Cuando una ecuación diferencial de primer orden presenta un cambio estructural en un punto específico del dominio —como una discontinuidad o una condición especial—, la solución debe dividirse en tramos. El tratamiento de tales problemas requiere resolver la ecuación en cada subintervalo y luego unir las soluciones aplicando condiciones de continuidad, que garantizan que la solución completa sea coherente física o matemáticamente.

En el caso específico que analizamos, la función y(x) se define en dos intervalos: 0x<10 \leq x < 1 y x>1x > 1, con una posible discontinuidad en x=1x = 1. Para obtener una solución válida en todo el dominio, se imponen condiciones en el punto de unión. Estas condiciones pueden derivarse del contexto físico del problema o, como en este caso, de la necesidad de continuidad de la función.

El valor de la función a la izquierda de x=1x = 1, denotado como y(1)y(1^-), se calcula a partir de la solución en el intervalo 0x<10 \leq x < 1, y es igual a 3e13e^{ -1}. Para mantener la continuidad, la solución a la derecha de x=1x = 1, es decir y(1+)y(1^+), debe coincidir en valor con y(1)y(1^-). Esta igualdad impone una condición que permite determinar constantes de integración en la segunda parte de la solución. Así se encuentra que K=3K = 3, y la solución completa se ensambla de la siguiente forma:

y(x)={(x+2)ex,0x<13ex,x>1y(x) =
\begin{cases} (x + 2)e^{ -x}, & 0 \leq x < 1 \\ 3e^{ -x}, & x > 1 \end{cases}

Este tipo de soluciones por tramos es frecuente cuando el comportamiento de un sistema cambia bruscamente en un punto, como ocurre en problemas de circuitos eléctricos conmutados, dinámica de poblaciones con cambios en el entorno, o transferencia de calor en medios con interfaces.

Más adelante, la técnica de transformadas de Laplace permite evitar este proceso de fragmentación. En lugar de resolver el problema por partes y unir las soluciones mediante condiciones de continuidad, se puede transformar la ecuación al dominio de Laplace, resolverla allí como una sola entidad, y luego aplicar la transformada inversa para obtener la solución completa. Esto simplifica significativamente el tratamiento de sistemas lineales con condiciones iniciales o discontinuidades.

El uso de herramientas como MATLAB permite visualizar estas soluciones de manera numérica y gráfica. La figura correspondiente en el texto (Figura 1.5.8) representa cómo varía y(x) con respecto a x, mostrando la transición suave en x=1x = 1, validando así la continuidad impuesta.

Para dominar estos métodos, es esencial comprender profundamente la naturaleza del problema y cómo las condiciones iniciales y de frontera moldean la solución. La continuidad no es sólo una exigencia matemática: representa la conservación de una cantidad, la coherencia del sistema físico o una propiedad intrínseca del modelo. Perder esta continuidad implicaría un fallo en la modelización o una interpretación incorrecta del fenómeno.

Además, entender cuándo aplicar soluciones por tramos y cuándo utilizar técnicas globales como la transformada de Laplace requiere juicio matemático y experiencia. No todas las ecuaciones se prestan a una integración directa; muchas veces el camino óptimo es construir la solución paso a paso, evaluando cuidadosamente cada tramo del dominio.

¿Cómo determinar la dependencia lineal de funciones en ecuaciones diferenciales?

Para determinar si un conjunto de funciones es linealmente independiente, se debe verificar que ninguna de las funciones sea múltiplo constante de otra en el intervalo considerado. En otras palabras, dos funciones son linealmente independientes cuando ninguna de ellas es una constante multiplicada por la otra en ese intervalo.

Por ejemplo, consideremos las funciones f(x)=2xf(x) = 2x, g(x)=3x2g(x) = 3x^2 y h(x)=5x8x2h(x) = 5x - 8x^2. Queremos comprobar si estas funciones son linealmente dependientes en la recta real. Para ello, debemos encontrar constantes C1C_1, C2C_2 y C3C_3 tales que la combinación lineal C1f(x)+C2g(x)+C3h(x)=0C_1f(x) + C_2g(x) + C_3h(x) = 0 sea verdadera para todos los xx en el intervalo, con la condición de que no todas las constantes sean cero. Al realizar un cálculo rápido, encontramos que 15f(x)16g(x)6h(x)=015f(x) - 16g(x) - 6h(x) = 0, lo que demuestra que las funciones f(x)f(x), g(x)g(x) y h(x)h(x) son linealmente dependientes.

