El proceso de gasificación de biomasa es una conversión termochema, donde los residuos sólidos de biomasa se transforman en gas productor, que contiene hidrógeno, monóxido de carbono, dióxido de carbono, metano y nitrógeno, dependiendo del agente gasificante utilizado. Este gas se somete a una serie de filtros y procesos de limpieza para eliminar impurezas y partículas no deseadas, con el objetivo de optimizar su uso en motores o turbinas para generación de energía.
El gas productor que se genera en el gasificador pasa primero a través de un separador ciclónico, donde se eliminan eficientemente las partículas de mayor tamaño (superiores a 5 μm). Posteriormente, el gas se filtra mediante un filtro de carbón seco, que captura partículas de menor tamaño. El gas se enfría a unos 50°C con la ayuda de una torre de refrigeración, cuyo propósito es condensar el alquitrán del gas productor. A continuación, se pasa por dos filtros de biomasa, que eliminan la humedad y otras partículas residuales. Finalmente, el gas pasa por un filtro de tela, que retiene las partículas más finas antes de que el gas entre al motor. El motor es arrancado con la ayuda de una batería y, en un período de entre 15 y 20 minutos, alcanza una condición estable de suministro de combustible.
La gasificación se lleva a cabo en una serie de zonas dentro del reactor de gasificación: la zona de secado, la zona de pirólisis, la zona de oxidación y la zona de reducción. Estos procesos son cruciales para la transformación de la biomasa en gas productor, y cada uno de ellos cumple con una función específica en la conversión de la energía contenida en la biomasa en una mezcla de gases combustibles.
En la zona de secado, la biomasa pierde humedad, lo que ocurre a temperaturas superiores a los 100°C, sin que haya descomposición de la biomasa en sí. En la zona de pirólisis, la biomasa se descompone térmicamente en ausencia de oxígeno, produciendo gases como hidrógeno, monóxido de carbono, metano, agua y dióxido de carbono, así como alquitranes y carbón. Esta reacción de desvolatilización es irreversible, y la energía necesaria para esta transformación proviene de la zona de oxidación. Esta zona es donde se genera la energía necesaria para las reacciones endotérmicas, y la temperatura varía entre 800 y 1200°C. En la zona de reducción, sin oxígeno, ocurren una serie de reacciones químicas de alta temperatura, como la reacción del gas de agua, la reacción de Boudouard y la reacción de desplazamiento de gas de agua.
El gas productor resultante de la gasificación de biomasa puede ser utilizado de diversas formas: en motores de gas o turbinas de gas para la producción de energía mecánica o eléctrica, para calefacción y procesos industriales, para convertirlo en combustibles líquidos como la gasolina o el diésel mediante procesos químicos adicionales, o para producir productos químicos y otros derivados. De este modo, la gasificación representa una opción eficiente para aprovechar la biomasa de manera sostenible, transformando un recurso renovable en energía utilizable.
Existen diferentes tipos de reactores de gasificación, cada uno con sus ventajas y limitaciones. Los más comunes son los gasificadores de lecho fijo, lecho fluidizado y lecho suspendido. El gasificador de lecho fijo es relativamente simple en su construcción y adecuado para aplicaciones de pequeña y mediana escala. Este tipo de gasificador puede ser de tres tipos: gasificador de corriente ascendente, gasificador de corriente descendente y gasificador de corriente transversal. El gasificador de corriente descendente es preferido en la mayoría de las aplicaciones prácticas de gasificación de biomasa debido a varias ventajas.
Entre estas ventajas se incluyen su mayor eficiencia de conversión, ya que los gasificadores de corriente descendente convierten una mayor proporción de la energía del material en gas productor. Además, producen gases con un contenido de alquitrán más bajo, lo cual es beneficioso para evitar problemas en los procesos posteriores. También tienen una flexibilidad de combustible superior, ya que pueden utilizar una amplia variedad de biomasa, incluyendo astillas de madera, residuos agrícolas y otros materiales. Por último, su diseño simple facilita su construcción y operación, lo que los hace adecuados para lugares remotos con recursos técnicos limitados.
