El Alt-right se construye sobre la exaltación de la masculinidad blanca, en un rechazo vehemente de lo que considera corrección política débil y liberal, expresada en multiculturalismo, inmigración, asentamiento de refugiados y acciones afirmativas. Su discurso revela un racismo explícito, basado en la creencia de que la raza blanca es cultural y biológicamente superior, portadora de desarrollo, civilización y de todo lo considerado valioso en la historia humana. La mezcla racial, a través del matrimonio o la migración, se percibe como un proceso que erosionará la grandeza blanca, llegando incluso a hablarse de “genocidio blanco”. La blancura se asocia al Occidente, entendido por el Alt-right como un espacio reservado a personas de ascendencia europea, con la cristianidad como fundamento religioso. La identidad que articula la ideología del Alt-right se construye sobre la intersección de raza (blancura), cultura (occidentalidad y cristianismo) y género (masculinidad).
El Alt-right manifiesta un odio contundente hacia el Islam y el feminismo, considerándolos amenazas a su proyecto civilizatorio. El feminismo, según sus discursos, debilita a la mujer, desestructura la familia tradicional y contribuye a la disminución de la tasa de natalidad blanca. Sus políticas aspiracionales incluyen la creación de un estado étnico blanco, políticas migratorias estrictas y la prevención del reasentamiento de refugiados. La praxis del Alt-right no es casual ni aislada: sus discursos, entrevistas y manifestaciones son actos políticos que reflejan la filosofía que los inspira, donde racismo, misoginia, islamofobia, chauvinismo occidental y supremacismo blanco se entrelazan en una estructura identitaria cuidadosamente seleccionada.
El pensamiento del Alt-right se nutre de autores como Julius Evola, Nietzsche y Heidegger, así como de la derecha francesa y del identitarismo europeo, quienes han intelectualizado el racismo biológico y cultural. Para comprender su praxis, es crucial entender que filosofía y acción son inseparables; los actos políticos del Alt-right no pueden desvincularse de las ideas que los motivan. La definición de la identidad racial y la afirmación explícita de intereses raciales constituyen estrategias centrales, distintas para cada grupo, como se ve al contrastar el Alt-right con movimientos como Black Lives Matter, cuyas bases filosóficas y praxis buscan justicia racial desde perspectivas completamente distintas.
El Alt-right plantea preguntas filosóficas sobre la intersección de masculinidad y blancura, sobre la separación religiosa que delimita a los hombres blancos de otros hombres, y sobre los límites que definen quién pertenece y quién queda excluido. La reflexión sobre estas cuestiones revela la lógica interna de su acción política, la cual busca consolidar un orden cultural, religioso y racial específico. Evola, a diferencia de Gramsci, quien analizó cómo la hegemonía cultural podía impedir la emancipación de las clases explotadas, propuso una hegemonía cultural y espiritual de la élite, justificando su dominio como necesario para mantener un orden superior frente a los males de la modernidad. Sus seguidores, como Benoist y la derecha francesa, adoptaron el concepto de hegemonía cultural para preservar la pureza de la identidad francesa y establecer fronteras simbólicas que protejan la homogeneidad cultural.
Nietzsche refuerza esta idea al valorar la creación de límites culturales que permitan a las comunidades definir su propósito y aspirar a la grandeza a través de élites geniales, mientras que Heidegger denuncia la banalidad y el consumismo de la modernidad, percibiendo la necesidad de estructuras que otorguen autenticidad y sentido frente a la mediocridad de la vida cotidiana. La praxis del Alt-right, entonces, emerge de un entramado filosófico que legitima la exclusión, la jerarquía y la supremacía, buscando proyectar un destino histórico específico que se sustenta tanto en ideas como en actos concretos de política identitaria.
Además, es importante comprender que este entramado ideológico no surge en el vacío: se basa en contextos históricos, culturales y filosóficos que han reinterpretado nociones de raza, género y religión para legitimar la hegemonía de ciertos grupos sobre otros. Reconocer cómo se construyen estas identidades estratégicas y los mecanismos que las sustentan ayuda a entender la resistencia y las contestaciones sociales que surgen frente al Alt-right, así como las tensiones entre distintos proyectos políticos y raciales en el mundo contemporáneo.
¿Cómo la noción de espacio y lugar afecta la construcción de identidades y la política social?
La manera en que percibimos los lugares y los espacios no es solo una cuestión de geografía, sino una construcción social que afecta la forma en que nos identificamos y cómo interactuamos con los demás. La relación entre espacio y sociedad está profundamente influenciada por factores de poder, género, raza y clase social, los cuales moldean nuestras experiencias y percepciones en el mundo. Estos elementos, que pueden parecer superficiales o secundarios, son
Aviso sobre el inicio de las discusiones públicas del proyecto de modificación del Plan General del Asentamiento Rural de Nebug del Distrito de Tuapsé
Anexo 1 al Reglamento sobre el procedimiento de certificación de candidatos al puesto de director y directores de organizaciones educativas estatales bajo la jurisdicción del Comité de Educación General y Profesional de la Región de Leningrado
Proyecto del Orden del Día de la Sesión Ordinaria del Consejo Municipal del Municipio de la Ciudad de Peterhof de la 6ª Convocatoria para el 14 de diciembre de 2023 a las 15:00 horas
INSTALACIÓN DE ALTA TENSIÓN DE TAMAÑO PEQUEÑO PARA LA INVESTIGACIÓN DEL HIDROXIAPATITO EN LA RUPTURA ELÉCTRICA

Deutsch
Francais
Nederlands
Svenska
Norsk
Dansk
Suomi
Espanol
Italiano
Portugues
Magyar
Polski
Cestina
Русский