El concepto de "agregar valor" en el trabajo de los agregadores de noticias, aunque reconocido como un principio ético importante, revela rápidamente sus limitaciones cuando se trata de consolidar una autoridad profesional dentro del periodismo. A menudo, los agregadores afirman que su labor mejora y contextualiza el trabajo de otros periodistas, pero la cantidad de valor que realmente aportan suele ser marginal en comparación con la información original sobre la cual se basan. A pesar de su afán por mostrar el valor que aportan, este a menudo es invisible para otros profesionales del medio y para el público en general.

Un ejemplo clave de esto se puede ver en el caso de VidNews, donde se destacó el principio de agregar valor como la máxima ética. Sin embargo, el caso de la historia sobre el bebé y la justicia de Jennifer muestra que el agregado no tiene razón de existir sin un valor evidente. Aunque para algunos, como Jennifer, la ética del valor agregado es esencial, esta no fue suficiente para garantizar el estatus profesional de VidNews. Para ser reconocidos como una organización periodística legítima, tuvieron que evolucionar y adoptar prácticas de reportaje que pudieran conferirles una autoridad tangible y respetable.

La relación entre práctica y autoridad en el periodismo es crucial. David Ryfe argumenta que la cultura profesional del periodismo está profundamente arraigada en las prácticas cotidianas del trabajo periodístico. Para los agregadores, el reto es doble: no solo carecen de un conocimiento tan profundo como los reporteros, sino que además no participan en las prácticas profesionales que confieren una identidad y estatus dentro del campo. La falta de participación en estos rituales del reportaje, que constituyen la base de la identidad profesional en el periodismo, crea una sensación de inferioridad.

El trabajo de los agregadores, con su enfoque en la velocidad y la repetición, dista mucho de los procesos complejos y reflexivos del reportaje tradicional. Su conocimiento depende en gran medida de la información generada por otros, lo que les priva de una autonomía profesional y de las habilidades especializadas que definen a los reporteros. Esto, a su vez, contribuye a su desprofesionalización, erosionando su identidad como periodistas.

Además, el entorno organizacional de los agregadores, caracterizado por la juventud, la precariedad y la falta de oportunidades de crecimiento, refuerza esta sensación de marginalidad. El trabajo de los agregadores rara vez está relacionado con la elaboración de una narrativa propia y profunda; más bien, se trata de recontextualizar y distribuir información generada por otros. Esto impide que se conecten plenamente con el mito cultural del periodismo y con las formas privilegiadas de conocimiento que acompañan al reportaje profesional.

En términos de identidad profesional, los agregadores no solo enfrentan dificultades epistémicas, sino también culturales. Al no participar en la creación de contenido original, quedan excluidos de los mitos y rituales que los reporteros viven a diario. Este vacío identitario tiene implicaciones profundas sobre la autoridad profesional de los agregadores. En lugar de ser vistos como una parte integral del proceso periodístico, son percibidos como trabajadores marginales que, aunque pueden ofrecer valor adicional, están fuera del círculo de los profesionales que definen el campo.

Es importante destacar que la identidad profesional no solo se forma a través de las prácticas cotidianas, sino también mediante la adopción de normas éticas y la capacidad de influir en las discusiones sobre la práctica periodística. Si bien la articulación de estándares éticos es vital para cualquier periodista, en el caso de los agregadores, estas normas a menudo se perciben como una manera de afirmar su profesionalismo más en términos retóricos que prácticos. Sin embargo, en el principio de "agregar valor", encontramos un indicio de cómo los agregadores pueden, al menos en teoría, buscar legitimidad profesional a través de la reinterpretación contextual de las noticias.

Al mismo tiempo, la ausencia de un vínculo claro entre los agregadores y el trabajo de campo del reportaje limita la profundización de su identidad profesional. La adopción de prácticas de reportaje más sustanciales podría ser una vía para reforzar la autoridad de los agregadores. Sin embargo, esta transición es compleja y no siempre fácil de alcanzar.

El escenario no es tan sombrío, sin embargo. Con la intensificación de la competencia y el creciente papel de las plataformas digitales, algunos agregadores han logrado generar nuevas formas de autoridad. Este fenómeno se da principalmente a través de la creación de contenidos que no solo reciclan información, sino que la recontextualizan y la presentan de una manera que atrae tanto a las audiencias como a las redes sociales. La capacidad de los agregadores para captar y mantener la atención del público, así como su enfoque en las métricas de rendimiento y los datos analíticos, les permite crear una forma de legitimidad que no siempre depende de la tradición del periodismo clásico.

Es fundamental que los agregadores, si desean construir una identidad profesional sólida, consideren la posibilidad de integrar prácticas de reportaje más profundas y sistemáticas en su trabajo. Esto no solo mejoraría la calidad de su producción, sino que también podría contribuir al reconocimiento de su rol dentro de la estructura más amplia del periodismo. Para ello, es crucial que desarrollen una comprensión más profunda de los estándares éticos y profesionales que definen al campo y que trabajen en su integración práctica, no solo discursiva.

