La integración de aeronaves no tripuladas (UAV) en el tráfico aéreo, especialmente en las fases de aproximación y aterrizaje, presenta un desafío significativo para los controladores de tráfico aéreo (ATC). En particular, el uso de drones de carga, como el ALAADy, plantea interrogantes sobre la capacidad operativa de los aeropuertos, la carga de trabajo de los controladores y la seguridad en el espacio aéreo.

En el contexto de la simulación de tráfico aéreo en el aeropuerto de Düsseldorf (EDDL), se utilizó un enfoque abierto para el control de la aproximación, lo que implicaba que los controladores debían instruir explícitamente a las aeronaves para que se alinearan con la ruta final de aproximación. Si no se realizaba esta instrucción, los aviones seguían en la ruta opuesta, lo que resultaba en una extensión innecesaria más allá de ciertos puntos de referencia críticos como DL410 y DL430. Este tipo de método es esencial para garantizar que las aeronaves mantengan su seguridad en una aproximación controlada y efectiva, sobre todo cuando se introducen nuevos actores en el espacio aéreo, como los drones de carga.

El modelo de vehículo para la simulación del ALAADy cargo drone fue integrado en la base de datos de aeronaves NARSIM, utilizando parámetros aproximados debido a la ausencia de un modelo aéreo completamente funcional en el momento de la simulación. Aunque no existía un avión operativo del ALAADy para medir sus parámetros exactos, el uso de un modelo BADA (Base of Aircraft Data) fue suficiente para la evaluación de su desempeño en diferentes escenarios. Esta aproximación permitió simular el comportamiento del vehículo en el entorno aéreo sin necesidad de contar con una aeronave completamente operativa.

El espacio aéreo cerca del aeropuerto de Düsseldorf se diseñó con una rigurosa planificación de la trayectoria de vuelo, en la que se evitaban áreas habitadas. Este diseño de trayectoria es fundamental para minimizar los riesgos durante la aproximación de los drones a la zona de aterrizaje. A través de un proceso de geofencing, se establecieron zonas de exclusión para evitar sobrevolar áreas residenciales y otras zonas sensibles. La ruta final de aproximación se diseñó de forma tal que el dron ALAADy se integrara lo más tarde posible en la trayectoria de planeo, minimizando así su impacto en el tráfico aéreo convencional.

La integración del dron en el tráfico aéreo es evaluada en tres niveles de volumen de tráfico: bajo, medio y alto. En cada uno de estos escenarios, se evalúa tanto el desempeño del dron como la carga de trabajo de los controladores de tráfico aéreo. En algunos casos, se incluye un piloto remoto de servicio (SRP) para controlar el dron en situaciones que requieran ajustes de velocidad o cambios en el patrón de vuelo. En otros casos, el dron opera de manera completamente autónoma. La evaluación de estos escenarios es crucial para comprender cómo la introducción de drones en el espacio aéreo puede afectar la eficiencia y la seguridad del tráfico aéreo.

La importancia de la integración del dron en el espacio aéreo va más allá de la simple adición de una nueva aeronave a la flota. La interacción entre los controladores de tráfico aéreo, los vehículos aéreos no tripulados y los sistemas de simulación implica un manejo complejo de datos y una evaluación constante de los parámetros de desempeño de cada aeronave. La capacidad de los controladores para manejar estos vehículos, tanto de manera autónoma como asistidos por un piloto remoto, dependerá de su experiencia, el diseño del sistema de control y la capacidad del simulador para reflejar condiciones reales de tráfico.

Además de estos aspectos técnicos, es crucial considerar la adaptación de los controladores a las nuevas tecnologías. El trabajo de los ATC en estos escenarios de integración de drones debe adaptarse para reconocer rápidamente las diferencias en los comportamientos de vuelo de los drones y los aviones convencionales. Es necesario un entrenamiento adecuado que prepare a los controladores para tomar decisiones en situaciones de tráfico mixto y gestionar la complejidad adicional que representa la presencia de aeronaves no tripuladas.

