En la gramática sintáctica tradicional, la estructura de una oración se describe por medio de un conjunto de reglas que organizan los constituyentes de una manera específica. Entre estos, los sustantivos (NP, por sus siglas en inglés) desempeñan un papel crucial. En la mayoría de las oraciones, un sustantivo funciona como sujeto (NP) o como parte de un predicado (VP). Sin embargo, no todos los sustantivos están inmediatamente debajo de la estructura oracional (S), algunos forman parte del complemento verbal o preposicional (PP), el cual a su vez forma parte de un VP o de otro NP. Esto resalta una de las características más interesantes de la estructura sintáctica: la flexibilidad y la multiplicidad de relaciones que los elementos de una oración pueden tener.

Por ejemplo, en la oración "The small dish watched the big spoon very warily", el sustantivo "the spoon" aparece dentro de un PP que está subordinado a un VP. Aquí, el PP no modifica directamente el VP, sino que está ligado al NP "the spoon". A su vez, esto forma parte de una estructura más amplia que se distribuye entre las diversas posiciones dentro de la oración. Este tipo de relaciones entre constituyentes permite un nivel profundo de análisis, lo cual se refleja en los diagramas arbóreos, que desglosan cada componente en su lugar dentro de la jerarquía sintáctica.

En otras oraciones, como "The dish from Montana eloped with the spoon from New York", los PPs se reparten entre diferentes funciones dentro de la oración. Uno se adscribe al NP "the dish", mientras que el otro se adscribe al VP "the spoon", pero este último tiene una función modificadora, vinculando la localización de cada sustantivo. De este modo, las estructuras más complejas surgen cuando combinamos estos elementos de forma que afectan la interpretación semántica de la oración.

La recursión es otro aspecto fundamental que permite a las reglas de estructura de frases generar frases de longitud infinita mediante la inserción de una frase dentro de otra del mismo tipo. Este principio de recursión, presente en todos los lenguajes, nos permite anidar elementos dentro de oraciones, creando estructuras complejas que se repiten indefinidamente. Un claro ejemplo de recursión es el uso de PPs dentro de PPs, como se ve en la oración "The boy played on the swing in the yard near the campus of the school for wayward boys". Aquí, los PPs se insertan unos dentro de otros, creando una cadena de relaciones espaciales que se expanden en capas sucesivas.

La ambigüedad estructural también juega un papel esencial en la sintaxis. Cuando una oración tiene más de un posible significado debido a la estructura de sus partes, hablamos de ambigüedad estructural. Un ejemplo claro es la oración "Hermione watched the wizard from the tower". La ambigüedad no se debe a los significados individuales de las palabras, sino a cómo se relacionan entre sí. La preposición "from the tower" puede formar parte del NP "the wizard" (indicado que el mago proviene de la torre), o del VP "watched" (lo que sugiere que la acción de observar se realiza desde la torre). Esta distinción requiere de dos estructuras profundas diferentes, que dan lugar a dos significados distintos de la misma oración en su estructura superficial.

Además de la ambigüedad, las oraciones pueden estar relacionadas entre sí de diferentes maneras, incluso sin ser sinónimas. Es el caso de oraciones declarativas y sus correspondientes preguntas, o de afirmaciones y negaciones. En términos de teoría sintáctica, esta relación se explica mediante operaciones sintácticas, reglas que derivan estructuras superficiales a partir de estructuras profundas comunes. Estas operaciones permiten la transformación de oraciones, de tal manera que se puedan obtener diferentes variantes a partir de una misma estructura subyacente, ya sea para formular preguntas o negaciones.

Lo esencial que debe comprender el lector es que la sintaxis no solo se ocupa de la estructura superficial de las oraciones, sino también de los principios subyacentes que rigen cómo las oraciones se forman, se modifican y se interpretan. Las reglas de recursión, la ambigüedad estructural y las operaciones sintácticas no solo afectan la construcción de frases complejas, sino que son esenciales para entender cómo funciona el lenguaje en su nivel más profundo. La capacidad de anidar frases dentro de otras de manera indefinida permite crear una enorme variedad de estructuras, mientras que la ambigüedad estructural revela la complejidad inherente en la interpretación del lenguaje.

¿Qué caracteriza el inglés hispano en las comunidades del suroeste de Estados Unidos?