El rendimiento de la gasificación de biomasa ha sido probado en sistemas piloto de generación de energía. En uno de estos sistemas, se gasificaron tres tipos de biomasa: cáscara de arroz, astillas de madera y briquetas de hojas secas. Los gases generados se analizaron a través de cromatografía de gases, y los principales componentes combustibles del gas productor fueron el hidrógeno (H2), el monóxido de carbono (CO) y el metano (CH4). Los resultados mostraron que la concentración de estos gases variaba dependiendo del tipo de biomasa utilizada. Por ejemplo, la cáscara de arroz presentó una concentración de H2 del 7.51%, CO del 17.81% y CH4 del 5.23%, mientras que las briquetas de hojas secas tuvieron una concentración de H2 del 6.85%, CO del 16.32% y CH4 del 3.86%. Estos resultados subrayan la importancia de la composición del gas productor, que depende directamente de la biomasa utilizada como materia prima.
Es fundamental comprender que el proceso de gasificación no solo implica la transformación de la biomasa en gas, sino también un manejo y filtrado exhaustivo del gas para que pueda ser utilizado de manera eficiente. Además, la elección del gasificador adecuado y la selección del agente gasificante juegan un papel crucial en el rendimiento del proceso. A medida que se continúa investigando y perfeccionando la gasificación de biomasa, se prevé que este proceso pueda ser una solución más sostenible y rentable para la producción de energía a partir de fuentes renovables.
¿Cómo está transformando la energía solar el futuro energético de India?
El sector solar en India ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años, tanto en términos de capacidad instalada como en el impacto positivo sobre la economía y el medio ambiente. India, con su vasto potencial solar debido a su ubicación geográfica y niveles de radiación solar favorables, ha comenzado a aprovechar esta fuente de energía renovable de manera sustancial, alineándose con sus compromisos internacionales para reducir las emisiones de carbono. En 2020, la capacidad instalada de energía solar de la India superó los 35 GW, una cifra que subraya el avance hacia los objetivos climáticos del país, como la meta de emisiones netas cero para 2070, anunciada en la COP26 en 2021.
Uno de los principales impulsores de este crecimiento ha sido el desarrollo de grandes parques solares. El Parque Solar de Bhadla, en Rajasthan, es un ejemplo destacado, con una capacidad de 2,25 GW, lo que lo convierte en la planta solar más grande de la India. Además, las iniciativas gubernamentales, como el lanzamiento de la Misión Solar Nacional Jawaharlal Nehru (JNNSM) en 2010, han sido fundamentales para incentivar la inversión, impulsar el desarrollo de infraestructuras solares y fomentar la adopción de energía limpia a través de políticas que promueven la investigación, el desarrollo y la innovación en el sector.
El enfoque de la India ha sido integral, no solo enfocándose en la expansión de instalaciones solares a gran escala, sino también en la promoción de sistemas solares distribuidos. Esto ha permitido que la energía solar llegue a comunidades rurales y áreas desatendidas, proporcionando acceso a electricidad donde antes no estaba disponible. Además, los sistemas fotovoltaicos instalados en techos, especialmente en estados como Gujarat y Maharashtra, han permitido a los hogares y empresas generar su propia energía, lo que reduce la dependencia de fuentes convencionales y fomenta la autosuficiencia energética.
La adopción de la energía solar en India también tiene un impacto positivo en el empleo. Se estima que el sector de las energías renovables distribuidas, como los sistemas solares fotovoltaicos, ha generado alrededor de 80,000 empleos en el país, un número que se espera continúe aumentando en los próximos años. Este crecimiento en el empleo es clave para abordar los desafíos del desempleo juvenil y contribuir al desarrollo económico en áreas donde las oportunidades laborales son limitadas.
Por otro lado, las políticas gubernamentales están alineadas con los Objetivos Nacionales de Cambio Climático (NDC, por sus siglas en inglés), que buscan reducir las emisiones de CO2 en un 45% en comparación con los niveles de 2005. Estas medidas incluyen incentivos para las empresas que invierten en energías renovables y una serie de reformas regulatorias para mejorar la eficiencia de las instalaciones solares. El sector solar se ve como un elemento esencial para alcanzar este objetivo, no solo por su capacidad para generar electricidad limpia, sino también por su papel en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio hacia una economía baja en carbono.
