En las elecciones intermedias de 2018, se observó un repunte significativo en la participación electoral, que vino después de los históricamente bajos niveles de participación de las elecciones intermedias de 2014. Sin embargo, la pregunta seguía siendo cuánto más podría aumentar la participación en las elecciones generales. Aunque los resultados iniciales de la noche electoral eran relativamente ajustados, el conteo de votos continuó durante varias semanas debido a la alta participación y la complejidad de los nuevos métodos de votación implementados en California. La ley electoral generosa del estado permitió que los votantes enviaran boletas por correo hasta el mismo día de las elecciones, entregaran las boletas en los lugares de votación, se registraran y votaran provisionalmente en el mismo día, y emitieran boletas provisionales si los registros no estaban actualizados. A todo esto, se sumaban reformas como la legalización de la recolección de boletas por parte de activistas, el registro automático de votantes al actualizar licencias de conducir y un programa de preinscripción para jóvenes. Estas reformas, aprobadas por legisladores demócratas, predijeron correctamente que aumentarían la participación y, con ello, sus márgenes de victoria.
A pesar de los esfuerzos del congresista republicano Dana Rohrabacher, su distrito, el 48.º, se volcó a favor de los demócratas. La derrota de Rohrabacher, quien se vio obligado a reconocer la derrota de manera indirecta en su discurso, ilustró la desconexión de los republicanos con las nuevas dinámicas electorales. Rohrabacher, que había sido un defensor leal de Donald Trump, intentó restar importancia a su derrota al culpar a los intereses externos, como los "milmillonarios", y a los fondos destinados a sus oponentes. Su discurso de derrota reflejó la creciente fragmentación del Partido Republicano en California, cuyo electorado ya no se sentía representado por figuras como él.
Una vez que se contaron todos los votos y las elecciones fueron certificadas, todos los siete distritos en disputa se inclinaron hacia los demócratas. La victoria más destacada fue en el 49.º Distrito, donde Mike Levin ganó con un 56,4% de los votos, lo que parecía indicar una derrota anticipada de los republicanos en ese distrito. En el 21.º Distrito, TJ Cox logró vencer al incumbente republicano David Valadao por un margen muy estrecho de solo 0,8%. La elección de 2018 en California mostró claramente un cambio de marea, con los demócratas arrebatando distritos clave a los republicanos, especialmente en áreas como el condado de Orange, que históricamente había sido un bastión republicano.
Al analizar los resultados y la posterior reflexión sobre la elección, los republicanos se dieron cuenta de que el mapa electoral de California había cambiado de manera irreversible en varias regiones. Sin embargo, la esperanza de un repunte republicano aún persistía, particularmente en el 48.º Distrito, que mostraba una ventaja republicana en el registro de votantes. A pesar de la derrota, algunos analistas republicanos veían en las elecciones de 2020 una oportunidad para recuperar el terreno perdido, sobre todo si se conseguía movilizar a los votantes independientes.
Además, el desafío del Partido Republicano en California no es solo cuestión de registrarse como republicano, sino de recuperar la confianza de una base electoral que ha cambiado de forma significativa en la última década. Las reformas electorales implementadas por el Partido Demócrata han dado lugar a un panorama político diferente, en el que las elecciones son decididas no solo por la afluencia de votantes registrados, sino por las estrategias de movilización y el contacto directo con los votantes. Este cambio en la dinámica electoral deja claro que los resultados de 2018 no solo reflejan un éxito momentáneo, sino una transformación estructural de la política en California que perdurará más allá de un ciclo electoral.
De cara a las elecciones de 2020, los republicanos deben replantearse su estrategia, tanto a nivel estatal como nacional. La participación electoral será, sin duda, uno de los factores clave en los próximos años. Mientras tanto, los demócratas se preparan para defender su ventaja, conscientes de que las reformas implementadas, como el voto por correo y la recolección de boletas, continuarán favoreciendo a su base electoral.
Es fundamental para el lector entender que la transición de distritos republicanos a demócratas en 2018 no fue solo producto de un cambio de preferencia política de los votantes, sino también el resultado de un proceso deliberado de reforma electoral. Estas reformas facilitaron una mayor participación de los votantes y un acceso más equitativo al voto, lo que alteró profundamente el equilibrio político del estado. En consecuencia, el panorama electoral de California en 2020 será testigo de una batalla más compleja y estratégica que nunca, en la que la movilización de la base y la adaptación a los cambios en las reglas del juego serán esenciales para el éxito de cualquier partido político.
¿Cómo se configuran y evolucionan los distritos congresionales 19 y 22 de Nueva York?
Los distritos congresionales 19 y 22 en el estado de Nueva York representan territorios con una historia política y socioeconómica profundamente marcada por procesos de transformación estructural y cambios demográficos que han redefinido sus dinámicas electorales y sociales. Ambos distritos, localizados en regiones centrales y con límites que alcanzan desde la frontera con Pensilvania hasta el Lago Ontario y las Montañas Adirondack, reflejan una evolución política significativa desde su tradicional adhesión republicana hacia una mayor competitividad partidista.