¿Cómo la Agregación de Noticias Puede Desarrollar Autoridad en un Contexto Mediático Comercializado?

La presencia mediada tecnológicamente, como la visualización de transmisiones en vivo de eventos de noticias y conferencias de prensa, tiene un impacto significativo en cómo se produce y consume la información. Aunque esta forma de presencia no puede igualar la capacidad de recopilación de información o el peso autoritario de la presencia física, reduce la distancia entre los agregadores de contenido y los eventos que cubren. En contextos donde la certeza sobre los eventos es alta, como en el deporte, donde las historias son cubiertas de manera extensiva, la agregación de noticias se vuelve más eficaz. Por ejemplo, en la cobertura de la NFL, las historias son cubiertas ampliamente por muchos medios, lo que disminuye la posibilidad de que una fuente sea considerada negativa o errónea. Aunque en estos entornos es más difícil para los agregadores destacar su trabajo entre la multitud, la certeza proporcionada por la repetición y la transparencia de las fuentes permite una mayor confianza en su labor.

El segundo factor que contribuye a la autoridad en la agregación es el valor profesional que se invierte en este tipo de trabajo. Los agregadores que tienen un fuerte sentido de identidad profesional y que operan en organizaciones que valoran la agregación como una actividad profesional significativa, tienden a sentirse más seguros de su práctica y a compartir más autoridad con sus respectivas organizaciones. Por ejemplo, en el New York Times, los periodistas rotan entre trabajos de agregación y de noticias de última hora, con la agregación vista como una valiosa complementación del trabajo de reportero tradicional. Los agregadores en tales organizaciones se benefician no solo de la experiencia adquirida, sino también de la prestigiosa reputación de la entidad para la cual trabajan.

Sin embargo, los valores comerciales, particularmente aquellos que anteponen el beneficio económico sobre el servicio público, pueden actuar como una presión que limita el desarrollo de la autoridad en la agregación de noticias. La lógica comercial erosiona el estatus y la identidad profesional al priorizar la velocidad, el sensacionalismo y la desconexión algorítmica con la audiencia. Este enfoque comercializa el trabajo de los agregadores, restringiendo su capacidad para construir relaciones significativas con el público y, por ende, obstaculizando el desarrollo de una autoridad genuina. A pesar de ello, algunas organizaciones como Billy Penn logran mitigar los efectos de esta lógica al enfocar sus esfuerzos en eventos y en la construcción de una comunidad más que en la maximización de ingresos por publicidad. En tales contextos, los periodistas perciben la agregación como una herramienta para llenar vacíos informativos, lo que fortalece su sentido de propósito y autonomía profesional.

La articulación y la implementación de normas y valores éticos juegan también un papel esencial en la consolidación de la autoridad de los agregadores. Estos valores no solo deben ser expuestos públicamente, sino también implementados de manera efectiva para que sean reconocidos tanto por los profesionales del sector como por la audiencia. La coherencia entre los valores expresados y las prácticas diarias de los periodistas genera una base sólida para la autoridad, ya que no basta con una simple declaración; es la práctica la que da legitimidad. La identidad de grupo, al respaldar estos valores, fortalece las capacidades de los agregadores para ejercer un control sobre su trabajo y, a la vez, sobre la forma en que son percibidos por su audiencia y colegas.

En cuanto a la narrativa, algunos agregadores han optado por rediseñar las formas tradicionales de presentación de las noticias. Esto no solo permite un enfoque más amplio del contexto de los eventos, sino que también les permite posicionarse como intérpretes o mediadores de los mismos. Circa, por ejemplo, al reinventar el formato básico de los artículos, posicionó sus reporteros como árbitros que no solo informan, sino que interpretan el flujo de eventos para su audiencia, lo que les permitió ganar legitimidad dentro del campo. Esta forma de reinterpretación narrativa, aunque influenciada por la tendencia interpretativa que caracteriza al periodismo desde hace décadas, puede ser una herramienta crucial para los agregadores que buscan incrementar su autoridad.

Los elementos que contribuyen a la autoridad en la agregación están profundamente interrelacionados. Mejorar la viabilidad del trabajo de conocimiento refuerza la identidad profesional, lo que, a su vez, fortalece los valores y principios éticos, mejorando las prácticas de trabajo y solidificando la autoridad. Sin embargo, la fragilidad inherente a esta conexión es notable: si uno de los elementos se debilita, todo el ciclo puede desmoronarse. La lógica comercial, al ser una fuerza corrosiva, representa una amenaza constante para la autoridad de los agregadores, dado que la inestabilidad general en la que los periodistas operan hace más difícil que se consolide la autoridad. Sin embargo, los agregadores tienen la capacidad de superar estas dificultades al fortalecer colectivamente los factores mencionados, lo que les permitiría posicionarse de manera más efectiva dentro de un entorno mediático cada vez más saturado y fragmentado.