En la teoría cuántica, el momento angular es un concepto central que se encuentra no solo en las descripciones de sistemas macroscópicos, sino también en los sistemas microscópicos, como los de partículas elementales. A través de la redefinición, podríamos considerar las funciones propias simultáneas de 1-1 y cualquier otro componente de 1 en lugar de I3. No vamos a probar esto, pero estas consideraciones agotan los espectros de los momentos angulares. Es decir, los espectros de ljl_j son Z\mathbb{Z}, y el espectro de 111 \cdot 1 es {0,2,6,12,}\{0, 2, 6, 12, \dots\}. Cabe señalar que jNj \in \mathbb{N} sigue de la exigencia de que el YmY^m debe ser periódico con período 2π2\pi en la colatitud. Esto agota las representaciones irreducibles de SO(3)SO(3), pero la ecuación (2.63) también se cumple para el álgebra de Lie del grupo de cobertura universal SU(2)SU(2) de SO(3)SO(3). En este caso general, existen representaciones irreducibles para todos jN/2j \in \mathbb{N}/2. Este hecho es fundamental para la descripción del spin de partículas.

Aunque no se discutirá a fondo el espectro de los momentos angulares en sistemas de N partículas, el procedimiento para abordar este problema es claro: se trata de productos tensoriales de las representaciones anteriores y reducción a componentes irreducibles. Sin embargo, en la física, esto no es suficiente. Dependiendo de lo que se esté midiendo, ciertas bases particulares en los espacios de representación producto son esenciales. Un cálculo bastante elaborado para tratar esto ha sido desarrollado, comenzando con el trabajo pionero de Racah y Wigner, y puede encontrarse en el texto de Wigner.

En este contexto, partículas con momento angular LL interactúan con campos magnéticos HH, siendo la energía de interacción lineal y proporcional a LHL \cdot H. Debido a esto, el comportamiento de haces de partículas cargadas al atravesar regiones de campos magnéticos se ha convertido en una técnica diagnóstica clave en la teoría cuántica. En los primeros experimentos de la mecánica cuántica, se descubrió de esta manera que ciertas partículas, en particular electrones, protones y neutrones, se comportaban como si tuvieran un momento angular intrínseco con j=/2j = \hbar/2. Este grado de libertad interno se conoce como el spin; decimos que estas partículas tienen spin 1/21/2. En contraste, los piones tienen spin 0, los fotones tienen spin 1, ciertas partículas elementales exóticas tienen spin 3/23/2, y los cuantos de la gravedad, si existen, probablemente tengan spin 2.

Es interesante notar que existen dos clases distintas de partículas, según sus spins: aquellas con 1/2,3/2,1/2, 3/2, \dots y aquellas con 0,1,0, 1, \dots. Las partículas de la primera clase se conocen como fermiones, y las de la segunda clase como bosones. La distinción entre estas dos clases surge del hecho de que los bosones pueden ser descritos mediante representaciones de SO(3)SO(3), mientras que los fermiones requieren representaciones del grupo de cobertura SU(2)SU(2). La comprensión más profunda del spin requiere un tratamiento totalmente relativista, pero existe una descripción no relativista del spin, propuesta por Pauli, que es suficiente para los propósitos aquí tratados.

De acuerdo con la teoría de Pauli para partículas con spin 1/21/2, se utiliza la representación d12d_{\frac{1}{2}} del álgebra de Lie su(2)su(2). Esta representación actúa sobre el espacio C2\mathbb{C}^2, siendo las matrices de Pauli σj\sigma_j una base del álgebra de Lie, j=1,2,3j = 1, 2, 3. Al tener en cuenta el spin, el espacio de Hilbert para una partícula con spin 1/21/2 se modifica de L2(R3)L^2(\mathbb{R}^3) a L2(R3)C2L^2(\mathbb{R}^3) \otimes \mathbb{C}^2. Lo que anteriormente se consideraba un observable AA ahora se representa mediante el operador AI2A \otimes I_2, donde I2I_2 es la matriz identidad 2×22 \times 2.

