El diseño interior de una vivienda siempre busca crear un ambiente que refleje la personalidad de quienes la habitan, pero cuando se trata de un refugio cercano al mar, la inspiración proviene directamente de la naturaleza que lo rodea. Un claro ejemplo de esto es la forma en que Pascale, diseñadora de interiores, transformó una cabaña en un lugar que evoca la serenidad y el equilibrio del mar. Cada rincón de esta casa, con su proximidad a la playa, ha sido decorado para reflejar no solo el paisaje costero, sino también el estilo relajado y acogedor que caracteriza a los hogares cercanos al agua.

El uso de tonos suaves y naturales, como el azul y el beige, es fundamental en este tipo de decoración. Pascale se inspiró en las vistas que el océano ofrece: las olas, la niebla, las nubes, los cielos que varían entre el azul y el rojo. Estos elementos naturales se reflejan en la paleta de colores de la cabaña, que se complementa con detalles en rojo, que aportan un toque inesperado y evocan la sensación de las pequeñas cabañas de playa de Normandía o Bretaña. Los materiales naturales son esenciales para reforzar esa conexión con la naturaleza. La madera de acacia blanqueada y los paneles de ratán en la mesa lateral no solo añaden texturas, sino que también refuerzan la sensación de estar en un entorno costero. Las telas, predominantemente de algodón y lino, proporcionan comodidad y una sensación de frescura, mientras que los patrones a rayas en los cojines y alfombras hacen alusión a las sillas de playa y las camisas de marinero, recordando de nuevo el ambiente marítimo.

Cada habitación está diseñada con la intención de aportar paz y tranquilidad. La habitación principal, destinada al padre de Amy cuando la visita, mantiene un toque masculino con cuadros oscuros y rayas, equilibrando la frescura del azul con la calidez de los tonos beige. Esta estrategia no solo busca crear un espacio funcional, sino también uno que se sienta acogedor y equilibrado. La habitación de invitados, con sus tonos azules profundos y materiales suaves como el algodón y el lino, refuerza esa serenidad tan deseada en un refugio junto al mar. La simplicidad también está presente en los detalles, como el baño, donde se renovaron los grifos y las lámparas, pero se mantuvo la paleta de colores suave, que recuerda a la espuma del mar.

El reto de diseñar un espacio costero es encontrar el equilibrio entre la frescura del aire marítimo y la calidez necesaria para que el lugar se sienta hogareño. En este caso, Pascale logró este equilibrio utilizando materiales naturales, colores tranquilos y patrones que evocan la vida en la playa. Pero más allá de los elementos visibles, hay una sensación de serenidad que se percibe en cada rincón, una sensación que invita al descanso y la contemplación.

Además de la paleta de colores y los materiales, otro detalle clave para crear un ambiente costero en casa es la elección de los objetos decorativos. En el caso de esta cabaña, los pequeños toques como las lámparas de patrones náuticos o los cojines a rayas refuerzan el tema del mar sin sobrecargar el espacio. Las piezas decorativas no solo deben ser funcionales, sino también contribuir a la atmósfera general de la casa. Los detalles naturales, como las plantas o los objetos hechos a mano, aportan calidez y personalidad sin restar protagonismo al entorno.

Una característica interesante del diseño es la forma en que Pascale incorporó el estilo de vida familiar en la decoración. Los Baum, la familia que habita la cabaña, querían que el espacio reflejara tanto el espíritu alegre de su madre como la funcionalidad para reuniones familiares. La cabaña, aunque tiene una estética elevada, sigue manteniendo el aire familiar y acogedor que la madre de Amy había aportado al lugar. El uso de materiales naturales, la armonía en los colores y los detalles decorativos aseguran que la casa no solo sea un lugar de descanso, sino también un espacio donde se sigan creando recuerdos familiares.

Lo más importante a tener en cuenta a la hora de diseñar una casa junto al mar es la relación entre el interior y el paisaje exterior. Un diseño costero debe siempre buscar la armonía entre ambos, como si el hogar fuera una extensión del mar. Los colores, materiales y texturas elegidos deben evocar la calma y la serenidad de la naturaleza circundante, haciendo que el hogar se convierta en un refugio tanto físico como emocional.

¿Cómo crear un hogar que combine lo antiguo y lo moderno sin perder la esencia histórica?

En la actualidad, muchos buscan la fusión perfecta entre la estética clásica y la comodidad de los espacios modernos. Para lograrlo, es esencial entender cómo los elementos de diseño histórico pueden convivir armoniosamente con las necesidades de una vida moderna y funcional. Este equilibrio no solo implica una decisión estética, sino también una elección filosófica sobre lo que cada elemento de un hogar representa: la memoria de generaciones pasadas y la comodidad de la vida contemporánea.

