Las fuerzas hidrodinámicas, por otro lado, se originan a partir de los gradientes de presión dentro del plasma inducido por el láser, alcanzando su mayor magnitud hacia la periferia del punto irradiado, mientras interactúan con la atmósfera circundante. Dentro de la capa de fundido, las variaciones radiales en la temperatura dan lugar al desarrollo de corrientes de convección. Estas corrientes, impulsadas por las fuerzas termocapilares, inducen la circulación del material fundido, lo que impacta en la tasa de transferencia de calor y altera las dimensiones de la capa de fundido. Este fenómeno, conocido como el efecto Marangoni, desempeña un papel crucial en la formación de las características superficiales del material.
Después de la solidificación rápida que ocurre tras el pulso láser, pueden emerger una variedad de formas superficiales, como cráteres, hundimientos y protuberancias. Generalmente, la tensión superficial del líquido disminuye con el aumento de la temperatura, lo que provoca que el material se desplace desde las zonas de mayor temperatura hacia las de menor temperatura. En el caso de un haz gaussiano, esto resulta en el movimiento del material desde la región central, más caliente, hacia las regiones exteriores más frías, lo que puede dar lugar a un borde elevado que rodea el punto irradiado. Sin embargo, es importante destacar que algunos materiales, como el vidrio borosilicato, presentan un aumento en la tensión superficial con la temperatura, lo que provoca que el flujo de material se produzca en la dirección opuesta.
Además, la presencia de una capa de fundido sujeta a tensión superficial puede contribuir a la formación de una superficie notablemente lisa. Por lo tanto, el efecto Marangoni tiene una influencia significativa en la topografía resultante. Cuando se aplican intensidades más altas a la superficie del material, las tasas de calentamiento aumentan, lo que lleva a la evaporación y la formación de un penacho de ablación. La fuerza de retroceso ejercida por el material eyectado en el penacho impacta en la capa de fundido, lo que provoca la salpicadura del material fundido. La fuerza ejercida desempeña un papel clave en la determinación de los patrones de salpicadura y, por ende, en la morfología superficial. Cabe señalar que la deposición de productos ablatados, o escombros, se considera generalmente altamente indeseable en la mayoría de las técnicas de micro y nano procesamiento, ya que puede comprometer la calidad de la superficie y la precisión de la forma. Para mitigar este problema, se pueden tomar varias medidas, como seleccionar un nivel de intensidad adecuado y mínimo o introducir un flujo de gas o líquido para transportar eficazmente los escombros lejos de la región irradiada, evitando así su deposición.
La absorción de fotones excitados durante la irradiación láser puede inducir alteraciones en las propiedades del material objetivo, dando lugar a una región de daño conocida como la zona afectada por el calor (HAZ, por sus siglas en inglés). La HAZ se caracteriza como la región dentro y debajo del punto irradiado que ha sufrido cambios con respecto a su estado inicial. En el contexto de las simulaciones de dinámica molecular de la ablación láser sobre diamante, la HAZ se identifica como la zona donde el vecindario atómico ha experimentado modificaciones en comparación con su configuración original. Dependiendo de las características específicas del material objetivo, la HAZ puede presentar diversas manifestaciones, como cristalinidad reducida, alteración de la porosidad, cambios en la distribución de defectos y modificaciones en las propiedades mecánicas, térmicas, ópticas y químicas.
En el procesamiento láser, es crucial minimizar el tamaño de la HAZ para mejorar la calidad general del proceso. La generación de la HAZ está directamente relacionada con el estado térmico de la red cristalina. En términos generales, una menor duración del pulso resulta en menos energía residual en el material, lo que lleva a una HAZ más pequeña. Sin embargo, en ciertos materiales no metálicos, con tiempos de relajación electrónica más largos y menores difusividades térmicas, la difusión térmica hacia el material a granel sigue siendo limitada, incluso con pulsos de nanosegundos, lo que resulta en una HAZ relativamente pequeña. Es importante señalar que las propiedades degradadas de la HAZ pueden ser ventajosas en procesos láser asistidos para el mecanizado de materiales duros y quebradizos. La HAZ suele exhibir una menor dureza, lo que facilita la eliminación de esta región mediante métodos mecánicos con una fuerza de corte mínima y un desgaste de la herramienta insignificante.