Las comunidades hispanas, especialmente aquellas de ascendencia mexicana, llevan siglos habitando lo que hoy conocemos como el suroeste de los Estados Unidos. A lo largo de los años, estas comunidades han desarrollado diversas variantes del inglés, siendo las más conocidas y estudiadas el inglés Chicanx, el inglés puertorriqueño y el inglés cubano. El primero de estos, a veces denominado inglés Chicano, se ha adaptado para incluir una variante de género neutro, el término "Chicanx", para evitar la connotación masculina implícita en el sufijo "-o" del término original.

El inglés hispano, en cualquiera de sus variantes, no es simplemente inglés hablado con acento español ni una mezcla de inglés y español (Spanglish), como muchos podrían pensar. A pesar de que algunos inmigrantes recientes pueden hablar inglés con un acento influenciado por el español, el acento de sus hijos, quienes crecen hablando inglés (o ambos idiomas), no es un "acento extranjero", sino simplemente una variación fonológica del inglés. Al igual que el inglés de los neoyorquinos o el de los del sur de Estados Unidos, el inglés hispano no es menos legítimo, sino una variedad completamente válida, con registros que van desde lo más formal hasta lo coloquial.

El inglés Chicanx (CE, por sus siglas en inglés), es una de las variedades más prominentes dentro de las comunidades de descendencia mexicana. Se habla en diversas ciudades y áreas rurales de Estados Unidos, especialmente en el suroeste, y es una variedad lingüística estable que representa a una parte significativa de la población. Entre sus características fonológicas, se observa una influencia directa del español que se ha integrado de manera natural al inglés. Por ejemplo, el español no tiene el sonido vocálico [I], por lo que el sonido [i] asume su papel en el inglés Chicanx. Esto provoca que palabras como "leap" y "lip" se pronuncien de manera similar, como [lip]. También se produce una variación en la pronunciación de ciertos sonidos consonánticos: el [ʃ] del inglés estándar estadounidense (SAE) se convierte en [tʃ] al inicio de las palabras en CE, haciendo que "shame" se pronuncie [tʃem], mientras que al final de las palabras, el sonido [tʃ] se convierte en [ʃ], como en "such", que se pronuncia [səʃ]. Además, en el inglés Chicanx es común la reducción de los grupos consonánticos finales, especialmente cuando el último sonido es una [d], como en "kind", que se pronuncia [kayn], o "herd", que suena similar a "her".

En cuanto a la gramática, el inglés Chicanx permite el uso de la concordancia negativa, similar al español, como en "I don’t want nothing". Este fenómeno también está presente en la omisión del morfema de pasado { -ed} en verbos terminados en [t], [d] o [n], como en "kind" o "herd", que pierden el sufijo de pasado en ciertos contextos. A pesar de que estos rasgos se consideran a menudo incorrectos o signos de falta de educación, en realidad son formas regidas por reglas lingüísticas.

El fenómeno de la alternancia de códigos, o "code switching", también se da con frecuencia en estas comunidades bilingües. Este proceso implica el uso de dos o más lenguas dentro de una misma conversación, y es un indicativo de dominio completo de ambas lenguas, más que de una falta de conocimiento. La alternancia de códigos ocurre de manera fluida cuando un hablante es competente en ambas lenguas, y se utiliza como una señal de pertenencia a una comunidad multilingüe. En la alternancia de códigos, el hablante mantiene tanto las características fonológicas como las gramaticales de cada lengua, como cuando un hispanohablante utiliza una frase nominal en español dentro de una oración en inglés, manteniendo el adjetivo detrás del sustantivo, tal como se hace en español, en lugar de anteponerlo como en inglés. Esto es distinto al proceso de préstamo, donde una palabra extranjera se adapta a las características fonológicas del idioma receptor.

A una perspectiva alternativa sobre la alternancia de códigos, se le denomina "translenguaje". Este concepto sostiene que los hablantes multilingües no se limitan a "alternar" entre lenguas, sino que utilizan todo su repertorio lingüístico de manera integrada. El translingüismo, en lugar de ver el uso de varias lenguas como un cambio constante de un idioma a otro, lo considera como la selección de recursos lingüísticos del conjunto de lenguas disponibles, según lo que sea más apropiado para la situación en cuestión. En este sentido, los bilingües no son dos monolingües dentro de una misma persona, sino que su comunicación es un sistema único y flexible que puede incorporar cualquier término o estructura de cualquiera de sus lenguas.

