Donald Trump siempre ha mostrado una particular apreciación por la ciencia que produce resultados inmediatos y palpables. Este enfoque, como es de esperar, no cambiará en su administración presidencial. Si algo caracteriza a Trump, es su creencia de que la ciencia debe estar al servicio de intereses claros y directos, siempre con un ojo puesto en la rentabilidad y la eficiencia. En este contexto, se esboza una nueva visión sobre el papel de la ciencia en los Estados Unidos, una ciencia que, para Trump, debe responder a los desafíos inmediatos de la economía y el mercado.

Desde el principio, Trump ha dejado claro que los investigadores y científicos no deben perderse en ciclos interminables de observación y análisis, como es tradicional en el método científico. La idea de la exploración científica debería estar directamente vinculada al retorno sobre la inversión, es decir, si un proyecto no genera beneficios tangibles y medibles, pierde su valor. "Si la NASA va a construir una nave espacial, mejor que hagan viajes regulares a lugares emocionantes y vendan muchos boletos", ha dicho Trump, reflejando su filosofía de que la ciencia debe ser rentable y accesible, como cualquier otro negocio.

Bajo esta perspectiva, la administración Trump no solo invertirá en ciencia, sino que también buscará garantizar que cada avance científico tenga una aplicación comercial concreta. Los científicos, tanto del sector público como privado, serán dirigidos a pensar más en cómo sus investigaciones pueden generar ingresos. Trump ha prometido que áreas como la astronomía, la ecología y la antropología, tradicionalmente consideradas como “agujeros negros de dinero”, se convertirán en sectores autosostenibles para el año 2018. Por ejemplo, mientras que los astrónomos ganan, en promedio, más de cien mil dólares anuales, Trump considera que su trabajo no justifica tanto gasto, ya que no resulta “tan emocionante” o “productivo” desde una óptica empresarial.

Trump también ha dado indicaciones claras sobre la dirección de la financiación científica. Un porcentaje significativo de los fondos se destinará a áreas que reflejan su visión del mundo: la creación de tecnologías avanzadas como los "Trumpbots", que pueden tener aplicaciones tanto en la industria como en la política; o la investigación para convertir el "bravado" en una fuente de energía. De igual manera, el desarrollo de tecnologías como el seguimiento de genes de "perdedores" para mejorar la genética de los estadounidenses será una prioridad. En resumen, lo que Trump promueve no es una ciencia al servicio del conocimiento, sino una ciencia al servicio del poder económico y político.

Por supuesto, esta perspectiva se extiende incluso a la clasificación de los planetas, que Trump ha reordenado de acuerdo con sus propios intereses. Júpiter, el planeta más grande, es el "mejor", mientras que Marte, aunque lo considera una amenaza, se ha convertido en un objetivo de su política espacial. Bajo su administración, los proyectos espaciales no solo serán impulsados por el deseo de descubrimiento científico, sino por la necesidad de poder estratégico y ventajas comerciales.

Además, el presidente Trump ha expresado su opinión de que los científicos deben ser entrenados en "hacer tratos", en lugar de pasar años perfeccionando teorías o haciendo experimentos. Para él, el valor de un científico no radica en su capacidad de innovación, sino en su habilidad para generar resultados financieros. La ciencia, por lo tanto, debe ser tratada como un activo que debe producir riqueza.

Este enfoque radical pone en duda los valores fundamentales de la ciencia, que históricamente han estado orientados hacia la búsqueda del conocimiento por el conocimiento mismo. El método científico, con su proceso riguroso de observación, hipótesis, experimentación y análisis, es reemplazado por un modelo que prioriza la ganancia económica sobre la exploración de la verdad. La ciencia se convierte en una herramienta para reforzar una agenda política y económica, más que en un vehículo para el avance intelectual.

Es importante señalar que este enfoque no solo se limita a la ciencia aplicada en términos de tecnología o medicina, sino que también se extiende a cómo se percibe la ciencia en la esfera pública. Trump ha minimizado las contribuciones de los grandes científicos del pasado, como Einstein, cuestionando si su falta de riqueza no sugiere que la ciencia, tal como se ha concebido históricamente, no tiene el valor real que se le ha otorgado. Para él, la riqueza material es el verdadero indicador del éxito.

En conclusión, la visión de Trump sobre la ciencia es una que refleja sus valores y su estilo de liderazgo: orientado a los resultados, sin tiempo para los matices o la reflexión profunda. La ciencia bajo su administración será utilizada no solo para el progreso humano, sino principalmente como una herramienta económica y de poder. Este cambio en la concepción de la ciencia es un punto crucial para entender las políticas que podrían prevalecer durante su mandato y las implicaciones que estas podrían tener en el futuro del conocimiento científico en los Estados Unidos y más allá.

¿Cómo lograr hijos superiores con el Método de Concepción Trump?

