible y se ha utilizado durante las campañas presidenciales en EE. UU. en 2016. El análisis de la precisión de estos esfuerzos de targeting es esencial para comprender los efectos de las noticias falsas en la participación electoral, ya que es necesario tener en cuenta no solo los efectos directos de las noticias falsas en los votos, sino también los efectos indirectos sobre la participación política general.
Este fenómeno demuestra cómo las burbujas de información en las redes sociales, independientemente de las noticias falsas, pueden tener un impacto en los votantes. Estas burbujas representan narrativas compartidas dentro de grupos ciudadanos con interacciones sociales virtuales extendidas, y pueden influir en las decisiones políticas sin necesidad de información falsa. El resurgimiento de estos temas clásicos en el estudio del comportamiento electoral revela que, aunque el discurso sobre las noticias falsas es alarmante, los factores estructurales y las tendencias sociopolíticas más amplias siguen siendo los determinantes clave en la toma de decisiones de los votantes.
¿Cómo afecta la legislación sobre desinformación en Alemania a las redes sociales y la libertad de expresión?
En los últimos años, Alemania ha experimentado un incremento notable en la preocupación por la desinformación y los discursos de odio que circulan en línea. Según una encuesta realizada por Dalia Research, el 31,4% de los usuarios de redes sociales en Alemania ha leído artículos o noticias engañosas, mientras que un 16% ha recibido comentarios ofensivos de personas desconocidas. Estos datos reflejan una creciente alarma sobre el impacto de la desinformación en la sociedad, lo que llevó al gobierno alemán a implementar nuevas regulaciones.
Antes de la Ley de Ejecución de Redes (NetzDG), la desinformación ya estaba sujeta a las leyes existentes, pero la falta de una normativa específica sobre contenido digital dejaba un vacío legal. Aunque la propagación de desinformación no era un crimen en sí misma, el discurso de odio estaba claramente prohibido bajo el Código Penal Alemán, que sancionaba la incitación al odio con penas de prisión de hasta cinco años. Además, la Directiva de Comercio Electrónico de la UE de 2000 ya obligaba a las plataformas de redes sociales a tomar medidas contra el contenido ilegal, siempre que no pudieran demostrar desconocimiento de este o la falta de acción para eliminarlo.
La amenaza de la desinformación en el contexto electoral se hizo aún más evidente con la elección presidencial en Estados Unidos de 2016. A raíz de este evento, y en particular por el temor de que las noticias falsas pudieran alterar los resultados de las elecciones federales alemanas de 2017, el gobierno alemán adoptó una ley destinada a frenar la propagación de discursos de odio y noticias falsas. El entonces ministro de Justicia, Heiko Maas, consideró que los esfuerzos previos para frenar estos fenómenos eran insuficientes, y presentó el NetzDG como una solución para combatir los discursos de odio y la desinformación viral.
El NetzDG entró en vigor el 1 de enero de 2018 y impuso nuevas obligaciones a las redes sociales. Las plataformas con más de dos millones de usuarios registrados deben crear y mantener un procedimiento para recibir quejas sobre “contenido ilegal”, que se define según las disposiciones del Código Penal Alemán. Esto incluye temas como la difamación de religiones, insultos, y calumnias. Las redes sociales también deben eliminar o bloquear el acceso a contenido denunciado dentro de un plazo de 24 horas si se considera "manifiestamente ilegal", o dentro de los siete días si no lo es. Sin embargo, el proceso es criticado por delegar responsabilidades judiciales a las propias plataformas, otorgándoles un rol cuasi judicial.
La ley ha suscitado controversia. Por un lado, ha sido vista como una respuesta firme a la proliferación de contenido nocivo en las redes, pero por otro, ha sido acusada de otorgar demasiado poder a empresas privadas, que, para evitar sanciones, podrían aplicar una política de “retirar primero, examinar después”. Este enfoque podría tener un efecto disuasivo sobre la libertad de expresión, ya que las plataformas podrían eliminar contenido sin un análisis exhaustivo de su legalidad. De hecho, muchos críticos argumentan que la ley podría convertirse en una herramienta de censura masiva.
En cuanto a la efectividad de la ley, las estadísticas iniciales sobre la eliminación de contenido bajo el NetzDG no son alarmantes. En los primeros seis meses de implementación, la tasa de eliminación de contenido ilegal por parte de plataformas como Facebook, Twitter y YouTube aumentó, pero no se registraron incidentes importantes ni multas a las redes sociales. Sin embargo, se ha observado que las redes sociales tienden a eliminar un alto porcentaje de contenido relacionado con difamación e insultos, bajo la premisa de que este tipo de contenido es más fácil de identificar y retirar en comparación con otros tipos de desinformación más ambiguos.
Un aspecto relevante de la ley es que excluye explícitamente el contenido editorial y periodístico, lo que significa que los portales de noticias en línea, revistas digitales y plataformas de medios no están sujetos a las mismas reglas que las redes sociales. Este matiz es fundamental, ya que deja fuera de la regulación directa de las redes sociales a una parte significativa de la información y el contenido producido en línea, que sigue siendo regulado por el marco legislativo tradicional.
El impacto del NetzDG ha sido inmediato, pero limitado. En el primer día de su aplicación, un político de extrema derecha fue expulsado de Facebook por difundir contenido relacionado con comentarios racistas. A pesar de los esfuerzos por mejorar la transparencia y facilitar los sistemas de denuncia, la Ley de Ejecución de Redes aún enfrenta desafíos en cuanto a la aplicación efectiva y justa de sus normas. Si bien las plataformas han mejorado sus sistemas de informes y las tasas de eliminación de contenido ilegal han aumentado, muchos temen que las empresas utilicen la ley para aplicar censura preventiva y eliminar contenido controversial sin una revisión adecuada.
Es crucial entender que la lucha contra la desinformación no termina con la implementación de leyes como el NetzDG. El problema de fondo radica en la capacidad de las plataformas para gestionar de manera ética y responsable el contenido que albergan, sin caer en prácticas que limiten la libertad de expresión. Si bien la legislación puede ofrecer soluciones temporales, el desafío será encontrar un equilibrio entre la protección contra la desinformación y el respeto por los derechos fundamentales, como la libertad de expresión y el acceso a la información.
¿Qué revela la conciencia culpable en la reconstrucción del pasado?
¿Cómo Influyen las Propiedades de los Materiales Electrónicos en la Fiabilidad del Empaque de Circuitos Integrados?
¿Qué determina la naturaleza de la fortaleza humana?
¿Por qué los evangélicos blancos votan más por el Partido Republicano en la actualidad?
¿Cómo entender la corrupción y el autoritarismo en la era Trump?

Deutsch
Francais
Nederlands
Svenska
Norsk
Dansk
Suomi
Espanol
Italiano
Portugues
Magyar
Polski
Cestina
Русский