El análisis de procesos empresariales se centra en mapear las intenciones comerciales y las acciones necesarias para cumplirlas. Para capturar estas dinámicas, se utilizan dos modelos fundamentales. El primero es el mapa de procesos, que permite obtener una visión general del negocio analizado mediante el diagrama de eventos TOGAF, identificando los procesos comerciales y sus interrelaciones, especificando el alcance y el contexto del análisis, y estructurando dicho análisis para decidir qué debe someterse a un análisis detallado. El segundo es el modelo de flujo de procesos, que captura los detalles de un proceso empresarial en dos niveles de detalle consistentes, los pasos del proceso y las tareas, mapeando sus secuencias posibles y todos los resultados posibles, además de analizar y capturar los puntos en los que los procesos empresariales se sincronizan con su entorno. Para ambos modelos, se especifica un proceso de modelado paso a paso para su creación.
En los últimos treinta años, la incorporación del pensamiento basado en procesos en la gestión organizacional ha pasado a ser una práctica común. Sin embargo, la ingeniería de procesos de negocio (BPR) y la gestión basada en procesos (PBM) representan mucho más que lo que generalmente se reconoce en las prácticas de gestión convencionales. En su núcleo, representan un cambio de paradigma profundo en la teoría de la gestión. La complejidad de este cambio paradigmático hace que su implementación práctica sea un reto, y comprender la idea fundamental de este enfoque no es sencillo. Por ello, la plena realización de los conceptos de gestión basada en procesos sigue siendo relativamente poco frecuente.
En muchos relatos sobre la adopción del pensamiento basado en procesos, se tiende a enfatizar aspectos periféricos como mejoras incrementales en la documentación, reducción de tiempos, reducción de costos y automatización de procesos. Sin embargo, estos relatos a menudo no logran alcanzar una transformación sustantiva y fundamental del rendimiento empresarial, que es la verdadera esencia de la idea. Por otro lado, no existe un dominio empresarial en el que la implementación de la Gestión Basada en Procesos no pueda generar mejoras significativas.
En su obra seminal, Michael Hammer y James Champy contextualizan la necesidad de la "Reingeniería de Procesos de Negocio" dentro de la evolución histórica. Desde los hitos tradicionales de la división del trabajo hasta la producción y gestión organizadas, pasando por la "economía en crecimiento" de los años 40 a los 80, los autores caracterizan la situación actual como el "fin del crecimiento económico", resultado de la saturación del mercado que altera los roles convencionales de clientes, colaboradores y competidores. Este cambio sitúa problemas típicos como el agrandamiento de la alta dirección, la separación de la gestión de los clientes, los desafíos en la definición de metas, una gestión rígida y las dificultades de coordinación entre objetivos globales y locales como ya no aceptables para el desarrollo organizacional futuro. Estos problemas deben ser abordados de manera inequívoca e inmediata.
La situación turbulenta es descrita como el desafío de las "3C": clientes, competencia y cambio. Los autores abogan por el cambio a través de diversas dimensiones, enfatizando la naturaleza continua del cambio en los mercados, la competencia, la naturaleza del negocio y las dinámicas organizacionales en sí mismas. Hammer y Champy destacan dos características esenciales que encapsulan la esencia de la gestión orientada a procesos:
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Flexibilidad para la Adaptación al Entorno
El principal argumento de este enfoque es la necesidad de hacer la organización lo suficientemente flexible como para ajustar su comportamiento interno en respuesta a los cambios en el entorno externo. Esto incluye cambios en las preferencias y requisitos de los clientes, así como avances tecnológicos. -
Cambio hacia un Concepto Organizacional Colaborativo
La consecuencia clave del argumento anterior es la transformación de la organización empresarial de una estructura estrictamente jerárquica a una más colaborativa. Lograr este cambio implica numerosas modificaciones parciales en todos los aspectos de la vida organizacional, cada una de las cuales se considera crítica. Además, la interacción entre estos cambios genera desafíos adicionales que deben ser abordados.