Si consideramos las rotaciones en el espacio del spin C2\mathbb{C}^2, podemos ver que las matrices Sj=σjS_j = -\sigma_j son los análogos directos de ljl_j, y por ello se les denomina operadores de momento angular de spin, o simplemente operadores de spin. Esta identificación no tiene en cuenta el aspecto espacial de la partícula, pero esto se puede abordar fácilmente. Si la identidad en L2(R3)L^2(\mathbb{R}^3) se escribe como II, los operadores de spin toman la forma IσjI \otimes \sigma_j. Los observables generales son operadores en L2(R3)C2L^2(\mathbb{R}^3) \otimes \mathbb{C}^2 y son combinaciones lineales infinitas y convergentes de operadores de producto de la forma AmA \otimes m, donde AA es un operador en L2(R3)L^2(\mathbb{R}^3) y mm es una matriz en C2\mathbb{C}^2. Para proporcionar una distinción, nos referiremos a ll como el momento angular orbital, aunque la partícula puede no estar en un estado de órbita.

Gran parte de la formalidad del spin sigue el mismo esquema que para el momento angular orbital descrito anteriormente. Por ejemplo, si consideramos solo el spin, los componentes espaciales pueden ser tensorizados posteriormente. Correspondiendo a los armónicos esféricos, tenemos los vectores e+e_+ y ee_-, que representan el spin alineado en una dirección definida en el espacio (spin hacia arriba) y en la dirección opuesta (spin hacia abajo), respectivamente. Esta dirección puede ser determinada, por ejemplo, por un campo magnético externo. Dado que el spin es un observable cuántico esencialmente, también existirá un estado sin una orientación de spin definida.

Los vectores de spin satisfacen las siguientes ecuaciones:

Sje±=(±12)e±,SSe±=34e±.S_j e_{\pm} = (\pm \frac{1}{2}) e_{\pm}, \quad S \cdot S e_{\pm} = \frac{3}{4} e_{\pm}.

Podemos definir los operadores de subida y bajada del spin como:

S±=S1±iS2,S_{\pm} = S_1 \pm i S_2,

con la propiedad que

S±e±=0,S±e=e±.S_{\pm} e_{\pm} = 0, \quad S_{\pm} e_{\mp} = e_{\pm}.

Evidentemente, el espectro de cada SjS_j es el conjunto de dos puntos {1/2,+1/2}\{ -1/2, +1/2\}, y el espectro de SSS \cdot S es el conjunto {3/4}\{3/4\}. También debemos notar las relaciones de conmutación su(2)su(2):

[Sj,Sk]=iϵjklSl.[S_j, S_k] = i \epsilon_{jkl} S_l.

Finalmente, mencionamos sin entrar en más detalles que la teoría de Pauli se extiende a partículas de spin ss de manera obvia. El espacio de Hilbert del sistema se modifica ahora a L2(R3)C2s+1L^2(\mathbb{R}^3) \otimes \mathbb{C}^{2s+1}. Los operadores de momento angular de spin ss son los generadores matriciales de las rotaciones unidimensionales alrededor de los ejes cartesianos en el espacio de spin C2s+1\mathbb{C}^{2s+1}.

¿Cómo afecta la normalidad del cono positivo en una álgebra unital?

La normalidad del cono positivo en una álgebra *-algebra tiene implicaciones fundamentales para la estructura y comportamiento de los elementos dentro de dicha álgebra. A través de las propiedades que emergen de la normalidad, es posible analizar y deducir una serie de resultados que influyen en el comportamiento de los conjuntos acotados y las topologías asociadas. Vamos a explorar estos conceptos en detalle.

Consideremos un espacio de funciones de onda W=C(M)W = C^\infty(M) sobre uno de los sistemas compuestos descritos anteriormente. El álgebra correspondiente es A(W)A(W), la cual se encuentra equipada con una topología uniforme T\mathcal{T}_\infty. Es crucial destacar que, a menos que se indique lo contrario, siempre que se hace referencia a un cono positivo, este será el cono KK sobre la álgebra AA. Dado esto, se omiten habitualmente los índices y se abrevia la álgebra de observables de la siguiente manera: A+(W)=X100\mathcal{A}_+(W') = X100.

Dentro de este contexto, una de las propiedades más significativas del cono positivo KK es su normalidad. La normalidad se refiere a la existencia de una base de seminormas para la cual se cumplen ciertas desigualdades que garantizan la continuidad de los elementos dentro de la estructura algebraica. Específicamente, la normalidad de KK implica que cualquier subconjunto acotado por orden de AhA_h está acotado para la topología uniforme. Es decir, si un conjunto BAhB \subset A_h es acotado por orden, también lo será en términos de la topología uniforme, lo cual es crucial para la estabilidad y control de los elementos en la álgebra.

