En los últimos años, el avance de la tecnología de empaques electrónicos ha estado fuertemente impulsado por el crecimiento de aplicaciones en inteligencia artificial (IA), computación de alto rendimiento (HPC), 5G, Internet de las Cosas (IoT) y vehículos autónomos. La creciente demanda de dispositivos con menor consumo de energía, mayor capacidad de almacenamiento de datos y mayor velocidad de transporte está llevando a los proveedores clave de memoria a desarrollar soluciones de empaques avanzados como el paquete multi-chip basado en almacenamiento flash universal (uMCP), el paquete multi-chip basado en NAND (MCP) y la memoria de alto ancho de banda (HBM) para aplicaciones de alta gama. Estos empaques avanzados se caracterizan por apilar de manera vertical o escalonada múltiples chips en un perfil de paquete más delgado. Esto trae consigo desafíos significativos para la fiabilidad de los encapsulantes, incluidos los compuestos de moldeo epoxi (EMC) y los materiales de sublleno (UF), cuya resistencia mecánica, fiabilidad de los componentes y juntas de soldadura, y la capacidad para manejar la deformación y la disipación térmica son críticos.
Una de las preocupaciones principales es la capacidad de estos materiales para resistir el estrés térmico y mecánico externo, que se intensifica por la mayor susceptibilidad de los empaques a la exposición a emisiones alfa de impurezas en los materiales del paquete. Este fenómeno, junto con el aumento de la miniaturización y la complejidad de los circuitos, requiere que se preste especial atención a la fiabilidad de los empaques. La eficiencia térmica y la resistencia mecánica de los compuestos utilizados en estos empaques deben evolucionar para soportar las nuevas demandas de velocidad de cómputo más rápido y mejor latencia, esenciales en la próxima generación de dispositivos electrónicos.
Los avances en materiales como los nanotubos de carbono han demostrado propiedades superiores en cuanto a la resistencia al estrés térmico y mecánico en comparación con los compuestos tradicionales a base de hidrocarburos. Estos materiales pueden reforzar la matriz polimérica y mejorar el rendimiento de la fractura por fatiga, lo cual es fundamental para garantizar la fiabilidad a largo plazo de los empaques electrónicos.
Los compuestos de moldeo epoxi (EMC) son fundamentales en la protección de los circuitos integrados de las exposiciones ambientales y la corrosión. Existen tres tipos principales de encapsulantes utilizados en el empaque de memoria: el compuesto de moldeo epoxi (EMC), el sublleno moldeado (MUF) y los materiales de sublleno (UF). Estos encapsulantes juegan un papel crucial en la mejora de la fiabilidad general del paquete, reduciendo la deformación del paquete, mitigando la microfisuración de los chips y mejorando la adhesión del EMC a las resistencias de soldadura, las superficies de los chips y los polimidas. La gestión térmica también es un desafío clave, pero puede mitigarse mediante el uso de compuestos de moldeo con alta conductividad térmica y un mayor equilibrio de cobre en los materiales del sustrato.
Un aspecto crítico de la fiabilidad de los empaques de memoria es la tasa de errores suaves (SER), que puede controlarse utilizando materiales de baja emisividad alfa. Este parámetro es particularmente importante para los dispositivos de memoria, ya que previene los errores de bit, especialmente en empaques de alta capacidad de memoria. La fiabilidad de los materiales semiconductores frente a la radiación también ha cobrado más atención debido al aumento en la miniaturización de los dispositivos y las nuevas escalas de memoria.
Es fundamental comprender que el desarrollo de estos materiales no solo se enfoca en la mejora de sus propiedades mecánicas y térmicas, sino también en su capacidad para mitigar los efectos de la radiación y el estrés causado por las condiciones de operación extremas, como las bajas temperaturas en aplicaciones cuánticas o superconductoras. En este contexto, la investigación sobre materiales como los nanotubos de carbono y los compuestos reforzados con fibra de carbono continúa siendo un área de gran interés.
