El espectro de masas registrado de un material suele representarse gráficamente en forma de un diagrama de líneas, expresando la abundancia de cada ion fragmentado como un porcentaje del más abundante, cuyo pico se denomina pico base. Este patrón de fragmentación o craqueo para una sustancia única es característico y se puede utilizar con fines de identificación cualitativa. En el análisis de compuestos como el n-hexadecano, el espectro de masas se convierte en una herramienta esencial para determinar la fórmula molecular, lo que es crucial para la identificación precisa de los compuestos en una muestra.

La masa molecular de un compuesto se obtiene generalmente mediante la identificación del pico de la molécula madre o ión molecular (M) que se genera cuando un electrón es expulsado de la molécula: M + e → M+ + 2e-. Sin embargo, debido a las altas energías del haz electrónico, en muchos compuestos predominan los procesos de fragmentación, lo que puede hacer que el pico madre sea débil o incluso inexistente. Para detectar este pico madre, se puede realizar un reanálisis del espectro con una energía de haz electrónico mucho menor, lo que provocará que su intensidad crezca a expensas de los otros picos. Otra opción consiste en aumentar el tamaño de la muestra, lo que induce colisiones bimoleculares y resulta en una transferencia de protones, produciendo un pico más prominente de M+1.

Además, se han comenzado a preferir técnicas como la Ionización Química (CI) o la Ionización de Fusión (FI), ya que permiten obtener picos mucho más intensos de M o M+1. En estas técnicas, la cantidad de información sobre la composición isotópica y la estructura molecular se incrementa significativamente.

El análisis de los picos isotópicos también permite deducir la fórmula empírica de un compuesto, evaluando las intensidades de los picos M+1, M+2, etc., en relación con el pico base. Los picos isotópicos se deben a la abundancia natural de ciertos isótopos más pesados en algunas moléculas de la muestra. Por ejemplo, un compuesto que contiene un solo átomo de carbono generará un pico M+1 con una intensidad del 1,08% respecto al pico base debido a que el 1,08% de las moléculas contienen un átomo de 13C. Si el compuesto contiene dos átomos de carbono, el pico M+1 será del 2,16% de la intensidad del pico base, y un pico M+2 se generará por moléculas que contienen dos átomos de 13C, con una intensidad relativa del 0,01%.

La presencia de ciertos elementos, como el cloro, el bromo o el azufre, también puede inferirse de manera efectiva. Un pico M+2 más grande de lo normal indica la presencia de cloro o bromo, mientras que un pico M+1 pequeño sugiere la presencia de elementos monoisotópicos como el yodo, el flúor o el fósforo. Para ayudar en la interpretación de los espectros y en la deducción de la fórmula molecular, existen tablas específicas que facilitan la correlación de las fórmulas moleculares con las masas madre y las proporciones de los picos isotópicos. Estas tablas fueron desarrolladas por Beynon y contienen información sobre todos los posibles fórmulas moleculares de compuestos que contienen carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno hasta un peso molecular de 500, junto con los ratios calculados de los picos isotópicos.

En estas tablas también se incluyen los cálculos de las intensidades relativas de los picos M+2, M+4, M+6, etc., para compuestos que contienen átomos de cloro o bromo. La presencia de nitrógeno en una molécula puede eliminarse siguiendo la llamada “regla del nitrógeno”. Según esta regla, una molécula con un peso molecular par no debe contener nitrógeno, o debe contener un número par de átomos de nitrógeno.

El análisis de los espectros de masas, en combinación con la observación de los picos isotópicos y las tablas de referencia, permite la identificación de compuestos con una precisión notable. Además, el número de sitios insaturados en una molécula, como anillos, dobles o triples enlaces, también puede ser determinado, lo que ayuda a completar el análisis estructural. Un método común para calcular los sitios insaturados es:

Nuˊmero de sitios insaturados=(HidroˊgenosNitroˊgenosHaloˊgenos)(Carbonos+1)2\text{Número de sitios insaturados} = \frac{(\text{Hidrógenos} - \text{Nitrógenos} - \text{Halógenos})}{(\text{Carbonos} + 1)} - 2

Este análisis estructural puede ser fundamental para deducir la forma exacta de la molécula, especialmente en compuestos complejos.

Para los lectores interesados en un entendimiento más profundo, es importante reconocer que la fragmentación no solo está gobernada por reglas físicas y químicas generales, sino también por la forma específica en que las moléculas se rompen bajo la influencia del haz de electrones. El patrón de fragmentación puede, en muchos casos, ayudar a deducir la estructura subyacente del compuesto a nivel atómico, proporcionando así un cuadro más completo de la composición molecular. La fragmentación sigue patrones que dependen de la naturaleza química de los enlaces y de las estructuras presentes en la molécula, lo que da lugar a una serie de picos en el espectro que corresponden a diferentes fragmentos.

