Rosemarie comenzó su carrera inmobiliaria con un enfoque sencillo pero audaz: comprar una casa en Winnipeg con un pago inicial de $2,000 heredado de su abuela y otros $800 ahorrados con esfuerzo. La propiedad costaba $26,000, pero necesitaba varias reparaciones. Con mucho trabajo, pintó las paredes, cambió las alfombras y, después de calificar para una subvención estatal, instaló ventanas y puertas energéticamente eficientes. A pesar de que sus ingresos brutos eran de aproximadamente $850 mensuales, transformó la casa en un espacio atractivo y la vendió tres años después por $43,000, ganando más en esa transacción que trabajando un año completo a tiempo completo. Esta venta inicial marcó el comienzo de una carrera impresionante en el mundo de la inversión inmobiliaria.

En su camino, Rosemarie ha enfrentado muchos obstáculos, entre ellos el escepticismo de algunos que dudaban de su capacidad por ser mujer. Sin embargo, su persistencia y enfoque práctico la llevaron a completar uno de sus proyectos más ambiciosos: la compra de un terreno para un desarrollo de 83 unidades. A pesar de las críticas, Rosemarie no se dejó influir, hizo su tarea, encontró un banco que apoyaba a las desarrolladoras locales y confió en un contratista general con una buena reputación. El resultado fue un edificio de apartamentos de cuatro pisos y 84 unidades que, además de ser funcional, se hizo amigable para las mascotas, algo que otros en la industria desaconsejaban. Esta decisión, al final, se convirtió en el estándar en la comunidad.

A través de sus años de experiencia, Rosemarie aprendió valiosas lecciones sobre los desafíos específicos que enfrentan las mujeres en el mundo de los negocios y, más específicamente, en el de la inversión inmobiliaria. En muchas ocasiones, se vio rodeada de hombres que la subestimaban solo por su género. A pesar de las dificultades iniciales, Rosemarie aprendió a no sobreexplicar sus decisiones ni justificar sus acciones. En los negocios, no hay espacio para la duda o la complacencia con quienes no te respetan. El trato respetuoso es algo que se debe exigir y, si alguien no lo comprende, se debe dejar claro de inmediato. Este tipo de experiencias, aunque dolorosas, son oportunidades para aprender y fortalecer el carácter.

El mundo de los negocios no solo es desafiante por la competencia, sino también por las relaciones personales que se pueden ver afectadas a medida que se crece. Rosemarie tuvo que lidiar con familiares que alquilaron propiedades y las dañaron, lo que afectó sus relaciones. También se encontró con amigos que pensaban que tenían derecho a pedirle préstamos que nunca devolvían. Aquí, el establecimiento de límites claros y el entendimiento de que el dinero ganado con esfuerzo no está destinado a ser una fuente ilimitada de financiamiento para otros, se vuelve esencial.

En cuanto a los desafíos entre mujeres, Rosemarie también menciona las dificultades que encontró con otras mujeres que, en lugar de apoyar su crecimiento, trataban de sabotearlo. Este fenómeno, denominado "síndrome de la Reina Abeja", se refiere a mujeres que se sienten amenazadas por otras y prefieren verlas fracasadas para mantener su estatus. Esta situación, lamentablemente, es más común de lo que parece y refleja cómo la competitividad malsana puede afectar la solidaridad entre mujeres en los negocios. Rosemarie se ha propuesto cambiar esta dinámica, impulsando un ambiente de apoyo mutuo, donde el éxito de una mujer inspira y motiva a otras a seguir su camino. Esta actitud positiva y de cooperación es lo que marca la diferencia, porque la envidia solo conduce al estancamiento y al fracaso.

Además, la formación de las nuevas generaciones es fundamental. Rosemarie siempre ha enseñado a sus hijas a ser responsables, a contribuir al funcionamiento del hogar y a ser independientes financieramente. Desde una edad temprana, sus hijas se encargaban de las tareas del hogar y se esforzaban por obtener buenas calificaciones. También trabajaban durante el verano para ganar dinero, lo que les permitió comprender el valor del esfuerzo y la responsabilidad. Rosemarie considera que el deporte es una herramienta importante para enseñar disciplina, compromiso y trabajo en equipo.

Este enfoque hacia la educación y el empoderamiento de las nuevas generaciones, especialmente de las mujeres, es clave para cambiar la mentalidad y crear un entorno más inclusivo en el que las mujeres se apoyen mutuamente en lugar de competir entre ellas. Crear un legado de mujeres fuertes, empáticas y valientes en el mundo de los negocios es lo que garantizará que el futuro sea mejor para las próximas generaciones.

¿Cómo la mentalidad de éxito transforma la adversidad en oportunidad?

