A lo largo del siglo XX, las instituciones relacionadas con la seguridad y el orden social han evolucionado significativamente, impulsadas tanto por avances tecnológicos como por las demandas sociales de control y justicia. Desde la fundación de agencias de inteligencia hasta el auge de los criminales más notorios y los avances científicos en el ámbito de la criminología, cada paso ha sido clave para configurar el panorama actual.

En 1911, se estableció el KGB en la Unión Soviética, cuyo impacto en la política internacional fue profundo durante muchas décadas. Durante el mismo período, en el Reino Unido, el arqueólogo Charles Dawson presentó al mundo uno de los fraudes más sorprendentes en la historia de la paleontología: el "Hombre de Piltdown", que más tarde se descubrió que era una falsificación. Este tipo de engaños es paralelo a los fraudes financieros como los esquemas de Ponzi, popularizados por Charles Ponzi en 1919. Ponzi prometió duplicar las inversiones de sus víctimas en solo 90 días, un fraude que sigue siendo un ejemplo clásico de estafa financiera.

Al mismo tiempo, surgieron en Estados Unidos los primeros hackers de computadoras, principalmente en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), que con sus "bromas inspiradas" marcaron el comienzo de la era digital. Estos primeros piratas informáticos, aunque en su mayoría no tenían intenciones maliciosas, abrieron las puertas a un nuevo tipo de crimen que, décadas después, se asociaría con delitos informáticos y ciberdelitos.

El término "hack", que originalmente describía una broma o travesura, se transformó en sinónimo de un delito que abarca desde la invasión de sistemas privados hasta el robo de información sensible. La conexión entre la informática y la criminología no solo transformó la manera en que entendemos el crimen, sino también la forma en que se previenen y se investigan.

Por otra parte, en Francia, el Servicio de Documentación Externa y Contraespionaje (SDECE) se creó en 1946 y fue reemplazado en 1982 por la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE). En la era moderna, esta agencia desempeñó un papel crucial en la protección de los intereses franceses frente a las amenazas extranjeras. De manera similar, en el ámbito de la seguridad interna, el trabajo de las fuerzas de policía en diversas partes del mundo ha sido complementado con el uso de tecnología avanzada para la recopilación de pruebas y la resolución de crímenes.

En cuanto al proceso judicial, la evolución del sistema de justicia criminal ha sido notable. A medida que las pruebas científicas, como el análisis de huellas dactilares, la identificación dental y la balística, se integraban en las investigaciones criminales, el papel de los detectives se fue transformando. Estos avances científicos han permitido resolver casos que, en el pasado, habrían quedado impunes debido a la falta de pruebas físicas.

En este contexto, la seguridad y la justicia han crecido junto con el desarrollo de nuevas tecnologías. La celeridad en la recopilación y análisis de pruebas, el uso de balística avanzada para el análisis de armas y municiones, y el acceso a bases de datos de huellas dactilares o ADN han permitido a las agencias de seguridad avanzar en la resolución de crímenes de manera más eficaz.

Es importante que los lectores comprendan que, además de los avances tecnológicos, el contexto social y político de cada época también influye de manera decisiva en cómo se manejan los crímenes y las estrategias de prevención. La constante interacción entre la ley, la tecnología y la sociedad determina la eficacia de las instituciones encargadas de la seguridad pública. Además, el conocimiento sobre los métodos históricos de investigación y las trampas legales de los criminales puede ofrecer una visión más amplia de los desafíos a los que se enfrentan los investigadores y las fuerzas de seguridad en la actualidad.

A lo largo de los años, la historia de la seguridad y el crimen ha demostrado que la lucha contra el delito es tan dinámica como los avances tecnológicos que usamos para combatirlo. Cada descubrimiento, cada fraude y cada estafa dejan lecciones cruciales sobre cómo deben evolucionar las leyes y las estrategias de seguridad para adaptarse a los tiempos cambiantes.

¿Cómo las bandas de Chicago y las mafias internacionales dominaron el crimen organizado?

A principios del siglo XX, las bandas de Chicago se convirtieron en protagonistas de un cambio significativo en el mundo del crimen organizado. La figura más emblemática de esta época fue Al Capone, quien, en 1919, tomó el control de la distribución ilegal de alcohol en la ciudad. A lo largo de su carrera, Capone llegó a controlar una red que involucraba a más de 300 pistoleros y se estima que estuvo detrás de más de mil asesinatos. La violencia entre bandas rivales era habitual y las calles de Chicago se convirtieron en un campo de batalla.

