Los sistemas formulados de poliuretano (PU) ofrecen ventajas significativas a los productores de PU al permitirles beneficiarse del extenso conocimiento de la industria química sobre productos y formulaciones. Esta opción no solo simplifica la logística y el manejo de los productos químicos, sino que también asegura que los sistemas estén optimizados para las propiedades de procesamiento y materiales deseadas. Uno de los aspectos más críticos de estos sistemas es el índice de isocianato, un factor determinante que describe la relación entre los grupos reactivos de isocianato en la formulación y la cantidad teóricamente necesaria para una reacción completa.

El índice de isocianato se calcula como el cociente entre la cantidad de isocianato utilizado en la formulación y la cantidad teóricamente requerida para la reacción completa, multiplicado por 100. En la mayoría de las formulaciones, este índice se aproxima a 100, lo que significa que los grupos reactivos de isocianato en el componente A y los grupos de isocianato en el componente B están en una relación estequiométrica. Sin embargo, el productor de PU puede decidir usar una cantidad mayor o menor de isocianato, lo que afectará las propiedades finales del material.

Cuando el índice de isocianato es inferior a 100, significa que no hay suficiente isocianato para reaccionar con todos los grupos hidroxilo disponibles. Esto da lugar a una red de polímero incompleta, donde se presentan defectos estructurales, como cadenas de poliól colgantes. En contraste, cuando el índice supera los 100, los grupos excesivos de isocianato reaccionan con los enlaces de uretano, formando alofanato y otros enlaces cruzados adicionales, lo que aumenta la densidad de la red polimérica y cambia las propiedades del material final.

La formulación de PU contiene varios ingredientes, siendo los más importantes el poliól y el isocianato. La cantidad de cada componente generalmente se expresa en "partes por peso" (p.b.w.) y puede presentarse de tres formas diferentes. En primer lugar, puede tomarse el poliól como 100 partes por peso, y los otros ingredientes se expresan en relación con esta cantidad. Esta forma proporciona una visión rápida de los ingredientes utilizados en relación con el poliól. En segundo lugar, la formulación puede presentarse de manera que el peso total de todos los compuestos en el componente A sea igual a 100 partes por peso, lo que facilita el cálculo de la cantidad de isocianato si se planean variaciones en el índice. Finalmente, las cantidades de los ingredientes pueden presentarse como un porcentaje del total, lo que permite visualizar la distribución relativa de los componentes, como los retardantes de llama, lo que indica las propiedades de inflamabilidad del polímero.

La reactividad de un sistema es otro factor crucial para el procesamiento y la productividad. Aunque tiempos de reacción rápidos pueden favorecer la productividad, un procesamiento rápido también puede ser contraproducente si no se controla adecuadamente. Para evaluar la reactividad de una formulación antes de probarla en una máquina, se realiza una prueba rutinaria en el laboratorio mediante una prueba de espuma en vaso, en la que se mezclan los componentes A y B durante unos 5-10 segundos. Con esta prueba, se determinan tiempos característicos como el tiempo de cremosidad (cuando la mezcla comienza a expandirse), el tiempo de gel (cuando la espuma comienza a gelificar), y el tiempo de ascenso (cuando la espuma alcanza su altura máxima). Además, la densidad libre de la espuma se determina cortando la espuma a nivel del vaso y pesándola, lo que permite ajustar las propiedades reactivas y de densidad antes de comenzar pruebas a gran escala.

En cuanto a la morfología y la topología de la cadena de los poliuretanos, se pueden clasificar en termoplásticos o termoestables, y además en elastoméricos o rígidos. La estructura química de los monómeros de poliól e isocianato, caracterizada por su masa molar y funcionalidad, predetermina las propiedades del polímero resultante. Los monómeros con funcionalidad dos generarán cadenas lineales, mientras que aquellos con mayor funcionalidad darán lugar a polímeros reticulados o termoestables, que no pueden ser fundidos nuevamente. La densidad de los enlaces cruzados en un termoestable depende de la funcionalidad de las ramificaciones y la masa molar entre estos enlaces.

