El proceso de deposición es uno de los fundamentos esenciales en la fabricación de semiconductores. Este proceso implica la colocación de capas delgadas de diferentes materiales sobre una oblea de silicio. Existen diversas técnicas para realizar la deposición, entre las que se incluyen la evaporación, el pulverizado (sputtering) y la deposición por vapor químico (CVD). En el proceso de evaporación, se coloca un material sólido dentro de un vacío y se calienta hasta que se evapora. Las moléculas evaporadas impactan la oblea enfriada, condensándose en una capa sólida sobre la superficie. La espesor de la capa depositada depende de la temperatura y el tiempo de evaporación, siendo común un espesor de aproximadamente 1 mm. En el caso del pulverizado, se utiliza un bombardeo de iones positivos sobre un cátodo recubierto del material que se desea depositar. Los iones transferirán su momento de manera directa, desalojando el material objetivo que se depositará sobre la oblea, que se encuentra en el ánodo. Dependiendo del tipo de sistema de pulverizado utilizado (corriente continua, radiofrecuencia o magnetrón), este proceso se lleva a cabo generalmente en un vacío. Finalmente, la deposición por vapor químico (CVD) es un proceso en el cual una película se deposita mediante una reacción química o descomposición pirolítica en la fase gaseosa cerca de la oblea de silicio. Este proceso se utiliza principalmente para depositar materiales como polisilicio, dióxido de silicio (SiO2) o nitruro de silicio (Si3N4). CVD puede llevarse a cabo a presión atmosférica o a baja presión, donde la difusividad aumenta significativamente, lo que se conoce como deposición por vapor químico a baja presión (LPCVD).

El proceso de grabado, por otro lado, se utiliza para eliminar material expuesto no protegido. Para ello, se realiza una fotolitografía en la que algunas áreas de la oblea quedan cubiertas por una máscara protectora y otras quedan expuestas. El objetivo del grabado es eliminar precisamente la sección del material expuesto. El grabado debe cumplir con dos propiedades importantes: selectividad y anisotropía. La selectividad se refiere a la capacidad del proceso para grabar solo la capa deseada sin afectar la capa protectora o la capa subyacente. Por su parte, la anisotropía se refiere a la capacidad del grabado para ocurrir en una sola dirección. Un grabado perfectamente anisotrópico solo afectaría las capas en dirección vertical, sin crear efectos de subcorte (undercutting), pero en la práctica, esto no se puede lograr completamente. Existen técnicas de grabado preferenciales que logran altas concentraciones de anisotropía para minimizar estos efectos de subcorte, mientras mantienen alta selectividad.

El grabado puede realizarse mediante técnicas húmedas o secas. En el grabado húmedo, se emplean productos químicos para eliminar el material, siendo ejemplos comunes los ácidos como el ácido fluorhídrico (HF) para el grabado del dióxido de silicio o el ácido fosfórico (H3PO4) para el grabado del nitruro de silicio. Esta técnica depende fuertemente de factores como el tiempo y la temperatura, por lo que se requiere cuidado con los ácidos, ya que pueden ser peligrosos. Por otro lado, el grabado seco, o grabado por plasma, emplea gases ionizados activados químicamente por un plasma generado por radiofrecuencia. Este proceso es similar al pulverizado y, de hecho, puede utilizarse el mismo equipo. El grabado iónico reactivo (RIE) es un tipo de grabado por plasma que incluye bombardear el material con iones cargados, lo que le da propiedades anisotrópicas y lo hace adecuado para tecnologías de submicras.

La pulitura mecánica química (CMP) es otro proceso crucial que se usa para planarizar la superficie de la oblea antes de cada paso de fotolitografía o deposición. Este proceso consiste en pulir la oblea utilizando productos químicos y abrasivos para lograr una superficie plana, lo que es esencial para asegurar la uniformidad de las capas depositadas y facilitar los pasos de fotolitografía subsiguientes. Aunque existen otras técnicas como la refluidez de óxidos dopados, la pulitura mecánica química ha demostrado ser la más eficaz y precisa.