La evolución de los materiales para empaques de memoria también está íntimamente relacionada con el desarrollo de nuevas arquitecturas de dispositivos electrónicos que, a su vez, deben cumplir con los estrictos requisitos de fiabilidad y rendimiento. La mejora continua en los compuestos de moldeo epoxi y la integración de tecnologías como la nanotecnología permitirá una mayor adaptación a las necesidades emergentes de la industria de la electrónica avanzada, donde los desafíos térmicos, mecánicos y de radiación serán cada vez más prominentes.
¿Cuáles son las tecnologías clave en interconexiones ópticas para centros de datos y qué diferencias presentan?
La evolución de las interconexiones ópticas en centros de datos ha impulsado el desarrollo de tecnologías avanzadas como la fotónica de silicio (SiPh) y los láseres modulados por electroabsorción (EML), que se perfilan como pilares fundamentales para satisfacer la demanda creciente de transmisión de datos a velocidades extremadamente altas. La fotónica de silicio aprovecha el silicio como medio óptico para crear circuitos integrados fotónicos (PIC) compactos, eficientes en consumo energético y con alta velocidad, lo que la hace especialmente ventajosa para conexiones chip-a-chip dentro de centros de datos orientados a inteligencia artificial.
Si bien las tecnologías ópticas convencionales para módulos de 400 Gbps y 800 Gbps no incorporan aún fotónica de silicio, ésta se vuelve esencial en niveles de 1.6 Tbps, donde el motor SiPh ha demostrado alcanzar tasas de transmisión y recepción agregadas de hasta 1.792 Tbps a través de 8 canales, con 224 Gbps por longitud de onda. Este avance se apoya en técnicas de empaquetado avanzado como FOWLP (Fan-Out Wafer Level Packaging), que integran micro bumps, redistribución de capas y vías pasantes a través del molde (TMVs), logrando una estrecha integración entre el circuito electrónico (EIC) y el PIC.
La innovación continúa con plataformas como COUPE de TSMC, que combinan apilamiento de PIC y EIC mediante tecnologías de unión híbrida Cu-Cu y vías a través del silicio (TSV), con la incorporación de guías de onda de nitruro de silicio (SiN) y dispositivos para control de polarización, optimizando la eficiencia energética al reducir la impedancia en la interfaz EIC-PIC. Esta integración de múltiples capas fotónicas permite ampliar sistemas digitales ópticos coherentes a gran escala, posicionando la fotónica de silicio como una tecnología competitiva tanto en rendimiento como en costos, dada su compatibilidad con procesos CMOS maduros y la reducción en la necesidad de láseres externos.
Por otro lado, los láseres modulados por electroabsorción (EML) constituyen una tecnología consolidada en comunicaciones ópticas para centros de datos y telecomunicaciones, gracias a su alta velocidad de modulación y bajo consumo energético. Fabricados monolíticamente, combinan un diodo láser integrado con un modulador electroabsorbente y, en algunos casos, amplificadores ópticos semiconductores. Ejemplos recientes incluyen motores ópticos de 800 Gbps basados en matrices de EMLs acoplados a placas poliméricas, capaces de operar a más de 35 GHz de ancho de banda y modulación PAM4 de alta velocidad. Además, soluciones para módulos enchufables a 200 Gbps y superiores (800 Gbps y 1.6 Tbps) han sido comercializadas, destacando la madurez de esta tecnología en aplicaciones prácticas.
La comparación entre ambas tecnologías revela que la fotónica de silicio ofrece una integración más densa, menor consumo energético y costos reducidos gracias a su fabricación compatible con CMOS, mientras que los EML proporcionan una solución consolidada y altamente eficiente en términos de modulación directa, aunque con costos y consumo energético superiores.