El "Mock Spanish" (español simulado) es otro fenómeno relevante en el ámbito del inglés hispano, y se refiere al uso de palabras y frases del español en el inglés de manera superficial y con fines humorísticos, como en las expresiones "Hasta la vista, baby" o "mañana". Aunque muchos que usan estas expresiones no tienen la intención de ofender, el uso del "Mock Spanish" puede perpetuar estereotipos negativos sobre los hablantes de español. Palabras como "mañana", que simplemente significa "mañana" en español, a menudo adquieren una connotación de pereza o procrastinación en el inglés, sugiriendo un estereotipo de los mexicanos como perezosos. Igualmente, "Hasta la vista", que en español es una despedida neutral, puede ser interpretada en inglés como una amenaza o una despedida despectiva, evocando estereotipos sobre la traición o la duplicidad. Esto subraya cómo incluso un uso aparentemente inofensivo del español en inglés puede normalizar ideas racistas o prejuiciosas.

Las lenguas de los nativos americanos son otro aspecto esencial a considerar cuando se aborda la variabilidad lingüística en el contexto de las comunidades hispanas. Aunque el inglés de los nativos americanos no es un fenómeno homogéneo, existen variedades regionales que están profundamente influenciadas por las lenguas indígenas. El inglés hablado por los nativos americanos varía según la región, el contacto histórico con otras lenguas, y el nivel de asimilación cultural y lingüística, lo que genera una diversidad importante dentro del panorama lingüístico de Estados Unidos.

¿Cómo influyen los roles de género en el uso del lenguaje?

En la interacción cotidiana, el lenguaje desempeña un papel fundamental en la construcción de nuestras identidades y en la representación de los roles de género que nos son asignados por la sociedad. Las preguntas de etiqueta, por ejemplo, son una manifestación clara de cómo el lenguaje puede tener distintos fines dependiendo del contexto y de las expectativas sociales. En algunos casos, estas preguntas buscan simplemente confirmar información, como en el caso de la pregunta "Vas a limpiar tu habitación, ¿verdad?", que no es una duda genuina sino una forma de reforzar un mandato o recordatorio. Sin embargo, en otros contextos, preguntas como "Las flores son bonitas, ¿verdad?" no buscan una confirmación, sino que funcionan como un facilitador de conversación, invitando al interlocutor a añadir un comentario o opinión.

Es importante reconocer que las preguntas de etiqueta no tienen una función única y que su propósito varía según la situación. Algunas pueden ser simplemente una herramienta para mantener una conversación fluida, mientras que otras, en especial aquellas en las que el tono es más imperativo, refuerzan el rol de quien las hace, muchas veces vinculadas a una estructura jerárquica o de autoridad. Por ejemplo, un padre puede hacer uso de estas preguntas para confirmar una acción esperada de un hijo, mientras que esta misma estructura no sería apropiada entre compañeros de igual jerarquía, como podría ser el caso de dos compañeros de cuarto.

Estas dinámicas no son neutras; responden a expectativas sociales sobre lo que se considera apropiado para cada género. En contextos donde se espera que las mujeres jueguen un rol facilitador en la conversación, es más probable que utilicen preguntas de etiqueta, especialmente aquellas que invitan a la colaboración o el comentario. Sin embargo, el hecho de que las mujeres usen más preguntas de este tipo no debe interpretarse como una cuestión inherente a su feminidad, sino como el resultado de las normas de género que regulan sus interacciones sociales. Como señala Cameron (2008), “hablar como una mujer o como un hombre no es una consecuencia automática de ser uno de los dos”. La frecuencia de uso de ciertos rasgos lingüísticos no necesariamente refleja una cualidad esencialmente femenina o masculina, sino que está relacionada con la función que cumplen dentro del contexto interactivo y el entorno social.

En los estudios de Mendoza-Denton (2008), por ejemplo, se observa cómo las chicas latinas en su investigación usaban diferencias lingüísticas sutiles no para diferenciarse de los chicos latinos, sino para marcar una distinción entre ellas y otras chicas latinas en su contexto social específico. Este tipo de comportamiento lingüístico refleja una construcción de identidad que no se basa únicamente en el género, sino en las interacciones sociales y culturales dentro de un grupo determinado.