Durante la irradiación láser, la estructura de la red del material experimenta una perturbación y, generalmente, no regresa completamente a su estado inicial después de la relajación. En casos donde el enfriamiento de la fase líquida es lento, los materiales amorfos pueden experimentar un proceso conocido como recocido láser, donde se cristalizan. Este proceso, conocido como recocido por láser pulsado (PLA), se puede lograr de manera efectiva utilizando pulsos de nanosegundos. El calentamiento inducido por los pulsos láser causa la formación de una capa delgada de fundido, que posteriormente experimenta una recristalización rápida mediante crecimiento epitaxial. Además, se ha demostrado que la ablación láser puede utilizarse para cultivar estructuras cristalinas. Por ejemplo, se pueden sintetizar nanohilos de silicio y germanio con diámetros que van desde los 3 hasta los 9 nm mediante la formación de clústeres y el crecimiento vapor-líquido-sólido durante la ablación láser. Estos nanohilos poseen un núcleo monocristalino.
Por otro lado, cuando la tasa de enfriamiento es alta, los materiales cristalinos pueden experimentar cambios en su estructura cristalina o volverse amorfos debido al desordenamiento de la red. Esto suele dar lugar a la formación de una capa de material con una estructura alterada. Esta capa puede presentar una estructura bastante compleja, con grados variables de cristalinidad a medida que aumenta la profundidad desde la superficie.
Es fundamental diferenciar entre la ablación láser reactiva y no reactiva. En la ablación láser no reactiva, el material experimenta fusión o evaporación seguida de recondenación o solidificación, sin cambios en su estado químico. Sin embargo, es poco probable que tales procesos ocurran en materiales no inertes en un entorno no inerte. Incluso pequeñas cantidades de gases reactivos, como el oxígeno, pueden iniciar reacciones químicas. La irradiación láser tiene el potencial de no solo alterar la estructura cristalina de una superficie, sino también influir en su composición química. Las reacciones químicas inducidas por irradiación láser pueden clasificarse en fotográficas o termoquímicas. En las reacciones fotográficas, las transiciones electrónicas o las excitaciones vibratorias de los átomos impulsan las reacciones, mientras que las reacciones termoquímicas implican el calentamiento del material objetivo para activar una reacción. Por ejemplo, en la irradiación láser del silicio, el calentamiento localizado puede inducir la difusión en estado sólido, lo que da lugar a cambios en la concentración de dopantes. La descomposición térmica completa del material irradiado también es posible. Por ejemplo, cuando el nitruro de boro cúbico es irradiado con láser en presencia de agua, puede experimentar descomposición térmica, produciendo ácido bórico o -N.
La ocurrencia y naturaleza de las reacciones químicas están fuertemente influenciadas por las condiciones atmosféricas y las escalas en las que se lleva a cabo la irradiación. Además, la tasa máxima de reacción suele estar limitada por las propiedades del material, el transporte de masa y la cinética química, más que depender únicamente de la intensidad del láser.
¿Cómo las tecnologías de corte asistido por energía están revolucionando la fabricación de materiales difíciles de mecanizar?
Las tecnologías de corte asistido por energía han sido desarrolladas con el propósito de mejorar la eficiencia y la calidad en el mecanizado de materiales difíciles de cortar. Entre estas tecnologías se incluyen el corte asistido por vibración, láser, energía eléctrica, energía magnética, y enfriamiento criogénico y químico. Cada una de estas metodologías presenta características y aplicaciones que las hacen particularmente útiles en industrias avanzadas, como la aeroespacial, donde la precisión y la capacidad de trabajar con materiales extremadamente duros son esenciales.