Los poliuretanos rígidos, como los utilizados en espumas rígidas y algunos materiales compuestos, son altamente entrecruzados y amorfos debido a la alta densidad de enlaces cruzados, lo que impide la segregación de fases. En estos casos, la temperatura de transición vítrea (Tg) del material puede superar los 100°C, y aunque el material es generalmente rígido y quebradizo a temperatura ambiente, se ablanda al alcanzar la transición vidrio-goma. En las espumas rígidas, la densidad varía típicamente entre 30 y 50 kg/m³.

Es importante destacar que la flexibilidad química de la química del PU permite la formación de estructuras híbridas entre estas tecnologías. Aunque un producto de PU generalmente se asigna a una de las siguientes clases de productos—espuma rígida, espuma flexible o elastómeros—su morfología específica puede presentar una combinación de características que influirán directamente en su desempeño final en aplicaciones específicas.

¿Cómo se controla y qué determina la estructura celular y propiedades mecánicas de las espumas rígidas de poliuretano?

La formulación de espumas rígidas de poliuretano implica una compleja interacción entre la química del polímero, la naturaleza de los agentes soplantes y las propiedades físico-químicas del sistema reactivo. Uno de los avances clave ha sido la incorporación de aditivos de bajo punto de ebullición, insolubles en polioles e isocianatos, cuya acción principal radica en la reducción del tamaño celular de la espuma. Inicialmente, se especulaba que la insolubilidad de estos aditivos impedía la coalescencia de burbujas, pero investigaciones recientes revelaron que el mecanismo está más relacionado con la facilitación de la incorporación de aire en la mezcla, aumentando significativamente el número inicial de burbujas. En particular, los perfluoroalcanos forman una película macroscópica sobre la capa de surfactante de silicona, lo que reduce la tensión superficial y altera la naturaleza de la superficie de las burbujas, favoreciendo una mayor dispersión y estabilidad durante la formación celular.

La clasificación de las espumas según su densidad — baja, alta y microcelular — no tiene límites claros, pero refleja características estructurales y funcionales importantes. Las espumas flexibles de baja densidad, con celdas abiertas, poseen densidades de 15 a 80 kg/m³, mientras que las elastómeros microcelulares presentan densidades que van de 150 a 800 kg/m³, variando de celdas abiertas a cerradas conforme aumenta la densidad. Las espumas rígidas, en cambio, son siempre de células cerradas, con densidades típicas que van desde 30-50 kg/m³ para aplicaciones de aislamiento, hasta 250-1000 kg/m³ para aplicaciones estructurales como la madera artificial.

La geometría celular también varía con la densidad. A densidades cercanas o superiores a 200 kg/m³, las células adoptan forma esférica, mientras que al disminuir la densidad, las ventanas o “ventanas” entre células aumentan su tamaño y las células tienden a deformarse en estructuras poliédricas, con típicas caras pentagonales y 14 ventanas por célula. En estas estructuras, los bordes — donde convergen generalmente cuatro nervaduras o varillas — se curvan y engrosan, formando nodos que soportan la carga. La resistencia mecánica bajo compresión se explica principalmente por la flexión de estas varillas, siendo fundamental la distribución del polímero entre varillas y ventanas, la cual varía entre 80:20 y 90:10.

Es crucial entender que las propiedades finales de la espuma dependen no solo de la naturaleza del polímero, sino también de su estructura celular. La densidad y la porosidad, esta última definida como la razón entre la densidad del foam y la del polímero sólido, constituyen parámetros primarios que afectan la mecánica. Las propiedades mecánicas, como módulo elástico o resistencia a la compresión, siguen generalmente una relación de ley de potencias con la porosidad, donde el exponente varía entre 1 y 2, dependiendo del tipo de propiedad y espuma considerada.