En este contexto, surgió una nueva forma de contrabando: la producción y venta de alcohol de manera ilícita, conocida como "bootlegging". Los gangsters pronto se dieron cuenta de que podían obtener mayores ganancias fabricando su propio alcohol, y los riesgos asociados eran considerablemente menores que el contrabando de whisky. Sin embargo, no solo los criminales se beneficiaron de esta práctica; muchas personas comunes, hastiadas por los exorbitantes beneficios de los mafiosos, comenzaron a producir su propio alcohol casero, conocido como "bathtub gin". Este fenómeno, que reflejaba la frustración popular, creció hasta que en 1933, la Ley Seca fue finalmente derogada.

Mientras tanto, las fuerzas del orden trataban de frenar el auge de estas organizaciones. Eliot Ness, un agente federal destacado, encabezó un equipo conocido como "Los Intocables". Este grupo de hombres, debido a su incorruptibilidad, logró golpear con fuerza el comercio ilegal de alcohol y desmantelar algunas de las redes mafiosas más poderosas. A pesar de los esfuerzos, los líderes del crimen organizado no desaparecieron. En lugar de ello, el vacío dejado por figuras como Capone fue rápidamente llenado por otros personajes, como Sam Giancana. Este individuo, quien llegó a ser considerado uno de los mafiosos más despiadados, se adueñó de gran parte del crimen en Chicago, moviéndose a través de los clubes de apuestas y, eventualmente, convirtiéndose en dueño del Riviera Casino.

A lo largo de los años, la mafia se diversificó, no solo en términos de las actividades ilegales que gestionaban, sino también en sus métodos de operación. Giancana, por ejemplo, utilizaba una serie de métodos para ocultar sus armas, siendo el caso del violín uno de los más famosos, donde se escondían escopetas y subfusiles Thompsons, armas icónicas de la época. Estos métodos, aunque inusuales, mostraban la habilidad y el ingenio de los mafiosos para sortear la ley.

En paralelo, otros líderes de las bandas, como Frank Costello, ascendieron rápidamente en el mundo del crimen, manejando el juego ilegal a nivel nacional. Costello, conocido como el "primer ministro" de la mafia, fue llamado a testificar en las audiencias del Senado de Kefauver en 1951, donde se expuso la magnitud de las operaciones mafiosas en todo Estados Unidos. A pesar de su extensa actividad delictiva, como Capone, Costello fue finalmente condenado por evasión de impuestos.

El crimen organizado no se limitaba solo a Estados Unidos. En todo el mundo, especialmente en lugares como Italia, China y Japón, las mafias se expandieron y adaptaron a nuevas circunstancias. La mafia italiana, bajo figuras como Giovanni Brusca, continuó siendo una amenaza global. Las redes de crimen transnacional eran cada vez más complejas, involucrando no solo tráfico de drogas y apuestas, sino también lavado de dinero y extorsión.

Por ejemplo, las Triadas, originarias de China, se extendieron por todo el mundo, operando con una estructura cada vez más sofisticada. En Japón, la Yakuza, una organización que a menudo se presentaba como una especie de Robin Hood moderno, fue finalmente ilegalizada en 1992. Sin embargo, sus actividades continuaron bajo el radar, adaptándose a los nuevos tiempos y buscando siempre maneras de infiltrarse en los negocios legales para lavar dinero y ocultar sus verdaderas operaciones.

Una de las principales fuentes de ingresos para las bandas modernas es el narcotráfico. Los carteles de drogas, como los de Colombia y México, han logrado expandirse a nivel mundial, controlando mercados de sustancias ilícitas y utilizando sofisticados métodos de lavado de dinero para encubrir sus ganancias. Este dinero “sucio” a menudo se filtra a través de empresas respetables, como bancos, para pasar desapercibido.

La modernización de las técnicas de comunicación y las estrategias de ocultamiento también marcaron una diferencia clave en la lucha contra el crimen organizado. Las fuerzas policiales, especialmente a partir de la década de 1990, comenzaron a utilizar tecnologías avanzadas para interceptar comunicaciones y rastrear a los líderes de las bandas, lo que permitió realizar arrestos de alto perfil, como el de Giovanni Brusca en Sicilia, en 1996.

El lavado de dinero, que ya era una práctica habitual entre los mafiosos, también alcanzó nuevas alturas con el uso de casinos y empresas legítimas. Los mafiosos, de la misma manera que operaban en las primeras décadas del siglo XX, ahora se adaptaban a un mundo más globalizado, donde el dinero y el poder pueden moverse fácilmente a través de fronteras, bancos y empresas internacionales. En los casinos, las ruletas y el póker fueron manipulados por mafiosos para garantizar grandes ganancias, y los jugadores a menudo eran engañados por las trampas de los operadores corruptos.

