La deformación en los materiales perovskitas, particularmente en aquellas utilizadas en celdas solares, está estrechamente relacionada con las condiciones externas a las que están sometidas, como las diferencias en los coeficientes de expansión térmica entre las capas funcionales y el sustrato, las influencias lumínicas, los cambios de temperatura, las tensiones eléctricas o las fuerzas externas aplicadas. Estos factores tienen un impacto directo en la estructura cristalina y, por lo tanto, en el rendimiento de los dispositivos que contienen estos materiales.

Uno de los factores más significativos en la generación de deformaciones es la diferencia en los coeficientes de expansión térmica entre las capas de perovskita y el sustrato sobre el que se depositan. Un ejemplo claro es el caso del MAPbI3, donde el coeficiente de expansión térmica de la perovskita es mucho mayor que el del sustrato. Este desajuste provoca tensiones residuales en la película de perovskita, especialmente durante el proceso de recocido, que se requiere para la cristalización del material. Al elevarse la temperatura, la perovskita tiende a expandirse, pero el sustrato limita esta expansión, lo que da lugar a tensiones a lo largo de la dirección del plano. La magnitud de estas tensiones depende en gran medida de la diferencia entre las expansiones térmicas de las capas y de las temperaturas a las que se someten durante la fabricación.

Además de las tensiones inducidas por la temperatura, las películas de perovskita también experimentan deformaciones debido a la iluminación. Los estudios han mostrado que bajo la exposición a la luz, los enlaces de hidrógeno entre el catión MA y el ión I se debilitan, lo que genera una expansión en la estructura de la red cristalina. Esta expansión contribuye a aliviar la distorsión de la red de Pb-I-Pb, pero también facilita la migración de iones y debilita los enlaces, lo que puede inducir tensiones adicionales. Este fenómeno es crucial para comprender el comportamiento de las celdas solares bajo condiciones de iluminación, ya que las tensiones inducidas por la luz pueden afectar negativamente la estabilidad de la celda.

Otro factor que debe considerarse en el proceso de fabricación es el desajuste entre la red cristalina de la perovskita y la del sustrato. En investigaciones realizadas sobre el crecimiento epitaxial de perovskita en sustratos monocristalinos, se observó que el desajuste de la red puede inducir tensiones compresivas o tensiles en la interfaz. Si el parámetro de la red del sustrato es mayor que el de la perovskita, se genera una tensión compresiva en la interfaz; por el contrario, si el parámetro del sustrato es menor, se genera una tensión tensil. Estas deformaciones en la interfaz pueden afectar la eficiencia de los dispositivos perovskitas.

Además de la temperatura, la iluminación y el desajuste de la red, las tensiones también pueden ser inducidas por la aplicación de un sesgo eléctrico. Los estudios han demostrado que un sesgo eléctrico positivo puede causar una morfología superficial ondulada en la película de perovskita, mientras que un sesgo negativo puede suavizar estas irregularidades. La manipulación de la presión hidrostática aplicada a la película o la flexión de sustratos flexibles también puede inducir tensiones, tanto compresivas como tensiles, que afectan la estructura cristalina de la perovskita.

Es esencial comprender que estas deformaciones no son siempre homogéneas y pueden variar dependiendo del tipo de perovskita utilizada. Algunos materiales, como el FAPbI3, muestran una expansión de la red solo bajo condiciones de temperatura elevada, mientras que otros, como el MAPbI3, responden tanto a la temperatura como a la iluminación. Esta diferencia en la respuesta a los estímulos externos tiene implicaciones en el diseño y la fabricación de celdas solares perovskitas de alta eficiencia, ya que la forma en que estos materiales se comportan bajo diferentes condiciones puede influir directamente en su rendimiento a largo plazo.

La caracterización precisa de la deformación en las películas de perovskita es crucial para el desarrollo de dispositivos más eficientes y estables. Técnicas como la difracción de rayos X (XRD) se utilizan comúnmente para evaluar la deformación en los materiales. Esta técnica permite determinar el desplazamiento de los picos de difracción, lo que indica la presencia de tensiones. Cuando la perovskita experimenta una deformación tensil, se observa un aumento en el espaciamiento de las capas de la red, mientras que una deformación compresiva reduce este espaciamiento. A través de métodos como el análisis de la amplitud de los picos XRD, es posible obtener una visión más detallada de la microdeformación y de la naturaleza de las tensiones que afectan a la película de perovskita.

Es importante destacar que, más allá de las deformaciones causadas por factores externos, las condiciones de fabricación, como las temperaturas de recocido, también juegan un papel crucial en la formación de tensiones residuales. Las temperaturas elevadas son necesarias para mejorar la cristalización de las perovskitas, pero inevitablemente inducen tensiones que deben ser gestionadas cuidadosamente para evitar la degradación prematura del dispositivo.

En resumen, las tensiones inducidas por factores externos como la temperatura, la luz, el sesgo eléctrico y la presión son fundamentales en el comportamiento de las películas de perovskita. Estos efectos deben ser cuidadosamente controlados durante el diseño y la fabricación de celdas solares perovskitas para asegurar un rendimiento óptimo y una mayor estabilidad en el tiempo.