El análisis de cómo los géneros se posicionan dentro de los grupos sociales también nos proporciona una comprensión más profunda del uso del lenguaje. En el caso de las adolescentes en el estudio de Eckert (1989), las chicas no podían obtener estatus social a través de deportes o peleas, como sucedía con los chicos en su escuela secundaria. En su lugar, recurrían al lenguaje y a otras formas simbólicas para ganar reconocimiento dentro de sus respectivos grupos, como los “burnouts” o los “jocks”. En este sentido, las chicas usaban los recursos lingüísticos disponibles para construir una identidad dentro de su grupo social, más allá de una identificación estrictamente de género. Este uso estratégico del lenguaje refleja cómo las jóvenes negocian su pertenencia a diferentes identidades sociales y no simplemente cómo se alinean con los estereotipos de género tradicionales.

Las interpretaciones sobre las diferencias lingüísticas entre hombres y mujeres han sido tradicionalmente agrupadas en tres modelos principales: el modelo de déficit, el modelo de dominio y el modelo de diferencia. El modelo de déficit, propuesto por Lakoff (1975), sugiere que las formas de hablar de las mujeres son vistas como vacilantes o indecisas, ya que no cumplen con los estándares establecidos por el lenguaje masculino. Este enfoque, sin embargo, no refleja necesariamente una debilidad inherente, sino una evaluación sesgada que considera el lenguaje masculino como el patrón normativo.

El modelo de dominio, por otro lado, interpreta las diferencias en la interacción entre géneros como una manifestación del dominio que los hombres ejercen en diversas áreas de la vida, incluida la conversación. Aunque este modelo tiene elementos válidos, ya que la estructura de poder entre hombres y mujeres a menudo se refleja en los patrones de conversación, es importante evitar caer en generalizaciones excesivas. No todos los hombres dominan a todas las mujeres en sus interacciones, ni todas las mujeres son víctimas de esa dominación.

Finalmente, el modelo de diferencia, que propone que los hombres y las mujeres tienen estilos de comunicación culturalmente diferentes, puede ser útil para comprender ciertos aspectos del lenguaje, pero también presenta limitaciones. En primer lugar, tiende a sobrestimar la separación entre las culturas de hombres y mujeres, cuando en realidad ambos géneros interactúan constantemente en una variedad de contextos. Además, este modelo puede reforzar estereotipos de género, como la idea de que las mujeres son más cooperativas, emocionales o verbales que los hombres, lo que refuerza nociones tradicionales de los roles de género.

Los estereotipos, como los mencionados anteriormente, suponen una conexión natural entre el género de una persona y su uso del lenguaje, sugiriendo que las diferencias entre hombres y mujeres son innatas y no sociales. Este tipo de perspectiva se refleja, por ejemplo, en la forma en que se interpreta la tonalidad de la voz. Si bien existen diferencias físicas entre las cuerdas vocales de hombres y mujeres, lo que resulta en una tonalidad más baja en los hombres y más alta en las mujeres, estas diferencias no son exclusivamente biológicas. El contexto cultural y las normas sociales juegan un papel igual o más importante en la determinación de la tonalidad y en la percepción de la voz masculina o femenina.

El estudio de las lenguas y su relación con el género también plantea la cuestión de si las lenguas, en sí mismas, tratan a hombres y mujeres de manera diferente. Algunos idiomas, como el español, tienen sustantivos masculinos y femeninos, lo que lleva a interrogantes sobre si esto implica una visión sexista del mundo. Sin embargo, esta diferencia no necesariamente refleja una discriminación inherente, sino una manera de marcar distinciones gramaticales que pueden ser más una cuestión de estructura lingüística que una representación de la desigualdad de género.

¿Cómo afectan los factores lingüísticos, sociales y culturales al aprendizaje de un segundo idioma?