Otro ejemplo importante es el de las funciones f(x)=xf(x) = x y g(x)=xg(x) = |x|. Estas funciones son linealmente dependientes en el intervalo (0,)(0, \infty), ya que C1x+C2x=C1x+C2x=0C_1x + C_2|x| = C_1x + C_2x = 0 se cumple para cualquier valor de C1C_1 y C2C_2, siempre que C1=C2C_1 = -C_2. Sin embargo, si consideramos el intervalo (,0)(-\infty, 0), las funciones siguen siendo linealmente dependientes, pero en este caso, C1=C2C_1 = C_2.

A pesar de que se podría usar el concepto fundamental de independencia lineal para verificar si un conjunto de funciones es dependiente o no, el siguiente teorema introduce un procedimiento más directo para realizar esta comprobación.

Teorema: Prueba de independencia lineal mediante el Wronskiano

Supongamos que f1(x),f2(x),,fn(x)f_1(x), f_2(x), \dots, f_n(x) poseen al menos n1n-1 derivadas. Si el determinante de las funciones f1(x),f2(x),,fn(x)f_1(x), f_2(x), \dots, f_n(x) y sus derivadas hasta el orden n1n-1 no es cero en al menos un punto del intervalo II, entonces las funciones son linealmente independientes en ese intervalo. Este determinante se denomina el Wronskiano de las funciones y se denota como W[f1(x),f2(x),,fn(x)]W[f_1(x), f_2(x), \dots, f_n(x)].

La prueba de este teorema se realiza por contradicción. Supongamos que f1(x)f_1(x) y f2(x)f_2(x) son linealmente dependientes en el intervalo II, y que W[f1(x0),f2(x0)]0W[f_1(x_0), f_2(x_0)] \neq 0 para algún punto x0x_0 en II. Si estas funciones son dependientes, debe existir una combinación lineal no trivial de las mismas, es decir, constantes C1C_1 y C2C_2, que no son ambas cero, tales que C1f1(x)+C2f2(x)=0C_1f_1(x) + C_2f_2(x) = 0 para todo xx en II. Derivando esta ecuación, obtenemos una relación entre las derivadas de las funciones, y finalmente llegamos a una contradicción con la suposición inicial de que el Wronskiano no es cero. Esto prueba que las funciones deben ser linealmente independientes si el Wronskiano no es cero.

Ejemplo: Dependencia lineal de funciones exponenciales

Consideremos las funciones f(x)=xf(x) = x, g(x)=xexg(x) = x e^x y h(x)=x2exh(x) = x^2 e^x. Para verificar si son linealmente independientes, calculamos su Wronskiano:

W[f(x),g(x),h(x)]=xxexx2ex1ex+xex2xex+x2ex0ex+2xex2ex+4xex+x2exW[f(x), g(x), h(x)] = \left| \begin{matrix} x & x e^x & x^2 e^x \\ 1 & e^x + x e^x & 2x e^x + x^2 e^x \\ 0 & e^x + 2x e^x & 2 e^x + 4x e^x + x^2 e^x
\end{matrix} \right|

El cálculo del determinante da como resultado un valor diferente de cero, lo que indica que las funciones f(x)f(x), g(x)g(x) y h(x)h(x) son linealmente independientes.

La importancia de las soluciones linealmente independientes

Al abordar el tema de las soluciones de ecuaciones diferenciales lineales homogéneas, un teorema importante establece que sobre cualquier intervalo II en el que una ecuación diferencial lineal homogénea de orden nn sea normal, esta ecuación tendrá nn soluciones linealmente independientes. Además, cualquier solución particular de la ecuación en ese intervalo puede expresarse como una combinación lineal de estas soluciones linealmente independientes.

El procedimiento para demostrar este teorema se basa en la verificación de que, si se tiene una combinación lineal de soluciones que da lugar a la solución trivial, es decir, que la combinación lineal es igual a cero, entonces los coeficientes de esa combinación deben ser cero. Este enfoque demuestra que las soluciones obtenidas de una ecuación diferencial homogénea son linealmente independientes, lo que resulta crucial para la construcción de la solución general.

Por tanto, el concepto de independencia lineal es esencial no solo para determinar la dependencia entre funciones, sino también para resolver ecuaciones diferenciales y obtener soluciones únicas y generalizadas.

¿Cómo resolver sistemas lineales utilizando operaciones elementales de fila?

Para resolver sistemas de ecuaciones lineales, existen métodos eficaces que permiten transformarlos de manera que sean más fáciles de resolver. Uno de los enfoques más fundamentales para abordar este tipo de sistemas es la utilización de las operaciones elementales de fila, las cuales permiten transformar un sistema de ecuaciones en otro equivalente con una estructura más manejable, como la forma triangular o la forma escalonada de filas.

