El pescado es una de las fuentes más ricas en nutrientes esenciales, y al combinarlo con ingredientes frescos y saludables, se pueden crear platos deliciosos y equilibrados. Entre los diferentes tipos de pescado, el salmón destaca por su alto contenido en ácidos grasos omega-3, lo que lo convierte en una excelente opción para la salud cardiovascular. Sin embargo, no siempre es fácil prepararlo de manera perfecta, por lo que es importante tener en cuenta algunos consejos prácticos al cocinarlo.

Una forma sencilla y sabrosa de preparar el salmón es dorarlo en una sartén con un poco de aceite de oliva. Comienza cocinando el pescado con la piel hacia abajo durante 3-5 minutos, hasta que esté bien dorado. Luego, gira el salmón y cocina por otros 3-4 minutos, hasta que esté completamente cocido. Este método resalta la textura y el sabor del pescado, creando una capa crujiente por fuera y jugosa por dentro. Para darle un toque adicional de sabor, puedes añadir un caldo o agua en la sartén, seguido de crème fraîche, jugo de limón, perejil fresco y salsa de pescado. Cocina la mezcla durante un minuto a fuego alto hasta que se caliente bien. Esta salsa cremosa será el acompañante perfecto para el salmón, resaltando su sabor sin restarle protagonismo.

Cuando se trata de elegir el tipo de salmón, es recomendable optar por las darnes, ya que las tradicionales "steaks" de salmón suelen ser más difíciles de cocinar de manera uniforme. Además, siempre es preferible elegir salmón orgánico si es posible, ya que es más sostenible y saludable. El uso de un caldo bajo en sal, como el de la marca Marigold, es otra opción excelente para quienes buscan mantener un control sobre el consumo de sodio.

Una vez que hayas dominado la receta básica de salmón, puedes probar algunas variaciones como los pasteles de pescado. Los pasteles de pescado son una excelente forma de utilizar sobras de salmón o cualquier otro pescado que tengas. Por ejemplo, puedes hacer deliciosos pasteles de salmón con puré de batata, un ingrediente que aporta dulzura y textura. Mezcla el salmón desmenuzado con el puré de batata, un huevo batido y un poco de eneldo fresco picado. Luego, forma pequeñas porciones y cocínelas en una sartén con aceite de oliva durante unos minutos por cada lado. Estos pasteles se sirven mejor con una salsa romesco, que aporta un toque de sabor y una textura cremosa que complementa perfectamente el pescado.

Si prefieres un toque más fresco y verde, los pasteles de pescado con mackerel ahumado, brócoli y guisantes son una opción maravillosa. En este caso, las patatas, las batatas, los guisantes y el brócoli se cocinan juntos antes de ser mezclados con el pescado ahumado, el perejil fresco y la mostaza de Dijon. Después, se forman los pasteles y se cocinan hasta que estén dorados y crujientes. Servidos con una ensalada verde, estos pasteles ofrecen una combinación perfecta de sabores y texturas.

Otra opción para aquellos que buscan alternativas vegetarianas son las hamburguesas de remolacha. Este plato es ideal para quienes prefieren evitar el pescado, pero aún desean disfrutar de una comida nutritiva y deliciosa. Las hamburguesas de remolacha se preparan con cebolla, ajo, arroz integral, lentejas verdes y remolacha rallada, todo mezclado con mantequilla de almendra o maní. Estas hamburguesas son fáciles de hacer y se pueden almacenar en el congelador para disfrutarlas más adelante. Al igual que los pasteles de pescado, se cocinan en una sartén con un poco de aceite de oliva hasta que estén doradas y crujientes por fuera.

Finalmente, un plato que siempre será bien recibido es el ragú de lentejas verdes y vegetales. Este tipo de ragú, que se puede preparar de manera similar a un boloñés, es una excelente forma de incorporar más vegetales a la dieta sin sacrificar el sabor. Los ingredientes como zanahorias, apio, cebolla y tomate se cocinan lentamente junto con las lentejas verdes y se sazonan con hierbas como albahaca y orégano. Este ragú es perfecto para acompañar pasta de calabacín espiralizada o, si prefieres, una lasaña de berenjena y lentejas.

Lo esencial al preparar estos platos es la simplicidad de los ingredientes, pero también la calidad de los mismos. Siempre que sea posible, opta por productos orgánicos, frescos y de temporada. Al mismo tiempo, es fundamental no sobrecargar de ingredientes, para que el sabor principal del pescado o la proteína vegetal sea el protagonista del plato. No tengas miedo de experimentar con nuevas combinaciones, ya que la cocina saludable no tiene por qué ser aburrida ni monótona.

¿Cómo preparar salsas y acompañamientos versátiles para realzar tus platos?