La Gestión Empresarial Orientada a Procesos (BPM) ofrece una ruptura revolucionaria con los métodos convencionales de gestión empresarial. Su objetivo es posicionar la empresa de manera orgánica para aprovechar rápidamente los avances tecnológicos. Para lograr esto, una empresa debe ser flexible para adaptar su comportamiento a las oportunidades presentadas por nuevas tecnologías, permitiendo ajustes inmediatos en sus procesos de negocio. Como resultado, estos procesos no pueden estar dictados rígidamente por la estructura organizativa inherentemente estática.
BPM introduce un cambio de paradigma en la gestión, donde los procesos empresariales ocupan un lugar central como activos vitales que impulsan el rendimiento de la empresa. En lugar de adherirse a una estructura organizacional tradicional, BPM ve los procesos como la base esencial de la funcionalidad empresarial. Desde esta perspectiva, otros elementos cruciales de la gestión empresarial, como la estructura organizativa y los sistemas de información, deben adaptarse para apoyar los procesos, no al revés.
Es fundamental comprender que la adopción de BPM no se trata solo de un cambio en las herramientas o las técnicas de gestión, sino de un enfoque integral que involucra a toda la organización. Este cambio requiere un compromiso profundo con la innovación, la flexibilidad y la cooperación interdepartamental. La gestión de procesos no se limita a la eficiencia operativa, sino que abarca un enfoque holístico que permite a la organización responder con agilidad a un entorno empresarial en constante cambio.
¿Cómo capturar y modelar los flujos de procesos de negocio en BPMN?
Los modelos de flujo de procesos representan una visión detallada de los procesos de negocio que se especifican en un mapa de procesos. Estos modelos capturan el comportamiento intencional orientado a objetivos, y se componen de dos niveles de detalle: el nivel de pasos del proceso y el nivel de las tareas individuales dentro de esos pasos.
En el primer nivel, el enfoque está en la descripción de los procesos de negocio en términos de sincronización con su entorno. Aquí, se identifican las solicitudes que el proceso genera hacia su entorno, así como las reacciones o retroalimentación que se esperan de este (por ejemplo, solicitudes a clientes, proveedores, etc.). En el segundo nivel, los pasos del proceso se desglosan en tareas individuales que deben realizarse para lograr el estado objetivo del proceso o cualquiera de los otros posibles finales del proceso. Este desglose más detallado describe la cadena de tareas específicas que forman el flujo del proceso y son ejecutadas en un orden determinado sin la necesidad de esperar una retroalimentación externa.
En la práctica, al analizar el flujo de procesos, se utilizan únicamente un subconjunto de los elementos de BPMN que se ajustan al metamodelo MMABP y que, además, han demostrado ser el conjunto básico utilizado por los analistas de negocio en la mayoría de las organizaciones. Estos elementos incluyen los pasos del proceso, las tareas, los estados del proceso, los eventos y las puertas lógicas que permiten dividir y fusionar los flujos de procesamiento.
El paso del proceso, por ejemplo, representa una secuencia de tareas dentro de un proceso de negocio que puede ejecutarse sin interrupciones externas. En este contexto, una tarea se define como una actividad claramente definida cuya ejecución cambia el estado esencial de un objeto significativo en conformidad con su ciclo de vida. Un estado del proceso, por otro lado, se refiere a un punto donde el proceso se detiene y espera un evento que determinará cómo continuará la ejecución del proceso.
Un evento puede ser el cambio en el estado de un objeto o el paso del tiempo, lo que indica la ausencia de un cambio inesperado en un periodo determinado. Las puertas lógicas se utilizan para dividir y fusionar flujos, lo que permite modelar bifurcaciones o combinaciones dentro del flujo del proceso. Al modelar estos flujos, la secuencia de los elementos debe conectarse adecuadamente para determinar el orden en que se ejecutan.