Hoy en día, aunque las estructuras mafiosas siguen existiendo, su cara ha cambiado considerablemente. Los antiguos criminales con un estilo de vida visible, armado y violento, han dado paso a figuras mucho más discretas, pero igualmente poderosas. Este cambio no significa que el crimen organizado haya desaparecido, sino que se ha adaptado a una nueva era de globalización y tecnología, donde las líneas entre el crimen y el mundo "respetable" son cada vez más difusas.

¿Cómo operan el contrabando y la piratería en el comercio ilegal?

El contrabando es el movimiento ilícito de mercancías dentro y fuera de los países, y se trata de un crimen sumamente rentable debido a la evasión de impuestos aduaneros. Los aranceles aduaneros son tributos que se imponen a productos específicos como el tabaco o el alcohol que ingresan a un país. De igual manera, hay una ganancia considerable cuando se contrabandean sustancias o productos prohibidos, como las drogas ilegales como la cocaína y la marihuana, de una nación a otra.

A lo largo de la historia, la piratería, o el robo en el mar, ha sido una amenaza constante. Aunque en la literatura y el cine los piratas suelen ser representados como figuras románticas, la realidad era mucho más cruda. Los piratas eran bandas de asaltantes violentos que a menudo luchaban entre ellos y robaban no solo a los comerciantes, sino también a sus propios compañeros de crimen. Estos actos de piratería incluyen el asalto a barcos mercantes para apoderarse de su carga, algo que ha ocurrido desde la antigüedad, y continúa siendo un desafío para las fuerzas navales que patrullan las aguas internacionales.

Una de las formas más antiguas de contrabando consiste en esconder pequeñas cantidades de mercancía ilegal dentro de objetos comunes, como los libros. Algunos contrabandistas han utilizado secciones huecas de libros para ocultar drogas, evitando así la detección en los puntos de control aduaneros. Otro método que ha sido comúnmente usado para el contrabando de sustancias es reemplazar un producto legal, como el talco en polvo, por una droga ilegal de apariencia similar. Las autoridades de aduanas tienen que estar constantemente alerta para detectar tales fraudes y utilizar una variedad de técnicas y equipos sofisticados para identificar estas actividades ilícitas.

La constante amenaza del contrabando también se ve amplificada por la creciente preocupación por el tráfico de especies en peligro de extinción. A raíz de los acuerdos internacionales sobre la protección de la fauna, la matanza de ciertos animales y la exportación ilegal de partes de estos, como pieles, huesos e incluso caparazones de tortugas, ha sido prohibida en muchas naciones. Sin embargo, el mercado negro continúa operando, con productos como la exquisita concha de la tortuga carey, que es vendida de manera ilegal como joyería o souvenirs.

El trabajo de los oficiales de aduanas es crucial para prevenir estos delitos. En puertos y aeropuertos, los oficiales patrullan incansablemente, inspeccionando equipaje y mercancías sospechosas, utilizando equipos avanzados como rayos X para detectar contrabando. Aunque no todos los bultos son inspeccionados físicamente, los oficiales confían en su experiencia y en información de inteligencia para identificar aquellos que podrían contener sustancias ilícitas. El contrabando de drogas sigue siendo uno de los principales focos de preocupación, y muchas veces los oficiales encuentran productos ocultos en lugares insospechados, desde esculturas huecas hasta el interior de zapatos y llantas.

En cuanto a los métodos de piratería moderna, la situación sigue siendo alarmante en algunas regiones del mundo. Bandas de piratas atacan a barcos mercantes, y el robo de cargamentos continúa siendo una forma lucrativa de crimen. Sin embargo, estos piratas no son los románticos aventureros de las historias, sino delincuentes despiadados que a menudo atacan sin piedad, y roban a sus víctimas sin remordimientos. La modernización de las fuerzas navales y el aumento de la vigilancia en las aguas internacionales ha disminuido la piratería, pero aún sigue siendo un reto significativo en algunas áreas.

Es importante comprender que el contrabando y la piratería no son solo fenómenos del pasado. Hoy en día, ambos continúan representando un desafío global en el comercio ilegal, alimentados tanto por la demanda de bienes prohibidos como por la pobreza extrema en las regiones donde operan los contrabandistas. La lucha contra estas actividades requiere no solo de políticas internacionales y vigilancia, sino también de un enfoque multifacético que aborde las causas subyacentes de estos crímenes, como la falta de educación, las disparidades económicas y la debilidad en las infraestructuras de control.