El aprendizaje de un segundo idioma (L2) es un proceso complejo influenciado por una serie de factores lingüísticos, sociales y culturales. Cuando los hablantes de una lengua no perciben distinciones fonéticas que existen en el idioma objetivo, aprender esas diferencias resulta más difícil. Un ejemplo claro se encuentra en el árabe, donde los sonidos [b] y [p] son alófonos del mismo fonema. Por esta razón, los hablantes de árabe que aprenden inglés a menudo mezclan estos dos sonidos, ya que en su lengua materna no existen como fonemas distintos. Sin embargo, algunos errores no son necesariamente consecuencia de interferencias entre lenguas, sino de aspectos específicos del idioma meta. En inglés, por ejemplo, podemos decir "I like swimming" o "I like to swim", pero cuando usamos el verbo "enjoy", solo podemos emplear la forma -ing, "enjoy swimming", y no el infinitivo "to swim". Muchos estudiantes de inglés cometen el error de decir "I enjoy to swim", hasta que logran automatizar la forma correcta, "I enjoy swimming".

El proceso de adquisición del segundo idioma involucra factores afectivos que también juegan un papel crucial. La habilidad para producir el idioma de manera automática permanece en gran medida como un misterio. Sin embargo, se conocen dos mecanismos importantes que facilitan o dificultan este proceso: el "monitor" y el "filtro afectivo". El monitor es la parte de nosotros que supervisa lo que decimos, asegurándose de que sea correcto. Este monitor está mediado por un filtro afectivo que puede facilitar o inhibir nuestros esfuerzos de aprendizaje según nuestro estado emocional. Si tememos cometer errores, por ejemplo, nuestro filtro afectivo está elevado, lo que puede hacernos menos propensos a hablar o pedir aclaraciones, dificultando nuestra capacidad de aprender. De hecho, una de las lecciones más importantes que mi profesora de francés nos dio en la escuela secundaria fue que, para aprender cualquier nuevo idioma, es necesario estar dispuesto a hacer el ridículo, es decir, a reducir ese filtro afectivo. Este filtro afectivo podría ser una de las principales diferencias entre la adquisición de una lengua materna (L1) y una segunda lengua (L2); los niños que aprenden su lengua materna no parecen preocuparse por cometer errores o hacer el ridículo.

La motivación también juega un papel fundamental en el aprendizaje de un segundo idioma. Existe una distinción importante entre la motivación instrumental y la motivación integradora. La motivación instrumental está orientada a aprender un idioma con fines prácticos, como cumplir con un requisito escolar o con fines laborales, y suele ser menos intensa en cuanto al deseo de integrarse en una nueva comunidad. En contraste, la motivación integradora es más compleja e implica el deseo de formar parte de una comunidad o de comprender y participar en una cultura diferente. La motivación integradora también puede llevar a una disposición a adoptar una nueva identidad. Este tipo de motivación generalmente favorece una adquisición más exitosa del idioma, especialmente en cuanto a una mayor variedad de registros lingüísticos. Por el contrario, la motivación instrumental suele resultar en la adquisición exitosa de un número limitado de aspectos del idioma necesarios para objetivos concretos.

En el aprendizaje de un segundo idioma, los factores sociales también tienen un peso considerable. Las actitudes individuales hacia el aprendizaje de lenguas a menudo reflejan las actitudes prevalentes en la comunidad local y en la sociedad en general. Por ejemplo, después de la Primera Guerra Mundial, en Estados Unidos, el número de estudiantes que aprendían alemán disminuyó drásticamente debido a los sentimientos anti-alemanes generalizados. En muchas partes del mundo, el inglés, además de ser necesario para la educación superior o el ámbito profesional, lleva consigo un prestigio social considerable. Esto también contribuye a la motivación para aprenderlo. En algunas comunidades, el multilingüismo es una norma valorada y esperada, lo que también fomenta el aprendizaje de múltiples idiomas. Sin embargo, en otras comunidades, el multilingüismo no solo no se valora, sino que es visto como algo innecesario o incluso inconveniente. En Estados Unidos, por ejemplo, se considera admirable el bilingüismo en francés/inglés o alemán/inglés, pero el bilingüismo en Hmong/inglés o somalí/inglés tiene mucho menos prestigio.