Finalmente, la fotolitografía es el proceso que permite seleccionar áreas específicas de la oblea de silicio para aplicar los procesos anteriores. A través de la fotolitografía, una imagen de una máscara fotográfica (fotomáscara) se transfiere a la oblea. En este proceso, se emplea un material llamado fotorevestimiento, que es un polímero orgánico sensible a la luz ultravioleta (UV). Existen dos tipos de fotorevestimientos: positivos y negativos. El fotorevestimiento positivo se utiliza para crear una máscara donde se encuentran los patrones, mientras que el fotorevestimiento negativo crea una máscara donde no existen patrones. Una vez depositado el fotorevestimiento, se expone a luz UV, y las áreas expuestas se endurecen. Las áreas no expuestas se eliminan en un proceso de desarrollo, protegiendo las áreas deseadas durante los posteriores procesos de grabado o deposición. Este proceso de fotolitografía se repite varias veces para definir todas las capas del circuito integrado.

Es importante destacar que cada uno de estos procesos requiere una precisión extremadamente alta y una monitorización constante para asegurar la calidad del dispositivo final. Además, la interacción de estos procesos debe ser cuidadosamente controlada, ya que cualquier variación en uno de ellos puede afectar la funcionalidad del dispositivo en su conjunto. La tecnología de semiconductores avanza rápidamente, lo que hace que la perfección en cada paso de la fabricación sea cada vez más crucial para la producción de circuitos integrados más pequeños, más rápidos y más eficientes.

¿Cómo optimizar el rendimiento de los comparadores de bucle abierto?

El diseño de comparadores de bucle abierto ha sido objeto de diversas aproximaciones para mejorar su desempeño, especialmente en lo que respecta a la velocidad de respuesta y la capacidad de manejar cargas capacitivas elevadas. A continuación, se expone un análisis de diferentes tipos de comparadores y sus características, así como las técnicas que pueden utilizarse para optimizar su desempeño.

En el caso de un comparador de dos etapas, la velocidad de respuesta está fuertemente influenciada por la capacidad de los polos y las corrientes de sesgo. Los polos grandes requieren una baja resistencia y una pequeña capacitancia para mantener una alta velocidad de subida. En general, un comparador rápido también tenderá a disipar más energía. Este tipo de comparadores puede tener una respuesta tanto lineal como rápida, pero la diferencia entre ambos no siempre es significativa, ya que los factores que provocan polos grandes también incrementan la tasa de subida. Los comparadores rápidos generalmente requieren corrientes de sesgo más grandes, lo que implica una mayor disipación de potencia. Es interesante observar que la diferencia en el rendimiento entre un comparador de respuesta lineal y uno de respuesta a la tasa de subida puede ser mínima, ya que ambos dependen de las mismas características de diseño, como la resistencia baja y la capacidad pequeña.

Al explorar otros tipos de comparadores, se destacan los comparadores con salida push-pull, como se muestra en la figura 8.3-1. En estos comparadores, el tiempo de retardo de propagación se debe tanto a la transición de la salida de la primera etapa como a la de la segunda. El uso de diodos MOS en lugar de la carga de espejo de corriente en la primera etapa reduce la ganancia del comparador, pero al mismo tiempo permite un manejo más efectivo de las corrientes de salida. La adición de una etapa cascode en la salida, como se ilustra en la figura 8.3-2, mejora la resistencia de salida, lo que contribuye a una respuesta de un solo polo, con la ventaja de que el comparador es capaz de manejar grandes corrientes sin sacrificar la velocidad.

El comparador con cascode también tiene ciertas limitaciones en términos de respuesta lineal, ya que la velocidad se ve afectada por la resistencia de salida. Sin embargo, su rendimiento es adecuado para comparadores cuya respuesta no es estrictamente lineal, sino que está orientada a una mayor tasa de subida.

En cuanto a los comparadores capaces de manejar cargas capacitivas grandes, el principal desafío es la limitación de la tasa de subida. Se han propuesto diversas soluciones para superar esta limitación. Una de ellas consiste en agregar inversores push-pull en cascada con la salida del comparador de dos etapas, lo que permite aumentar la capacidad de manejo de corriente sin comprometer la velocidad. Los valores adecuados de W/L en los transistores de los inversores aseguran una mayor capacidad de absorción y entrega de corriente, lo que optimiza la tasa de subida. La adición de etapas adicionales de inversores, como M8–M9 y M10–M11, asegura que la corriente de salida se mantenga alta sin sobrecargar las etapas anteriores.

