Los sonidos consonánticos en inglés se clasifican según el lugar donde se articulan en la boca, es decir, el área donde los órganos de la articulación, como los labios, los dientes, la lengua y el paladar, interactúan para producir los sonidos. Esta clasificación es fundamental para entender cómo se generan los diferentes sonidos de las palabras y cómo se perciben en el lenguaje hablado. Existen varios tipos de sonidos consonánticos, que se describen según su lugar de articulación. Vamos a explorar las principales categorías de estos sonidos en inglés, desde los más simples hasta los más complejos.
Los sonidos bilabiales, como el [m], se producen cuando ambos labios se juntan. Este tipo de sonido es fácil de identificar, ya que podemos notar la posición de nuestros labios al emitirlos. El sonido [m] es un sonido bilabial sonoro, lo que significa que, mientras lo articulamos, nuestras cuerdas vocales vibran. Este tipo de sonido es frecuente en el idioma inglés, como en palabras como man o mom.
En contraste, los sonidos labiodentales, representados por [f] y [v], se producen al colocar los dientes superiores contra el labio inferior. El sonido [f], como en fine, es sordo, mientras que el [v], como en vine, es sonoro. La diferencia entre ambos radica en si las cuerdas vocales vibran o no al producir el sonido.
Otro grupo importante son los sonidos interdentales, representados por [θ] y [ð], que se producen al colocar la punta de la lengua entre los dientes superiores e inferiores. El [θ], como en thick o bath, es sordo, mientras que el [ð], como en this o brother, es sonoro. Esta distinción es fundamental para diferenciar estos sonidos, y la manera más sencilla de identificarla es sentir si las cuerdas vocales vibran o no durante su emisión.
Los alveolares son sonidos que se producen al colocar la lengua cerca o tocando la zona rugosa justo detrás de los dientes superiores, conocida como la cresta alveolar. Dentro de esta categoría encontramos una amplia variedad de sonidos en inglés, como [t], [d], [s], [z], [n], [r] y [l]. Por ejemplo, [t] y [d] son sonidos similares, pero [t] es sordo, mientras que [d] es sonoro. De manera similar, [s] es un sonido sordo, mientras que [z] es sonoro. El sonido [n] se encuentra en palabras como noon y [l] en palabras como love. El sonido [r] tiene variaciones significativas dependiendo de su posición en la palabra, como se puede escuchar en red o tiger.
A continuación, los sonidos alveopalatales se producen cuando la lengua se aproxima al área del paladar duro, que se encuentra justo detrás de la cresta alveolar. Los sonidos [ʃ] y [ʒ], como en shun (sordo) y pleasure (sonoro), pertenecen a este grupo. La diferencia entre estos sonidos radica en la vibración de las cuerdas vocales, como ocurre con la distinción entre shun y vision. Los sonidos [tʃ] y [dʒ] también son alveopalatales, representando los sonidos sordos y sonoros que se encuentran al inicio de palabras como church y judge, respectivamente.
Los velares se producen cuando la lengua se eleva hacia el velum o paladar blando. Los sonidos [k] y [g] son ejemplos de velares, como en kick y gag, respectivamente. Además, el sonido [ŋ], presente en palabras como sing y long, también es un sonido velar. Este sonido se genera en una posición similar a la [n], pero en la parte posterior de la boca, lo que le da una sonoridad distinta. Es importante notar que el sonido [ŋ] se encuentra comúnmente al final de palabras que terminan en "-ing" o "-ang".
Los labio-velares son sonidos complejos que involucran tanto los labios como el velum. El sonido [w], como en win, se produce al elevar la parte posterior de la lengua hacia el velum y simultáneamente redondear los labios, lo que le otorga una articulación única en este grupo.
Finalmente, los sonidos glotales se producen en la glotis, el espacio entre las cuerdas vocales. El sonido [h], como en hold, es un sonido glotal sordo. Existen también los detenidos glotales, como el [ʔ], que se producen al cerrar brevemente la glotis y luego liberarla, como ocurre en la expresión uh-oh o en algunas pronunciaciones de palabras latinas.
Es importante notar que los sonidos consonánticos en inglés no solo se distinguen por su lugar de articulación, sino también por su manera de producción. Los sonidos nasales, como el [m] y el [n], son aquellos en los que el aire fluye parcialmente por la nariz, en lugar de por la boca. Estos sonidos son comunes en inglés y se producen en diferentes puntos de la cavidad bucal: el [m] se genera en los labios, mientras que el [n] se produce al colocar la lengua contra la cresta alveolar.
Además, aunque en esta clasificación nos hemos centrado principalmente en los lugares de articulación, es fundamental tener en cuenta la variabilidad en la articulación de ciertos sonidos según el contexto en el que se encuentren, lo cual puede afectar la percepción de dichos sonidos. Esta variabilidad es particularmente notable con sonidos como [r] y [l], que pueden cambiar su pronunciación dependiendo de su posición en la palabra.
¿Cómo la Lengua Refleja el Género y la Identidad Social?
