La gesta de Platov: la batalla del río Kalalaj, 3 de abril de 1774

LA HAZAÑA DE PLATOV
(La batalla en el río Kalalah el 3 de abril de 1774)
...El héroe del Don, defensa del ejército ruso, la soga para el enemigo, ¿dónde está nuestro Atamán Vihor? Zhukovsky.

La personalidad original y sumamente singular del atamán del Don Matvey Ivanovich Platov ocupa un lugar muy especial entre los colaboradores del emperador Alejandro I. Es uno de los héroes populares más queridos, creados por la Guerra Patria. La gran época de 1812, que iluminó el Don con una gloria militar sin precedentes en sus crónicas, puso en primer plano a este formidable líder de la "horda cosaca", y su nombre resonó de un extremo a otro de toda Europa. Desde entonces han pasado ya setenta años; las tradiciones de guerra de esa época gloriosa se fueron desvaneciendo gradualmente; uno tras otro, los valientes combatientes de 1812 pasaron a la tumba; los huesos del propio atamán se descompusieron. Pero incluso ahora, cuando apenas se oyen los ecos de su antigua fama, el nombre y la memoria de Platov viven en el Don en innumerables relatos, canciones y tradiciones populares.

En la vida de los pueblos hay eventos que no cambian su estructura social pero que permanecen durante mucho tiempo en la memoria de las generaciones posteriores por la profunda impresión que causaron en sus contemporáneos. Entre tales eventos, registrados por la historia, se puede contar la hazaña de Matvey Ivanovich Platov.

Ya no quedan en el Don aquellos ancianos que recordaran la infancia del héroe Platov. Pero según todas las tradiciones que han llegado hasta nosotros, nadie desde muy joven mostró cualidades marciales tan puramente cosacas como Platov, en quien todo anunciaba a un hombre extraordinario, como si hecho a propósito para la guerra y las batallas, para aquellas hazañas resonantes que luego asombraron a todos los rusos y a toda Europa.

Para valorar plenamente la importancia de la hazaña de Platov ante los ojos mismos del cosacazgo del Don, primero hay que decir en qué situación se encontraba entonces nuestra frontera doniana.

Desde que Rusia arrebató Crimea del dominio turco y formó de ella una región independiente bajo el gobierno de Sagib-Girey, la lucha de los cosacos con el mundo musulmán vecino se trasladó a las orillas del Kubán, donde se concentraron todos los elementos hostiles. Profundamente irritada por la pérdida de Crimea, Turquía trató activamente de incitar contra Rusia a los cabardinos, a los circasianos del Kubán, a los tártaros e incluso a los nogayos, esos seminomadas que, aunque reconocían la autoridad suprema de la pacificada Crimea, participaban en todos los saqueos y ataques a los territorios rusos.

Preparando la invasión de Crimea, los turcos comprendían perfectamente que primero era necesario distraer parte de las fuerzas rusas que protegían Perekop, y en ese caso el Don, como víctima expiatoria de sus ambiciosos planes, estaba condenado a la destrucción.

En otra época,