Un elemento crucial para el funcionamiento eficiente de las interconexiones ópticas son las guías de onda integradas en los circuitos fotónicos. Estas guías, fabricadas principalmente en obleas SOI (Silicon on Insulator), permiten la transmisión confinada de la luz utilizando núcleos y revestimientos con índices de refracción contrastantes. Las estructuras comunes incluyen guías canal enterradas, que reducen pérdidas de propagación y ofrecen perfiles de modo simétricos, ideales para dispositivos integrados; guías cargadas con franjas para mejorar la confinación del campo óptico, útiles en aplicaciones no lineales; guías planas, que confinan la luz en una capa de alto índice; y guías difusas, donde el núcleo se forma mediante difusión de dopantes, con límites de núcleo menos definidos. También destacan las guías costilla y cresta, que optimizan la propagación y minimizan pérdidas. La pérdida en estos sistemas puede clasificarse en pérdidas lineales, asociadas a imperfecciones físicas y materiales, y no lineales, relacionadas con fenómenos ópticos complejos.
Es esencial entender que el desarrollo y aplicación de estas tecnologías no solo depende de la velocidad y eficiencia, sino también de la integración a nivel de sistema, el control térmico, la estabilidad a largo plazo y la compatibilidad con los procesos de fabricación existentes. La sinergia entre avances en materiales, diseño de dispositivos y técnicas de empaquetado es la que realmente permitirá superar los retos actuales y futuros en la transmisión de datos masivos para centros de datos.
Además, la selección entre SiPh y EML debe considerar el contexto de aplicación específico, los requisitos de costo, consumo, densidad de integración y compatibilidad con infraestructuras preexistentes, para maximizar la eficiencia y la escalabilidad del sistema óptico.
¿Cómo afectan la estructura del sustrato y el control de la deformación a la fiabilidad en el embalaje de dispositivos semiconductores?
La delaminación en la estructura de microvías de los sustratos es un fenómeno crucial relacionado con la absorción de humedad del sustrato y las condiciones de procesamiento, afectando directamente la fiabilidad ante la humedad, especialmente durante las pruebas de nivel de sensibilidad a la humedad (MSL). La principal diferencia entre sustratos con núcleo y sin núcleo radica en el tipo de capa central: los primeros utilizan un núcleo con prepreg, formando una estructura en “sándwich” que separa las capas superiores e inferiores, mientras que los sustratos sin núcleo solo emplean prepreg para su centro, siendo una opción más delgada y de menor costo en procesos de empaquetado semiconductor. Sin embargo, la ausencia de núcleo genera importantes desafíos técnicos para controlar la deformación (warpage) tanto a nivel de sustrato como de paquete.
El proceso de fabricación del sustrato involucra etapas clave: formación de la capa central de núcleo o prepreg, perforación de orificios metalizados pasantes (PTH) que conectan las capas, laminación, formación de patrones mediante múltiples pasos de grabado y limpieza, y finalmente la aplicación de recubrimientos superficiales como el niquelado electrolítico con oro (eNiAu) o la preservación de soldabilidad con cobre orgánico (Cu-OSP). Estos acabados superficiales difieren en su comportamiento frente a la oxidación y la fiabilidad, siendo el eNiAu más estable debido a la inercia química del oro, mientras que el Cu-OSP requiere controles estrictos para evitar la oxidación del cobre, especialmente cuando se prolonga la vida útil del sustrato.
Los fabricantes colaboran estrechamente con los proveedores de sustratos para desarrollar materiales que cumplan con exigencias cada vez más estrictas, motivadas por la miniaturización y la integración heterogénea, que conllevan comportamientos mecánicos complejos y reglas de diseño más rigurosas para garantizar la fiabilidad. Entre las propiedades técnicas deseables destacan un coeficiente de expansión térmica (CTE) bajo para mitigar la deformación, alta resistencia a la fractura para soportar ciclos térmicos y tensiones en las uniones de soldadura, un módulo de flexión optimizado que permita empaquetados delgados y resistentes, baja emisión alfa para minimizar errores suaves en dispositivos de memoria, y un contenido halógeno reducido para mejorar la resistencia a la humedad y otros efectos ambientales.
La vida útil de los sustratos orgánicos, esenciales en el embalaje de semiconductores, debe ser estrictamente controlada. La extensión de esta vida útil exige una evaluación exhaustiva y detallada, considerando condiciones de almacenamiento y pruebas de fiabilidad pre y post embalaje. Los procedimientos propuestos incluyen análisis de la capa OSP, medición de oxidación en cobre, pruebas mecánicas de adhesión y resistencia, y análisis químicos para detectar contaminantes. Un control cuidadoso de estos parámetros es fundamental para evitar fallos prematuros, como desprendimientos de bola de soldadura o delaminación.