Otra opción para manejar grandes corrientes es el uso de amplificadores diferenciales auto-biasados, que permiten una respuesta rápida sin necesidad de grandes corrientes de reposo. Estos amplificadores, como se muestra en la figura 8.3-4, aprovechan la adaptación de las corrientes de cola a través de la conexión de los terminales de los transistores, lo que mejora la capacidad de manejo de corriente sin incrementar significativamente el consumo de energía.

Aunque estos métodos permiten mejorar la capacidad de manejo de cargas capacitivas grandes, es importante reconocer que la velocidad de transición de las señales entre las entradas también puede verse afectada, especialmente cuando las diferencias de voltaje entre las entradas son pequeñas. La capacidad de un comparador para manejar grandes corrientes en la salida puede ser clave para garantizar su rendimiento en aplicaciones donde las cargas capacitivas son elevadas.

En términos de mejora del rendimiento de los comparadores de bucle abierto, existen dos áreas principales que pueden optimizarse sin esfuerzo adicional: la compensación de voltaje de entrada y la introducción de histéresis. La compensación automática de voltaje de entrada puede reducir el desplazamiento de voltaje de entrada sin afectar significativamente el tiempo de respuesta, mientras que la histéresis, introducida a través de un circuito biestable, puede prevenir transiciones erráticas en un entorno ruidoso. Ambos enfoques son relativamente simples de implementar y pueden proporcionar mejoras significativas en la estabilidad y el rendimiento general del comparador.

En resumen, la elección y optimización del tipo de comparador depende en gran medida de la aplicación específica, la capacidad de manejo de corriente y la necesidad de una respuesta rápida. Si bien los comparadores con salida push-pull y cascode son ideales para manejar grandes corrientes, su rendimiento en términos de respuesta lineal puede no ser óptimo para todas las situaciones. Los comparadores de dos etapas siguen siendo una opción eficiente en cuanto a velocidad, pero la disipación de potencia puede ser una consideración importante. La incorporación de técnicas adicionales como inversores en cascada y amplificadores auto-biasados puede ayudar a mitigar limitaciones, asegurando que los comparadores puedan manejar eficientemente cargas capacitivas elevadas sin perder rapidez en la transición de señales.

¿Cómo se realiza el diseño de circuitos integrados analógicos?

El diseño de circuitos integrados analógicos implica una compleja serie de pasos que van desde la concepción inicial hasta la fabricación y verificación del producto final. A lo largo de este proceso, el diseñador de circuitos debe enfrentarse a múltiples desafíos, entre los cuales destacan la elección de los componentes adecuados, la simulación de su desempeño y la integración de las geometrías necesarias para garantizar un funcionamiento óptimo del circuito. La clave del éxito en este campo radica en un equilibrio entre la creatividad y el análisis riguroso de las propiedades del circuito, lo que permite realizar diseños eficientes y efectivos.

En un primer momento, los circuitos digitales comenzaron a ser la base de muchos sistemas debido a su simplicidad. Los números binarios (cero o uno) facilitaban la construcción de circuitos que operan en dos estados estables, lo que permitía una regularidad en el proceso de diseño. Sin embargo, el diseño de circuitos analógicos es mucho más complejo, dado que implica manejar señales continuas en el tiempo, lo que demanda una mayor atención al detalle y la interacción de componentes activos y pasivos.

Uno de los primeros conceptos que se deben comprender es la diferencia entre las señales continuas y las señales muestreadas. Una señal analógica es una representación continua de una magnitud en el tiempo, mientras que una señal digital se define solo en puntos discretos. Las señales muestreadas, por su parte, son señales analógicas que se definen solo en momentos específicos en el tiempo, a menudo "retenidas" en un valor específico durante un intervalo. Estas señales muestreadas y retenidas se utilizan ampliamente en circuitos integrados analógicos para realizar operaciones precisas y controladas.

