El tema de la creación de un presupuesto de capital para el gobierno federal de los Estados Unidos ha sido objeto de debate durante décadas. Aunque la mayoría de los gobiernos estatales y locales cuentan con un presupuesto separado para las inversiones de capital, el gobierno federal ha continuado utilizando un único presupuesto para todos sus gastos. Esta falta de separación ha generado argumentos tanto a favor como en contra de la implementación de un presupuesto de capital autónomo para el gobierno federal.

Uno de los principales argumentos en contra de un presupuesto bianual y la creación de un presupuesto de capital es que, como mencionó el experto Thomas Mann, se reduciría la transparencia y la eficacia del control presupuestario. Un presupuesto de dos años complicaría la supervisión y la capacidad de adaptación del Congreso ante cambios rápidos en las condiciones económicas y presupuestarias. Douglas Holtz-Ekin, otro renombrado experto en el proceso presupuestario federal, afirmó que un presupuesto bianual limitaría la efectividad del control del gasto federal y dificultaría las modificaciones necesarias en un entorno económico que cambia rápidamente.

Además de los argumentos mencionados, hay un punto clave sobre el tiempo que se requiere para preparar los presupuestos. Contrario a la creencia común, un presupuesto bianual podría implicar más tiempo para su preparación, ya que tanto las agencias como la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB) y la Casa Blanca necesitarían un periodo más largo para tomar decisiones clave. La idea de que un presupuesto de este tipo permitiría un mayor control por parte del Congreso parece exagerada, pues la supervisión presupuestaria ya está a cargo de comités autorizados, que no operan bajo un ciclo anual.

Sin embargo, uno de los puntos de mayor debate sigue siendo la cuestión del presupuesto de capital. Los defensores de un presupuesto de capital para el gobierno federal argumentan que esta medida permitiría hacer una distinción clara entre el consumo actual y las inversiones a largo plazo. De acuerdo con la opinión de los expertos como Gershberg y Benning, un presupuesto de capital independiente facilitaría la evaluación de las inversiones federales y permitiría un mejor control de los gastos del gobierno. Además, señalaron que al separar los gastos de capital del presupuesto operativo, se podría facilitar un equilibrio presupuestario, evitando que el gasto actual afecte las inversiones a futuro.

El concepto de un presupuesto de capital también tiene en cuenta la depreciación de los activos a lo largo de su vida útil, un enfoque similar al que utilizan las empresas privadas para gestionar sus inversiones. En este modelo, las inversiones de capital no se tratan como gastos del presupuesto operativo, sino como un costo anual que se distribuye durante la vida útil del activo. Esto proporcionaría una representación más precisa de la verdadera situación financiera del gobierno.

Pese a estos argumentos a favor, los opositores a un presupuesto de capital argumentan que forzar un requerimiento constitucional para equilibrar el presupuesto podría llevar a inversiones indeseadas y un endeudamiento perjudicial. Además, se enfrentaría a los desafíos imprevistos de la economía macroeconómica, que los gobiernos estatales y locales no tienen que gestionar de la misma manera.

Algunos estudios también sugieren que un presupuesto de capital para el gobierno federal no resolvería necesariamente los problemas de déficit y deuda, ya que, aunque se cuente con un presupuesto separado para inversiones de capital, el gobierno seguiría incurriendo en deudas, principalmente debido al financiamiento de infraestructuras y otros proyectos. El hecho de que los gobiernos estatales y locales utilicen métodos como el financiamiento basado en el uso, a través de deudas, también refleja la complejidad del problema.

En términos de ejemplos prácticos, el modelo de presupuesto de capital propuesto por Robert Eisner, basado en la tradición keynesiana, sugiere una estructura en tres cuentas: una cuenta de presupuesto de capital, que incluiría todas las inversiones, una cuenta de presupuesto operativo, que consideraría la depreciación de los activos como un gasto, y una cuenta consolidada que combinaría ambos presupuestos para reflejar el déficit o superávit. Esta estructura busca ser más clara y precisa que el modelo tradicional utilizado por el gobierno federal, al proporcionar una visión más coherente de las inversiones y gastos del gobierno.

No obstante, la falta de un presupuesto separado para el capital no significa que el gobierno federal no realice inversiones en infraestructura y otras áreas de capital. De hecho, una parte considerable del gasto discrecional se destina a estas inversiones, como es el caso de las infraestructuras, el equipo militar y la investigación y desarrollo. Sin embargo, la cantidad de dinero destinado a estos proyectos puede variar de un año a otro, dependiendo de la situación económica y las prioridades políticas.