El corte asistido por vibración implica la aplicación de vibraciones de baja frecuencia o ultrasonido en diversas direcciones a la herramienta o pieza de trabajo. Esta técnica transforma el mecanizado convencional, que es continuo, en un proceso de contacto intermitente e instantáneo. La ventaja principal de este método radica en la reducción de las fuerzas de corte y las temperaturas generadas durante el proceso, lo que también minimiza el desgaste de la herramienta y mejora la calidad superficial de la pieza trabajada. Sin embargo, a pesar de estos beneficios, la implementación de este proceso implica costos adicionales para los sistemas de mecanizado y exige nuevas demandas tecnológicas sobre las herramientas utilizadas, que deben ser compatibles con las vibraciones ultrasónicas. La optimización de los equipos de vibración y el desarrollo de herramientas innovadoras son esenciales para satisfacer las crecientes demandas de procesamiento.
En cuanto al corte asistido por láser, esta técnica utiliza la irradiación de láser para ablandar el material, generar microfisuras o crear capas metamórficas, lo que facilita el mecanizado. Además, el láser puede realizar ablación directa del material para optimizar el proceso. Esta tecnología reduce eficazmente la fuerza de corte y el desgaste de las herramientas, lo que mejora la calidad superficial de la pieza trabajada. A medida que el material se ablanda gracias al láser, es posible aplicar parámetros de corte más grandes, lo que incrementa la eficiencia del proceso. Sin embargo, actualmente el corte asistido por láser solo es adecuado para cortes unidimensionales y presenta dificultades para el procesamiento de superficies complejas.
El corte asistido por energías múltiples no tradicionales (MNEAM, por sus siglas en inglés) combina varios campos de energía no convencional, adaptándolos a las características del material y de la pieza a procesar. Al integrar múltiples fuentes de energía, este método aprovecha las ventajas de cada una de ellas, aunque la complejidad de los equipos y la falta de investigaciones profundas sobre los mecanismos de acoplamiento entre estos campos de energía siguen siendo desafíos importantes que limitan su aplicación.
El corte asistido por energía eléctrica (EAM) utiliza el calor instantáneo generado por la corriente eléctrica para degradar y remover el material de manera eficiente y con un desgaste mínimo de la herramienta. El fresado asistido por descarga eléctrica (EDAM) combina la tecnología de descarga eléctrica con el fresado convencional, usando los bordes de corte afilados para eliminar el material metamórfico formado bajo el efecto de las chispas eléctricas. Esto reduce el desgaste de la herramienta, mejora la calidad del mecanizado y aumenta la eficiencia del proceso.
El corte asistido por energía magnética (MEAM) emplea un campo magnético para ejercer una fuerza sobre un fluido magnetizable, reduciendo la vibración del mecanizado y mejorando la precisión de la operación. Esta técnica tiene ventajas significativas en términos de calidad del mecanizado y respeto al medio ambiente, pero los dispositivos para generar campos magnéticos y los fluidos magnetizados son costosos, lo que dificulta su implementación masiva. El corte asistido por energía magnética utiliza efectos como la magnetostricción, que mejora la disipación del calor en la zona de corte y permite controlar los cambios de fase en el material, lo que facilita el proceso de remoción del material y mejora la fluidez del mismo.
Por último, el corte asistido por energía química (CAMC) tiene la ventaja de ofrecer una buena calidad de mecanizado y un desgaste mínimo de las herramientas. No obstante, su aplicación requiere soluciones químicas complejas que pueden tener efectos negativos sobre el medio ambiente. El enfriamiento asistido por bajas temperaturas, como el enfriamiento con nitrógeno líquido (LN2), puede mejorar significativamente la estabilidad del corte, pero las dificultades en el control de la temperatura y el desgaste acelerado de la herramienta debido a los cambios en las propiedades mecánicas del material siguen siendo desafíos.
Estas tecnologías han sido fundamentales para la fabricación de materiales avanzados en industrias como la aeroespacial, donde los aleaciones de alta resistencia y los materiales compuestos son utilizados para construir piezas que deben soportar condiciones extremas de temperatura y presión. Sin embargo, aún existen limitaciones y áreas que requieren investigación y desarrollo, especialmente en términos de equipos, costos y la comprensión profunda de los mecanismos de interacción entre las diferentes fuentes de energía. La clave para el futuro del mecanizado asistido por energía radica en mejorar la eficiencia y reducir los costos de estas tecnologías, al tiempo que se exploran nuevas combinaciones de energías para optimizar los procesos de corte.
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