La historia de las espumas rígidas de poliuretano comienza con la introducción de espumas basadas en TDI y poliésteres en la industria aeronáutica en los años 40, pero su uso industrial se limitó por la dificultad para controlar la alta exotermia causada por el elevado contenido de NCO. La llegada del MDI polimérico con menor contenido de isocianato y la disponibilidad de polioles polieter baratos, junto con agentes soplantes físicos como el triclorofluorometano, permitieron la producción masiva de espumas rígidas de baja densidad y excelente capacidad aislante. Actualmente, estas espumas representan cerca del 40% de la producción total de poliuretano, y su empleo abarca desde refrigeradores y paneles aislantes hasta espumas pulverizadas para aislamiento de tuberías.

El éxito de estas espumas rígidas se debe a su estructura celular cerrada, que retiene el gas aislante en el interior, y a la combinación de alta resistencia mecánica y adhesión firme a sustratos, lo que permite su uso en paneles compuestos tipo sándwich con caras metálicas. La formulación típica incluye polioles de cadena corta y ramificados, combinados con poliisocianatos altamente funcionales para obtener una red fuertemente reticulada que confiere dureza y estabilidad dimensional. En algunos casos, se emplea un exceso de isocianato para formar enlaces isocianurato, dando lugar a espumas PIR con resistencia mejorada al fuego. El proceso de expansión combina agentes químicos como el agua y agentes físicos, típicamente pentano, para controlar la densidad y morfología celular.

Es fundamental comprender que la microestructura celular, influenciada por la química y las condiciones de procesado, es determinante para las propiedades térmicas y mecánicas. La manipulación precisa del tamaño y distribución celular, así como el equilibrio entre varillas y ventanas, es clave para optimizar el rendimiento del material en sus aplicaciones finales.

Además, la interacción entre surfactantes y aditivos fluorados ejemplifica cómo la química superficial y la dinámica de la formación de burbujas pueden modificar la arquitectura celular. Este conocimiento puede abrir caminos para diseñar espumas con propiedades específicas adaptadas a requisitos técnicos complejos.

La importancia de la porosidad y la densidad como parámetros fundamentales obliga a un enfoque multidisciplinario, combinando química, física y mecánica de materiales para el diseño racional de espumas rígidas. La comprensión profunda de estas relaciones es esencial para innovar en aplicaciones industriales donde el balance entre ligereza, aislamiento térmico y resistencia estructural sea crítico.

¿Cómo se produce y qué aplicaciones tienen las espumas Slabstock y técnicas en la industria moderna?

La espuma slabstock se fabrica mediante máquinas continuas que permiten una producción ininterrumpida del material. En este proceso, los reactivos se mezclan y se vierten sobre una cinta transportadora móvil donde la espuma se expande y solidifica simultáneamente. La espuma continua, con anchos de hasta 2.5 metros y alturas de hasta 1.5 metros, se corta en longitudes que pueden variar entre 15 y 120 metros. Luego, estos bloques largos se almacenan temporalmente en cámaras de curado para completar la reacción química. Posteriormente, estos grandes bloques se dividen en bloques más pequeños y manejables, con longitudes típicas entre 1 y 3 metros, conocidos como bloques cortos.

Las espumas slabstock suelen producirse con densidades que oscilan entre 15 y 50 kg/m³ y pueden presentar estructuras celulares finas o gruesas. Su principal aplicación se encuentra en muebles tapizados, colchones y transporte, aunque también se utilizan en productos de menor volumen como esponjas de cocina, filtros de aire y prendas de vestir. Estas espumas pueden basarse en poliéter o poliéster, siendo el volumen de producción del primero considerablemente mayor que el del segundo. Dentro de las espumas slabstock de poliéter existen dos categorías: convencional y alta resiliencia (HR). La diferencia principal radica en el tipo de poliol utilizado —poliol slab para las convencionales y poliol moldeado para las HR— lo que afecta sus propiedades finales.