Las teorías socioculturales del aprendizaje de una lengua segunda argumentan que este proceso no es universal, sino que está mediado por los contextos sociales, históricos, culturales y políticos en los que ocurre. Desde esta perspectiva, el lenguaje es principalmente una herramienta social que aprendemos a usar a través de la interacción con otros en diferentes contextos. Dado que estos contextos y los roles que desempeñamos dentro de ellos varían considerablemente, nuestro aprendizaje también puede variar. De manera similar, nuestras necesidades como aprendices de idiomas también dependen de nuestros objetivos de aprendizaje, los cuales pueden ser diversos. Algunos aprenden un idioma para un trabajo específico, otros para poder leer materiales científicos, otros para viajar, mudarse a un nuevo país, convertirse en artistas de Hip Hop, cumplir con un requisito educativo, experimentar una nueva cultura, o incluso por el simple hecho de haberse enamorado de alguien que habla un idioma distinto. Cada uno de estos objetivos puede influir en cómo interactuamos con los demás usando el idioma objetivo, afectando de esta manera el proceso de adquisición.

En el ámbito educativo, la creciente multiculturalidad mundial hace que el papel del multilingüismo en la enseñanza sea un tema de reflexión importante. Las decisiones sobre qué idioma utilizar dentro de un sistema escolar son fundamentales, especialmente en comunidades multilingües. ¿Deberían los niños ser enseñados primero en su lengua materna y luego hacer la transición al idioma dominante o escolar? ¿O deberían aprender a leer y escribir directamente en el idioma de la escuela? En comunidades que se consideran monolingües, esta pregunta rara vez se plantea, a pesar de que los estudiantes traen diversos idiomas a la escuela. En muchos países, los niños deben pasar de su lengua materna a otro idioma para continuar su educación. A nivel global, la educación secundaria ocurre en un número muy reducido de idiomas, principalmente en inglés, árabe, español, francés, chino o hindi. Esto crea una desconexión entre el idioma escolar y el idioma familiar de los estudiantes.

Este desfase es particularmente marcado en los casos de niños que provienen de grupos inmigrantes, lenguas indígenas o variedades lingüísticas diferentes de la dominante. En muchos lugares del mundo, estos niños llegan a la escuela con poco conocimiento del inglés estándar que se les enseñará. Lo que tienen en común estos grupos es que traen consigo recursos lingüísticos valiosos, aunque no siempre coincidan con el idioma escolar. Sin embargo, a menudo se enfrentan a un sistema educativo que no comprende la riqueza lingüística que aportan, viendo su lengua materna como un obstáculo que debe corregirse. A pesar de que las investigaciones han demostrado que los niños aprenden a leer más fácilmente en su lengua materna, la falta de comprensión sobre el valor de la diversidad lingüística por parte de los educadores es un factor que contribuye al fracaso escolar.

¿Cómo evolucionó el inglés hacia su forma moderna y cómo impactó su pronunciación y escritura?

El orden de las palabras en inglés ha experimentado variaciones significativas a lo largo del tiempo, especialmente en los períodos del inglés antiguo y medio. Sin las inflexiones que caracterizaban al inglés antiguo, el orden de las palabras se volvió crucial para la comprensión de las oraciones. En el inglés medio, el orden de las palabras sujeto-verbo-objeto que conocemos hoy comenzó a predominar, lo que facilitó la comunicación al eliminar ambigüedades. A lo largo de esta etapa, también se incrementó tanto el número como las funciones de las preposiciones, las cuales pasaron a cumplir un rol esencial en la expresión de relaciones semánticas entre las palabras, funciones que anteriormente se expresaban mediante inflexiones.

A la par de estos cambios sintácticos, se produjeron modificaciones en la fonología del inglés. Durante esta etapa, varias combinaciones de consonantes iniciales perdieron su primer sonido. Por ejemplo, la combinación /hr/ en "hrof" se simplificó a /r/ en "roof"; el /hl/ en "hlaf" se redujo a /l/ en "loaf"; y el /kn/ en "cnif" se transformó en /n/ en "knife". Otro cambio importante fue la gradual desaparición de la schwa final [ə] en muchas palabras, fenómeno que continuó a lo largo del inglés moderno.