¿Cómo el control de la cristalización define la eficiencia y estabilidad en las perovskitas híbridas?

La comprensión detallada de la dinámica de cristalización y las transiciones de fase en materiales perovskíticos constituye el núcleo de su desarrollo tecnológico. En el ámbito de las perovskitas bidimensionales (2D) y tridimensionales (3D), la interacción entre ambas estructuras determina no solo el transporte de carga, sino también la estabilidad y escalabilidad de los dispositivos solares. El control de la ruta de transición de fase, así como de la morfología cristalina, permite ajustar las propiedades electrónicas de los materiales con una precisión cuasi atómica.

Estudios recientes han demostrado que el tamaño y la forma de los ligandos ejercen un impacto decisivo sobre la evolución estructural de las perovskitas 2D depositadas sobre sustratos 3D. Ligandos de menor tamaño y con más sitios reactivos tienden a estabilizar la fase n = 1, caracterizada por un confinamiento cuántico más fuerte, mientras que el aumento del volumen molecular y la reducción de los puntos de anclaje favorecen la transformación hacia fases de orden superior (n = 3 o n < 3). Este control racional de la distribución de fases permite equilibrar la movilidad de carga con la estabilidad del material, alcanzando eficiencias de conversión superiores al 20 % en células solares basadas en CsPbI₃ tratadas con yoduro de n-butilamonio, un hito notable en la impresión de perovskitas inorgánicas.

La orientación cristalina también se erige como un factor determinante en el comportamiento optoelectrónico. Se ha observado que las facetas (100) y (112) presentan naturalezas opuestas en su conductividad: la primera con predominio de vacantes de yodo manifiesta carácter n, mientras que la segunda, dominada por defectos de cationes MA⁺ o Pb²⁺, se comporta como material p. Esta asimetría de defectos se traduce en intensidades de fotoluminiscencia más elevadas y densidades de trampas más bajas para la faceta (100), lo cual potencia la movilidad y la vida media de los portadores. Ajustar la orientación mediante estrategias de siembra, como la introducción de perovskitas 2D tipo (BDA)PbI₄ durante la cristalización, permite inducir un crecimiento controlado y optimizar las propiedades de transporte.

Las perovskitas 2D, además, ofrecen ventajas notables en estabilidad y flexibilidad estructural. Su comportamiento electrónico depende fuertemente de la calidad de grano, la pureza de fase y la distribución de espesores cuánticos n. La velocidad de evaporación del disolvente durante la deposición —por técnicas como el hot casting o el dripping de antidisolvante— modula la uniformidad de dicha distribución, conduciendo a una orientación cristalina preferente y a granos de mayor tamaño. Experimentos in situ mediante GIWAXS han revelado que una transición rápida y directa desde un precursor desordenado hacia la fase perovskítica favorece la formación de estructuras ordenadas y de alta pureza, mientras que temperaturas bajas inducen fases intermedias y orientaciones aleatorias debido a la cristalización parcial de PbI₂ y complejos solvatados.

La ingeniería cinética del crecimiento, aplicada tanto a perovskitas tipo Ruddlesden–Popper (RP) como Dion–Jacobson (DJ), permite afinar la energía de los pozos cuánticos y controlar la recombinación no radiativa. La manipulación de fases intermedias mediante aditivos —por ejemplo, MACl— o mediante el diseño de precursores coloidales estabilizados propicia un transporte de carga más eficiente desde las capas de bajo n hacia las regiones de volumen, reduciendo pérdidas y mejorando la conversión fotoeléctrica.

En la escala industrial, el reto consiste en trasladar esta precisión estructural a películas de gran área sin comprometer la uniformidad ni la ausencia de defectos. Métodos como el blade coating, slot-die coating, inkjet o screen printing se perfilan como alternativas a la tradicional técnica de spin coating, ineficiente a nivel de producción masiva. La obtención de películas continuas, libres de microporos y con orientación controlada se considera un paso decisivo hacia la comercialización de las células solares perovskíticas.

Comprender la relación entre la dinámica de cristalización, la distribución de fases y la orientación de los granos implica concebir el proceso de fabricación no como una simple deposición, sino como una ingeniería del equilibrio termodinámico bajo condiciones cinéticas específicas. La morfología final del cristal surge como una consecuencia directa de la energía libre del sistema y del tiempo característico de nucleación y crecimiento, que puede ajustarse mediante la composición química, la temperatura del sustrato y la velocidad de evaporación del solvente.

También es fundamental reconocer que la estabilidad a largo plazo de los dispositivos depende de la coherencia estructural entre las fases 2D y 3D. Los gradientes de tensión, los defectos de interfaz y la segregación iónica son procesos que deterioran la eficiencia con el tiempo, y solo un control profundo de la cristalización —hasta el nivel de los estados intermedios— puede mitigar tales efectos.

El lector debe comprender que el verdadero avance de la tecnología perovskítica no radica únicamente en alcanzar una eficiencia récord, sino en dominar las condiciones que gobiernan la autoorganización de la materia en escalas nanométricas. La ingeniería de las rutas de transición de fase, la manipulación de los defectos y la orientación selectiva de las facetas son las llaves que abren el camino hacia dispositivos estables, reproducibles y listos para su integración en la producción industrial de energía solar.