Existen diversas variantes de espumas slabstock, entre las que se incluyen baja densidad, alta capacidad de carga, modificación para combustión, viscoelásticas y super o hipersuaves. La elección del isocianato, generalmente TDI, aunque a veces MDI, depende del tipo de espuma y sus requerimientos de dureza y densidad. Los polioles slab requieren catalizadores de gelificación fuertes, como el octoato de estaño combinado con aminas y surfactantes estabilizadores, mientras que los polioles moldeados presentan una actividad de gelificación intrínsecamente más alta y requieren menos catalizadores.

El proceso de mezcla y aplicación es altamente controlado, con almacenamiento separado de los componentes —polioles, isocianatos, agua, surfactantes, catalizadores y aditivos— que se dosifican en proporciones precisas y se mezclan en cabezales de alta o baja presión. El material reactivo se deposita directamente sobre la cinta transportadora o en una bandeja, donde comienza la formación y expansión de la espuma. El fenómeno de fricción con las paredes laterales genera una forma de espuma abovedada, lo que provoca desperdicio al cortar bloques rectangulares. Para contrarrestar esto, se desarrollaron sistemas como el Rectangular Shape (RS), que utiliza una película plástica para reducir la fricción y formar bloques más regulares, y el sistema Planiblock o Flat-top, que aplica una presión mecánica sobre la superficie en ascenso para conseguir una forma plana y uniforme.

El proceso Vertifoam es menos común y se caracteriza por la introducción del reactivo en una cinta transportadora vertical, donde la espuma se eleva controladamente y se sostiene por todos lados, permitiendo la producción de bloques cilíndricos o rectangulares con menor generación de desperdicio y sin pieles densas. Este sistema es compacto, menos costoso y puede operar con bajos rendimientos.

Además de las espumas rígidas y flexibles, existen las espumas técnicas, que incluyen las semi-rígidas, viscoelásticas y las de embalaje. Estas poseen propiedades físicas y formulaciones más cercanas a las espumas flexibles pero se distinguen por su dureza y funciones específicas. Las espumas semi-rígidas, de estructura celular abierta pero más duras, se utilizan ampliamente en la industria automotriz para paneles de instrumentos, paneles laterales de puertas, rodilleras y componentes absorbentes de energía. Estas espumas destacan por su capacidad de absorción de impactos y excelentes propiedades de aislamiento acústico. Su densidad y dureza varían en función de la aplicación específica, requiriendo formulaciones que aseguren buen flujo y estabilidad para rellenar cavidades complejas durante el moldeo. Para ello, se emplean isocianatos como PMDI o sus prepolímeros y mezclas de polioles moldeados que permiten reactividad rápida y estabilidad de espuma, complementadas con agentes entrecruzantes que mejoran la dureza a temperaturas de servicio.

Las espumas absorbentes de energía (EA) se diseñan para minimizar o evitar daños en caso de impacto, formando parte de estructuras como parachoques automotrices. En estos, la espuma se ubica entre una cubierta externa resistente, generalmente de polipropileno, y un inserto rígido, transformando la energía del impacto en trabajo de deformación y calor. Dependiendo de la formulación, estas espumas pueden exhibir un comportamiento viscoelástico dúctil, recuperándose lentamente después del impacto, o bien deformarse permanentemente si la estructura celular queda destruida. Su producción puede realizarse mediante moldeo o inyección directa en una carcasa preparada, garantizando adhesión perfecta.

La comprensión profunda de los procesos y formulaciones de estas espumas es crucial para optimizar su rendimiento y adaptabilidad a diferentes industrias. El control riguroso de los parámetros de producción y la elección precisa de materias primas y aditivos determinan las propiedades finales de la espuma, desde la densidad y la resiliencia hasta la resistencia al fuego y la capacidad de absorción de energía. La innovación continua en los métodos de formación y corte, como la reducción de desperdicios mediante tecnologías RS o Vertifoam, contribuye a la sostenibilidad y eficiencia del proceso. Además, las propiedades funcionales como la capacidad de amortiguación, la resistencia a la deformación y el aislamiento acústico amplían el espectro de aplicaciones y elevan el valor añadido de estos materiales.