El Cambio de las Vocales Largas, o Gran Cambio Vocálico, es una de las transformaciones fonológicas más destacadas que tuvo lugar entre los siglos XIV y XVI. Este cambio afectó a las vocales largas del inglés, las cuales pasaron a ser articuladas en lugares más altos de la boca. Por ejemplo, la vocal [e:] se transformó en [i], la [ɛ:] en [e], y la [o:] en [u]. Sin embargo, las vocales [i:] y [u:], al ser ya altas, se convirtieron en los diptongos [ay] y [aw], respectivamente. Este proceso no fue aleatorio ni individual, sino sistemático, afectando a todas las vocales largas del idioma, aunque no se dio en todos los dialectos del inglés. Por ejemplo, en Escocia se ha mantenido la pronunciación de estas vocales más cercana a su forma original.

Este cambio de pronunciación no fue acompañado de una reforma en la ortografía. El inglés, conocido por su ortografía irregular, refleja la pronunciación previa al Gran Cambio Vocálico. El caso de la palabra "goose" ilustra este fenómeno: aunque la pronunciación de la vocal [o:] se transformó en [u], la escritura no cambió. De este modo, la ortografía del inglés se fue distanciando aún más de su pronunciación real, lo que explica, en parte, las dificultades que presentan los concursos de ortografía. Además, palabras con la secuencia "ough", como "though", dejaron de pronunciarse con una fricativa velar, pero la ortografía permaneció intacta. La desaparición de algunas consonantes en grupos iniciales y la caída de la schwa final también contribuyeron a esta irregularidad ortográfica.

A medida que avanzaba el inglés moderno, se hicieron más evidentes las transformaciones resultantes del Gran Cambio Vocálico y otros cambios lingüísticos. El inglés de la época de Shakespeare, que aunque diferente al actual sigue siendo comprensible, revela un idioma en transición hacia lo que hoy conocemos como inglés moderno. En esta etapa, especialmente entre 1500 y 1800, se produjo una expansión notable del vocabulario, alimentado no solo por préstamos del latín y griego antiguo, sino también por incorporaciones de lenguas de todo el mundo debido a la expansión colonial británica. Así, el inglés comenzó a adoptar palabras de idiomas como el malayo, el hindi, el algonquino y el árabe.

Las terminaciones inflexionales que antes existían en el inglés antiguo y medio fueron desapareciendo progresivamente, quedando únicamente ocho en el inglés moderno, como se mencionó en capítulos anteriores. Durante este período, también se eliminó la distinción entre "thou" (tú) y "you" (usted/vosotros). "Thou" se usaba para la segunda persona singular, mientras que "you" se utilizaba para la plural. No obstante, "thou" desapareció gradualmente durante el siglo XVII, dejando solo "you" en el inglés estándar y haciendo que fuera difícil distinguir entre singular y plural, como ocurre hoy en día en algunas variedades del inglés, como el "y'all" del sur de Estados Unidos o "you guys" en algunas áreas de Nueva York y otras regiones.

El inglés moderno ha seguido cambiando, y uno de los aspectos más importantes de estos cambios ha sido su expansión global. La colonización británica y la posterior propagación de la cultura estadounidense han permitido que el inglés se establezca en diversos rincones del mundo. A día de hoy, se estima que entre mil y dos mil millones de personas hablan inglés en el mundo, aunque no todos lo hacen de la misma manera. Este fenómeno ha dado lugar a una variedad de "ingleses", hablados no solo en el Reino Unido y Estados Unidos, sino también en países como Nigeria, Singapur, Tanzania y Papúa Nueva Guinea, entre otros.

El concepto de "ingleses del mundo" se clasifica comúnmente en tres círculos según el esquema propuesto por Kachru (1986). El círculo interior se refiere a los hablantes nativos de inglés, como los de Gran Bretaña, Irlanda, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda. El círculo exterior incluye áreas colonizadas por los británicos, donde el inglés no es la lengua materna, pero tiene un rol esencial en la administración, la ley y la educación, como en muchos países de África y Asia. Finalmente, el círculo expansivo engloba regiones donde el inglés no tiene un rol histórico o gubernamental, pero es aprendido y usado ampliamente como segunda lengua, como en China o Nepal.

Es fundamental reconocer que, a pesar de que el inglés ha llegado a ser una lengua global, no existe una única forma de hablarlo. Existen múltiples variantes regionales y nacionales, cada una con sus particularidades fonológicas, sintácticas y léxicas, lo que demuestra la capacidad del inglés para adaptarse y evolucionar en contextos culturales diversos. La comprensión de esta diversidad es clave para una apreciación completa de la lengua en su forma moderna.