¿Cómo funciona la espectroscopía fotoacústica y cuáles son sus aplicaciones más relevantes?

La espectroscopía fotoacústica es una técnica avanzada de análisis que se basa en el efecto fotoacústico, el cual ocurre cuando un material sólido absorbe radiación electromagnética y, como resultado, genera ondas acústicas. Este fenómeno es similar al observado en los gases, donde la relajación no radiante de la sustancia absorbente provoca un flujo térmico periódico hacia el gas circundante, lo que genera fluctuaciones de presión detectables por un micrófono. La clave de esta técnica radica en que solo la radiación absorbida por el material sólido produce señales, mientras que la luz reflejada o dispersada no afecta la medición. Esta propiedad de no interferencia por radiación reflejada o dispersada es una de las características más importantes del método, permitiendo mediciones precisas incluso en condiciones donde otras técnicas podrían ser problemáticas.

La medición en espectroscopía fotoacústica se lleva a cabo mediante un sistema que captura el espectro de la lámpara de referencia, luego registra el espectro del material de muestra, y finalmente corrige cualquier variación en la salida de la lámpara durante la adquisición de datos. Esto se logra mediante el uso de sistemas de procesamiento digital, que permiten obtener una espectroscopía precisa y corregida. Sin embargo, la técnica también tiene algunas limitaciones, principalmente relacionadas con el posible desplazamiento o "deriva" de la fuente de luz y los detectores. Para minimizar estos efectos, se han desarrollado espectrómetros de doble haz, los cuales emplean dos celdas de muestra, una con el material de referencia y otra con el material que se desea analizar.

En cuanto a sus aplicaciones, la espectroscopía fotoacústica ha demostrado ser extremadamente útil en diversos campos. Un ejemplo notable es su uso en el análisis de componentes sanguíneos. En estudios de sangre, la espectroscopía fotoacústica permite obtener espectros sin necesidad de separar los componentes de la sangre, como las células sanguíneas o el plasma. A diferencia de la espectroscopía convencional, que a menudo no proporciona espectros satisfactorios debido a la fuerte dispersión de luz de las células sanguíneas y otras moléculas en la sangre, la espectroscopía fotoacústica ofrece una forma eficaz de realizar estudios espectroscópicos sin interferencias significativas.

Otro campo donde esta técnica es útil es en la identificación de compuestos orgánicos. En la separación de compuestos por cromatografía en capa fina, la espectroscopía fotoacústica puede proporcionar espectros directamente sobre las placas de cromatografía, lo que facilita la identificación rápida de sustancias sin necesidad de disolventes adicionales, lo cual es ventajoso en términos de eficiencia y ahorro de tiempo. Este enfoque se ha empleado para la identificación de compuestos tales como la nitroanilina, el benxilirrén y varios otros compuestos orgánicos complejos.

Además, la espectroscopía fotoacústica se ha utilizado en el estudio de materiales semiconductores, productos naturales, tejidos animales, recubrimientos superficiales y superficies catalíticas. En cada uno de estos campos, la capacidad de obtener espectros precisos sin necesidad de alterar las muestras proporciona una ventaja significativa, especialmente cuando se trata de materiales sensibles o complejos.

La espectroscopía fotoacústica también ha demostrado ser eficaz en el análisis de componentes de sólidos en la región del infrarrojo medio. En estos casos, las técnicas de transformada de Fourier son necesarias para obtener relaciones de señal a ruido satisfactorias, y las celdas fotoacústicas se pueden integrar como accesorios a instrumentos de transformada de Fourier para realizar estas mediciones con mayor precisión.

Es importante que el lector entienda que, aunque la espectroscopía fotoacústica ofrece muchas ventajas, como la capacidad de trabajar con muestras complejas sin alterarlas, la técnica aún depende de ciertos factores como la estabilidad del sistema de detección y la precisión del procesamiento digital de los datos. Además, para obtener resultados óptimos en estudios específicos, como los realizados en el infrarrojo medio, el uso adecuado de equipos complementarios como la transformada de Fourier es esencial para mejorar la calidad de los espectros obtenidos. Las aplicaciones de la espectroscopía fotoacústica continúan expandiéndose en la investigación científica, abriendo nuevas posibilidades en campos como la biomedicina, la química de materiales y la ingeniería de superficies.

¿Cómo influye el entorno en los espectros de resonancia magnética nuclear y cómo se interpretan los desplazamientos químicos en diferentes núcleos?

