El enfoque holístico, ampliamente reconocido dentro de la medicina complementaria, se aleja de los métodos tradicionales que consideran al cuerpo humano como una máquina conformada por partes aisladas. Esta visión integral propone que la salud de una persona no debe ser evaluada simplemente a través de los síntomas físicos que presenta, sino considerando todo su ser: sus emociones, su contexto social, y las interacciones ecológicas que lo rodean. En este sentido, la medicina herbal, por ejemplo, no busca solamente aliviar síntomas específicos, sino que toma en cuenta cómo el cuerpo de la persona puede activarse para autorregularse y sanar por sí mismo.

Cuando un paciente llega con síntomas de una enfermedad como la gripe, en el enfoque holístico, la enfermedad no se reduce a un simple virus que infecta el cuerpo. Más bien, se considera que el paciente es un ser integral, donde diversos factores —tanto internos como externos— están en juego. La presencia de la gripe es solo un aspecto de un cuadro mucho más complejo que involucra no solo los síntomas visibles, sino también la capacidad del cuerpo para activarse y fortalecer sus sistemas defensivos. Por lo tanto, el tratamiento no se limita a una cura directa o específica para la infección, sino que implica la restauración del equilibrio general del paciente, estimulando sus sistemas de defensa y la armonía interna del cuerpo.

Este concepto se refleja también en la medicina osteopática, un sistema que, aunque se centra más en la estructura corporal que en los aspectos orgánicos, también se basa en una visión holística del ser humano. Andrew Taylor Still, fundador de la osteopatía, solía comparar al cuerpo con una máquina o un motor, pero enfatizaba que este no solo era un conjunto de partes mecánicas. Aseguraba que el cuerpo humano estaba imbuido con principios espirituales y energéticos, y que la curación provenía de un equilibrio que trascendía las intervenciones farmacológicas. Según Still, el cuerpo tiene una capacidad intrínseca para curarse, y esta capacidad puede optimizarse si se garantiza que la circulación sanguínea y el flujo nervioso estén libres de obstrucciones.

Sin embargo, aunque los principios de la osteopatía y la medicina herbal coinciden en que la curación proviene de un proceso más profundo que las simples intervenciones externas, también subrayan que este enfoque requiere una comprensión detallada de la anatomía y la fisiología. El trabajo de un osteópata, por ejemplo, implica no solo comprender las estructuras de soporte del cuerpo humano, sino también aceptar que las curas no siempre provienen de medicamentos convencionales, sino de la activación de las capacidades de sanación del propio cuerpo.

A pesar de la importancia de la visión holística, esta se enfrenta a desafíos dentro del sistema médico contemporáneo. Rick Carlson, por ejemplo, señala que la medicina moderna ha reducido al cuerpo humano a una máquina que se analiza en partes, ignorando las complejidades emocionales, sociales y ambientales que influyen en la salud. Si bien los tratamientos convencionales pueden centrarse en la enfermedad desde un enfoque mecanicista, el reto del enfoque holístico es mucho mayor: tratar al paciente en su totalidad, reconociendo que los factores que afectan la salud van más allá de los síntomas visibles.

A nivel celular, el cuerpo humano es un sistema delicadamente equilibrado que interactúa constantemente con su entorno. Esta interacción es fundamental no solo a nivel físico, sino también mental y espiritual. La medicina holística, en este sentido, se adentra en las complejidades de estos aspectos, buscando un equilibrio que trascienda los simples remedios o diagnósticos. Las influencias ambientales, sociales y emocionales son factores que deben ser considerados con la misma importancia que la biología del cuerpo humano. El estudio de la interacción entre el sistema nervioso, el endocrino, el inmune y los factores estresantes externos ha dado lugar a disciplinas como la psiconeuroinmunología, que buscan comprender mejor cómo la mente y el cuerpo están intrínsecamente conectados y cómo se influyen mutuamente.

Un aspecto fundamental de este enfoque es que no solo se trata de abordar una enfermedad específica, sino de explorar cómo diversos factores en la vida del paciente pueden estar alterando su salud. Los ambientes en los que vivimos, nuestras relaciones sociales y familiares, y la calidad de los alimentos que consumimos son factores que influyen directamente en nuestra salud. Si un paciente no se recupera completamente de una infección o sigue sufriendo de enfermedades recurrentes, puede ser necesario investigar más a fondo sus circunstancias sociales y ambientales para detectar influencias indirectas que puedan estar alterando su sistema inmunológico.

El desafío que enfrentan los médicos que adoptan este enfoque holístico es que no existe una fórmula única para tratar a cada paciente. La medicina holística requiere un entendimiento profundo y personalizado de las circunstancias de cada individuo, lo cual va más allá de los procedimientos estándar de la medicina moderna. En este sentido, se necesita una forma de estructurar la práctica médica que permita un mayor tiempo de consulta y un enfoque más cercano al paciente, en lugar de simplemente aplicar soluciones rápidas basadas en protocolos preestablecidos.

Es importante destacar que la medicina holística no busca reemplazar la medicina convencional, sino complementarla, integrando ambas perspectivas para lograr una visión más completa de la salud humana. Si bien los tratamientos farmacológicos y los procedimientos quirúrgicos tienen su lugar en la medicina moderna, el enfoque holístico promueve la idea de que la salud es un estado dinámico y en constante cambio, donde la mente, el cuerpo y el entorno juegan roles igualmente significativos. Así, los profesionales que adoptan este enfoque buscan no solo tratar los síntomas, sino promover un equilibrio profundo que favorezca la prevención y el bienestar a largo plazo.