Históricamente, estas regiones apoyaron al Partido Republicano desde la Guerra Civil, pero en las últimas dos décadas han experimentado un aumento considerable en la inscripción y participación de votantes demócratas e independientes, lo que ha convertido a ambos distritos en espacios de disputa electoral intensa. En el Distrito 19, por ejemplo, desde la elección de John Faso, se observa un incremento notable en la inscripción de votantes activos demócratas, aumentando casi 15,000 en comparación con un crecimiento mucho más modesto del voto republicano, lo que neutralizó la ventaja previa que tenían los republicanos en 2016. Esta tendencia se ve reforzada por el hecho de que más del 36 % de los votantes se identifican como independientes o pertenecen a terceros partidos, lo que añade un grado de volatilidad electoral crucial en estas contiendas.
El Distrito 22 mantiene un predominio republicano más sólido en términos numéricos, con casi 27,000 votantes republicanos más que demócratas. Sin embargo, una porción significativa de su electorado, superior a los 100,000 votantes, no está afiliada a ninguno de los dos grandes partidos, convirtiendo también esta zona en un campo de batalla político donde la movilización de independientes puede ser decisiva.
En cuanto al perfil demográfico, ambos distritos presentan una población mayoritariamente blanca, con un elevado porcentaje de propietarios de viviendas y nativos de los Estados Unidos. La diferencia más notable en términos socioeconómicos se encuentra en el ingreso medio familiar, donde el Distrito 19 supera al 22 por aproximadamente 9,000 dólares. Los patrones de empleo y la recepción de asistencia pública son similares, aunque el Distrito 22 tiene un porcentaje mayor de beneficiarios de programas como los cupones de alimentos (Food Stamps/SNAP). La educación universitaria tiene una presencia ligeramente más elevada en el Distrito 19.
El legado histórico de industrialización y subsecuente desindustrialización es una constante en ambos distritos. Ciudades como Kingston, en el Distrito 19, y Utica, en el 22, ilustran el declive urbano y económico que sufrieron tras la pérdida de empleos industriales y la salida de grandes empleadores como IBM, General Electric o Lockheed Martin. La reconversión económica ha sido compleja; mientras Kingston ha buscado reinventarse como un enclave artístico y cultural, ciudades como Utica han enfrentado retos considerables en cuanto a atracción de inversiones y desarrollo empresarial, siendo calificadas en ocasiones como algunas de las peores para hacer negocios en el país.
Esta realidad se refleja en la estructura ocupacional actual: la manufactura representa ahora menos del 10 % del empleo en ambos distritos, mientras que los sectores de servicios educativos, de salud y asistencia social son los principales empleadores. El comercio minorista ocupa el segundo lugar, aunque los salarios en estas áreas son sustancialmente inferiores a los que ofrecían los empleos industriales que desaparecieron. Por ejemplo, en 2017 un trabajador minorista en la región ganaba en promedio menos de 30,000 dólares, mientras que los empleos de producción superaban los 40,000 dólares anuales, evidenciando una pérdida en la calidad del empleo disponible.
Los mayores empleadores en la región corresponden a sectores relacionados con la salud, educación y comercio, con entidades como Crystal Run Healthcare, Regeneron Pharmaceuticals, Bassett Health Care Network, así como cadenas de supermercados y minoristas como Walmart y Home Depot. En el Distrito 22 destaca Oneida Nation Enterprises, que opera el Turning Stone Resort Casino, un centro de empleo relevante con más de 4,600 trabajadores.
El perfil de los candidatos que compiten en estas regiones es también reflejo de la complejidad política local. En el Distrito 19, la contienda ha estado marcada por figuras con una amplia trayectoria política en el estado, como John Faso, republicano con experiencia legislativa estatal y en cargos ejecutivos, enfrentando a candidatos demócratas y terceros partidos en contextos donde el voto independiente juega un papel clave.
Es fundamental comprender que la dinámica política y social de estos distritos no puede analizarse exclusivamente desde el prisma electoral tradicional. La evolución demográfica, los cambios en el mercado laboral, la persistencia de la desigualdad económica y la transformación de la identidad comunitaria moldean las decisiones políticas y las preferencias de los votantes. La influencia de votantes independientes y de terceros partidos evidencia una insatisfacción y un pluralismo creciente que desafía la hegemonía bipartidista.
Además, la historia de deindustrialización y la crisis urbana en ciudades clave del área introducen una dimensión económica y cultural que afecta directamente la percepción y participación política. La transición hacia economías basadas en el sector servicios y la precarización de empleos generan tensiones sociales y demandas específicas que los actores políticos deben reconocer para mantener su relevancia y eficacia.
La interacción entre factores demográficos, económicos y políticos hace que el análisis de los distritos 19 y 22 sea un caso paradigmático para entender las transformaciones contemporáneas en regiones postindustriales de los Estados Unidos. Su estudio aporta una perspectiva integral sobre cómo se configuran las bases del poder electoral y cómo las comunidades se adaptan a los cambios estructurales, configurando nuevas formas de representación y participación política.