Las salsas son una parte esencial de la cocina, ya que no solo añaden sabor y textura, sino que también permiten personalizar los platos según el gusto de cada comensal. Ya sea que se trate de un curry aromático, una salsa fresca para ensaladas o una combinación cremosa para acompañar carnes y pescados, las posibilidades son infinitas. A continuación, exploramos varias recetas de salsas que no solo son fáciles de preparar, sino también llenas de sabor y versatilidad.

Comencemos con una salsa básica, pero a la vez compleja en sabor: la salsa de curry. Para preparar esta receta, primero se calienta un poco de aceite en una sartén grande a fuego bajo. Se agregan cebolla y apio picados, cocinando hasta que estén suaves. Si las cebollas empiezan a dorarse demasiado, se puede añadir un poco de agua y tapar la sartén para evitar que se quemen. Después se incorpora el ajo picado, cocinando un minuto más. Se añaden las especias como el garam masala, cúrcuma y jengibre en polvo, que se cocinan durante unos minutos hasta liberar sus aromas. A continuación, se agrega caldo vegetal caliente y se remueve bien. Una vez que la mezcla comienza a burbujear, se incorporan manzanas cortadas, coco rallado, puré de tomate o ketchup, chutney de mango, y sal y pimienta al gusto. Se deja hervir a fuego lento durante unos 15 minutos, y si se desea, se puede agregar cualquier tipo de verdura o carne al gusto. Esta salsa puede guardarse en un frasco en la nevera durante una semana, o congelarse para su uso posterior.

Otra receta interesante es la salsa de pimientos, que puede acompañar desde carnes asadas hasta pastas. Para prepararla, se asan pimientos rojos o amarillos en el horno hasta que la piel esté bien dorada y carbonizada. Tras dejarlos enfriar, se les quita la piel, el tallo y las semillas. Luego, se sofríe cebolla en una sartén con un poco de aceite y se agregan los pimientos asados junto con caldo vegetal. Se deja hervir y luego se cocina a fuego lento durante unos 20 minutos. Después, se bate la mezcla hasta obtener una textura suave, y se sazona al gusto. Esta salsa se conserva hasta por cuatro días en la nevera o puede congelarse en porciones pequeñas durante tres meses.

La salsa de manzana es otra opción que no debe faltar en la cocina, especialmente como acompañamiento de carnes como el cerdo. Se cocinan manzanas Granny Smith con agua y jugo de limón hasta que se deshagan completamente. Esta salsa también se puede utilizar como base para otros platos de repostería o como topping para cereales y yogur. Es muy fácil de almacenar en la nevera durante una semana, o se puede congelar durante tres meses.

La salsa Romesco, originaria de Tarragona, es un clásico en la cocina catalana, y se prepara con pimientos rojos asados, almendras, ajo, vinagre de jerez, tomate concentrado y pimentón ahumado. Esta salsa es ideal para acompañar pescados o carnes a la parrilla. Se mezcla todo en un procesador de alimentos y se agrega aceite hasta conseguir una consistencia suave. Al igual que las demás, se conserva bien en la nevera durante una semana.

Otra salsa interesante es la salsa Yakitori, ideal para glasear carnes como pollo o pescado. Esta salsa se hace con salsa de soja, mirin, ajo, jengibre, sake y stevia, y se espesa con polvo de arrurruz. Después de preparar la salsa, se puede usar como un glaseado para brochetas de pollo o incluso para salmones a la parrilla. Esta salsa se conserva indefinidamente en la nevera y permite una gran versatilidad en la cocina.

Finalmente, la salsa Creosa es un acompañamiento ideal para barbacoas y carnes a la parrilla. Con tomates frescos, pepinos, cebollas rojas, pimientos y encurtidos, se crea una mezcla fresca y sabrosa, que se adereza con aceite de oliva, vinagre de vino tinto y mostaza Dijon. Esta salsa se conserva bien por varios días en la nevera y es perfecta para complementar platos de verano.

Cada una de estas salsas no solo es una receta por sí misma, sino que también representa una base para innumerables combinaciones. Ya sea que busques una salsa suave y cremosa, como la de curry, o una opción fresca y ácida como la de pimientos o manzana, hay opciones para todos los gustos. La clave es no tener miedo de experimentar y ajustar los sabores según las preferencias personales. Además, siempre es recomendable preparar las salsas con anticipación, ya que muchos de estos sabores se desarrollan mejor después de reposar un tiempo. Las salsas caseras no solo son más saludables que las comerciales, sino que también ofrecen la oportunidad de personalizar los ingredientes para adaptarse a las necesidades dietéticas de cada persona, ya sea reduciendo el azúcar, eligiendo productos sin gluten o incorporando especias locales.