A medida que el país avanza en su transición energética, el sector solar se está posicionando como una piedra angular de su estrategia de desarrollo sostenible. Además de su impacto positivo en la reducción de emisiones, la energía solar también está contribuyendo al crecimiento de la economía india al diversificar su matriz energética y reducir su dependencia de los combustibles fósiles importados. Las estimaciones sugieren que la energía solar podría contribuir con un 40% de la reducción necesaria en las emisiones del sector energético, lo que representa un ahorro significativo en términos de carbono y recursos naturales.
Con vistas al futuro, el gobierno de la India ha establecido metas ambiciosas, como alcanzar una capacidad de 500 GW de energías renovables para 2030, de los cuales una proporción significativa provendrá de la energía solar. Esta visión demuestra el compromiso del país con la sostenibilidad y el cambio climático, a la vez que se asegura de que el crecimiento económico no se vea comprometido por el uso de energías no renovables.
El sector solar en India está evolucionando rápidamente, no solo en términos de infraestructura, sino también en la adopción de nuevas tecnologías. La continua innovación en paneles solares, que incluyen avances en la eficiencia y la reducción de costos, está permitiendo que esta fuente de energía sea cada vez más accesible. Además, las investigaciones en almacenamiento de energía y redes inteligentes podrían desbloquear aún más el potencial de la energía solar, permitiendo una integración más eficiente y fiable en la red eléctrica nacional.
Finalmente, es crucial comprender que la transición energética hacia fuentes renovables no se trata únicamente de la adopción de nuevas tecnologías, sino de un cambio fundamental en la forma en que India piensa sobre la energía. La energía solar no solo representa una solución técnica, sino también una oportunidad para transformar la economía, reducir las disparidades sociales y contribuir al bienestar del planeta. Por tanto, la implementación de políticas públicas y el compromiso de la industria privada serán esenciales para asegurar que este proceso se lleve a cabo de manera efectiva y sostenible a largo plazo.
¿Cómo los sistemas de almacenamiento de energía y la recuperación de calor impactan en la eficiencia energética de los edificios?
El almacenamiento térmico de energía (TES) y la recuperación de calor en los edificios han demostrado ser soluciones clave para mejorar la eficiencia energética, especialmente cuando se utilizan materiales de cambio de fase (MPCM, por sus siglas en inglés). Estos sistemas permiten una gestión más eficiente de la energía térmica, optimizando su almacenamiento y reduciendo los costos energéticos al disminuir la demanda de energía en picos de consumo. Diversos estudios han indicado que la integración de MPCMs en productos de construcción, como paneles de yeso, mortero de cemento y textiles, permite regular la temperatura de los espacios sin necesidad de recurrir a sistemas de calefacción o refrigeración convencionales.
En términos de ahorro económico, el uso de sistemas TES ha mostrado resultados impresionantes. Por ejemplo, durante la semana cálida del invierno de diciembre de 1989, se logró un ahorro significativo tanto en el uso de electricidad como en los cargos por demanda, demostrando la eficacia de este tipo de sistemas frente a las soluciones tradicionales. Este tipo de ahorro no solo beneficia la economía de los edificios, sino que también contribuye a la reducción de la huella de carbono al disminuir la dependencia de fuentes de energía menos sostenibles.
Además, el almacenamiento de energía solar a través de plantas de energía solar concentrada (CSP) ha ganado relevancia como método eficiente para la generación de electricidad. Este tipo de tecnología utiliza espejos para concentrar la luz solar hacia un receptor donde la energía solar se almacena en forma de calor. Este calor, a su vez, se usa para generar vapor y activar turbinas que producen electricidad. Sin embargo, los sistemas tradicionales de CSP enfrentan ciertas limitaciones, sobre todo en regiones frías donde el agua utilizada como fluido de transferencia de calor (HTF) puede congelarse. Para superar este inconveniente, se han integrado sistemas de almacenamiento de energía térmica de ciclo completo (PPC), que mejoran la eficiencia global del sistema, al mismo tiempo que incrementan la capacidad de generación de energía y estabilizan la red eléctrica.