Una de las maneras más efectivas de lograr este equilibrio es a través del diseño arquitectónico. En este sentido, casas como las de The Fox Group, por ejemplo, muestran cómo lo antiguo y lo nuevo pueden entrelazarse de manera orgánica. Un hogar que evoca la permanencia histórica mediante materiales tradicionales, como la piedra y la madera, puede incorporar perfectamente tecnologías y espacios pensados para el confort actual. En el caso de un proyecto como la Casa Utah, cada detalle, desde las columnas hasta los colores de la pintura, fue elegido para transmitir una sensación de durabilidad y longevidad, mientras que el diseño funcional permite una vida cómoda y fluida.

El uso de materiales como el cobre, que aparece en elementos tan sutiles como las chimeneas o el sistema de drenaje, ofrece una capa de sofisticación, pero también de historia, pues el cobre es un material que envejece de manera atractiva con el tiempo, otorgando al hogar una pátina que sólo se consigue con los años. Estas decisiones no son meras cuestiones decorativas, sino que aportan a la atmósfera general del hogar una sensación de que el espacio ha sido testigo de muchas historias, a la par que sigue siendo relevante para quienes lo habitan.

El diseño paisajístico, a menudo pasado por alto, es otro aspecto crucial para quienes buscan este tipo de fusión. Al igual que el interior de la casa, el exterior debe invocar una sensación de permanencia, pero también de confort. Las plantaciones cuidadosamente elegidas, que ofrecen intimidad y belleza, junto con detalles como cercas clásicas o jardines escondidos, contribuyen al carácter atemporal del espacio. Un jardín que se siente como si hubiera crecido junto a la casa puede transformar una propiedad en un lugar de refugio, donde la modernidad no se impone, sino que se integra con el entorno natural.

Además de los aspectos arquitectónicos, el mobiliario juega un papel crucial en la creación de este tipo de ambientes. Elementos vintage o piezas restauradas pueden incorporar una historia al espacio, mientras que los muebles contemporáneos aseguran la funcionalidad y la comodidad. La clave está en combinar ambos estilos con sutileza. Un sofá moderno en un tejido suave puede reposar junto a una mesa de café vintage, que aporte historia y carácter. Es vital recordar que cada objeto dentro del hogar debe contar una historia, ser testigo del tiempo y ofrecer algo más que mera funcionalidad.

En este tipo de diseño, los detalles son los que realmente marcan la diferencia. Las puertas de entrada personalizadas, los detalles de la cerrajería o las piezas únicas de decoración que se eligen, deben estar pensados para evocar una sensación de familiaridad, pero también de frescura. Un hogar no debe ser solo un lugar donde vivir; debe ser un reflejo de las historias, los sueños y las experiencias de sus habitantes.

Es importante, sin embargo, no perder de vista que un hogar que combina lo antiguo con lo moderno no debe ser un museo ni un espacio sobrecargado de elementos históricos. El reto está en lograr un ambiente que sea cálido, acogedor y funcional, pero que al mismo tiempo respire historia. La casa debe reflejar un equilibrio entre el pasado y el presente, entre la tradición y la modernidad. Esto requiere no solo un ojo artístico para la decoración, sino también una filosofía de diseño que valore lo antiguo no solo por su aspecto, sino por el significado que trae consigo.

Este tipo de enfoque puede resultar también en un hogar más sostenible. En lugar de renovar constantemente el mobiliario o los detalles de la casa con piezas nuevas, que a menudo resultan en desperdicio, se apuesta por restaurar o reutilizar objetos que tienen un valor histórico o sentimental. En este contexto, los muebles restaurados o los materiales recuperados no solo aportan valor estético, sino que también ayudan a preservar el medio ambiente.

Es necesario tener en cuenta que la fusión de lo antiguo y lo moderno no debe ser forzada ni artificial. En la práctica, esto significa que, en lugar de tratar de imitar de manera exacta el estilo de una época pasada, el objetivo es integrar elementos que complementen y enriquezcan el diseño general, sin que estos dominen el espacio. De esta forma, la casa se convierte en una especie de crisol de épocas y estilos, que no solo tiene belleza, sino también alma.

¿Cómo lograr el equilibrio entre tradición y modernidad en el diseño de interiores?

Crear un hogar acogedor y a la vez elegante no es una tarea sencilla, especialmente cuando se busca mezclar lo rústico con lo contemporáneo, y lo antiguo con lo nuevo. A través de un enfoque meticuloso y detallado, es posible combinar materiales naturales, elementos vintage y estructuras modernas para lograr un espacio único y atemporal. Este fue el objetivo principal de Kate y Allen, quienes querían construir un hogar que hablara tanto de su historia familiar como de sus gustos personales.

