Evento “La Paloma de la Paz”
No, la palabra “paz” apenas quedará,
cuando la guerra el hombre ya no conocerá.
Aquello que solían llamar “la paz”,
todos simplemente lo llamarán vida.
— V. Beréstov

Es tan hermoso, tan sereno —
Dormir en paz sin ver explosiones,
No huir para salvarse de un bombardeo,
Saber que tus seres queridos, amigos y vecinos están vivos.
Ver el cielo, nubes como ovejitas,
Y ríos desbordados de azul,
Ver cómo los pajarillos revolotean en el bosque.
Para muchos de nosotros, la paz es algo cotidiano.
La generación joven de nuestro país no conoce la guerra, el hambre, ni la devastación.
Esto, naturalmente, es algo bueno,
pero al mismo tiempo desvaloriza el don de una vida pacífica y serena en el sentido global de la palabra.

Sin embargo, para muchos países y pueblos que viven en medio del caos y los conflictos armados,
la paz no es solo una palabra vacía. Es un regalo, un sueño de cuento de hadas.
Precisamente por eso, porque existen personas en el mundo que sueñan con la paz,
que anhelan un cielo claro sobre sus cabezas, se creó una festividad especial.

Cada año, el 21 de septiembre se celebra el Día Internacional de la Paz.
Esta festividad honra la estabilidad y el bienestar.
Es una vida sin lágrimas amargas de pérdida, sin destrucción, sin la sensación constante de peligro.

Historia del Día de la Paz
La festividad fue establecida en 1981 por una de las resoluciones de la Asamblea General de la ONU.
Desde el año 2001, el 21 de septiembre se reconoce oficialmente como el Día de la Paz.

Tradiciones de la celebración del Día de la Paz
La ceremonia de apertura comienza con el repique de la Campana de la Paz.
El sonido de la Campana es un recordatorio a la humanidad de que la paz es un gran valor,
y que no basta con soñarla: para alcanzarla es necesario trabajar mucho y con perseverancia.

En el Día de la Paz se celebran eventos nacionales y estatales en distintos países.
Su objetivo es promover los ideales de paz.
El 21 de septiembre, el Secretario General de las Naciones Unidas emite mensajes dirigidos a todos los pueblos,
y en cada uno resuena el llamado a que los gobiernos escuchen a su pueblo
y, mostrando cuidado, creen condiciones de vida seguras.
Luego, según el protocolo, el Secretario toca la Campana y se guarda un minuto de silencio —
un momento para que cada uno reflexione sobre su propósito.

¿Para qué sirve ese minuto de silencio?

Símbolo de la paz
El símbolo de la paz es una obra de Pablo Picasso — la imagen de una paloma
que sostiene una rama de olivo en el pico.
Desde entonces, esta imagen ha sufrido varias transformaciones
hasta tomar la forma que hoy todos conocemos.

La paloma como símbolo de paz fue elegida por una razón concreta.
Se cree que la base fue una leyenda bíblica:
tras el diluvio universal, una paloma llevó al arca de Noé una rama de olivo —
una señal de que Dios se había reconciliado con la humanidad.

El tiempo de paz es una bendición que nos permite vivir con estabilidad:
estudiar, trabajar, formar familias, ejercer nuestros derechos, crecer espiritual y moralmente.

Escuchen la historia de una niña estadounidense — Samantha Smith,
quien se hizo famosa gracias a una carta que escribió en otoño de 1982
al líder de la URSS, el secretario general Yuri Andrópov.

Samantha se sintió impulsada a escribir la carta después de leer un artículo en la revista Time.
En el artículo se sugería que el líder soviético representaba un peligro para EE. UU.
y que durante su gobierno podría estallar una nueva guerra.

Al leer el artículo, Samantha le preguntó a su madre:
“¿Por qué todos tienen miedo del señor Andrópov? ¿Por qué nadie le pregunta
si tiene intención de atacar nuestro país?”

Su madre, en tono de broma, le respondió:
“¿Y por qué no se lo preguntas tú misma?”

Samantha tomó en serio las palabras de su madre y escribió una carta:

“Estimado señor Andrópov:
Me llamo Samantha Smith. Tengo 10 años.
Le felicito por su nuevo cargo.
Estoy muy preocupada por si estalla una guerra nuclear entre la Unión Soviética y los Estados Unidos.
¿Usted está a favor de la guerra o no?
Si está en contra, por favor dígame cómo piensa evitar la guerra.
Por supuesto, usted no está obligado a responder,
pero me gustaría saber por qué quiere conquistar el mundo entero o al menos nuestro país.
Dios creó la Tierra para que todos vivamos en paz y no peleemos entre nosotros.
Sinceramente suya, Samantha Smith.”

La carta de la niña fue publicada en el periódico soviético Pravda.
El 26 de abril de 1983, recibió una respuesta de Yuri Andrópov.
Al final de la carta, Andrópov invitó a Samantha a visitar la URSS
y ver cómo vivían los niños soviéticos.
En julio de 1983, Samantha viajó a la Unión Soviética con sus padres.
En Moscú la recibió un cálido recibimiento.

Samantha pasó dos semanas en la URSS.
El 22 de julio de 1983, antes de regresar a casa,
pronunció unas palabras que muchos aún recuerdan:
“Vivamos.”

Más tarde, en su libro “Mi viaje a la URSS”, Samantha escribió:
“Ellos son como nosotros.”
Así fue la historia de una niña que derritió el hielo de la Guerra Fría.

Construir la paz es difícil, y aún más difícil es preservarla.
La paz es muy frágil.
¡Cuidémosla!

¡Qué maravilloso es vivir bajo un cielo en paz!
Las flores florecen, los pájaros cantan,
Ríe fuerte la niñez feliz,
Los rostros de la gente brillan de alegría.
¡Qué espantoso es vivir en tiempos de guerra,
Ver la muerte, las guerras despiadadas!
Valora la felicidad que tienes en tus manos,
No más guerras cubiertas de sangre.
Sin paz no se puede — es la base de la vida,
La guerra nos condena a una muerte segura.
Que nuestras palabras y acciones sean pacíficas,
¡Cuidemos juntos la PAZ!