El género gramatical es un concepto fundamental que debe entenderse para abordar cuestiones sobre el lenguaje y el género. Este concepto, mencionado previamente en el capítulo 3, hace referencia a las diferentes categorías que los sustantivos pueden tener en varios idiomas, y determina las formas que adoptan artículos, adjetivos e incluso verbos. En idiomas como el español, el francés o el italiano, los sustantivos se clasifican principalmente en dos géneros: masculino y femenino. Esta clasificación no se basa necesariamente en las características biológicas del objeto o ser al que se refiere el sustantivo, sino en una convención gramatical que dicta cómo deben concordar los términos relacionados.
En el caso del francés, por ejemplo, para expresar la frase "el perro se fue", se diría "le chien est parti", mientras que para decir "el coche se fue", sería "la voiture est partie". Aquí, el artículo "le" se usa para el sustantivo masculino "chien" (perro), y "la" se usa para el sustantivo femenino "voiture" (coche). Esta distinción gramatical marca la diferencia en la forma en que se estructuran las oraciones, a pesar de que, en muchos casos, los géneros gramaticales no coinciden con los géneros sociales o biológicos. El sustantivo "perro", por ejemplo, puede referirse tanto a un perro macho como a una perra hembra, pero su género gramatical sigue siendo masculino.
Este fenómeno de la clasificación gramatical no siempre coincide con la forma en que entendemos el género social o biológico en los seres humanos. En lenguas como el inglés, que no emplea un sistema de género gramatical, la cuestión de cómo el lenguaje refleja o refuerza las identidades de género se aborda de manera diferente. Los lingüistas han estudiado durante mucho tiempo cómo se representan las mujeres y los hombres en el lenguaje. Los primeros estudios, a menudo impulsados por el movimiento feminista, se centraron en identificar las maneras en que las mujeres quedaban invisibilizadas o devaluadas en el discurso cotidiano.
Uno de los enfoques más tempranos fue el de los genéricos androcéntricos: términos como "hombre" o "humanidad" cuando se usan para referirse a todos los seres humanos, el pronombre "él" cuando se refiere a todos (por ejemplo, "cada uno debe traer su propio libro"), y términos masculinos para grupos de personas que podrían estar compuestos tanto por hombres como por mujeres, como "cartero" o "pescador". Estos términos, aunque aparentemente neutrales, en realidad implican que el hombre es la norma, mientras que la mujer es la excepción. A pesar de los esfuerzos por sensibilizar sobre la naturaleza sexista de expresiones como "humanidad" o "hombre", todavía se utilizan ampliamente en el discurso cotidiano.
La transformación de términos explícitamente sexistas como "stewardess" (azafata) o "waitress" (camarera) en términos neutrales como "flight attendant" (auxiliar de vuelo) y "server" (camarero) ha tenido cierto éxito en la reforma del lenguaje. Sin embargo, el cambio en las expectativas sociales y los estereotipos es más incierto. La distinción entre "actor" y "actriz", por ejemplo, sigue siendo una cuestión compleja. Mientras que en muchas profesiones, especialmente aquellas de alto estatus, los términos son unificados, como "astronauta", en otras, el género sigue siendo una marca distintiva. Así, la misma profesión puede ser referida de manera diferente según el género, como en "prostituta" para referirse a la mujer y "prostituto" para referirse al hombre, o "enfermera" y "enfermero". En algunos casos, como el de "doctor", el término no marca el género, a pesar de que la mayoría de los médicos son mujeres hoy en día, y el término "doctora" todavía es utilizado para hacer visible el género femenino en un campo históricamente dominado por hombres.
El análisis del lenguaje también debe considerar la complejidad de las identidades múltiples. El género es solo uno de los aspectos de nuestra identidad, que también está influenciada por factores como la clase socioeconómica, la etnia, la nacionalidad, la edad, la educación, la ocupación y la sexualidad. El lenguaje, por lo tanto, no solo refleja nuestro género, sino que también está marcado por cómo interactuamos con todos esos otros elementos de nuestra identidad.
No todos los hombres hablan de la misma manera, ni todas las mujeres. A medida que avanzamos en la comprensión del lenguaje y el género, es esencial reconocer que el lenguaje de los hombres negros, por ejemplo, no se expresa de la misma forma que el de los hombres blancos. El lenguaje masculino negro (Black Masculine Language, BML) es un caso particularmente interesante y, a menudo, estigmatizado en la sociedad estadounidense. Este tipo de lenguaje, que se asocia comúnmente con el "lenguaje de la calle", ha sido tradicionalmente desvalorizado, pero en realidad es una variedad válida, estructurada y plenamente funcional en la vida diaria de muchos hombres afroamericanos. Según estudios como el de Kirkland (2015), el BML está vinculado estrechamente con la identidad de los hombres negros, sirviendo como un medio de resistencia frente a una sociedad blanca que históricamente ha tratado de definirlos.
Es importante entender que el lenguaje no solo sirve como un medio de comunicación, sino que también tiene el poder de reforzar o desafiar las estructuras de poder, las normas de género y las identidades sociales. A medida que analizamos cómo el lenguaje refleja las identidades y los roles de género, es esencial también reconocer la continua transformación del lenguaje y la sociedad en sus esfuerzos por ser más inclusivos y menos restrictivos.
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