En cuanto a las placas de circuito impreso (PCB), que forman la base física de casi todos los dispositivos electrónicos, la fabricación implica procesos precisos desde la imagen y grabado de patrones en láminas de cobre hasta la perforación, recubrimiento, enmascarado y serigrafiado. La deformación de PCB es una variable crítica que impacta la fiabilidad de las uniones de soldadura, especialmente en módulos de memoria y SSD, donde un CTE bajo es indispensable para reducir tensiones internas y evitar fallos. La composición del PCB, que incluye múltiples capas de cobre y materiales dieléctricos, determina su CTE total, no simplemente el número de capas. Generalmente, a mayor cantidad de capas se emplean dieléctricos más delgados y con mayor contenido de resina, lo que influye en las propiedades mecánicas y térmicas.
El control de la deformación se realiza mediante técnicas como el Shadow Moiré, que permite evaluar la deformación a nivel del sistema y anticipar posibles fallos en la soldadura. La integración de estas evaluaciones en el desarrollo y producción asegura la fiabilidad a largo plazo de los dispositivos.
Es fundamental comprender que la fiabilidad en el embalaje semiconductor no depende únicamente de la elección de materiales, sino también de la interacción entre ellos, las condiciones de procesamiento, y el control riguroso de los parámetros durante todo el ciclo de vida del sustrato y la PCB. La absorción de humedad, la expansión térmica diferencial, la adhesión entre capas y la resistencia a la deformación constituyen un delicado equilibrio que debe ser gestionado con precisión para evitar fallos funcionales en dispositivos cada vez más complejos y miniaturizados. Además, la evolución constante de los materiales y las técnicas de fabricación obliga a una evaluación continua y adaptativa de los métodos de control y mitigación para asegurar la calidad y durabilidad del producto final.
¿Cómo diseñar y evaluar la fiabilidad de PCB para aplicaciones criogénicas y de inmersión?
El diseño de placas de circuito impreso (PCB) para entornos criogénicos plantea desafíos únicos, particularmente cuando se trata de la selección de materiales y la gestión de las propiedades térmicas y eléctricas en condiciones de temperaturas extremadamente bajas. Los materiales tradicionales utilizados en la fabricación de PCB pueden volverse frágiles o experimentar cambios significativos en sus propiedades eléctricas bajo estas condiciones. El uso de polímeros como el poliamida y el PTFE (politetrafluoroetileno) ha demostrado ser favorable debido a su bajo coeficiente de expansión térmica y su rendimiento confiable a bajas temperaturas.
Uno de los principales problemas en aplicaciones criogénicas es el comportamiento del cobre, que se utiliza comúnmente en los conductores de PCB. A temperaturas criogénicas, el cobre muestra un aumento de la resistencia, lo que afecta negativamente al rendimiento eléctrico de la placa. Para mitigar este efecto, se prefieren aleaciones de cobre de alta pureza diseñadas específicamente para aplicaciones criogénicas. Además, es fundamental manejar correctamente la expansión térmica diferencial entre los conductores de cobre y el sustrato para evitar tensiones mecánicas indeseadas en la PCB, lo que podría generar fallos prematuros en el sistema.
En cuanto al uso de PCB en aplicaciones de inmersión en líquido, las soluciones de enfriamiento por inmersión están ganando terreno, especialmente en áreas de alto rendimiento como los centros de datos y la computación de alto rendimiento. Sin embargo, la interacción de los fluidos químicos con los módulos de memoria y las unidades SSD puede ser problemática si los materiales de la PCB no están debidamente preparados para resistir la corrosión y el desgaste inducido por la inmersión prolongada. Para reducir los riesgos, se recomienda el uso de recubrimientos conformales y materiales con alta resistencia química. A medida que la tecnología avanza, será crucial el desarrollo de materiales que mejoren la fiabilidad de las PCBs en estas condiciones extremas.