Los sistemas PPC también permiten almacenar energía durante las horas de mayor radiación solar, lo que extiende la capacidad de generación eléctrica incluso durante la noche o en días nublados. Este almacenamiento también ayuda a reducir los costos operativos, mejorando la fiabilidad del sistema y alargando su vida útil al disminuir la carga durante las horas pico.
Otro avance importante en el almacenamiento de energía solar se da con los generadores termofotovoltaicos solares (STPV), que convierten la energía solar directamente en electricidad a través de un proceso de conversión térmica. Estos sistemas, al igual que los CSP, se benefician de la integración de PPC, lo que asegura una fuente de energía constante al liberar el calor almacenado durante la noche. Los avances en el diseño de estos sistemas permiten una conversión más eficiente y un mejor aprovechamiento de la energía almacenada.
El almacenamiento de energía en dispositivos termoelectricos solares (STEG) también ha demostrado ser una tecnología prometedora. En este caso, la energía solar concentrada se convierte en calor y se utiliza para crear un gradiente térmico que genera electricidad. Aunque la eficiencia de conversión sigue siendo limitada, la mejora en los materiales termoeléctricos podría aumentar significativamente el rendimiento de estos sistemas en el futuro.
Un aspecto clave en la optimización de estos sistemas es el uso de materiales de cambio de fase (PCMs), que son capaces de almacenar energía en forma de calor latente. Estos materiales no solo almacenan la energía de manera eficiente, sino que también permiten una liberación controlada de la energía almacenada, lo que mejora el rendimiento general del sistema. Sin embargo, el uso de PCM en sistemas CSP enfrenta ciertos desafíos, como la superenfriamiento y la corrosión, que pueden afectar su rendimiento a largo plazo. La encapsulación de estos materiales es una solución prometedora para minimizar estos problemas.
En cuanto a la recuperación de calor residual, se está convirtiendo en una parte esencial de los procesos industriales modernos. El calor que tradicionalmente se pierde en la mayoría de las industrias ahora puede aprovecharse mediante el uso de PCMs, contribuyendo a la eficiencia energética en la generación de electricidad y reduciendo la dependencia de fuentes de energía externas. Este enfoque no solo tiene beneficios económicos, sino que también es crucial para alcanzar metas más ambiciosas en términos de sostenibilidad.
Es importante señalar que, si bien estos avances en el almacenamiento de energía y recuperación de calor ofrecen soluciones efectivas, el diseño e implementación de estos sistemas requiere una planificación cuidadosa y una evaluación adecuada de las condiciones locales. El rendimiento de los materiales de cambio de fase, por ejemplo, depende de factores como la temperatura ambiente, la radiación solar disponible y las características específicas del edificio o proceso industrial. Además, la tecnología está en constante evolución, por lo que es fundamental mantenerse informado sobre los últimos avances y adaptarlos a las necesidades particulares de cada proyecto.
¿Cómo afectan los enfoques MCDM en la priorización de estrategias energéticas?
La toma de decisiones multi-criterio (MCDM, por sus siglas en inglés) es una herramienta esencial para abordar problemas complejos que involucran varios factores, criterios y objetivos. Este tipo de análisis tiene la capacidad de resolver problemas que no solo son multifacéticos, sino que también requieren una evaluación profunda de distintas alternativas en función de diversos atributos. Dentro de este marco, se abordan cuestiones como la preferencia del tomador de decisiones, las alternativas disponibles, los criterios establecidos y, finalmente, los resultados esperados, lo cual conforma un proceso estructurado en cinco pasos fundamentales: objetivo, preferencia del decisor, criterios, alternativas y resultados.
En términos generales, los métodos MCDM se dividen en dos categorías principales: la toma de decisiones multi-objetivo (MODM) y la toma de decisiones multi-atributo (MADM). Si bien la clasificación de ambos métodos es similar, la diferencia radica en el número de alternativas que se deben considerar. La MADM, en particular, se enfrenta a un desafío significativo al evaluar un número menor de alternativas, lo que incrementa la complejidad de la comparación y, por ende, de la toma de decisiones. Para obtener un resultado final, se lleva a cabo una comparación par a par de las alternativas, tomando en cuenta los atributos considerados. Este enfoque se hace particularmente importante cuando se priorizan estrategias energéticas, ya que las decisiones implican factores técnicos, sociales, económicos, ambientales y muchas veces normativos.