El diseño de circuitos analógicos integrados no solo involucra la creación de la función del circuito, sino también la definición de sus características geométricas, una tarea que no se da en el diseño de circuitos discretos. En los circuitos discretos, los componentes se encuentran fuera de un sustrato común, lo que limita la posibilidad de utilizar las ventajas de la proximidad para el diseño, como es el caso en los circuitos integrados. Además, la precisión de los componentes activos y pasivos en un circuito integrado es mucho más alta, gracias a la capacidad del diseñador para controlar la geometría de los componentes durante el proceso de fabricación.

El diseño de un circuito integrado comienza con una fase de definición de los requerimientos y objetivos del diseño. Esto involucra la especificación de las propiedades del circuito y la forma en que deben cumplir con las exigencias del sistema en el que se va a integrar. A continuación, en la fase de síntesis, el diseñador elige el tipo de componentes adecuados y su disposición para cumplir con las especificaciones. Este proceso puede implicar diversas opciones de diseño, cada una con sus ventajas y desventajas. La creatividad juega un papel esencial en esta etapa, ya que existen varias formas de lograr el mismo resultado, pero algunas opciones pueden ofrecer una mejor eficiencia o costos más bajos que otras.

Una vez sintetizado el diseño, el siguiente paso es la simulación, que permite predecir el comportamiento del circuito bajo condiciones de operación específicas. A través de la simulación, se pueden identificar problemas en el diseño antes de proceder a la fabricación, lo que ahorra tiempo y costos. Sin embargo, la simulación tiene limitaciones, como la precisión de los modelos empleados y el riesgo de que los resultados no siempre coincidan con el comportamiento real del circuito. Por lo tanto, es fundamental que los diseñadores sean capaces de interpretar los resultados de las simulaciones y hacer los ajustes necesarios en el diseño.

Tras la simulación, se pasa a la descripción geométrica del circuito, una fase crucial que define cómo se colocarán los componentes en el sustrato del circuito integrado. Este paso es íntimamente importante, ya que la disposición geométrica de los componentes tiene un impacto directo en el rendimiento eléctrico del circuito. La interacción entre las distintas capas y la distribución de los componentes en el plano físico afectan las señales, la resistencia, y otros aspectos esenciales del circuito. Por esta razón, la descripción geométrica se debe considerar junto con los efectos parasitarios, como la capacitancia y la inductancia, que se derivan de la geometría del circuito.

Finalmente, después de completar el diseño geométrico y verificar su funcionalidad mediante simulaciones adicionales, el circuito pasa a la fase de fabricación. Este paso es particularmente desafiante en el caso de los circuitos integrados, ya que no es práctico realizar un prototipo físico, como en el caso de los circuitos discretos, para probar su funcionalidad. La fabricación de circuitos integrados es un proceso complejo que involucra la creación de un patrón a escala microscópica sobre un sustrato, lo que requiere precisión y tecnología avanzada. Tras la fabricación, el circuito debe ser probado y verificado para garantizar que cumpla con las especificaciones definidas en la fase inicial del diseño.

El uso de la simulación en el diseño de circuitos integrados tiene varias ventajas: elimina la necesidad de prototipos físicos, permite monitorear señales en cualquier punto del circuito y facilita la modificación rápida de diseños. Sin embargo, la simulación no está exenta de desventajas, como la posibilidad de que los modelos no sean lo suficientemente precisos o que el programa de simulación no pueda converger a una solución adecuada. Además, el tiempo necesario para realizar simulaciones de circuitos grandes puede ser considerable, y existe el riesgo de que los diseñadores dependan demasiado de las herramientas computacionales, en lugar de aplicar un juicio analítico.

Es importante destacar que el diseño de circuitos analógicos integrados requiere un conocimiento profundo tanto de la teoría electrónica como de las herramientas y técnicas de simulación y fabricación. La interacción entre el diseño, la simulación y la fabricación hace que el proceso sea altamente iterativo, lo que requiere de un enfoque preciso, controlado y bien fundamentado.

¿Cómo influye el uso de transistores en la resistencia de salida de un amplificador operacional con búfer?

En el diseño de amplificadores operacionales de alto rendimiento, la resistencia de salida es un parámetro clave para determinar el comportamiento y la estabilidad del circuito. En la Figura 7.1-9, se observa cómo la resistencia de salida, RoR_o, puede ser calculada a partir de los parámetros de los transistores involucrados, tomando como base el modelo de los transistores MOS que se encuentran en el circuito. En este caso, con un valor de corriente de 1 mA, se obtiene una resistencia de salida de 11.11kΩ11.11 \, k\Omega, lo que nos da una idea clara de la magnitud de esta característica.