Es fundamental reconocer que un presupuesto de capital no resolvería por sí solo los problemas de déficit y deuda del gobierno federal, pero sí podría ayudar a gestionar mejor los gastos a largo plazo y a tomar decisiones más informadas sobre las inversiones necesarias para el futuro del país.

¿Cómo se estructura y analiza un presupuesto programático en la administración pública?

El enfoque del presupuesto programático desplaza la atención desde los costos individuales o partidas específicas hacia los programas, sus objetivos y metas. Este método permite utilizar expresiones algebraicas para describir la asignación de recursos de manera sistemática y coherente. Consideremos un departamento gubernamental cualquiera, el j-ésimo, que administra p programas. Cada programa tiene asignado un presupuesto representado por elementos de un vector columna vv, donde BjkB_{jk} indica el presupuesto destinado al k-ésimo programa del j-ésimo departamento. La suma de estos presupuestos para los programas de un departamento corresponde al presupuesto total del mismo. Por ejemplo, si el presupuesto total es de 10 millones de dólares y se distribuye entre varios programas, la suma de los presupuestos asignados a cada programa debe coincidir exactamente con esa cifra, reflejando la naturaleza aditiva de estas asignaciones.

Asimismo, cada programa no es una entidad monolítica sino que está compuesto por diversas partidas o rubros —como personal, materiales, contratos y otros gastos— cuya suma constituye el presupuesto total del programa. De esta manera, un presupuesto programático es un agregado de presupuestos de partidas individuales que, a su vez, están organizadas dentro de programas, que a su vez están agrupados en departamentos. Esta organización jerárquica permite un análisis granular y a la vez global de la asignación de recursos públicos.

Al extender esta idea a múltiples departamentos y programas, el presupuesto se puede representar mediante matrices donde las filas corresponden a departamentos y las columnas a programas. Cada celda BjkB_{jk} representa el presupuesto asignado al programa k-ésimo en el departamento j-ésimo. Los totales por fila reflejan el presupuesto global de un departamento para todos sus programas, mientras que los totales por columna expresan la suma de recursos destinados a un programa específico en todos los departamentos. La suma total de todos los elementos representa el presupuesto consolidado del gobierno.

Esta matriz no solo facilita la visualización clara y ordenada de los recursos, sino que también permite realizar ajustes presupuestarios con base en multiplicadores constantes, para reflejar incrementos o reducciones presupuestarias en periodos futuros, manteniendo la coherencia estructural de las asignaciones.

Resulta crucial entender que, aunque la estructura matricial parece uniforme, los programas pueden variar significativamente entre departamentos, reflejando prioridades y necesidades particulares. Por tanto, la posición dentro de la matriz es más bien un marco organizativo que un reflejo directo de homogeneidad programática.

Para una comprensión profunda del presupuesto programático, es importante reconocer que este sistema permite no solo la asignación eficiente de recursos, sino también la evaluación del impacto y desempeño de cada programa en relación con los objetivos gubernamentales. La vinculación entre programas y resultados esperados introduce un enfoque basado en resultados, superando la mera asignación contable.

Asimismo, comprender el desglose en partidas individuales dentro de cada programa es esencial para monitorear el uso de los recursos y garantizar la transparencia y responsabilidad en la administración pública. Este detalle es vital para la elaboración de informes y auditorías, así como para la toma de decisiones en la asignación de recursos futuros.

Finalmente, la adaptabilidad del presupuesto programático, reflejada en la posibilidad de ajustar los valores mediante coeficientes multiplicadores, es un recurso fundamental para la planificación financiera a mediano y largo plazo, permitiendo a los gestores públicos responder a cambios en el entorno económico y social sin perder el control sobre la estructura presupuestaria.

¿Cómo entender la relación entre fondos, funciones y elementos del presupuesto gubernamental?

El proceso de presupuestación es fundamental para la correcta asignación de recursos en cualquier administración gubernamental. En términos sencillos, se trata del flujo de ingresos y egresos que ocurren dentro de una entidad pública. Los ingresos provienen de diversas fuentes, como impuestos, tarifas o sanciones, y se destinan a financiar una amplia variedad de actividades programáticas. Sin embargo, más allá de la simple acumulación y gasto de recursos, es crucial comprender cómo estos movimientos se registran, se reconocen y se informan en los estados financieros. La correcta temporalidad de su reconocimiento es de especial relevancia, pues determina cuándo y cómo deben ser reflejadas las transacciones en los informes financieros.