Un sistema de ecuaciones lineales es equivalente a otro si ambos tienen el mismo conjunto de soluciones. El objetivo de introducir estos sistemas equivalentes es simplificar el proceso de resolución, transformando un sistema difícil de manejar en otro más sencillo. Sin embargo, es fundamental entender qué operaciones son permitidas y cuál es el propósito final de estas transformaciones.

Existen tres operaciones elementales de fila que podemos aplicar en un sistema de ecuaciones lineales: (1) intercambiar dos filas, (2) multiplicar una fila por un escalar no nulo, y (3) sumar un múltiplo arbitrario de una fila a otra. Estas tres operaciones básicas son suficientes para manipular cualquier sistema lineal de manera eficaz.

Consideremos el siguiente sistema de ecuaciones:

x13x2+7x3=2x_1 - 3x_2 + 7x_3 = 2
2x1+4x23x3=12x_1 + 4x_2 - 3x_3 = -1
x1+13x221x3=2-x_1 + 13x_2 - 21x_3 = 2

Este sistema puede escribirse en notación matricial, lo cual nos permite visualizar las ecuaciones como una matriz de coeficientes acompañada del vector de términos independientes. La matriz de coeficientes es:

(13724311321)y el vector de teˊrminos constantes es(212)\begin{pmatrix} 1 & -3 & 7 \\ 2 & 4 & -3 \\ -1 & 13 & -21 \end{pmatrix} \quad \text{y el vector de términos constantes es} \quad \begin{pmatrix} 2 \\ -1 \\ 2
\end{pmatrix}

A partir de aquí, podemos formar la matriz aumentada del sistema, que es la combinación de la matriz de coeficientes y el vector de términos independientes. La matriz aumentada es:

(13722431113212)\left(\begin{array}{ccc|c} 1 & -3 & 7 & 2 \\ 2 & 4 & -3 & -1 \\ -1 & 13 & -21 & 2
\end{array}\right)

El siguiente paso es aplicar las operaciones elementales de fila para transformar la matriz en una forma más simple, como una forma triangular. Comenzamos eligiendo la primera fila como la fila pivote, y utilizamos la tercera operación elemental para eliminar los términos debajo del pivote en la primera columna. Esto nos da el siguiente sistema equivalente:

(1372010175010144)\left(\begin{array}{ccc|c}
1 & -3 & 7 & 2 \\ 0 & 10 & -17 & -5 \\ 0 & 10 & -14 & 4 \end{array}\right)

A continuación, seleccionamos la segunda fila como la nueva fila pivote y repetimos el proceso para eliminar los términos debajo del pivote en la segunda columna. Esto nos da:

(13720101750039)\left(\begin{array}{ccc|c}
1 & -3 & 7 & 2 \\ 0 & 10 & -17 & -5 \\ 0 & 0 & 3 & 9 \end{array}\right)

Este sistema ahora se encuentra en una forma triangular. Para obtener la solución, utilizamos la sustitución hacia atrás, comenzando con la última ecuación y sustituyendo hacia arriba en el sistema. En este caso, la solución es:

x3=3,x2=4.6,x1=5.2x_3 = 3, \quad x_2 = 4.6, \quad x_1 = -5.2

En general, cualquier sistema lineal de n×nn \times n puede reducirse a una forma triangular mediante el mismo proceso. Esta reducción requiere n1n-1 pasos, donde en cada paso elegimos un elemento pivote y eliminamos los términos debajo del pivote en la columna correspondiente.

Sin embargo, hay situaciones en las que este proceso puede fallar, como cuando todos los pivotes posibles son cero en alguna columna. En tal caso, podemos enfrentar dos posibles resultados: si todos los pivotes son no nulos, el sistema tiene una solución única; pero si en algún paso no podemos elegir un pivote no nulo, el sistema puede tener una solución infinita o ninguna solución. Un ejemplo de este tipo de situación es cuando tenemos un sistema con ecuaciones lineales dependientes, lo que da lugar a un sistema subdeterminado. Este tipo de sistemas tiene un número infinito de soluciones.

Por otro lado, si al realizar las operaciones elementales obtenemos una fila con ceros en todos sus elementos, y la columna correspondiente a los términos constantes no es cero, el sistema se considera inconsistente y no tiene solución. Este tipo de inconsistencias se puede reconocer fácilmente cuando el sistema alcanza una forma de escalón o de matriz aumentada que no corresponde a un sistema coherente.

La clave aquí es comprender cómo las operaciones elementales de fila transforman el sistema y cómo reconocer cuándo el sistema tiene una solución única, infinita o ninguna. Además, el proceso de reducción de Gauss-Jordan, una variante del método de eliminación de Gauss, es útil cuando necesitamos no solo resolver el sistema, sino también encontrar la inversa de una matriz.

