El proceso de carga de vehículos eléctricos (VE) en estaciones inteligentes no es una simple cuestión de conectar el vehículo a un cargador. Implica una serie de decisiones optimizadas que deben tener en cuenta varios factores como el tiempo, la cantidad de energía requerida y los recursos disponibles en la estación de carga. La forma en que se distribuye la carga entre los distintos vehículos, junto con la capacidad de la infraestructura, tiene un impacto directo en la eficiencia del sistema y en los costos operativos asociados a la compra de electricidad.
En este contexto, la optimización del proceso de carga se plantea como un problema que busca asignar de manera eficiente los recursos limitados, como las tomas de corriente de la estación de carga (CS, por sus siglas en inglés), para satisfacer la demanda energética de los vehículos eléctricos en un período de tiempo determinado. Un aspecto fundamental de este problema es cómo modelar la carga de manera que se ajuste tanto a las limitaciones del sistema como a las necesidades de los vehículos.
Por ejemplo, en un caso típico con múltiples tomas de corriente, los vehículos pueden necesitar ser cargados en distintos intervalos de tiempo debido a diversas restricciones, como los tiempos de liberación de los vehículos, que dependen de cuándo estarán disponibles para la carga. A esto se añade el desafío de gestionar de forma eficiente el consumo de energía en función de la demanda de los vehículos y la capacidad de la infraestructura, lo que implica, además, considerar el costo asociado a la compra de electricidad de la red.
El modelo básico que se utiliza para la optimización de la carga asume que la potencia promedio durante el intervalo de carga es constante. Este enfoque es sencillo, pero en la práctica puede resultar en una subestimación de la verdadera demanda de energía en intervalos más cortos, ya que la potencia no se distribuye de manera uniforme en todos los casos. Sin embargo, se opta por mantener este enfoque simplificado debido a su utilidad para resolver el problema de manera más manejable. De elegir un modelo más detallado, con potencia variable a lo largo de los intervalos de tiempo, se introducirían complicaciones adicionales que harían mucho más difícil encontrar una solución óptima.
En cuanto a las estaciones de carga, el modelo también debe tener en cuenta cómo se comportan los sistemas de almacenamiento de energía, que son similares en su funcionamiento a los vehículos eléctricos. En este caso, el almacenamiento sirve para balancear la carga entre los momentos de alta y baja demanda, ayudando a reducir la presión sobre la red eléctrica y haciendo que el proceso de carga sea más económico.
Para entender mejor cómo funciona este proceso, se presenta un caso de estudio con tres tomas de corriente en una estación de carga. Se plantean tres escenarios en los que se varía la cantidad de energía solicitada por los vehículos, lo que afecta tanto al horario de carga como al coste asociado. En el primer escenario, los vehículos tienen baterías de 22 kWh a 30 kWh y la estación de carga debe gestionar el flujo de energía de manera eficiente. Los resultados muestran que, en este caso, solo un vehículo puede ser cargado en el primer intervalo de tiempo debido a las restricciones del sistema. Además, se observa que la energía requerida por la estación se abastece en su mayoría mediante la compra de electricidad de la red, con un coste total de 90.12 euros y un tiempo de procesamiento de 15 segundos.
Cuando la capacidad de las baterías de los vehículos aumenta (escenario dos), la cantidad de energía solicitada por cada uno de ellos también aumenta, lo que provoca que todos los enchufes de la estación de carga se utilicen simultáneamente. A pesar de que se sigue produciendo energía a partir de plantas de combustible fósil, el sistema continúa gestionando la carga de forma eficiente, y el coste total sube a 108.15 euros. Este aumento en la capacidad de las baterías refleja cómo la optimización del proceso de carga debe tener en cuenta la variabilidad de la demanda a medida que cambia la capacidad de los vehículos.