La clave en este tipo de modelado es la consistencia. Los eventos que el proceso espera deben coincidir con los estados de los objetos, los cuales están determinados por el proceso de apoyo que alimenta el proceso principal. Además, la definición de los estados del proceso debe hacerse de manera tal que refleje un ciclo de retroalimentación adecuado. Esta retroalimentación negativa es fundamental para controlar el comportamiento del proceso y asegurar que se mantenga dentro de los límites necesarios para alcanzar el objetivo deseado. La retroalimentación negativa, según los principios de la cibernética, es crucial para garantizar que el comportamiento del proceso se ajuste y no se desvíe del objetivo establecido.
Un aspecto importante a considerar es que el modelado de los estados del proceso no debe olvidarse de capturar todas las posibles interacciones del entorno, ya que los eventos externos pueden alterar el flujo del proceso. Estos eventos pueden ser el resultado de la interacción con clientes, proveedores u otros procesos de apoyo. Además, para evitar bloqueos lógicos, es necesario considerar siempre el tiempo de espera en cada estado del proceso. Esto previene situaciones en las que un proceso se quede esperando sin razón lógica o sin recibir un evento relevante para su avance.
Por último, al construir un modelo de flujo de procesos, es fundamental recordar que la consistencia con el mapa de procesos debe ser mantenida en todo momento. Los procesos que se modelan deben estar alineados con los procesos previamente especificados en el mapa general, y los eventos que se esperan deben coincidir con los cambios de estado de los objetos correspondientes. De esta forma, el modelo refleja de manera precisa y coherente cómo el proceso interactúa con su entorno y cómo se lleva a cabo la ejecución de las tareas necesarias para alcanzar los objetivos del negocio.
¿Cómo se aplican los State Charts en la modelización conceptual y cuál es su importancia en la ingeniería de sistemas?
Los State Charts, una ampliación del trabajo de Von Neumann, introducen un enfoque gráfico para representar los estados y transiciones de un sistema. Este concepto, que ganó relevancia en las décadas de 1980 y 1990, se convirtió en una herramienta esencial en la ingeniería de software, particularmente en el diseño de software orientado a objetos. La adopción de los State Charts fue tan significativa que el Lenguaje de Modelado Unificado (UML) incorporó una notación específica para los diagramas de estados. Hoy en día, los State Charts siguen siendo utilizados en diversos campos, como la ingeniería de software, la ingeniería de control y el diseño de sistemas. Estos diagramas proporcionan una manera visual de representar comportamientos complejos, ayudando a los diseñadores a comprender el comportamiento del sistema, identificar problemas potenciales y perfeccionar los diseños.
El modelo del ciclo de vida de los objetos es una extensión de este concepto. Este modelo complementa el modelo conceptual de objetos y subraya la importancia de organizar todas las operaciones del objeto en un único algoritmo que describa el papel de cada operación dentro del proceso general del ciclo de vida del objeto. En este sentido, operaciones como give_list o send_status pierden su lógica cuando se trasladan al contexto de objetos conceptuales, ya que las interacciones entre objetos no deberían ser vistas de manera tan similar a la interacción humana entre entidades como Orden y Bienes. Esta visión, aunque válida para los sistemas de programación, no es adecuada para los objetos conceptuales.
El modelo de ciclo de vida de los objetos refleja también las dependencias estructurales entre las operaciones de diferentes objetos. Estas dependencias no solo se refieren a la asociación entre objetos en términos de existencia, como el método de entrega en el ejemplo, sino también en un sentido “estructural”, dentro del contexto de la estructura del ciclo de vida. Así, el hecho de que los bienes no necesiten ser pedidos puede alinearse con la transición directa desde la fase de Creado a Exento de los Bienes. De manera similar, la posibilidad de que los bienes sean reordenados se corresponde con la iteración de la fase Llenado en la vida de la Orden. Para comprender mejor estas dependencias estructurales, que son cruciales para definir con precisión los principios del modelado conceptual orientado a objetos, se puede referir al trabajo de Jackson y su definición de la consistencia estructural.