Una de las tecnologías emergentes en este contexto es la computación cuántica, que requiere memorias criogénicas compatibles con sistemas de enfriamiento a temperaturas cercanas al cero absoluto. En estos sistemas, es esencial que los materiales interconectores y encapsulantes sean capaces de soportar las bajas temperaturas, asegurando la fiabilidad de las uniones de soldadura y evitando la deformación o warpage del paquete. Las aleaciones de soldadura, los compuestos epóxicos de moldeo y las PCB deben ser seleccionados cuidadosamente para evitar fallos a temperaturas como 77 K (~ -190 °C), ya que un mal diseño podría comprometer la integridad estructural y eléctrica del dispositivo.
El futuro de la fiabilidad de los módulos de memoria y las SSD en aplicaciones de enfriamiento por inmersión también implica un mayor enfoque en la selección de materiales resistentes a las condiciones de alta humedad y variaciones térmicas. Las pruebas secuenciales que combinan temperatura y humedad cíclica pueden proporcionar una evaluación más precisa de la fiabilidad de estos sistemas. Además, la tendencia hacia el uso de sustratos más finos y el desarrollo de tecnologías avanzadas como el "coreless substrate" y los sistemas de bajo CTE (coeficiente de expansión térmica) se está consolidando, lo que promete un mayor rendimiento y estabilidad en condiciones extremas.
Es importante tener en cuenta que el avance en la fiabilidad de los PCB criogénicos y para inmersión requiere no solo innovaciones en materiales, sino también un enfoque más integral en las pruebas y evaluación de los sistemas. Las pruebas de fatiga por soldadura, los microquiebres en las uniones de soldadura y la deformación de los paquetes deben ser evaluadas de manera rigurosa a través de ensayos que simulen las condiciones operativas extremas a las que los dispositivos estarán expuestos. La clave será encontrar un equilibrio entre la durabilidad de los materiales, la eficiencia térmica y la integridad eléctrica del sistema.
Además de los avances materiales, se hace necesario un enfoque coordinado entre el diseño de la PCB y las tecnologías de embalaje, que jueguen un papel fundamental en la mejora de la fiabilidad de los dispositivos. El uso de materiales flexibles, aleaciones de alta resistencia y recubrimientos especiales para proteger las placas de circuito de los efectos de la corrosión o la humedad es esencial para el desarrollo de sistemas de computación inmersos en líquidos. La evolución de estas tecnologías y su implementación en aplicaciones de enfriamiento avanzadas promete revolucionar la fiabilidad y el rendimiento de los sistemas en entornos extremos.
¿Cómo afectan las temperaturas extremas al rendimiento de los paquetes de memoria avanzada?
En los dispositivos electrónicos, el rendimiento de los paquetes de memoria es esencial para garantizar un acceso eficiente a los datos y minimizar los cuellos de botella. Con la evolución de las arquitecturas, como las pilas tridimensionales (3D) de memoria HBM, se busca aumentar significativamente el ancho de banda de memoria. Sin embargo, a medida que los sistemas de empaquetado se vuelven más complejos, la gestión térmica se convierte en un reto inevitable. La Figura 5.2 ilustra la evolución de las soluciones térmicas en estos empaques, desde el uso de materiales térmicos basados en polímeros y películas, hasta la adopción de soluciones de enfriamiento líquido e inmersión en empaques sin tapa, especialmente en aplicaciones de procesamiento de alto rendimiento (HPC). Esta tendencia refleja el esfuerzo por mejorar la disipación térmica a medida que aumenta la potencia de los dispositivos.
Uno de los principales desafíos en la fiabilidad de los paquetes electrónicos es el efecto del calor sobre los materiales internos y las interfaces entre ellos. La exposición a temperaturas extremas puede reducir la resistencia, la rigidez y la resistencia a la fluencia de los materiales, lo que aumenta el riesgo de fallos térmicos. Los esfuerzos termo-mecánicos inducidos por el desajuste en el coeficiente de expansión térmica (CTE) entre diferentes materiales del paquete pueden causar daños como deformaciones excesivas, grietas o delaminaciones, especialmente cuando los paquetes experimentan variaciones de temperatura fuera de los límites recomendados.
