La elección y caracterización precisa de los materiales en el empaquetado de dispositivos electrónicos, particularmente en memorias avanzadas, es crucial para asegurar la fiabilidad a largo plazo y el rendimiento óptimo de los productos. Uno de los avances significativos ha sido la adopción de aleaciones de soldadura con bismuto (Bi), que proporcionan una mayor dureza y mejor desempeño en la resistencia de las uniones de soldadura, especialmente relevantes para controlar la deformación del paquete a temperaturas de reflujo más bajas, del orden de 130–150 °C. Estas bajas temperaturas permiten reducir tensiones internas en el paquete, contribuyendo a minimizar fallas mecánicas durante el ciclo de vida del dispositivo.

En el contexto del bonding wire, el uso de alambres reciclados de oro (Au) o cobre (Cu) introduce la necesidad de un control exhaustivo de parámetros críticos como la cobertura de compuestos intermetálicos (IMC), la resistencia al corte y la cinética de crecimiento de estos IMC, dado que estos factores determinan la fiabilidad del primer punto de unión. Se deben vigilar problemas de procesabilidad tales como “short-tailing”, falta de adhesión, caída del alambre (“sagging wire”) y formación de “club-bonds”, problemas que suelen estar relacionados con la composición química del alambre o la carga de ruptura, y que afectan directamente la integridad mecánica de la unión. La incorporación de materiales dopantes en los alambres reciclados juega un papel determinante en estos aspectos.

Para la selección de materiales de encapsulado, tales como compuestos moldeantes (EMC) y resinas de llenado (UF), es fundamental evaluar su influencia en la deformación del paquete (warpage), especialmente en empaquetados tipo flip-chip con espacios de dado cada vez más estrechos y pasos más finos. Minimizar el warpage no solo mejora el rendimiento mecánico y la adhesión del encapsulado, sino que también favorece la estabilidad eléctrica y la resistencia al estrés térmico, aspectos críticos para la integridad del dispositivo.

En aplicaciones de memoria criogénica, donde los dispositivos operan a temperaturas extremadamente bajas (−196 °C), la evaluación de la ductilidad y fragilidad de las aleaciones de soldadura adquiere una importancia vital. El cambio de ductilidad a fragilidad en estas aleaciones puede comprometer la confiabilidad a largo plazo, por lo que es indispensable realizar mediciones in situ del warpage y determinar las temperaturas de transición ductil-frágil. Además, el desarrollo y empleo de nuevos EMC con módulos de elasticidad elevados puede ayudar a mitigar las deformaciones y tensiones internas en condiciones criogénicas.

Finalmente, es imperativo que todos los empaques de memoria cumplan con las especificaciones mínimas de confiabilidad establecidas por estándares como AEC Q104 y JEDEC antes de su fabricación a gran escala. Estos estándares garantizan que los dispositivos puedan soportar las exigencias del entorno operativo, incluyendo ciclos térmicos, humedad y estrés mecánico.

Más allá de los aspectos técnicos expuestos, es esencial comprender que la fiabilidad en el empaquetado electrónico es un balance delicado entre propiedades mecánicas, químicas y térmicas de los materiales usados, que deben ser cuidadosamente integrados y controlados durante el proceso de fabricación. La interacción entre diferentes materiales y condiciones de operación puede inducir fenómenos complejos, como la formación de IMC no deseados, degradación por humedad o fatiga térmica, que requieren un enfoque multidisciplinario para su mitigación. Además, el impulso hacia la sustentabilidad y el reciclaje de materiales plantea nuevos desafíos en asegurar que los materiales reutilizados mantengan un desempeño equiparable a los nuevos, sin comprometer la integridad del producto final.

¿Cómo afectan las bajas temperaturas a la fiabilidad de las uniones de soldadura en aplicaciones de alta tecnología?

En condiciones de temperatura criogénica, alrededor de −196 °C, las propiedades mecánicas de las uniones de soldadura pueden cambiar drásticamente, lo que afecta la fiabilidad de las conexiones en dispositivos electrónicos. Este fenómeno es especialmente relevante en el contexto de la informática de alto rendimiento y las aplicaciones de memoria criogénica. La soldadura a menudo experimenta una transición de fractura dúctil a frágil conforme la temperatura disminuye, lo que implica un desafío considerable para los materiales utilizados en los sistemas electrónicos que operan en estos rangos térmicos extremos.