Para registrar correctamente estos flujos, los gobiernos siguen principios específicos, conocidos como las Normas de Contabilidad Generalmente Aceptadas (GAAP, por sus siglas en inglés). Estas normas no solo estipulan cómo deben manejarse los fondos públicos, sino también las diferencias entre las reglas de presupuestación y las de los informes financieros. El análisis de estas diferencias y su reconciliación se lleva a cabo en las notas a los estados financieros, las cuales se presentan en el informe anual.

Uno de los aspectos más destacados en la contabilidad gubernamental es la estructura de fondos. Los gobiernos, de acuerdo con los estándares establecidos por el Consejo de Normas de Contabilidad Gubernamental (GASB), pueden manejar una cantidad variable de fondos, aunque generalmente se recomienda limitar su número a una docena, agrupándolos en tres categorías principales: fondos gubernamentales, fondos propietarios y fondos fiduciarios. Cada uno de estos grupos contiene fondos específicos destinados a cumplir con propósitos particulares. A continuación, se describen brevemente cada uno de estos grupos de fondos y sus características principales.

Los fondos gubernamentales son aquellos que manejan la mayor parte de las actividades financieras y presupuestarias de un gobierno. Estos fondos se financian principalmente con los ingresos generales, tales como impuestos, ingresos intergubernamentales, tarifas de usuario, multas y sanciones. Dentro de esta categoría se incluyen varios tipos de fondos, como el Fondo General, los Fondos de Ingresos Especiales, los Fondos para Proyectos de Capital, los Fondos para el Servicio de la Deuda y los Fondos Permanentes.

  • El Fondo General es el mayor de los fondos gubernamentales y se utiliza para financiar actividades generales del gobierno. Este fondo no está restringido para fines específicos, sino que cubre una amplia gama de operaciones gubernamentales.

  • Los Fondos de Ingresos Especiales se utilizan para actividades específicas designadas por la ley, como el mantenimiento de calles financiado por impuestos a vehículos.

  • Los Fondos para Proyectos de Capital financian la adquisición y construcción de grandes proyectos de infraestructura, como carreteras y edificios públicos.

  • Los Fondos para el Servicio de la Deuda se destinan al pago de intereses y principal sobre la deuda a largo plazo del gobierno.

  • Los Fondos Permanentes financian actividades restringidas a ser cubiertas solo por los ingresos obtenidos de intereses o de la venta de recursos naturales del gobierno.

Los fondos propietarios se utilizan para actividades que son similares a las de una empresa privada, donde los servicios se venden al público por una tarifa. Dentro de esta categoría se encuentran los Fondos de Empresa y los Fondos de Servicio Interno.

  • Los Fondos de Empresa gestionan actividades que requieren un pago según el consumo de bienes o servicios, como el suministro de agua, electricidad o alcantarillado. Estos fondos permiten que el gobierno opere servicios de manera empresarial, asegurando la cobertura de los costos a través de tarifas.

  • Los Fondos de Servicio Interno son aquellos que financian los servicios proporcionados por un departamento a otro dentro del mismo gobierno. Un ejemplo común es el servicio de procesamiento de datos que un departamento de TI proporciona a otras agencias gubernamentales.

Finalmente, los fondos fiduciarios son aquellos que gestionan activos en nombre de otras partes, ya sea individuos, organizaciones privadas o entidades gubernamentales. Estos fondos no pueden ser utilizados por el gobierno para fines propios, sino que deben ser gestionados en calidad de fiduciario, en beneficio de los beneficiarios especificados.

Es importante resaltar que el sistema de fondos públicos no solo refleja la asignación de recursos, sino también la necesidad de mantener una disciplina fiscal y administrativa estricta. A lo largo de este proceso, los gobiernos deben demostrar que los fondos son utilizados adecuadamente y conforme a las normativas establecidas. Además, la gestión adecuada de los fondos asegura que las políticas públicas sean efectivas y que los recursos sean distribuidos de manera justa y eficiente.

Es esencial entender que el manejo de estos fondos no solo tiene implicaciones contables, sino también políticas. La correcta administración de los recursos puede ser la diferencia entre el éxito o el fracaso de una administración pública. Además, la transparencia y la claridad en la presentación de los informes financieros son cruciales para mantener la confianza pública y la legitimidad de las instituciones gubernamentales.