Este tipo de técnicas no solo son fundamentales para resolver sistemas de ecuaciones, sino que también son esenciales en áreas más avanzadas de las matemáticas y la ingeniería, especialmente cuando se manejan grandes sistemas de ecuaciones lineales que surgen en aplicaciones como la optimización, el análisis estructural o la simulación computacional.

¿Cómo influye la generación de calor interno en la temperatura de una manzana almacenada?

Cuando se introduce una manzana en un espacio cerrado, como el compartimento de almacenamiento de un barco o cámara frigorífica, su piel inmediatamente toma la temperatura del entorno. Esto ocurre independientemente de las condiciones iniciales, ya que el sistema comienza a estabilizarse térmicamente. En un modelo idealizado, supongamos que las manzanas son esferas, y que la temperatura de su piel es uniforme e igual a la temperatura del ambiente. A partir de ahí, la ecuación de calor no homogénea que describe la distribución de temperatura dentro de la manzana es:

1r2r(r2ur)=Gκ,0r<b,0<t\frac{1}{r^2} \frac{\partial}{\partial r} \left( r^2 \frac{\partial u}{\partial r} \right) = \frac{G}{\kappa}, \quad 0 \leq r < b, \quad 0 < t

donde uu representa la temperatura, rr la distancia desde el centro de la manzana, bb su radio, GG es la tasa de generación de calor por unidad de volumen y κ\kappa es la conductividad térmica. El desafío aquí es que el término Gκ\frac{G}{\kappa} hace que no se pueda usar separación de variables de manera directa para encontrar una solución general. Sin embargo, la solución a largo plazo del sistema puede ser más fácil de abordar.

Cuando pasa suficiente tiempo, se espera que se establezca un equilibrio térmico, donde la conducción térmica transporta el calor generado dentro de la manzana hacia la superficie, y desde allí se disipa hacia el ambiente. Esto nos lleva a un escenario de estado estacionario, el cual está dado por la siguiente ecuación diferencial ordinaria:

ddr(r2dwdr)=Gκ\frac{d}{dr} \left( r^2 \frac{dw}{dr} \right) = -\frac{G}{\kappa}

La solución general de esta ecuación nos permite describir cómo el calor se distribuye dentro de la manzana cuando se alcanza el equilibrio térmico. Una vez resuelta, encontramos que la temperatura en el centro de la manzana será mayor que en la superficie debido al calor generado internamente. En este caso, la distribución de temperatura w(r)w(r) satisface las condiciones de frontera correspondientes, siendo la temperatura en la superficie w(b)=θw(b) = \theta, donde θ\theta es la temperatura ambiente.

Sin embargo, lo que realmente nos interesa es la interacción entre la generación de calor interna y las condiciones de refrigeración en el almacenamiento. Para entender esto, es necesario introducir una solución transitoria que permita incorporar la evolución temporal de la temperatura. La ecuación que gobierna este proceso es:

vt=a2ddr(r2dvdr)\frac{\partial v}{\partial t} = a^2 \frac{d}{dr} \left( r^2 \frac{dv}{dr} \right)

En esta ecuación, v(r,t)v(r,t) describe la perturbación de la temperatura debido al calor generado dentro de la manzana, mientras que rr y tt son las variables espaciales y temporales respectivamente. Al resolver este problema transitorio, encontramos que la temperatura en el centro de la manzana experimenta una ligera desviación hacia valores más altos debido a la generación de calor, aunque esta variación es pequeña. De hecho, si consideramos un radio de 4 cm para la manzana, la variación de temperatura sería solo de 0.0232°C después de aproximadamente dos horas, lo que sugiere que el calor generado dentro de la manzana no es suficiente para provocar un daño significativo.

Por tanto, aunque la generación de calor dentro de la manzana puede elevar ligeramente su temperatura, no es suficiente para explicar fenómenos como la “corazón marrón” (brown heart). Este problema, en realidad, se debe a una atmósfera con una alta concentración de dióxido de carbono y una baja concentración de oxígeno en el entorno de almacenamiento. Esta atmósfera afecta los procesos metabólicos de la manzana, conduciendo a un deterioro celular a bajas temperaturas, lo que finalmente da lugar al “corazón marrón”.

Es fundamental comprender que el calor generado dentro de la manzana, aunque modifique temporalmente su temperatura interna, no es el principal factor que influye en su conservación. Los procesos metabólicos de la fruta y las condiciones del entorno de almacenamiento juegan un papel mucho más relevante en su preservación o descomposición. Además, la gestión adecuada de los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en los sistemas de refrigeración es crucial para evitar daños en las frutas almacenadas, como el corazón marrón.