La normalidad del cono también implica que, dado un par de redes (ai)(a_i) y (bi)(b_i) en KK, donde aibia_i \leq b_i para todo ii, si bi0b_i \to 0, entonces también ai0a_i \to 0. Este tipo de comportamiento es característico de espacios donde los límites y las convergencias son controladas de manera precisa, y la topología asociada no presenta comportamientos inesperados o discontinuidades. Además, si EE es un subespacio real de AhA_h, entonces el cono KEK \cap E es también normal bajo la topología subespacial.

Una consecuencia importante de esta normalidad es que el interior del cono positivo KK es vacío, ya que la topología uniforme no es normable. Sin embargo, este vacío no es un inconveniente, sino que establece una propiedad esencial para el estudio de los intervalos de orden en AhA_h. Los intervalos de orden en este contexto se definen como subconjuntos [a,b]={cAh:acb}[a, b] = \{ c \in A_h : a \leq c \leq b \}, y son cruciales para el análisis de los elementos en términos de sus relaciones de orden.

Por otro lado, el comportamiento de los intervalos de orden bajo la topología ordenada también tiene implicaciones profundas en términos de la teoría de la medida y la geometría de los espacios de Hilbert y Banach asociados. En particular, si consideramos la topología ordenada como la topología más fina y localmente convexa en AA, que es Hausdorff, podemos observar que la familia de seminormas asociada con la topología ordenada nos da una descripción detallada de la estructura de los intervalos de orden. Estos intervalos son limitados por la topología ordenada, lo que a su vez implica que KK y pp-topología coinciden bajo ciertas condiciones, facilitando el análisis y control de la estructura algebraica en cuestión.

Un aspecto clave en este análisis es la noción de límites inductivos y cómo la topología inducida por la familia de seminormas en AA determina la relación entre los diferentes subconjuntos y sus comportamientos límites. La descripción precisa de estas relaciones es esencial para comprender la estabilidad y la convergencia de los elementos dentro del álgebra, lo que tiene repercusiones en el cálculo y las predicciones dentro de sistemas cuánticos y otros campos relacionados con el álgebra funcional.

Finalmente, si bien el texto aborda principalmente la estructura de los conos positivos en álgebras unitales, es esencial recordar que estos resultados se extienden a un amplio espectro de álgebras, incluyendo las C*-álgebras y las álgebras GB*, que contienen a las C*-álgebras. Las conclusiones obtenidas para las C*-álgebras son, por tanto, aplicables en contextos más generales, lo que abre la puerta a futuras investigaciones en la teoría de operadores y en la descripción de sistemas cuánticos complejos.

¿Cómo se define un conjunto completo de observables conmutativos en un álgebra de operadores?

En el contexto de la teoría de operadores y álgebras de operadores, la noción de un conjunto completo de observables conmutativos, o CSCO por sus siglas en inglés, es crucial para comprender la estructura de los sistemas cuánticos y sus observables. Aquí exploraremos algunos de los resultados clave sobre estos conjuntos y cómo se comportan dentro del marco de álgebra de operadores.

Para empezar, consideremos los conmutantes débiles y fuertes de un conjunto de operadores. El conmutante débil de un operador BB, denotado π(B)w\pi(B)'_w, es un subespacio lineal de C(Y)\mathcal{C}(Y), cerrado en la topología de operadores débiles. Este conmutante contiene al operador unidad, es *-simétrico y es el span lineal de sus elementos positivos, aunque no se trata, en general, de un álgebra. Si BB es autoadjunto, el conmutante débil y el fuerte coinciden. Esto proporciona una base importante para la construcción de álgebra de operadores, ya que la interacción entre los operadores y sus conmutantes débiles y fuertes ofrece una estructura rica y compleja que permite el análisis de sistemas cuánticos.

Siguiendo esta línea, podemos definir un conjunto completo de observables conmutativos dentro de un álgebra de operadores maximal. Definimos que un conjunto de observables hermitianos Q={Q1,,Qn}Q = \{ Q_1, \dots, Q_n \} es un CSCO para un álgebra de operadores B+(D)\mathcal{B}^+ (D) si satisface ciertas condiciones de conmutatividad y de dependencia entre los observables. En particular, el conjunto debe cumplir con la propiedad de que existe un vector normalizado en DD que es cíclico, lo que significa que el conjunto de vectores {tvQ:tC}\{ tvQ : t \in \mathbb{C} \} es denso en WW, el espacio de Hilbert correspondiente. Esto asegura que el sistema es lo suficientemente completo como para describir el estado cuántico del sistema de manera exhaustiva.