La absorción de fluor en los espectros de resonancia magnética nuclear (RMN) muestra una notable sensibilidad al entorno químico. En este sentido, los desplazamientos químicos resultantes pueden extenderse a lo largo de un rango aproximado de 300 ppm, mientras que los desplazamientos para el protón se limitan generalmente a un máximo de 20 ppm. Este fenómeno indica que el entorno afecta de manera significativa la señal de fluor, mucho más que en el caso del protón. Además, el disolvente juega un papel más relevante en la determinación de las posiciones de los picos de fluor en comparación con los protones. Aunque las correlaciones empíricas entre los desplazamientos de fluor y la estructura son relativamente escasas, en comparación con los datos disponibles sobre el comportamiento del protón, es probable que en el futuro se desarrollen nuevas metodologías, especialmente para la investigación estructural de compuestos orgánicos que contienen flúor.

En cuanto al fósforo-31, este núcleo también exhibe picos nítidos en la RMN, con desplazamientos químicos que se extienden sobre un rango de hasta 700 ppm. La frecuencia de resonancia del fósforo-31, a 14,092 G, es de 24.3 MHz. Diversas investigaciones, particularmente en el campo de la bioquímica, han correlacionado los desplazamientos químicos de este núcleo con la estructura molecular.

Por otro lado, la RMN de carbono-13 es notablemente menos compleja que la de protones por dos razones principales. En primer lugar, los desplazamientos químicos entre los núcleos de carbono-13 en diferentes entornos químicos pueden diferir hasta 200 ppm, mientras que las diferencias de desplazamiento para los protones rara vez superan los 10 ppm. En segundo lugar, debido a que la abundancia isotópica natural de carbono-13 es solo del 1.1%, no se observa acoplamiento entre los núcleos de carbono-13. Sin embargo, el acoplamiento entre los núcleos de carbono-13 y los protones sí ocurre, aunque en la práctica se puede eliminar mediante una técnica llamada "desacoplamiento por ruido", lo que da como resultado espectros aún más sencillos. Este desacoplamiento se lleva a cabo irradiando la muestra sobre un rango amplio de frecuencias que cubren todas las resonancias de protones en la muestra, mientras se observan las señales de carbono-13.

En algunos casos, el acoplamiento entre carbono-13 y protones puede proporcionar información estructural útil, y esto se puede lograr mediante una técnica llamada "desacoplamiento fuera de resonancia". Este método permite observar únicamente el acoplamiento entre los núcleos de carbono-13 y los protones directamente unidos a ellos. La interpretación de los espectros de carbono-13, como se ve en ejemplos de moléculas como el acetato de fenil etilo o el 2-butanol, depende de los efectos de la electronegatividad y la anisotropía de la misma manera que en los protones, pero de forma más compleja. Por ejemplo, los picos de resonancia de los átomos de carbono-13 se ven desplazados por la proximidad de átomos de oxígeno o grupos carbonilo, lo que refleja cómo la estructura molecular influye en las características espectroscópicas.

En términos de avances, la RMN de carbono-13 tiene varias ventajas sobre la de protones, especialmente en la elucidación de estructuras orgánicas y bioquímicas. A diferencia de la RMN de protones, que suele centrarse en los átomos periféricos de una molécula, la RMN de carbono-13 proporciona información sobre la columna vertebral de las moléculas. Además, la mayor amplitud de desplazamientos químicos de los átomos de carbono-13 (aproximadamente 200 ppm frente a los 10-15 ppm de los protones) permite una mejor resolución de picos, lo que facilita la observación de picos individuales para cada átomo de carbono en moléculas con pesos moleculares que oscilan entre 200 y 400.

Una técnica avanzada en RMN es la resonancia magnética nuclear de doble irradiación (NDMR), que utiliza dos frecuencias de radio para investigar acoplamientos entre núcleos. Este tipo de espectroscopía resulta especialmente útil cuando los espectros presentan bandas de resonancia superpuestas. El método de desacoplamiento por spin-spin en NDMR permite eliminar la interacción entre ciertos núcleos, simplificando la interpretación de espectros complejos. A través de la irradiación selectiva de núcleos en una molécula, se pueden estudiar acoplamientos de largo alcance o entre diferentes isotopos, como el hidrógeno-1 y el flúor-19. Esto abre nuevas posibilidades para la investigación estructural de compuestos más complejos.

Además, la técnica de NDMR también tiene aplicaciones en el análisis de compuestos que presentan intercambios rápidos de protones, como ocurre en los alcoholes o en los sistemas con deuterio, mejorando la resolución y la comprensión de las interacciones moleculares.