Es esencial no perder de vista que los State Charts no se limitan a describir el comportamiento de sistemas técnicos, sino que en el contexto de MMABP se utilizan para expresar la causalidad de los cambios en el mundo real. Este enfoque, más cercano a la perspectiva del modelado ontológico que al de la ingeniería, subraya la diferencia fundamental entre el ciclo de vida de un objeto, que representa causalidad, y el comportamiento del sistema, que refleja acciones intencionales. Aunque esta distinción no siempre es obvia desde el punto de vista tecnológico, tiene implicaciones profundas cuando se compara con los diagramas de Petri. A pesar de sus orígenes distintos, los State Charts y los Petri Nets comparten similitudes en su estructura y en los conceptos fundamentales de estados, transiciones y eventos. Ambos utilizan notaciones gráficas para representar el comportamiento de sistemas, aunque los State Charts pueden considerarse un caso especializado de los Petri Nets, con una representación explícita de los estados y transiciones, mientras que la concurrencia y la sincronización se mantienen implícitas.
Dentro de esta conceptualización, los State Charts no solo se limitan a representar el comportamiento de sistemas reactivos como los utilizados en ingeniería, sino que en el contexto de MMABP, los procesos de negocio también se entienden como sistemas reactivos. Un proceso de negocio encapsula una secuencia de acciones e interacciones entre diversas entidades (clientes, empleados, sistemas), que responden a eventos o entradas del entorno, como solicitudes de clientes o fallos del sistema. La representación de un proceso de negocio mediante State Charts no debe confundirse con la descripción de la infraestructura del sistema ni de sus procesos; más bien, debe verse como una articulación de la lógica inherente al mundo real.
Los State Charts en el modelado conceptual deben interpretarse no como una representación del proceso de negocio ni de su infraestructura (ya sea el sistema informático o la máquina), sino como una representación de la lógica del mundo real. Esta distinción es clave y debe ser mantenida, ya que la utilización de estos diagramas no busca describir el comportamiento del proceso, sino más bien su lógica interna que refleja la causalidad.
Para un modelado adecuado del ciclo de vida de los objetos, MMABP establece algunas reglas fundamentales que guían el uso de los diagramas de estado. La primera es la completitud general del ciclo de vida: el modelo del ciclo de vida del objeto debe abarcar toda su existencia, comenzando desde el evento de creación del objeto (instancia de clase) y cubriendo todos los posibles eventos de terminación del objeto. Esto incluye diferentes escenarios que marcan el final de la instancia, como los eventos de muerte.
La segunda regla, la correctitud algorítmica, establece que el modelo del ciclo de vida debe cumplir con propiedades algorítmicas fundamentales, como la ambigüedad, la discreción y la finitud. En términos prácticos, esto significa que los estados no deben solaparse en significado ni en tiempo, y cualquier combinación de transiciones debe evitar llevar al sistema a un estado de bloqueo.
En tercer lugar, la riqueza informativa general exige que cada estado interno en el ciclo de vida del objeto tenga al menos dos transiciones de salida. Esta condición es esencial porque asegura que cada estado represente respuestas alternativas, lo que es necesario para definir la lógica modal en la que se basan los diagramas de estado. Sin transiciones múltiples, no habría distinción entre un estado y su único sucesor, eliminando la información modal asociada al estado.
Finalmente, la consistencia contextual establece que el ciclo de vida del objeto debe alinearse con su contexto tal como se especifica en el diagrama de clases. Esta consistencia se basa en principios clave, como el hecho de que cada transición entre los estados de un objeto implica un cambio en las relaciones con otros objetos o una transformación de sus atributos. Además, si la clase descrita por el ciclo de vida es genérica y dinámica, la individualidad de los objetos debe reflejarse de manera que los modelos sean consistentes dentro de su propio contexto.
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