Un resultado importante derivado de esta definición es que, si QQ es un CSCO para B+(D)\mathcal{B}^+(D), entonces el dominio DD contiene un conjunto denso de vectores que son analíticos para todos los aja_j. Este dominio es estable bajo la acción de los operadores aja_j y actúa como un núcleo para cada uno de estos operadores. La propiedad de ser autoadjunto del operador resultante también es esencial para garantizar que el conjunto de observables es completo en términos de la representación del sistema físico.

Además, el conmutante débil acotado, bajo estas condiciones, forma una álgebra WW^*, que es fundamental en la descripción de sistemas cuánticos dentro de álgebra de operadores. En el caso en que los operadores sean autoadjuntos, los conmutantes débiles y fuertes se comportan de manera equivalente, lo que refuerza la noción de que el conjunto QQ es un CSCO adecuado para describir el sistema cuántico.

Los ejemplos ilustrativos en este contexto son diversos. Por ejemplo, para el espacio de funciones de onda que hemos considerado, los componentes del operador número constituyen un CSCO para el álgebra de observables, como se requiere. En el caso de un sistema de un solo grado de libertad, un CSCO puede ser formado por el operador de energía cinética, el cuadrado del momento angular y una de sus componentes. Esto se generaliza fácilmente a sistemas con múltiples grados de libertad, lo que resalta la aplicabilidad de esta teoría en diversos escenarios físicos.

Otro ejemplo notable es el conjunto de todas las coordenadas, que no constituye un CSCO para la álgebra de operadores AA, pero sí lo es para la álgebra P\mathcal{P} cuando DD se define como el conjunto de todos los elementos en L2(Rd)L^2(\mathbb{R}^d) de disminución rápida en el infinito. En este caso, el conjunto de todos los momentos forma un CSCO para P\mathcal{P} con PP igual al espacio de Sobolev H2,H^{2,\infty}, lo que demuestra la flexibilidad de estos conjuntos en diferentes contextos de física matemática.

En términos de álgebra, el conmutante bi-debilitado contiene una clase amplia de funciones de los operadores en QQ. Por ejemplo, para los momentos, contiene muchos operadores pseudo-diferenciales, incluyendo todas las potencias reales del operador Laplaciano. Esto amplía aún más el alcance de los conjuntos completos de observables conmutativos al incluir operadores más complejos que juegan un papel importante en la teoría de campos cuánticos y sistemas dinámicos.

Por último, la investigación de los ideales en el contexto de álgebra de operadores, tal como se estudia en los trabajos de Kiürsten, también es relevante para entender la estructura interna de las álgebra de operadores y sus ideales cerrados en la topología usual de hh. En este sentido, la teoría de ideales juega un papel fundamental en la organización de los operadores dentro de espacios de Hilbert y la caracterización de sus propiedades algebraicas.

El estudio detallado de estos conceptos proporciona una base sólida para comprender la estructura y el comportamiento de los sistemas cuánticos y sus observables, permitiendo a los investigadores desarrollar herramientas matemáticas poderosas para el análisis y la predicción de fenómenos físicos.

¿Cómo la Teoría Cuántica se Conecta con las Álgebras Topológicas?

En el campo de la mecánica cuántica, tanto la comprensión teórica como la maestría en los cálculos asociados presentan características muy particulares. Por un lado, se exige un entendimiento profundo de los principios, pero, por otro, las herramientas matemáticas necesarias para llevar a cabo los cálculos son relativamente sencillas de aprender. Sin embargo, esta dualidad de complejidad crea una sensación de que los problemas subyacentes son meras formalidades y no representan obstáculos significativos en el proceso de investigación. Este enfoque, aunque comprensible, resulta en ocasiones contraproducente, ya que lleva a pasar por alto la relevancia de los problemas teóricos y conceptuales más profundos que sostienen toda la estructura de la teoría.

Para avanzar realmente en la comprensión de la mecánica cuántica, es esencial formular los problemas de manera precisa y rigurosa. Solo con una adecuada estructura matemática es posible diferenciar lo que constituye una dificultad esencial de lo que podría considerarse accesorio o irrelevante. Este proceso no solo implica un examen de las herramientas matemáticas en sí, sino también una revalorización del contexto en el que se aplican estas herramientas. Sin una base conceptual sólida, incluso los cálculos más fáciles pueden perder su sentido y llegar a producir resultados engañosos.