La procreación, como parte fundamental del capitalismo, no solo es esencial, sino también sumamente placentera. No obstante, estos momentos de placer físico carecen de valor si no se logran producir descendientes fuertes, inteligentes y de carácter competitivo. En el contexto actual, Estados Unidos está quedando atrás de China en términos de la cantidad de niños que se producen, lo cual compromete su futuro liderazgo. Es aquí donde Donald Trump, en su inquebrantable afán por hacer América grande de nuevo, ha diseñado un proceso de concepción garantizado para engendrar descendencia superior, sin falla alguna.

Este proceso inicia con una preparación especial que debe comenzar en el ambiente adecuado. El primer paso consiste en colocar a la mujer en un estado emocional favorable, lo cual se puede lograr con una cena a la luz de las velas en una suite de luna de miel en el Trump Plaza. El ambiente debe ser refinado, pues el lujo prepara el terreno para una concepción de calidad. Este es el primer paso en el camino hacia la creación de hijos superiores: un entorno de elegancia y lujo inconfundible.

En cuanto al paso siguiente, se encuentra el momento crucial del cortejo previo. Sin embargo, cabe destacar que el juego previo no es de la misma importancia en este proceso que la precisión en las etapas posteriores. El tiempo, como bien se sabe, es dinero. Por lo tanto, se debe proceder de manera eficiente, sin perder tiempo innecesario.

Una vez que se ha alcanzado la intimidad, la posición es fundamental. Para optimizar las posibilidades de concepción, se debe utilizar una cama Trumpurepedic, hecha de sábanas de seda con un conteo de hilos no inferior a 1200. La mujer, por su parte, debe firmar un acuerdo que garantice el sincronismo óptimo de su ciclo menstrual, lo que asegurará el mejor momento para la concepción.

Es importante resaltar que, durante este proceso, el hombre debe colocarse en una posición horizontal, utilizando las caderas de la mujer como un punto de apoyo. Este posicionamiento, al igual que el diseño de un avión privado de Trump, debe estar orientado a generar el máximo impulso en el momento de la penetración. Es en este instante, preciso y calculado, donde la mezcla de ciencia y arte se encuentra en su máximo esplendor.

Posteriormente, el proceso continúa con una rotación en sentido horario. Este movimiento, diseñado para aumentar la velocidad, imita el despegue de un helicóptero Trump en una misión importante. Esta rotación es la clave para garantizar que la experiencia de concepción no solo sea exitosa, sino también memorable.

El siguiente paso se refiere a la duración de la penetración, que debe ser de entre siete y nueve minutos. Este período es crucial para asegurar que el semen sea depositado de manera óptima en el útero. No debe haber espacio para fugas; la concepción debe ser total, sin riesgos de fracaso.

Al concluir la acción, se recomienda un breve período de descanso, no mayor a 20 segundos, antes de regresar a la vida diaria y al trabajo, dado que el tiempo no espera y la producción de hijos superiores debe ser solo una parte del emprendimiento diario. La clave aquí es la eficiencia y la dedicación.

Es fundamental que el proceso sea visto como un método controlado y sistemático, que no solo garantiza el éxito en términos de la concepción, sino también que produce hijos con una mentalidad ganadora, orientada al éxito. La preparación, el conocimiento y la precisión en cada uno de los pasos son los pilares fundamentales para asegurar que el futuro de Estados Unidos siga siendo brillante, no solo a través de la procreación, sino mediante el fortalecimiento de su generación más joven.

Es crucial comprender que la ciencia detrás de este método no es solo una cuestión biológica, sino también una cuestión de enfoque y estrategia. El objetivo no es simplemente traer hijos al mundo, sino traer hijos que puedan competir a nivel global, hijos que encarnen el espíritu de la nación misma: fuertes, decididos y exitosos. Esto no es solo una cuestión de genética, sino de cultura, de cómo el proceso de concepción se integra en la visión más amplia de la grandeza.

¿Qué se esconde detrás del legado de Trump y su obsesión por el control total?

Este libro distorsiona y daña irremediablemente las marcas reconocidas de mi cliente, Trump®, lo que tiene efectos devastadores en su negocio y su reputación pública. En consecuencia, exijo que de inmediato cese y desista de leer “Trump’s America: The Complete Loser’s Guide,” y, además, elimine de su memoria cualquier artículo, hechos mal expresados, opiniones erróneas o imágenes engañosas de mi cliente o sus productos que haya visto en el libro. También exijo que cese y desista de disfrutar este libro de cualquier forma. Los libros, a excepción de aquellos de asesoría empresarial escritos por el Sr. Trump, son perjudiciales para el nombre y la reputación de Trump. La lectura de libros genera sensaciones de disfrute, alegría y, a veces, risa. Estas cosas son inaceptables para el Sr. Trump. La risa no está protegida por la Constitución de los Estados Unidos. Donald Trump no tolera la risa, ni él mismo participa en ella. Estas acciones, por lo tanto, se realizan sin la autorización o el permiso del Sr. Trump. La expresión de este sentimiento está causando un daño irreparable a Trump.