En un tercer escenario, cuando las baterías de los vehículos se incrementan aún más, la estrategia de optimización tiene que adaptarse nuevamente. Aquí, los tiempos de carga se extienden ligeramente y algunos vehículos tienen que empezar a cargarse antes de lo previsto para cumplir con los plazos establecidos. A pesar de que también se incrementa la generación de energía a partir de fuentes fósiles, el coste final se eleva a 131.02 euros, y el tiempo de ejecución aumenta a 35 segundos. Esta variabilidad ilustra cómo, a medida que la demanda de energía crece, la eficiencia del sistema se ve afectada, y el proceso de carga se alarga, generando mayores costos y tiempos de operación.
Lo que se debe resaltar en estos casos es la importancia de un enfoque que considere no solo la carga de los vehículos de forma individual, sino también el comportamiento conjunto de todos los elementos del sistema, incluida la infraestructura de carga, la red eléctrica y los sistemas de almacenamiento. Además, el uso de modelos matemáticos, como los polinomios de carga, es esencial para predecir el comportamiento del sistema y optimizar los recursos disponibles.
Para los lectores interesados en profundizar en la optimización de la carga de vehículos eléctricos, es fundamental entender que este tipo de problemas no solo se limita a los vehículos individuales, sino que involucra un sistema complejo de interacciones entre el almacenamiento de energía, la disponibilidad de electricidad de la red y las restricciones operativas de la estación de carga. Además, las decisiones de optimización deben ser tomadas en función de las limitaciones de tiempo y recursos, buscando siempre un equilibrio entre costo, tiempo de ejecución y eficiencia en el uso de energía.
¿Cómo se optimiza la recarga de vehículos eléctricos en redes inteligentes mediante programación matemática?
En el estudio de la optimización de la recarga de vehículos eléctricos (EVs) en redes inteligentes, se presentan varios factores críticos que permiten maximizar la eficiencia del proceso de carga mientras se minimizan los costos y el uso de infraestructura. En este contexto, se establece un enfoque basado en la modelización matemática de las operaciones de carga, considerando el comportamiento periódico del sistema y las restricciones físicas y operativas involucradas en el proceso.
Las desigualdades disyuntivas descritas en las ecuaciones (6.11) a (6.14) aseguran la exclusividad mutua entre las diferentes combinaciones de los pares de potencias de carga, PS1,i y PS2,i, para cada uno de los buses que deben recargarse. Estas relaciones aseguran que solo una de las opciones de carga o descarga esté activa en un momento dado para cada vehículo, controlando la disponibilidad de la potencia en cada instancia. En este tipo de modelos, se introduce el concepto de variables binarias auxiliares, como θ1,i y θ2,i, que actúan como interruptores para definir si un bus está cargando o descargando en un intervalo específico.
Otro conjunto de restricciones, como las descritas en las ecuaciones (6.15) a (6.18), regula el tiempo de inicio y finalización de cada ciclo de carga, así como la secuenciación de las operaciones para ajustarse a las ventanas de tiempo disponibles y las diferencias entre las llegadas y las salidas de los vehículos. Estas restricciones temporalmente dependientes son esenciales para garantizar que el proceso de recarga no interfiera con la operatividad regular del sistema de transporte público, garantizando, además, que se cumplan los requerimientos de tiempo de recarga sin exceder los límites operativos de los vehículos.
El aspecto periódico del problema es otra dimensión importante, que se modela con las ecuaciones (6.19) y (6.20). Estas ecuaciones vinculan el estado de carga inicial y final de los vehículos, asegurando que el sistema regrese a su estado original al final de cada ciclo, lo que es fundamental para la correcta planificación a largo plazo del uso de los recursos de energía.
Además, las restricciones físicas sobre las potencias de carga y descarga de los buses, como las descritas en las ecuaciones (6.21) a (6.26), son imprescindibles para garantizar que los flujos de energía se mantengan dentro de los límites operativos del sistema. Estas limitaciones permiten modelar las capacidades de los generadores de energía, los cargadores y las baterías de los vehículos, asegurando que no se sobrepasen los valores máximos o mínimos de potencia que podrían dañar los equipos o interrumpir el servicio de transporte.