En este sentido, las álgebras topológicas juegan un papel crucial en la formulación de la mecánica cuántica moderna. Las observables, los estados y las representaciones de los operadores no se entienden completamente sin abordar sus propiedades algebraicas subyacentes. Por ejemplo, una de las ideas centrales en la teoría cuántica es la relación entre el operador de Hamiltoniano y las simetrías del sistema físico, las cuales están íntimamente relacionadas con la estructura algebraica de las observables. Los sistemas cuánticos se describen mediante representaciones de álgebras de operadores, donde las propiedades topológicas y algebraicas de estos operadores definen el comportamiento dinámico de las partículas.

Una de las estructuras algebraicas más relevantes en este contexto es el álgebra de observables, que está asociada con el espacio de Hilbert que describe el sistema cuántico. Esta álgebra permite entender la relación entre los estados cuánticos y las observables físicas del sistema, algo que se logra mejor a través del análisis de sus propiedades topológicas. Las observables, como los operadores de posición y momento, son elementos fundamentales para la mecánica cuántica, y su estudio desde el punto de vista de la teoría de álgebras revela una rica interacción entre la matemática y la física.

La dinámica de los sistemas cuánticos, que describe la evolución de los estados a través del tiempo, también depende de cómo se manipulan los operadores dentro de estos álgebras. Las simetrías que se observan en los sistemas cuánticos, como las invariancias bajo transformaciones de Lorentz o de gauge, están profundamente conectadas con los automorfismos de las álgebras de operadores. El estudio de estas simetrías y sus implicaciones en la dinámica de los sistemas puede proporcionar una mejor comprensión de las interacciones fundamentales en la naturaleza.

Es importante entender que las teorías de álgebras no son solo una herramienta matemática abstracta, sino una clave para comprender los principios fundamentales que gobiernan las leyes físicas. De hecho, gran parte de la mecánica cuántica moderna, especialmente en su formulación algebraica, no solo depende de los detalles técnicos de los operadores, sino también de una visión más amplia sobre cómo las estructuras algebraicas subyacentes imponen restricciones a los comportamientos físicos observados.

Un aspecto crucial que todo lector debe tener en cuenta es que, aunque las herramientas matemáticas puedan parecer un mero conjunto de reglas formales, su poder real reside en cómo estas estructuras se traducen en descripciones físicas concretas. La elegancia de la mecánica cuántica no solo radica en la complejidad de sus formulaciones, sino en la forma en que estas se vinculan a la realidad física, proporcionando predicciones y modelos de fenómenos observados en el mundo microscópico.

¿Cómo se mide un observable en la mecánica cuántica: la teoría de los instrumentos y sus implicaciones?

En lugar de simplemente leer los autovalores, los instrumentos leen intervalos espectrales o, de manera más general, subconjuntos de Borel del espectro. Por conveniencia matemática, se permite que nuestros instrumentos acepten funcionales lineales positivos que no necesariamente estén normalizados. Dado que el cono positivo KK' de A1A1 es generador, la linealidad sugiere que extendamos esto de manera que se acepten elementos arbitrarios de A1A1. Nuestro instrumento primitivo, entonces, es una familia de mapas lineales desde A1A1 (entrante) a A1A1 (saliente), etiquetados por los subconjuntos de Borel del observable a medir, y que preservan positividad y normalización. Este último requerimiento implica que los estados se mapean a estados.

Como primer refinamiento, se requiere una cierta σ\sigma-aditividad sobre los subconjuntos de Borel para ser compatible con el teorema espectral. Davies y Lewis encuentran conveniente tomar las familias espectrales obtenidas a partir de los operadores como su noción de observable. Este punto de vista es similar al adoptado por otros autores, como Ludwig. En vista del teorema espectral de Naimark para operadores simétricos, admiten como observables medidas valoradas en operadores positivos (POVM, por sus siglas en inglés). Un observable representado por un operador autoadjunto se distingue entonces por una descomposición espectral única en términos de una medida valorada en proyecciones (PVM).

Sus resultados son interesantes. Al aplicarlos a observables completos y simples, se obtienen los resultados usuales. Esto es intuitivamente claro, ya que los autovalores aislados son discernibles en los intervalos que los rodean. Las proyecciones propias también se distinguen por una discontinuidad en la medida espectral. Para observables generales, las cosas son diferentes. Uno registra intervalos espectrales, no solo puntos. Lejos de los autovalores, el estado de salida no es estrictamente repetible, aunque sí es definitivo.