El nombre Trump®, protegido por el registro de marca de EE. UU. No. 6453ZB347, le otorga al Sr. Trump el derecho de recuperar (I) daños financieros, (II) una orden judicial, y (III) los honorarios legales en caso de que se rían de él. El Sr. Trump está muy serio respecto a proteger la buena voluntad de la marca Trump® y me ha contratado para tomar las medidas apropiadas e inmediatas para detener la infracción de sus derechos. En aras de evitar un proceso judicial costoso, le ofrezco esta oportunidad singular de enmienda: (I) dejará de leer “Trump’s America: The Complete Loser’s Guide.” (II) No dirá “Trump®.” (III) No mirará a Trump. (IV) Obedecerá a Trump.

El Presidente Trump siempre ha sido un visionario. Ya ha comenzado la construcción de un monumento nacional para celebrar su presidencia. El Monumento a Trump será una representación abstracta de ocho pisos del presidente, encerrada en una aleación impenetrable de tungsteno-carburo con un exterior blindado. Tan impresionante como será el monumento por fuera, lo que está dentro es aún más notable. El esqueleto del monumento está hecho de titanio de grado militar reforzado con nanofibras de carbono para una resistencia y durabilidad superiores. A este marco se le conectan miles de hidráulicos, pistones y actuadores para manipular los poderosos apéndices del monumento. Uno de los detalles más notables son sus manos finamente articuladas, capaces tanto de quitarle el sombrero a un hombre antes del himno nacional, como de partir un barco de guerra por la mitad.

Cuando no esté erguido sobre su pedestal de granito, el Monumento a Trump será totalmente móvil, tanto en tierra como en el aire. En tiempos de guerra o disturbios civiles, Trump mismo ingresará al monumento y lo pilotará para defender a los leales estadounidenses. Equipado con láseres ocultos de 800 kilovatios y lanzadores de misiles nucleares montados sobre los hombros, el monumento estará en condiciones de liderar nuestras tropas en batalla o, si es necesario, aniquilar una ciudad estadounidense, asegurando el legado del Presidente Trump por milenios.

¿Qué protocolo debe seguir un ciudadano estadounidense al encontrarse frente a una de estas monumentales representaciones? Es imperativo saber cómo saludar adecuadamente cualquier monumento de Trump. La deferencia hacia estos monumentos no es opcional. Impropiamente saludar un monumento de Trump puede resultar en hasta 30 años de prisión, una multa mínima de 10,000 dólares y/o un registro en la lista de asesinatos enemigos. Desfigurar un monumento de Trump será castigado de inmediato con un pisoteo por parte del propio monumento. Este nivel de respeto y cumplimiento es una parte esencial de la identidad del “Trumpismo”, que busca una lealtad ciega y un dominio total de la cultura y la percepción pública.

Además de estos actos simbólicos de veneración, los ciudadanos deberán demostrar su gratitud hacia Trump comprando productos de su tienda oficial. Desde muñecos del Monumento a Trump que disparan misiles de juguete, hasta imanes de nevera con su firma, todos los ingresos de estas ventas se destinan a apoyar la creación de más monumentos de Trump, perpetuando así su legado en cada rincón del país.

Cada estadounidense tiene la obligación de reconocer y rendir homenaje a estos monumentos, y la formación de su ciudadanía será evaluada en función de su obediencia a esta nueva estructura social. Trump, en su visión de un imperio personal, busca erigir no solo monumentos, sino una cultura donde su imagen sea la de un líder invencible y eterno.

A lo largo de su gobierno, Donald Trump demostró su habilidad para moldear la narrativa pública a su favor. Los libros, las noticias y hasta el entretenimiento se convierten en plataformas de su poder, y la historia de su legado se configura a través de un control incuestionable sobre lo que se dice y se hace en su nombre. Si bien su figura puede haber sido controvertida, la fuerza con la que logra dominar el discurso público es un testimonio de su estrategia y de la influencia de su marca Trump®.

Este fenómeno, en su conjunto, debe ser entendido no solo como una cuestión de liderazgo político, sino también como una construcción cultural donde la marca Trump® no es solo un símbolo de riqueza y poder, sino también una ideología que busca el control absoluto sobre la realidad que se presenta a los ciudadanos. La verdadera magnitud de este proyecto de dominación de la cultura pública será apreciada solo en retrospectiva, cuando las generaciones venideras examinen cómo la figura de Trump logró transformar, de manera casi totalitaria, la percepción de la política, la economía y la identidad nacional en los Estados Unidos.