La ecuación (6.29) introduce una restricción adicional que asegura que la energía demandada por cada vehículo se satisface de acuerdo con su consumo energético, que depende de la eficiencia de las baterías de los buses eléctricos. Esto es crucial para modelar la realidad de los vehículos eléctricos, ya que la demanda de energía de cada bus varía según el tipo de trayecto y las condiciones del recorrido, como el consumo asociado a la distancia recorrida y la diferencia de altitud.
En este escenario, la aplicación práctica de este modelo se demuestra mediante un caso de estudio en el que se considera una flota de cinco buses eléctricos que deben ser recargados. Este escenario base muestra que es posible recargar todos los vehículos utilizando una única estación de carga, lo cual representa una ventaja económica significativa al reducir el costo de inversión inicial en infraestructura. Los resultados obtenidos indican que la recarga de los buses se realiza de manera eficiente, con una utilización optimizada de los recursos energéticos disponibles y una gestión de la energía que minimiza los costos operativos. La capacidad de modelar las interacciones de estos vehículos con la red eléctrica de forma inteligente se traduce en un ahorro considerable, tanto en términos de infraestructura como de costos operativos a lo largo del tiempo.
El análisis de los perfiles de potencia de los cinco buses revela cómo el sistema optimiza la distribución de energía entre los vehículos, garantizando que la potencia máxima disponible se asigne a la mayoría de los buses, mientras que el elemento de almacenamiento de energía se mantiene casi al 50% de su capacidad en todo momento. Este enfoque muestra la viabilidad de una infraestructura de recarga más eficiente, lo que puede ser replicado en otros escenarios de ciudades con flotas de buses eléctricos.
La aplicación de herramientas de software especializadas como LINGO™ y QGIS facilita la implementación de estos modelos matemáticos, permitiendo calcular los parámetros necesarios para la optimización, como el consumo energético, la duración de los recorridos y las diferencias de altitud que afectan al rendimiento de los vehículos. En el caso específico de las líneas de bus 516 y 517 de la ciudad de Génova, el análisis detallado de los trayectos y las características del recorrido (distancia, paradas y desnivel) ha sido clave para determinar el consumo energético y la viabilidad de la recarga.
Es fundamental entender que la optimización de la recarga de vehículos eléctricos en una red inteligente no solo implica el cálculo preciso de las necesidades energéticas, sino también la integración de factores dinámicos como la demanda fluctuante de energía y la capacidad de la infraestructura para adaptarse a cambios en tiempo real. La sincronización de los procesos de carga con la disponibilidad de la red y la programación eficiente de las estaciones de carga son aspectos esenciales para garantizar la sostenibilidad del sistema a largo plazo.
¿Cómo optimizar la gestión de vehículos eléctricos, estaciones de carga y comunidades energéticas en el futuro de la movilidad sostenible?
La gestión de vehículos eléctricos (VE) y de estaciones de carga inteligentes está adquiriendo cada vez más importancia dentro del marco de la movilidad sostenible. Estos sistemas no solo afectan a la eficiencia del transporte, sino que también influyen de manera crucial en la administración de recursos energéticos y en la integración de tecnologías emergentes que contribuyen a la sostenibilidad. En este contexto, uno de los principales desafíos es el diseño de estrategias óptimas de rutas y cargas, tanto para los vehículos como para las infraestructuras que los soportan.
Cuando se trata de vehículos eléctricos utilizados para el transporte de mercancías, es fundamental definir las rutas más eficientes hacia su destino, lo que implica considerar el tipo y la localización de las estaciones de carga, la capacidad de la batería, los tiempos de carga, el consumo energético y el coste asociado a estos procesos. Este problema extiende el clásico Vehicle Routing Problem (VRP) con ventanas de tiempo (VRPTW), y se encuadra dentro de la clase de problemas de optimización de rutas verdes (Green VRP, GVRP). A nivel computacional, el problema del Electric Vehicle Routing Problem (EVRP) es un desafío NP-duro, ya que generaliza el VRP clásico, que ha demostrado ser NP-duro.