Sin embargo, al considerar amplificadores operacionales con transistores de unión bipolar (BJTs) en lugar de solo MOSFETs, como se observa en la Figura 7.1-11, el comportamiento cambia notablemente. En los amplificadores estándar CMOS, se pueden utilizar transistores de unión bipolar integrados en el sustrato para reducir la resistencia de salida. El uso de un transistor BJT en configuración seguidor de emisor disminuye la resistencia de salida debido a su mayor transconductancia en comparación con un MOSFET con una relación W/L moderada.

La Figura 7.1-10 muestra cómo se obtiene un transistor NPN en una tecnología CMOS de pozo p, lo que permite que un amplificador de dos etapas, como el de la Figura 7.1-11, utilice un seguidor de emisor BJT para mejorar las características de salida. Este diseño incorpora dos etapas de amplificación: un seguidor MOS (M8–M9) y un seguidor BJT (Q10). El seguidor MOS es crucial por dos razones: primero, la resistencia de salida incluye una resistencia vista desde la base del BJT dividida por 1+βF1 + \beta_F, lo que podría ser mayor que la resistencia de salida del propio BJT. La segunda razón es que el seguidor MOS evita la carga adicional que el BJT podría imponer sobre la segunda etapa, lo que de lo contrario disminuiría la ganancia global del amplificador.

La resistencia de salida en este caso se puede calcular utilizando la fórmula:

Rout=1gm9(1+βF)R_{\text{out}} = \frac{1}{g_{m9} \cdot (1 + \beta_F)}

donde gm9g_{m9} es la transconductancia del transistor MOS en la etapa de seguidor y βF\beta_F es la ganancia de corriente del BJT. En el ejemplo proporcionado, al introducir el seguidor MOS, la resistencia de salida de la etapa BJT disminuye significativamente, lo que mejora la eficiencia y la estabilidad del amplificador.

El circuito de amplificador con búfer de salida BJT también tiene limitaciones, especialmente en relación con la tensión de salida máxima. Si la carga RLR_L es grande, la tensión de salida máxima será limitada por la caída de voltaje en el transistor de salida BJT y el transistor MOS. Esto puede derivar en una limitación de la señal de salida cuando se trata de corrientes elevadas, lo que provoca una reducción de la amplitud de la señal de salida. Esta situación se describe en la fórmula para el máximo voltaje de salida:

vout(max)=VDDVSD8(sat)VBE10v_{\text{out(max)}} = V_{\text{DD}} - V_{\text{SD8(sat)}} - V_{\text{BE10}}

donde VDDV_{\text{DD}} es el voltaje de suministro, y VSD8(sat)V_{\text{SD8(sat)}} y VBE10V_{\text{BE10}} son las caídas de voltaje características del transistor MOS y el BJT, respectivamente.

En términos de la velocidad de cambio o "slew rate", un amplificador con búfer de salida BJT tiene limitaciones de acuerdo con la corriente que se puede suministrar o absorber del condensador de carga CLC_L. El límite de la tasa de cambio debido a CLC_L es:

Slew rate=I11CL\text{Slew rate} = \frac{I_{11}}{C_L}

El poder disipado por el amplificador es considerable, especialmente cuando se requieren altas tasas de cambio. Esta disipación de energía puede ser mitigada utilizando un modo Clase AB, lo que balancea mejor la capacidad de absorción y suministro de corriente, reduciendo el consumo total de energía.

Es importante que el diseño del amplificador con búfer de salida considere no solo la resistencia de salida y la ganancia, sino también las limitaciones de velocidad de cambio y potencia. El uso de transistores de tipo BJT en combinación con MOSFETs permite un control más preciso sobre estos parámetros, mejorando la eficiencia y la estabilidad del sistema. Sin embargo, cada modificación en el diseño trae consigo nuevas complejidades, como la necesidad de compensación de la ganancia, que debe ser manejada adecuadamente para evitar problemas de estabilidad, especialmente cuando se utilizan cargas grandes o cuando se requiere una mayor banda de ganancia.