¿Cómo se puede transformar la medicina tradicional hacia una visión más holística y complementaria?

A finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, la educación médica experimentó un cambio profundo. La formación de los médicos dejó de basarse en un sistema de aprendizaje tradicional y se estableció firmemente en programas científicos impartidos en universidades. Tanto los profesores como los estudiantes tuvieron acceso a instalaciones de investigación y hospitales donde los pacientes estaban disponibles en grandes cantidades. Este enfoque fue apoyado por los gobiernos de Occidente, con un fuerte respaldo a las ciencias biológicas y una medicina ahora dominada por una profesión médica recién empoderada. A medida que la medicina científica y biotecnológica se consolidaba, las tradiciones médicas más antiguas, como la herbolaria, el higienismo, la homeopatía y la quiropráctica, fueron perdiendo terreno tanto en el ámbito institucional como en la preferencia popular. Sin embargo, estas prácticas continuaron siendo seguidas por un pequeño grupo de personas dispuestas a mantenerse al margen de la medicina profesional dominante, a menudo sometidos a la crítica y la marginalización.

El panorama cambió dramáticamente en la década de 1960. El entonces discreto y en gran medida invisible grupo de sanadores y terapeutas alternativos comenzó a ser identificado como "curanderos alternativos" y a ganar un notable número de seguidores. El término "holístico" empezó a ser utilizado con mayor frecuencia para describir el enfoque de estos sanadores. Aunque este término no era nuevo, reflejaba una comprensión más profunda que se había comenzado a articular unas cuatro décadas antes y que, con el tiempo, continuó moldeándose.

El término "holismo" fue acuñado en 1925 por Jan Christian Smuts, quien lo utilizó para describir una posición filosófica que se centraba en comprender los sistemas como un todo, en lugar de estudiar los fenómenos o eventos de manera fragmentada. En 1927, el término ya figuraba en la Enciclopedia Británica, donde se describía como una perspectiva adicional y complementaria a la ciencia. Smuts, nacido en 1870 en la colonia británica del Cabo (más tarde Sudáfrica), fue un político y filósofo que también destacó como estratega militar y primer ministro de su país en dos ocasiones. Fue fundamental en la formación de la Sociedad de Naciones y más tarde de las Naciones Unidas.

Aunque Smuts promovía la idea de que la libertad formaba parte integral del entendimiento del holismo, no aplicó esta idea a los derechos humanos y las relaciones sociales en su país, donde mantuvo opiniones segregacionistas y racistas en relación con los derechos de los pueblos indígenas y de los trabajadores indios. Sin embargo, su trabajo filosófico, especialmente su libro Holismo y Evolución, proponía una visión más amplia y menos mecanicista de la realidad, algo que estaba comenzando a emerger en la física y las matemáticas a principios del siglo XX.

La visión de Smuts rechazaba la perspectiva mecanicista dominante de la ciencia, que reducía la realidad a un conjunto de piezas aisladas. En cambio, él proponía que el estudio de la materia por sí solo no proporcionaba una descripción suficiente de la realidad. El concepto de "holismo" postula que los sistemas no son simplemente la suma de sus partes, sino que cada parte forma parte de un todo interconectado. Según Smuts, la ciencia debería ir más allá del análisis de los detalles y ofrecer una descripción que abarcara la totalidad, integrando los detalles en un contexto más amplio.

El impacto de esta visión filosófica fue profundo, aunque su obra pasó en gran medida desapercibida en su momento. A lo largo de las décadas posteriores, el concepto de holismo resonó con fuerza, y hoy en día se ha convertido en una de las ideas clave dentro de la medicina complementaria. En la actualidad, el holismo se ha transformado en un enfoque terapéutico que reconoce la unidad esencial de la creación. Este enfoque ve a los fenómenos no solo como una suma de partes, sino como sistemas complejos y dinámicos en los que la interdependencia y la autonomía coexisten.

El holismo no es simplemente un concepto filosófico, sino que ha encontrado una aplicación práctica en la medicina, en especial en la medicina complementaria. A diferencia de la biomedicina, que se define por su relación con las ciencias biológicas y su enfoque reduccionista, la medicina complementaria no se define tanto por lo que es, sino por lo que no es: no se limita al tratamiento de los síntomas aislados de la enfermedad, sino que considera al individuo en su totalidad, abordando tanto su cuerpo como su mente, su entorno y su espíritu.

Este enfoque considera que el organismo no es un conjunto de partes independientes, sino un todo en el que las diferentes partes están en constante interacción. Así, cualquier tratamiento o intervención debe tener en cuenta las múltiples dimensiones del ser humano y no solo su aspecto físico. El objetivo de la medicina complementaria es restaurar el equilibrio y la armonía en el organismo, ayudando a la persona a recuperar su bienestar general, más allá de la simple erradicación de síntomas.

Es fundamental entender que el holismo no rechaza los avances de la biomedicina, sino que los complementa. La ciencia moderna ha proporcionado herramientas poderosas para comprender y tratar enfermedades, pero un enfoque holístico reconoce que la salud no se puede reducir únicamente a la ausencia de enfermedad. La salud es un estado de equilibrio dinámico entre las diversas facetas del ser humano, y la medicina debe trabajar para restaurar ese equilibrio de manera integral.