Los modelos MCDM utilizados en la priorización de estrategias energéticas varían dependiendo de la naturaleza del problema y de los objetivos preestablecidos. Entre los modelos más relevantes para la planificación energética se encuentran métodos como el AHP (Proceso Analítico Jerárquico), ANP (Red de Proceso Analítico), ELECTRE, PROMETHEE, VIKOR, TOPSIS, entre otros. Cada uno de estos métodos tiene sus particularidades, ventajas y limitaciones, lo que implica que la selección de un enfoque depende del contexto específico del problema a resolver. Por ejemplo, el método ELECTRE es particularmente útil cuando se busca un enfoque que integre todos los aspectos relacionados con una estrategia, proporcionando una visión global y práctica del problema.
En este sentido, el uso del método ELECTRE en la planificación energética se ha probado eficaz para priorizar alternativas de producción de energía renovable y en la asignación de recursos energéticos, tanto a nivel doméstico como industrial. Este método, que se basa en una relación binaria de "superioridad" entre las alternativas, permite evaluar de manera rigurosa y objetiva qué estrategias son más viables en función de múltiples criterios de decisión.
Por otro lado, el método PROMETHEE, también un enfoque de clasificación de alternativas, se destaca por su habilidad para clasificar alternativas conflictivas mediante un sistema de funciones de preferencia. Este método es especialmente útil cuando se busca establecer un ranking completo de alternativas, y ha sido ampliamente adoptado en sectores como la distribución energética y la evaluación de tecnologías energéticas.
En cuanto a los métodos basados en utilidad, como el AHP y el ANP, estos descomponen un problema complejo en un conjunto jerárquico de decisiones, facilitando la comparación entre alternativas de manera estructurada. El AHP, en particular, ha sido ampliamente utilizado para evaluar distintas tecnologías energéticas, asignando pesos a criterios como la eficiencia, coste, sostenibilidad y viabilidad técnica.
El proceso de toma de decisiones no solo se limita a la aplicación de un único método. En muchos casos, los métodos MCDM se combinan para aprovechar las fortalezas de cada enfoque. Así, la combinación de métodos puede ser una solución efectiva para abordar problemas complejos en la planificación energética, donde la interacción entre diversos factores no solo requiere de un análisis técnico, sino también de una evaluación económica y social exhaustiva.
Es fundamental que el decisor considere que, aunque estos métodos proporcionan resultados más precisos y justificados que las decisiones basadas únicamente en juicio humano o intuición, siempre existen limitaciones inherentes a cualquier modelo. La selección de los criterios de decisión y el establecimiento de las ponderaciones son puntos cruciales que pueden influir significativamente en el resultado final. Además, la complejidad del modelo y la necesidad de datos precisos y actualizados pueden limitar su aplicabilidad en contextos donde la información es escasa o incierta.
En resumen, la utilización de enfoques MCDM en la planificación energética permite tomar decisiones informadas y razonadas que consideran una amplia gama de factores interrelacionados. Sin embargo, la efectividad de estos métodos depende no solo de la calidad de los datos y criterios seleccionados, sino también de una comprensión profunda de cómo interactúan estos factores dentro del sistema energético en cuestión. Es esencial que los tomadores de decisiones sean conscientes de las implicaciones de cada modelo y de los posibles sesgos que puedan introducirse durante el proceso de toma de decisiones.
¿Cómo afecta la geometría del diodo fluídico en el rendimiento de los generadores de energía de olas?
El flujo del fluido a través de un dispositivo de tipo columna de agua oscilante experimenta una serie de fenómenos complejos debido a las características geométricas del sistema y la variabilidad del flujo. En un análisis reciente sobre el comportamiento de los vórtices en este tipo de sistemas, se observa que la dirección de rotación del vórtice se alinea con el camino del flujo, fusionándose con el flujo principal y desapareciendo en el tiempo t′ = 0.706. El fluido que circula a través de la boquilla experimenta un gradiente de presión adverso debido a la pendiente de las paredes de la boquilla, lo que provoca que el fluido se separe de la superficie (ZD). A medida que el punto de silla se desplaza a lo largo del flujo, el vórtice formado sigue creciendo y ocupa toda la longitud de la boquilla en t′ = 0.706. En este proceso, debido al gradiente de presión generado por la superficie de la BD, el fluido aguas abajo de esta sufre una separación. Al mismo tiempo, el fluido en la sección del vaso adquiere mayor momento gracias a su curvatura, lo que mantiene el vórtice adherido a la superficie de la BD (ZE).