En aplicaciones móviles, los paquetes apilados de memoria y lógica con alta potencia generada por unidad de área superficial, como los empaques apilados 3D con TSV (vias apiladas), tienen un riesgo mayor de problemas térmicos en comparación con soluciones más tradicionales como el PoP (Paquete sobre Paquete). En estos paquetes 3D, un gradiente térmico más pronunciado en la memoria DRAM se genera por el calor del CPU del SoC (sistema en chip), lo que puede llevar a errores locales de actualización en los chips de DRAM, como se muestra en la Figura 5.3. Esto contrasta con los paquetes PoP, en los que el calor se aísla mejor, lo que ayuda a mitigar los problemas térmicos.
Los materiales de encapsulado y adhesivos basados en epoxi, comúnmente usados para proteger los chips de circuitos integrados (IC), pueden perder su fuerza, resistencia a la fluencia y adhesión cuando se someten a temperaturas extremas o variaciones térmicas severas. Las delaminaciones y las grietas en las interfaces son modos de falla típicos en paquetes encapsulados, especialmente aquellos de tamaños más grandes o más delgados. Los materiales dúctiles también pueden sufrir fallos por fatiga cuando se exponen a ciclos térmicos o condiciones ambientales cíclicas.
Los fallos en las juntas de soldadura, que son componentes críticos de los empaques electrónicos, son un área de estudio importante en la investigación térmica. Estos fallos pueden ocurrir debido a las variaciones de temperatura durante los ciclos térmicos. En un estudio sobre las uniones de soldadura SnAgCu/Cu, se observó que la temperatura, la resistencia y la deformación plástica aumentaban debido a la aplicación de corriente y el número de ciclos térmicos, lo que aceleraba el proceso de daño. Además, en condiciones extremas, como las temperaturas criogénicas, los componentes de soldadura experimentan cambios significativos en su comportamiento, pasando de una fractura dúctil a una fractura quebradiza.
Los empaques de memoria BGA (Ball Grid Array) expuestos a temperaturas extremas, como las pruebas de choque térmico a −100 °C, presentan graves grietas en las bolas de soldadura, cambiando el comportamiento de la soldadura de dúctil a quebradizo. Este tipo de pruebas es crucial para entender cómo los empaques responden a condiciones extremas, como las que se podrían encontrar en entornos del espacio exterior. Se ha observado que el patrón de fractura cambia significativamente dependiendo de la duración y la temperatura a la que se sometan los empaques, pasando de fracturas dúctiles a fracturas quebradizas.
El avance de la miniaturización de los dispositivos electrónicos ha llevado a que los empaques sean más compactos y complejos, lo que a su vez exige una gestión térmica aún más eficiente. Es aquí donde los materiales avanzados, como los compuestos de epoxi de alta conductividad térmica y los materiales de relleno con alta conductividad, juegan un papel crucial. Los materiales de interfaz térmica (TIM), como los compuestos moldeados de alta conductividad térmica y los materiales de sustrato con mayor equilibrio de cobre, se están implementando para mejorar el control térmico de la memoria. En aplicaciones de alta potencia, estos materiales son vitales para reducir la resistencia térmica entre las superficies unidas y garantizar la fiabilidad de los dispositivos electrónicos.
Los materiales con alta conductividad térmica son clave para la disipación eficaz del calor en dispositivos de alto rendimiento. Además, las investigaciones actuales sobre el comportamiento térmico de los componentes de empaques avanzados, como los micro-bumps y las uniones de soldadura en empaques de memoria 3D, continúan proporcionando información valiosa para optimizar el rendimiento térmico. La correcta selección de materiales para la gestión térmica es esencial para mantener la fiabilidad y longevidad de los sistemas electrónicos, especialmente a medida que los dispositivos continúan evolucionando hacia niveles más altos de miniaturización y potencia.

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