El uso del "contenedor" para manejar tus emociones difíciles no debe ser entendido como una manera de evitar o mitigar esas emociones, sino como una herramienta para poder separarlas de tu vida inmediata y gestionarlas de manera más consciente en el momento adecuado. El objetivo es crear un espacio mental donde puedas colocar temporalmente esas emociones intensas y regresarlas a su lugar una vez que estés listo para enfrentarlas. Este proceso no busca eliminar el malestar, sino ofrecerte una pausa para no quedar absorbido por el torbellino emocional.
Imagina que, un día mientras estás en el trabajo, recibes un mensaje perturbador de una antigua pareja. Al instante, sientes cómo tu corazón acelera, las lágrimas comienzan a asomarse y las emociones se intensifican. Sin embargo, sabes que no es el momento ni el lugar para sumergirte en estos sentimientos. Aquí es donde el "contenedor" entra en acción: reconocer esas emociones y colocarlas en un espacio seguro, que puede ser visualizado como una caja o una habitación protegida, hasta que tengas el tiempo y el espacio adecuados para procesarlas con calma. De este modo, el "contenedor" te ofrece un control sobre tu mundo emocional, permitiéndote reenfocar tus pensamientos sin tener que reprimir lo que sientes.
Este ejercicio puede parecer sencillo, pero como todo proceso de manejo emocional, requiere práctica. Al principio puede ser difícil, pero con el tiempo experimentarás una sensación de mayor control sobre tus emociones y pensamientos. Podrás ver cómo, con la práctica continua, los sentimientos de ansiedad, tristeza o ira no te dominarán tan fácilmente.
En cuanto a las relaciones estresantes, la vida nos enfrenta inevitablemente a personas o situaciones que nos generan un malestar significativo. Las relaciones problemáticas pueden parecer abrumadoras, especialmente cuando son recurrentes. Aplicar el ejercicio del "contenedor" en estos contextos puede ser una manera eficaz de tomar distancia emocional de estas relaciones sin necesidad de cortar o abandonar a las personas involucradas. Imagina que cada persona difícil se coloca en un espacio físico o emocional separado, lo que te permite distanciarte de la carga emocional sin tener que rechazarla por completo. Este proceso es estrictamente un ejercicio mental y no tiene la intención de dañar o alejar a las personas involucradas, sino simplemente de crear un espacio de calma para ti mientras manejas esas interacciones de manera más saludable.
Para algunas personas, visualizar una "habitación segura" o un "lugar en la naturaleza" puede ser una forma eficaz de contener esas relaciones conflictivas. Algunas personas optan por imaginar lugares específicos, como una casa o un jardín, mientras que otras prefieren algo más abstracto, como una esfera o una burbuja. La clave está en ser creativo y encontrar lo que realmente funcione para ti. Este ejercicio no es rígido, sino que invita a una personalización según tus necesidades emocionales.
Es importante tener en cuenta que este tipo de prácticas, aunque poderosas, no son una solución mágica ni inmediata. Se necesita tiempo y paciencia para perfeccionarlas. A medida que continúas con estas prácticas, incluso fuera de las sesiones de EMDR, podrás desarrollar una habilidad para manejar tus emociones en situaciones que antes podrían haberte abrumado. No te apresures ni te frustres si al principio no ves resultados inmediatos. La constancia en la práctica será clave para avanzar.
Además, los ejercicios de contención emocional pueden ser complementados con otras técnicas que también ayudan a gestionar el estrés y las emociones difíciles, como la práctica de la respiración consciente, la meditación o el trabajo corporal. Estos métodos pueden ayudarte a fortalecer aún más tu capacidad de manejar situaciones emocionales complicadas y a mantener tu bienestar general.
Es esencial entender que el propósito de usar el "contenedor" no es suplantar el procesamiento adecuado de tus emociones, sino darte el tiempo y el espacio necesario para hacerlo de manera más equilibrada. No se trata de ignorar ni de evitar lo que sientes, sino de gestionarlo de una forma más consciente y efectiva. Reconocer que mereces un espacio seguro para procesar tus emociones sin que éstas te desborden es un paso fundamental hacia una mayor estabilidad emocional.
¿Cómo superar bloqueos y dificultades durante el proceso de EMDR?
El EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular) se ha establecido como una herramienta poderosa para superar traumas y bloqueos emocionales. Sin embargo, no siempre sigue un curso predecible, y muchas veces los procesos no se completan como se esperaba. Los bloqueos y las dificultades son comunes y forman parte del camino hacia la sanación. En estos momentos, el uso de estrategias adecuadas puede hacer la diferencia. Un elemento esencial en el trabajo de EMDR son las preguntas abiertas, las cuales desempeñan un papel clave en superar estos obstáculos.