Es fundamental entender que la espuma no es solo un material de relleno o comodidad, sino un componente activo y complejo que desempeña roles críticos en seguridad, confort y durabilidad. La interacción entre sus componentes químicos, la física de su estructura celular y las condiciones de procesamiento define su éxito en cada aplicación específica. Por tanto, una visión integral que abarque desde la química hasta la ingeniería de procesos es indispensable para el desarrollo y uso efectivo de espumas slabstock y técnicas en la industria contemporánea.

¿Cómo influye la estructura del poliol en la separación de fases y las propiedades de los elastómeros de poliuretano?

El grado de formación de enlaces de hidrógeno puede ser determinado a través de la espectroscopía infrarroja (IR). Las absorciones IR son altamente sensibles a los enlaces de hidrógeno en la región carbonilo, como se demuestra por los desplazamientos de picos. Los enlaces carbonilo no ligados en los grupos de ureano y urea presentan fuertes absorciones a 1.730 y 1.710 cm⁻¹, respectivamente, las cuales se desplazan a frecuencias menores cuando se forman enlaces de hidrógeno. Este fenómeno se estudió en una serie de elastómeros de poliuretano (PU) modelo basados en polipropileno glicol (PPG, M = 2.000 g/mol), 1,4-butanodiol y 4,4'-MDI, utilizando diferentes proporciones de poliol y extensor de cadena, con un índice de 100. En esta serie de elastómeros, el contenido de enlaces de hidrógeno (HBC) se incrementó desde un 11% hasta un 21%, 23% y finalmente un 25% en peso. La región de amida-1 del espectro IR, como se muestra en la figura 9.6, fue deconvolucionada en "urethano libre" a 1.730 cm⁻¹ y "urethano con enlace de hidrógeno" a 1.710 cm⁻¹.

Las absorbancias de los espectros de IR muestran cómo el contenido de extensor de cadena influye directamente en la longitud de los bloques duros, lo que a su vez aumenta la formación de dominios duros. A medida que el contenido de extensor de cadena se incrementa, los enlaces de hidrógeno se hacen más fuertes, lo que se evidencia en los desplazamientos en la absorción de 1.710 cm⁻¹ y en el aumento de la resistencia a la tracción.

En cuanto a la separación de fases, la polaridad del poliol y su masa molecular determinan la estructura de la fase blanda. Las masas moleculares bajas y la alta polaridad favorecen la mezcla de fases, mientras que las altas masas moleculares y baja polaridad favorecen la segregación de fases. Es generalmente aceptado que la masa molecular mínima para los polioles de poliéter y poliéster comúnmente utilizados en elastómeros basados en MDI, para inducir la separación de fases, es aproximadamente 600 g/mol. Solo cuando las masas moleculares superan los 600 g/mol, la energía termodinámica es suficiente para permitir la separación de fases. Con un aumento en la masa molecular del poliol, la separación de fases se intensifica, las fases blandas se vuelven más gruesas y la temperatura de transición vítrea (Tg) de la fase blanda disminuye, mejorando la resiliencia y flexibilidad a bajas temperaturas del elastómero. Al mismo tiempo, los bloques duros se alargan y los dominios duros se hacen más gruesos y fuertes. Como resultado, tanto el módulo del polímero a temperatura ambiente como la temperatura de fusión aumentan, extendiendo la región del plateau del módulo.

Un cálculo simple ilustra la formación de bloques duros más largos cuando se incrementa la masa molecular del poliol. Por ejemplo, al reducir la masa molecular del poliol de 2.000 a 1.000 g/mol, la cantidad de extensor de cadena debe ser reducida aproximadamente a 6 partes en peso para mantener el HBC en 32% en peso. En este caso, el "promedio" de los segmentos duros consiste en 1,6 moles de 4,4'-MDI y 0,6 moles de extensor de cadena, con una masa molecular de 460 g/mol. Este cálculo demuestra que la masa molecular de los bloques duros se reduce cuando se disminuye la masa molecular del poliol.