Desde el inicio del proyecto, Kate se dedicó a seleccionar materiales que tuvieran una carga emocional y una historia detrás de ellos. “Pasamos mucho tiempo pensando en los acabados interiores y los detalles de la carpintería que crearían una base rústica y rural, pero al mismo tiempo atemporal, sobre la cual poder construir”, comenta Kate. Por ejemplo, Allen encontró vigas de madera envejecidas de más de cien años que pertenecían al granero de un amigo de la familia, y usaron tablas de madera cruda de otro pila de madera familiar. Estas piezas, unidas a los suelos de madera rústica y los pavimentos de piedra caliza, infunden al espacio un sentido profundo de historia y hogar en una estructura completamente nueva.

El mobiliario, aunque moderno, también refleja un toque nostálgico. En la habitación de los invitados, por ejemplo, se utiliza una tela de estampado bloqueado que Kate y Allen se enamoraron de inmediato. Este material, combinado con papel tapiz a rayas y detalles a juego, transforma el espacio en un lugar alegre y juguetón, ideal para los nietos. Sin embargo, la clave de este diseño reside en equilibrar los elementos que podrían resultar desmesurados, como las altas techumbres, con detalles que humanicen el espacio. “Las alturas de los techos son grandiosas, pero la calidez de las vigas y las lámparas suspendidas a una escala más humana ayudan a equilibrar mucho la habitación”, explica Kate.

Los contrastes entre lo oscuro y lo luminoso también juegan un papel importante. “Buscábamos encontrar el balance, un guiño directo a las diferencias entre Lorie y Allen”, dice Kate. Mientras que algunas habitaciones están llenas de tonos saturados y terrosos, otras se mantienen más etéreas y claras. Por ejemplo, la sala de lectura, que también funciona como espacio secundario, está decorada con un tapiz verde profundo que envuelve la habitación, mientras que la principal sala de estar se mantiene clara y luminosa, con una decoración neutra que contribuye a un ambiente relajante.

Otro aspecto importante de la casa es la armonización de los colores y los temas a lo largo de todo el espacio. Este enfoque coherente crea una sensación de continuidad y confort. Los tonos neutros cálidos como el taupe, junto con los elementos de madera rústica, unen la casa entera en una paleta visual que, aunque variada, nunca pierde su esencia.

Además, el equilibrio en los detalles texturales es esencial. Los alfombras antiguas, por ejemplo, no son solo elementos decorativos, sino que actúan como piezas fundamentales que aportan textura a los espacios. “En el baño principal, la textura de una alfombra tejida a mano antigua fue crucial para equilibrar la frialdad del mármol”, comenta Kate. Estos pequeños detalles son los que, al final, dotan de un alma a cada habitación.

En el caso de la habitación principal, las vigas de madera continúan la sensación grandiosa de las habitaciones comunes, pero, al mismo tiempo, las tonalidades cálidas de la madera contribuyen a hacer el espacio más relajante. “Estábamos obsesionados con este techo de madera”, dice Kate, haciendo referencia al cabecero tapizado y las increíbles cortinas hechas con un tejido de Zak y Fox, que aportan un toque de lujo sin sacrificar la calidez de la madera.

El corazón de la casa, sin embargo, es el gran espacio común que incluye la sala de estar, el comedor y la cocina. Las altas techumbres, las vigas de madera rústica, la chimenea de piedra y la lámpara de araña imponente crean la sensación de estar en un gran salón. Para equilibrar esta amplitud, el mobiliario es sobrio pero acogedor, y la paleta de colores neutros contribuye a que el espacio, aunque grande, se sienta como un refugio cómodo.

En todos estos detalles, la clave está en no perder de vista la importancia de mantener el equilibrio entre los intereses de las personas que habitan el espacio. Kate y Allen combinaron sus gustos personales de forma sutil pero significativa. Mientras que Allen aportó su pasión por la naturaleza a través de colecciones de figuras de patos, Lorie se encargó de que el diseño final mantuviera una sensación de belleza refinada. Como resultado, la casa refleja una combinación impresionante de fortaleza, belleza y pequeños toques excéntricos que cuentan la historia de sus habitantes.

Es importante comprender que, al diseñar un hogar, no solo se deben tener en cuenta los aspectos estéticos. Un buen diseño debe poder contar una historia, transmitir las emociones de los habitantes y, a la vez, ofrecer una sensación de confort y pertenencia. El diseño debe tener un propósito que va más allá de la simple funcionalidad o de la apariencia visual, y ese propósito puede encontrarse en la integración de detalles personales, el uso adecuado de materiales y la atención al equilibrio entre lo viejo y lo nuevo.