Donald comenzó su propio negocio de construcción de viviendas con un préstamo bancario y algunas líneas de crédito, lo cual lo convirtió en una empresa exitosa. En 1980, incursionó en la industria del cuidado al construir su primera comunidad de viviendas asistidas. Sin embargo, la recesión de la era Reagan llegó, y Donald lo perdió todo. Fue la recesión económica más severa y se consideró el mayor retroceso financiero de nuestra generación desde la Segunda Guerra Mundial. En ese entonces, se vio obligado a mudarse con su esposa y tres hijos pequeños a la casa de sus suegros. Donald relató que comer mantequilla de maní directamente del tarro y vivir con sus suegros lo impulsó a centrarse en cómo solucionar las cosas y recuperar el rumbo. Incluso cuando me contó sobre esa época tan difícil de su vida, vi su actitud positiva: su mentalidad de éxito brillaba. Nos dijo que todos enfrentamos malas situaciones en la vida, pero él decide enfocarse en lo bueno.

En una de nuestras charlas, me contó sobre un trabajador que debía limpiar los establos de caballos. Cada día, el trabajador tenía que soportar el olor a estiércol de caballo, pero mantenía una actitud alegre mientras lo hacía, porque pensaba que, de alguna manera, debía haber un caballo cerca. Al igual que el trabajador, Donald encontró su "caballo" y, tras la quiebra, se levantó, se subió de nuevo a su caballo y se convirtió en uno de los grandes actores de la industria de la vivienda para personas mayores. Enseñó a sus hijos este valor de la perseverancia y la ética del trabajo, los cuales ahora dirigen sus empresas. Él cree que sus hijos están motivados porque también recuerdan los tiempos difíciles cuando la familia estaba en quiebra.

Donald no se dejó vencer ni por el desastre económico de esa recesión ni por la pandemia. A lo largo de los últimos cinco décadas, ha sido propietario de varias empresas que apoyan el envejecimiento de la población, ofreciendo servicios como viviendas independientes, viviendas asistidas, cuidados para la demencia, atención médica especializada, servicios de rehabilitación, suministros médicos, farmacias y atención médica domiciliaria. Lo que más aprendí de mi encuentro con Donald fue que el éxito se basa en una mentalidad. Citó un viejo dicho: "Si crees que puedes o crees que no puedes, de cualquier manera, probablemente tienes razón". A medida que conversábamos, comprendí que las lecciones de Donald no se trataban de cómo hacer mucho dinero, sino de recordar la lucha y entender que lo bueno que haces en el mundo te regresa muchas veces, lo cual, en esencia, se resume en una mentalidad.

Es fundamental que el lector entienda que las adversidades, por duras que sean, pueden ser oportunidades disfrazadas, siempre y cuando se tenga la mentalidad adecuada para enfrentarlas. El ejemplo de Donald no solo es un reflejo de un exitoso empresario, sino de una persona resiliente que supo transformar la derrota en aprendizaje, y luego en triunfo. La mentalidad de éxito, lejos de ser una cualidad de aquellos que nunca sufren, es en realidad la característica distintiva de aquellos que, tras caer, se levantan, aprenden y continúan.

El éxito no está determinado por la cantidad de dinero o logros materiales, sino por la capacidad de mantener una visión positiva ante las dificultades y por la disposición a ayudar a los demás en el proceso. La capacidad de superar una crisis, sin importar su magnitud, es la esencia de una mentalidad de éxito. La actitud positiva ante los obstáculos es clave para abrir nuevas puertas y descubrir potenciales escondidos que, de otro modo, habrían permanecido ocultos.

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¿Cómo afectan las decisiones financieras personales a la estabilidad a largo plazo?

Las decisiones financieras personales pueden definir el rumbo de la vida de una persona, no solo en términos de bienestar inmediato, sino también en la estabilidad y el crecimiento a largo plazo. Desde la compra de una propiedad hasta la creación de un portafolio de inversiones, cada elección tiene un impacto profundo en la vida futura. Es crucial entender que la gestión adecuada de las finanzas no se trata únicamente de evitar deudas o ahorrar dinero, sino también de tomar decisiones informadas que puedan brindar seguridad y prosperidad a largo plazo.

Uno de los principales factores que influye en la toma de decisiones financieras es la forma en que una persona percibe su relación con el dinero. Muchas veces, las creencias sobre la riqueza y la pobreza se transmiten de generación en generación, formando la base de las decisiones económicas que tomamos en nuestra vida adulta. El concepto de “riqueza generacional” no solo implica la acumulación de bienes materiales, sino también la transmisión de conocimientos financieros y valores sobre la administración del dinero. De hecho, las decisiones financieras erróneas de una generación pueden tener efectos duraderos en las generaciones siguientes, creando un ciclo que es difícil de romper.