El poliol no polar de los bloques blandos es termodinámicamente incompatible con los bloques duros que contienen urethano debido a la diferencia en la polaridad entre ambos. Esta incompatibilidad es la que impulsa la separación de fases. Sin embargo, cuando disminuye la diferencia de polaridad entre los bloques, las fases tienden a mezclarse más. Los polioles de poliéter y poliéster tienen diferentes polaridades. El par de electrones libre del oxígeno del éter actúa como un débil aceptador de enlaces de hidrógeno, mientras que el grupo éster forma enlaces de hidrógeno a través del carbonilo y el alcóxido del éster. El enlace éster, por tanto, es más polar y un aceptador de enlaces de hidrógeno más fuerte que el enlace éter. En consecuencia, los polioles de poliéter, como los basados en polipropileno glicol (PPG) y PTMEG, son menos compatibles con los bloques duros que los polioles de poliéster basados en adipato. Por lo tanto, los elastómeros de poliéster, con masas moleculares similares de los polioles, presentan una mayor mezcla de fases, lo que resulta en una transición de fase blanda más amplia y un aumento de la Tg.

El número de átomos de carbono entre los grupos polares también influye en la mezcla de fases, ya que aumenta la distancia entre los grupos polares, reduciendo la tendencia a mezclar las fases. La distribución de la masa molecular del poliol también afecta la separación de fases; una distribución más amplia favorece la mezcla de fases. Los polioles de poliéster generalmente muestran un índice de polidispersidad más amplio que los de poliéter, lo que incrementa la tendencia a la mezcla de fases. El caso especial es el de los polioles de polietilenglicol (PEG). Los dos oxígenos de éter adyacentes, conectados por un puente de dos átomos de carbono, pueden formar enlaces de hidrógeno tipo bidentado con el grupo NH de un urethano. Debido a esta fuerte interacción, los bloques blandos y duros son miscibles, lo que impide la separación de fases. Los PU con mezcla de fases son suaves y débiles, una de las razones por las cuales los polioles PEG no se utilizan en la tecnología de elastómeros PU.

En el caso de los polioles de propilenglicol (PPG), esta interacción entre el éter y el grupo urethano es más débil debido a la interferencia estérica del grupo metilo lateral. Sin embargo, los polioles de polipropilenglicol con terminación en óxido de etileno son utilizados en la tecnología de elastómeros, ya que el capuchón de óxido de etileno ofrece beneficios en el procesamiento, como una mayor reactividad (debido al grupo hidroxilo primario) y mayor compatibilidad con otros materiales de partida en la formulación.

En cuanto a las propiedades mecánicas de los elastómeros de poliuretano, los sistemas de poliéster presentan propiedades superiores debido a la interacción éster-éster en la fase blanda, lo que resulta en una mayor energía cohesiva y resistencia mecánica. Además, los elastómeros basados en poliéster presentan una mayor mezcla de fases, lo que resulta en una mayor Tg y un aumento de la pérdida de factor de calor a temperatura ambiente. Estos sistemas presentan una mayor resistencia a la tracción, resistencia al desgarro y mayor resistencia al desgaste, así como una mejor resistencia a disolventes no polares como la gasolina. Sin embargo, los poliésteres son sensibles a la hidrólisis, lo que limita su aplicabilidad en ambientes húmedos. Los sistemas de poliéter, por otro lado, muestran una mejor resistencia a la hidrólisis y una mayor flexibilidad a bajas temperaturas. Los polioles basados en polipropilenglicol dominan el mercado de elastómeros debido a su menor costo y propiedades generalmente suficientes para la mayoría de las aplicaciones de elastómeros.