Los algoritmos de gestión de la carga en las estaciones de recarga también representan un área crítica para la eficiencia del sistema en su conjunto. Estos algoritmos permiten la modulación de la potencia entre los vehículos eléctricos conectados a múltiples enchufes dentro de una estación de carga, siempre respetando las limitaciones de potencia que pueden extraerse de la red eléctrica externa. Esta gestión en tiempo real es esencial para garantizar la disponibilidad y la estabilidad de la red eléctrica, especialmente en parques de carga donde la información sobre los vehículos eléctricos puede ser limitada.
Uno de los enfoques recientes para mejorar la gestión de la energía es el concepto de agregadores de energía y las comunidades energéticas (ECs). Los agregadores actúan como entidades económicas que coordinan la reducción de la carga eléctrica en un área determinada, lo que resulta en un beneficio tanto para los usuarios como para el operador del sistema de transmisión. En este contexto, los vehículos eléctricos, especialmente aquellos de gran capacidad como los autobuses eléctricos, ofrecen un reservorio considerable de flexibilidad, ya que pueden actuar como sistemas de almacenamiento de energía. Además, los parques de carga que albergan numerosos vehículos eléctricos pueden actuar como prosumidores, participando activamente en el mercado energético mediante políticas de carga inteligente y de vehículo-a-red (V2G, por sus siglas en inglés).
Desde una perspectiva de modelado, la inclusión de estos sistemas en problemas de optimización de mercados de equilibrio energético es compleja, ya que es necesario tener en cuenta el comportamiento dinámico de los vehículos y las estaciones de carga. Este enfoque no solo incrementa la complejidad de los modelos, sino que también exige mayores tiempos de ejecución para encontrar soluciones óptimas, lo que resalta la necesidad de avances tecnológicos en la automatización y la digitalización.
Las comunidades energéticas (ECs) representan una de las respuestas más prometedoras a los retos de la transición energética en Europa, tal como se establece en el Pacto Verde Europeo. Las ECs son grupos de consumidores y productores de energía que comparten recursos como paneles solares, baterías y unidades de cogeneración. A través de esta cooperación, las ECs no solo optimizan el uso de recursos renovables, sino que también pueden participar en programas de respuesta a la demanda para reducir y desplazar la carga en momentos críticos. Este enfoque refleja una ventaja clave de las ECs, al facilitar el uso conjunto de recursos en beneficio mutuo de la comunidad.
En cuanto a la planificación y diseño de ECs, se requieren modelos de optimización para gestionar adecuadamente los recursos distribuidos y las redes acopladas dentro de un área local. Estos modelos deben considerar la dinámica de los sistemas, lo que a su vez implica desafíos adicionales en cuanto a la digitalización, la automatización y el uso de plataformas de Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). Además, el fortalecimiento de las infraestructuras de ciberseguridad y la resiliencia frente a riesgos naturales y cibernéticos son componentes esenciales en la construcción de un sistema energético más seguro y eficiente.
Finalmente, es importante señalar que los vehículos eléctricos no solo impactan la gestión energética y de recursos, sino también el sistema de transporte y la movilidad sostenible en general. La integración de redes de transporte autónomo, sistemas eléctricos y redes de logística se presenta como una de las vías más prometedoras para optimizar los flujos de tráfico y reducir la huella de carbono en las ciudades.
El desafío de optimizar las rutas de los vehículos eléctricos, la gestión de la energía en las estaciones de carga y el diseño de comunidades energéticas interconectadas requiere no solo avances en los modelos de optimización, sino también una integración más profunda de diversas disciplinas, como los sistemas de tráfico, los vehículos autónomos y las redes eléctricas. Es esencial que los avances tecnológicos no solo se enfoquen en la mejora de la eficiencia, sino también en la creación de modelos de negocio sostenibles que favorezcan la participación activa de los ciudadanos en la transición energética.

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