El principal modo de fallo en las pruebas de choque térmico, como las de temperatura cíclica, es la ruptura de los compuestos intermetálicos (IMC) en la interfaz de la unión de soldadura. Este fenómeno se presenta a medida que las temperaturas bajan de 25 °C a −150 °C, transformando la fractura de la soldadura de cobre/SAC305/Cu de dúctil a frágil. La fractura penetrante a través de la capa de soldadura y la interfaz IMC se caracteriza por una fractura mixta dúctil-frágil, y en condiciones criogénicas extremas, la fractura completamente frágil ocurre en la capa IMC. Esta transición se debe a que la temperatura criogénica inhibe severamente el movimiento de dislocaciones, lo que facilita la aparición de fracturas frágiles en las capas con alta densidad de dislocaciones.

En la búsqueda de mejorar la fiabilidad de las uniones de soldadura en temperaturas extremadamente bajas, los investigadores han estado explorando nuevos materiales y aleaciones. Los compuestos de soldadura dopados con indio, como las aleaciones de indio y bismuto, muestran una mejora significativa en las propiedades mecánicas a temperaturas criogénicas en comparación con las aleaciones de soldadura convencionales, como las de estaño-plomo. Las aleaciones con indio tienen la ventaja de mantener su ductilidad incluso a temperaturas tan bajas como −196 °C, lo que las convierte en una opción prometedora para la fabricación de componentes electrónicos para entornos criogénicos.

Sin embargo, el uso de aleaciones sin plomo, como el SAC305, presenta ciertos inconvenientes en aplicaciones criogénicas. Bajo condiciones de temperatura extremadamente baja, las uniones de soldadura sin plomo son propensas a fracturas debido a las diferencias en la expansión térmica, lo que genera lo que se conoce como "enfermedad del estaño" o "plaga del estaño". Este fenómeno, junto con la transición de fase en las uniones de soldadura bajo temperaturas criogénicas, puede comprometer la integridad estructural de los componentes electrónicos.

Además de las aleaciones de soldadura, el compuesto epóxico utilizado en el encapsulado de los componentes también juega un papel crucial. Aunque la resistencia, el módulo y la tenacidad a la fractura de los polímeros aumentan a temperaturas criogénicas, algunos polímeros funcionalizados, como los nanotubos de carbono (CNTs) o los resinas epóxicas modificadas, muestran un gran potencial para su uso en aplicaciones criogénicas. Sin embargo, las propiedades mecánicas de los polímeros, como la resistencia al impacto y la deformación por tracción, disminuyen drásticamente en estos entornos.

Otro desafío adicional es la fiabilidad de los materiales en el largo plazo. Las pruebas de ciclos térmicos, que simulan las condiciones extremas de temperatura durante el uso prolongado, revelan que las aleaciones de soldadura sin plomo, a pesar de ser más ecológicas, no son tan estables a temperaturas criogénicas como las aleaciones de soldadura con plomo. Esto ha llevado a la exploración de nuevas soluciones, como las aleaciones de alta entropía (HEA), que ofrecen una combinación de alta resistencia y alta ductilidad, especialmente a bajas temperaturas.

En las aplicaciones de memoria criogénica, donde los componentes deben operar a temperaturas cercanas a −196 °C, la fiabilidad de las uniones de soldadura se convierte en un factor crítico. Las uniones de soldadura son esenciales para asegurar la conexión estable y segura de los componentes, pero deben ser capaces de resistir no solo las bajas temperaturas, sino también el estrés térmico y mecánico asociado a los cambios de temperatura.

Para mejorar la fiabilidad de las uniones de soldadura en estos entornos, se deben considerar tanto los materiales de soldadura como los compuestos epóxicos, así como las propiedades mecánicas y térmicas de los dispositivos. Las futuras investigaciones se centrarán en el desarrollo de materiales de interconexión compatibles con criogenia, que sean capaces de mantener la ductilidad a temperaturas extremadamente bajas, sin comprometer la resistencia estructural o la fiabilidad a largo plazo. La búsqueda de soluciones materiales para mantener la integridad de las uniones de soldadura en condiciones criogénicas es, sin duda, uno de los retos más importantes para la tecnología de memoria y computación de alto rendimiento en el futuro.