Las preguntas abiertas, a diferencia de las cerradas, son deliberadamente generales y se utilizan con el propósito de facilitar el acceso al sistema natural de curación y procesamiento de información del cerebro. Estas preguntas estimulan nuevas vías neuronales y ayudan a desarrollar nuevas formas de pensar. Cuando el proceso de EMDR se encuentra estancado, ya sea por una reacción emocional intensa o por un trauma complejo, las preguntas abiertas pueden ayudar a avanzar, proporcionando nuevas perspectivas que permitan la elaboración de respuestas propias y soluciones a los bloqueos. A continuación, se presentan algunas de las preguntas que un terapeuta podría utilizar durante una sesión de EMDR para ayudar al paciente a avanzar:
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¿Qué dirías si esta parte de ti fuera tu hijo/a?
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¿Qué necesitabas escuchar en el momento del evento traumático?
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¿Qué le dirías a esta parte de ti ahora?
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¿Qué te gustaría hacer ahora?
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¿Quién debería haberte protegido?
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¿Hay algo que esta parte de ti quiera decir o expresar?
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¿Qué sería necesario para sanar de esto?
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¿Cómo sería cuidar esta parte de ti mismo/a?
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¿Hay algo que no entiendas acerca de lo que sucedió?
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¿Puedes reconocer qué te ayudó a resistir todo lo que has vivido?
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Si superas esto, ¿qué crees que podría ocupar su lugar?
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¿Quién podría ayudarte a resolver este problema?
Estas preguntas son solo algunos ejemplos de cómo se pueden reestructurar los pensamientos limitantes y avanzar en el proceso de sanación. El terapeuta puede utilizar estas preguntas para promover una reflexión profunda, facilitando el desbloqueo emocional y cognitivo. A medida que se avanza en el proceso, la creatividad se convierte en un recurso valioso. Durante los momentos de dificultad, se puede recurrir a los "figuras de restauración" mencionadas en el capítulo 9. Estas figuras, sean personas, objetos o imágenes, pueden servir como guías para el paciente, ayudándole a descubrir nuevas perspectivas y soluciones a lo que parecía un estancamiento.
Es fundamental comprender que el proceso de EMDR no siempre será rápido ni lineal. Algunos traumas requieren más tiempo para ser procesados, y las emociones intensas pueden interrumpir el flujo del trabajo. La clave en estos momentos es no apresurarse ni frustrarse, sino permitir que el proceso se desarrolle a su propio ritmo. La prisa solo genera más bloqueos y deja el procesamiento incompleto. Cuando una sesión de EMDR no se completa, no significa que se haya hecho algo mal, sino que es parte natural del proceso. A veces, las experiencias traumáticas son tan complejas que requieren más de una sesión para ser completamente trabajadas.
Las razones por las cuales una sesión puede no completarse son variadas. Algunas incluyen respuestas emocionales intensas (abreacciones), experiencias traumáticas complejas, bloqueos dentro del procesamiento o la aparición inesperada de traumas conectados. Cualquiera de estos factores puede alargar el tiempo necesario para abordar un tema en profundidad. La clave es entender que estos retrasos no son señales de fracaso, sino una manifestación de la profundidad del trabajo emocional que se está realizando.
En estos casos, se recomienda utilizar una técnica llamada "mini instalación", que se emplea para cerrar una sesión incompleta de forma que el paciente pueda llevar consigo una sensación de progreso y positivismo hasta la siguiente sesión. Esta técnica implica la estimulación bilateral mientras se mantiene el enfoque en una creencia positiva sobre uno mismo, una cognición que el paciente desea adoptar o está comenzando a creer. Algunas de las creencias positivas más comunes incluyen: "Estoy bien tal como soy", "Merezco cosas buenas", "Soy capaz" o "Puedo aprender de esta experiencia". Esta pequeña instalación puede durar solo unos 30 segundos, pero ayuda a sellar la sesión con un sentimiento de avance y motivación.
Cuando no se completa una sesión de EMDR, es importante seguir estos pasos de cierre. Esto puede implicar recordar el trabajo que se ha hecho, reflexionar sobre el esfuerzo y el coraje que se ha invertido, y enfocarse en la cognición positiva elegida. Este enfoque no solo ayuda a cerrar el ciclo de la sesión de manera segura, sino que también prepara al paciente para continuar en la siguiente sesión con una base emocional más sólida.
Es crucial entender que no todas las sesiones de EMDR seguirán un patrón predecible, y que los bloqueos y las dificultades forman parte del proceso de curación. La persistencia y la paciencia, combinadas con las estrategias adecuadas, como las preguntas abiertas y las mini instalaciones, son las claves para avanzar en el tratamiento. El EMDR no se trata solo de desensibilizar y procesar traumas, sino también de crear nuevas formas de pensar y enfrentar los desafíos emocionales de manera más adaptativa y saludable.
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