Con el aumento del tiempo de flujo, la velocidad del fluido en el pequeño hueco entre la BD y la sección del vaso aumenta, arrastrando el vórtice en la superficie de la BD hacia la sección del vaso, junto con el flujo. Este fenómeno se asemeja al flujo dentro de una cavidad, donde una región de fluido atrapado experimenta un movimiento relativo. La forma toroidal de la sección inicia un vórtice secundario, como se observa en el contorno de las líneas de corriente (ZE) en t′ = 0.866. A medida que el tiempo de flujo aumenta, este vórtice también crece en tamaño. El flujo que sale de la sección toroidal con mayor momento no puede alinearse con un conducto recto, lo que lleva a la formación de una zona de recirculación (ZF) que se expande con el tiempo de flujo. El movimiento rotacional de esta zona se opone al camino del flujo entrante, lo que resulta en una resistencia contra el flujo y, en última instancia, un aumento en la resistencia total del fluido.
Para abordar estos desafíos, la implementación de un diodo fluídico (FD) puede ser una solución eficiente. El diodo fluídico ofrece una resistencia variable al flujo dependiendo de la dirección del mismo, lo que puede usarse junto con una turbina para mejorar el bloqueo del flujo y optimizar el rendimiento global del dispositivo. En particular, la relación de presión en las direcciones de flujo directa e inversa (la "didocidad") juega un papel clave en el rendimiento del sistema. Este fenómeno se ha estudiado en detalle mediante modelos numéricos, donde se investigan tanto las características del flujo estacionario como las transitorias. El diodo fluídico se comporta de manera distinta bajo flujo periódico, experimentando una resistencia al flujo inverso mayor que la que se observa en un flujo estacionario. Esto se debe a la naturaleza dinámica del flujo, donde las intensidades del vórtice son más severas en la dirección inversa.
El diseño de la geometría del diodo fluídico es crucial para determinar su eficacia en estos sistemas. En particular, el diodo fluídico contribuye significativamente a la mejora de la eficiencia de los generadores de energía de olas, especialmente en dispositivos que utilizan una turbina de impulso unidireccional, como los que operan en un entorno de columna de agua oscilante. La implementación de un FD en este tipo de sistemas puede reducir la necesidad de rectificación mecánica del flujo, lo que generalmente implica un desafío significativo en el diseño de dispositivos de energía renovable. Sin embargo, la falta de bloqueo adecuado del flujo puede llevar a un rendimiento deficiente, lo que subraya la importancia de optimizar el diseño y la configuración del sistema de acuerdo con las características del fluido y las condiciones del entorno.
La investigación numérica muestra que, en un dispositivo de energía basado en olas, el FD juega un papel importante al proporcionar una barrera de flujo más eficaz que permite aprovechar mejor la energía del movimiento oscilante del agua. Los dispositivos que emplean un diodo fluídico mejoran la respuesta del sistema a los cambios en la dirección del flujo, lo cual es fundamental para los entornos marinos, donde las condiciones de flujo varían constantemente debido a la naturaleza dinámica de las olas y las corrientes.
La simulación numérica también sugiere que el comportamiento de los vórtices en un FD puede resultar mucho más severo en el flujo inverso, lo que sugiere que la geometría del diodo debe ser diseñada con precisión para minimizar las pérdidas de energía y maximizar la eficiencia general. El análisis de estas características dinámicas del flujo ofrece una perspectiva valiosa para el diseño de futuros dispositivos de aprovechamiento de energía marina, particularmente aquellos que buscan mejorar la integración entre la turbina y el sistema de control del flujo.
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Plan de prevención de lesiones infantiles por accidentes de tráfico para el año escolar 2018–2019
Organización del examen de idioma ruso, historia de Rusia y fundamentos de la legislación de la Federación de Rusia para ciudadanos extranjeros
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