¿Cómo influye la financiación y la publicidad en las elecciones de distritos congresionales en Nueva York?
La campaña electoral en los distritos congresionales de Nueva York 19 y 22 en 2018 fue un claro ejemplo de cómo la financiación y la publicidad juegan un papel crucial en la política estadounidense. En estas dos contiendas, las diferencias en el gasto y las estrategias publicitarias reflejan las tendencias más amplias de la política actual, donde los super PACs, las donaciones de grandes corporaciones y la publicidad electoral se entrelazan para moldear la percepción pública y movilizar a los votantes.
Un aspecto destacado en ambas carreras fue el uso intensivo de la publicidad política, especialmente en los medios locales, que se convirtió en un campo de batalla crucial. En el distrito 19, el candidato demócrata Antonio Delgado enfrentó ataques de su oponente republicano John Faso, quien lo presentó como un “liberal de la ciudad de Nueva York”, criticando incluso la publicación de un álbum de Delgado con letras "profanadoras" y "sexistas". Sin embargo, estos anuncios fueron tan ofensivos que una emisora local, WDST-FM, decidió retirarlos, marcando la primera vez que la estación se negó a emitir un anuncio político. Por otro lado, Faso trató de vincular a Delgado con el gobernador Andrew Cuomo, cuyo apoyo en la región era débil debido a su impopularidad. A pesar de sus intentos de distanciarse, los ataques a Delgado no cesaron, siendo uno de los más intensos su voto en contra de la Ley de Atención Asequible (ACA), lo que motivó una serie de anuncios que le atribuyeron ser responsable de recortes a la protección de las condiciones preexistentes y de afectar negativamente a los más vulnerables.
Por otro lado, en el distrito 22, el demócrata Anthony Brindisi utilizó una estrategia similar para atacar a su oponente, Claudia Tenney, acusándola de recibir grandes donaciones de empresas y PACs, mientras que él optaba por no aceptar contribuciones de PACs corporativos. Las diferencias en la financiación de las campañas fueron notorias: mientras que la campaña de Brindisi recaudó 4,6 millones de dólares, la de Tenney consiguió 3,3 millones. A pesar de esto, el apoyo de los PACs para Tenney fue considerable, con un 42% de sus contribuciones provenientes de estas organizaciones, en contraste con los 371,000 dólares que Brindisi recibió de PACs ideológicos y laborales, mucho menos que su oponente. El apoyo externo fue igualmente significativo, con más de 15 millones de dólares en gastos ajenos, que incluyeron a grupos como el Congressional Leadership Fund, NRCC, DCCC y House Majority PAC.
En cuanto a las estrategias publicitarias, los candidatos se valieron de los medios locales para llegar a los votantes, destacando los problemas locales. La campaña de Brindisi, por ejemplo, aprovechó el enojo de la comunidad con las tarifas elevadas de la empresa local de cable, Spectrum. La campaña no solo se centró en los problemas nacionales, sino que también se esforzó por mostrar cómo los intereses locales estaban siendo ignorados por su oponente, quien había aceptado contribuciones de empresas como Spectrum. Además, la visita de Trump al Valle de Mohawk, donde recaudó fondos con entradas de hasta 15,000 dólares, fue respondida por Brindisi con un evento de recaudación más accesible, lo que subrayó su enfoque en ser un representante de la gente y no de los grandes donantes.
Es importante entender que la influencia de los PACs no solo se limita al dinero que se gasta en publicidad. La elección de los temas, el tipo de mensajes que se difunden y los grupos que apoyan a cada candidato juegan un papel crucial en la formación de la opinión pública. En este sentido, los PACs no solo son vehículos de financiación, sino también actores estratégicos que influyen en el discurso político. La compleja red de alianzas y apoyos, tanto dentro como fuera de los distritos, es una característica determinante de las campañas electorales actuales, donde el dinero no solo compra anuncios, sino que también define el marco de las discusiones políticas.
El papel de los medios de comunicación también debe ser considerado, ya que a menudo sirven como amplificadores de los mensajes políticos, reflejando o desafiando las narrativas presentadas por los candidatos. En el caso de Delgado, por ejemplo, los medios no solo amplificaron los ataques de sus opositores, sino que también se vieron obligados a tomar decisiones éticas sobre qué contenidos permitir, como se vio en el retiro de los anuncios ofensivos en Woodstock. La capacidad de los candidatos para gestionar estos relatos y controlar la narrativa en torno a ellos puede ser tan decisiva como las políticas que proponen.
Al mismo tiempo, es crucial no perder de vista que las elecciones no solo se juegan en el terreno de la publicidad y el dinero. Los candidatos que logran conectar de manera auténtica con los votantes, como fue el caso de Brindisi con sus encuentros cara a cara en los ayuntamientos o los mensajes directos de Delgado, a menudo pueden superar las desventajas en cuanto a financiación o apoyo mediático. La comunicación directa y el contacto con la base electoral siguen siendo herramientas poderosas, que, si se utilizan correctamente, pueden contrarrestar los grandes desembolsos de los super PACs.
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