En muchos casos, las decisiones financieras imprudentes son el resultado de creencias erróneas sobre lo que constituye un “buen” o “mal” gasto. La emoción y el deseo de gratificación inmediata a menudo conducen a elecciones apresuradas, como las inversiones en bienes raíces sin la debida investigación o la compra impulsiva de artículos costosos que no contribuyen al bienestar a largo plazo. Estos comportamientos, si no se corrigen, pueden llevar a una creciente incertidumbre financiera, incluso en medio de aparentes éxitos materiales.

Por otro lado, la inseguridad financiera se puede ver como una forma de distorsión de la percepción sobre las propias capacidades. Las personas que experimentan luchas económicas tienden a desarrollar una visión negativa de sus habilidades y potenciales. El miedo a la escasez puede llevar a la procrastinación y a la evitación de decisiones financieras importantes. Por lo tanto, es esencial cultivar una mentalidad de resiliencia y confianza, aprendiendo a ver las dificultades como oportunidades para mejorar y crecer en lugar de como fracasos definitivos.

El caso de la “seguridad financiera” es otro tema central cuando se habla de la estabilidad a largo plazo. La falta de seguridad financiera, ya sea por falta de ahorros, de inversiones adecuadas o por la acumulación de deudas, puede generar un estrés continuo que impacta tanto la salud mental como la física. No solo las personas que enfrentan crisis económicas severas experimentan este tipo de angustia, sino también aquellas que, aunque se encuentren financieramente estables, carecen de una planificación sólida para el futuro.

Una parte fundamental de la seguridad financiera es la capacidad de hacer frente a imprevistos. Las emergencias económicas, como una pérdida de empleo, un accidente de salud grave o una crisis de mercado, son inevitables en algún momento. Por eso, una parte fundamental de cualquier estrategia financiera debe ser la creación de un fondo de emergencia que permita afrontar estos desafíos sin poner en peligro la estabilidad financiera a largo plazo.

El impacto de las decisiones financieras no solo se siente en la vida personal de un individuo, sino también en la de su familia y seres cercanos. Las relaciones familiares, especialmente aquellas relacionadas con la propiedad y la herencia, pueden volverse tensas si no se manejan adecuadamente los activos comunes. El caso de la gestión del patrimonio familiar es un tema clave, donde la falta de comunicación y planificación puede dar lugar a disputas legales y a la disolución de recursos que podrían haber sido preservados por generaciones.

Asimismo, la gestión del dinero dentro de un contexto de negocios es igualmente compleja. La forma en que los socios financieros y las empresas toman decisiones puede determinar su éxito o fracaso. La toma de decisiones financieras en un entorno corporativo debe estar guiada por un análisis profundo de riesgos y recompensas, así como de la sostenibilidad a largo plazo. Las decisiones apresuradas y mal fundamentadas pueden destruir años de trabajo y afectar a muchos empleados y familiares, en especial en situaciones de reestructuración o venta de la empresa.

En cuanto a la propiedad y los bienes raíces, otro aspecto fundamental de las decisiones financieras, la ubicación y la investigación previa son factores determinantes en el éxito de una inversión. La gentrificación, por ejemplo, es un fenómeno que afecta a muchas comunidades, y que se debe considerar al momento de comprar o vender propiedades. Aunque la compra de bienes raíces puede ser una forma efectiva de crear riqueza a largo plazo, no siempre es una inversión segura si no se comprende adecuadamente el mercado local y las dinámicas económicas que lo rodean.

Además de la importancia de la planificación y el análisis, es esencial destacar que las decisiones financieras deben ser informadas. A menudo, las personas toman decisiones impulsivas, motivadas por factores externos como la publicidad o el miedo al cambio, lo cual puede tener consecuencias a largo plazo. Por eso, la educación financiera es clave para tomar decisiones más racionales y menos emocionales. La educación no solo debe abordar aspectos técnicos de la economía, sino también cómo manejar la psicología del dinero, que a menudo determina nuestras acciones y creencias más que la lógica o el análisis.

Por último, uno de los mayores desafíos a la hora de tomar decisiones financieras es aprender a equilibrar la gratificación inmediata con la necesidad de seguridad futura. En una sociedad que promueve el consumo constante y la satisfacción instantánea, es fácil caer en la trampa de vivir solo el presente sin planificar el futuro. Sin embargo, la clave para una vida financiera estable radica en encontrar ese equilibrio entre disfrutar del presente y asegurar el futuro, estableciendo metas claras y alcanzables, y manteniendo una visión a largo plazo.