En un trabajo posterior, Davies consideró la medición de un observable por medio de un instrumento correlacionado con un segundo observable. El segundo observable se construye de una cierta manera a partir de parte de la medida espectral del primero, y se dice que tiene menos información que el primero. Una medición con tal instrumento da información incompleta sobre el observable que se mide. El punto de esto es que no siempre es posible medir un observable de manera perfecta, pero sí puede ser posible medirlo de forma imperfecta en el sentido mencionado. Al juntar todas estas mediciones imperfectas, se obtiene la máxima información posible sobre el observable. Esto resulta ser la situación típica para operadores no acotados, y por lo tanto, esta idea, adaptada a nuestro modelo, será de importancia en lo que sigue.

Es importante señalar que Srinivas investigó una relajación de la definición de un instrumento en el caso acotado, con el fin de mantener la repetibilidad estricta. Encontró que esto requería reemplazar la σ\sigma-aditividad por la aditividad finita. La aditividad finita es un axioma muy limitado para la teoría de medidas. Además, dado que no parece estar empíricamente justificada, retendremos la σ\sigma-aditividad en lo que sigue.

Ahora presentamos una adaptación de la teoría de Davies y Lewis a la elección de L+(W)\mathcal{L}^+ (W) como álgebra de observables. Esta elección conlleva complicaciones técnicas esenciales que no están presentes en L(Y)\mathcal{L} (Y). El material de este capítulo es una refinación y extensión del trabajo de Dubin y Sotelo, y Sotelo. La definición natural de un instrumento parecería ser como un mapa desde los conjuntos de Borel del espectro hacia los mapas lineales positivos sobre XzXz, con valores para diferentes conjuntos de Borel que encajan como una medida. Un instrumento es un dispositivo para medir una propiedad cuántica, representada por un observable. Si esta interpretación física ha de ser posible, el pre-transpuesto de un instrumento debe ser una familia de mapas lineales que lleva observables a observables. Debido a que AA es incompleto, esta no es una propiedad general de los pre-transpuestos de los elementos de C(Az)\mathcal{C} (Az). Lo que debemos hacer es permitir solo aquellos elementos de C(Az)\mathcal{C} (Az) cuyos pre-transpuestos sean elementos de C(A)\mathcal{C} (A). Esto hace que la definición que adoptamos sea un poco torpe, pero no conocemos ninguna alternativa natural.

Partiendo de esto, comenzamos con el pre-transpuesto de un instrumento, al que llamamos operación. Un instrumento será entonces el transpuesto de una operación. Es posible definir una operación de tal manera que un instrumento tenga solo las propiedades que deseamos. En el trabajo de Dubin y Sotelo, esto fue llamado una expectativa. La terminología empleada ahora es consistente con el trabajo de Davies y Lewis, y de Haag y Kastler, quienes introdujeron el término por primera vez.

Otra dificultad está asociada con la descomposición espectral de los elementos de AhAh. A menos que bAhb \in Ah sea esencialmente autoadjunto, tiene muchas representaciones espectrales diferentes mediante medidas valoradas en operadores positivos (POVM). Esto es parte del teorema espectral de Naimark discutido anteriormente. En la otra dirección, consideramos todas las POVM que integran a un elemento de AhAh en una cierta topología. Llamamos a estas medidas λ\lambda-medidas, y escribimos (X)(X) para el conjunto de ellas. Consideremos el operador de posición esencialmente autoadjunto qq sobre S(R)S (R). La descomposición espectral de su cierre es única y se sabe que está dada por (A)(A) = la función característica del conjunto de Borel real AA. La familia {Aka}\{ A \rightarrow k_a \} es así la única λ\lambda-medida asociada con qq. Es fácil ver que existen funciones uS(R)u \in S(R) tales que xa(ω)(ω)x \rightarrow a(\omega)^{\prime}(\omega) no está en S(R)S(R). Este ejemplo muestra que existen λ\lambda-medidas que no dejan el dominio WW invariante. Por esta razón, debemos considerar el subconjunto de λ\lambda-medidas bajo el cual WW es estable. Llamamos a estas (λ,W)(\lambda, W')-medidas, y escribimos M+(λ,W)M^+(\lambda, W) para el conjunto de ellas.

A partir de estas (λ,W)(\lambda, W)-medidas construimos nuestros instrumentos. En este sentido, M+(λ,W)M^+(\lambda, W) contiene todas las preguntas cuánticas que pueden ser respondidas. Proponemos, por lo tanto, llamar a las (λ,W)(\lambda, W)-medidas preguntas.