El análisis de los escenarios experimentales permite observar los efectos sobre la carga de trabajo de los controladores y la capacidad de gestión del tráfico aéreo. En particular, los escenarios con un volumen de tráfico elevado sin la presencia de drones sirven como referencia para evaluar los efectos de la integración de UAVs. En estos casos, la capacidad de los controladores para gestionar una carga de trabajo adicional, sumada a la presencia de vehículos autónomos, puede influir en la efectividad y seguridad general de las operaciones aeroportuarias.

Para la correcta evaluación de estos sistemas, no solo se deben considerar los aspectos técnicos de la simulación, sino también los impactos a nivel de recursos humanos y operacionales. El uso de simuladores permite realizar estas pruebas sin los riesgos asociados con la integración real de drones en un entorno de tráfico aéreo, pero siempre es necesario complementar las simulaciones con datos reales y experiencias del mundo real.

¿Cómo influye la automatización en la cadena de suministro del transporte aéreo de carga?

El diseño de la aeronave no tripulada ALAADy del proyecto DLR introduce un enfoque revolucionario en la logística de carga aérea, especialmente cuando se considera el transporte en zonas de difícil acceso y la posible automatización de procesos de carga y descarga. Las dimensiones de la carga (1.3 m de altura, 1.3 m de ancho y 3.0 m de profundidad) son fundamentales para diseñar los contenedores adecuados, que deben ser ligeros o plegables para no reducir la carga útil del UCA. Estos contenedores deben adaptarse perfectamente a las dimensiones internas del avión para optimizar su uso.

Dado que no existen contenedores ULD estándar en el mercado que coincidan con estas dimensiones, sería necesario crear un diseño especial. El uso potencial de aeronaves como la ALAADy abarca aplicaciones diversas, como la logística humanitaria, el transporte interno de componentes entre sitios de producción y ensamblaje, la logística de repuestos y el suministro en zonas remotas. Además, los tipos de mercancías que se transporten, como productos peligrosos o perecederos, son factores cruciales a considerar en el diseño y manejo de los contenedores.

La automatización del proceso de manejo de carga se centra principalmente en la descarga del avión. Un aspecto clave de este proceso es la eliminación de la necesidad de infraestructura de carga en los destinos, lo que facilita la operación en sitios sin instalaciones específicas para ello. Este enfoque no solo busca reducir los costos operativos, sino también abrir el camino para una mayor flexibilidad y versatilidad en el uso del UCA.

Al analizar los diferentes niveles de automatización en el proceso de manejo de carga, se observa que en un sistema completamente automático, los costos de adquisición son elevados, aunque los costos de personal se reducen considerablemente. Por el contrario, en un sistema manual, los costos operativos son mucho más altos debido a la necesidad de más personal. Una combinación de ambos, lo que se denomina proceso semi-automático, parece ser la opción más eficiente. En este tipo de proceso, los pasos más costosos de la operación automática se reemplazan por actividades manuales, lo que reduce significativamente los costos totales.

Un factor determinante en la efectividad del UCA es el tipo y la disposición de las puertas de carga, así como la elección del contenedor adecuado. La configuración de estas partes del avión puede tener un impacto decisivo en el éxito del proyecto. Entre los métodos propuestos para la descarga de carga se incluyen sistemas como el "air cargo drop", el sistema de "click-out-and-go", y el uso de vehículos guiados autónomos para la descarga. Estos métodos podrían eliminar pasos adicionales en la cadena clásica de transporte aéreo de carga, especialmente en lo que respecta a la última milla.

El uso de un robot autónomo de entrega representa una de las innovaciones más prometedoras. Este robot podría eliminar múltiples pasos del proceso, particularmente en la fase final de la entrega de la carga al destinatario, mejorando la eficiencia del sistema en general. La introducción de estos robots en la cadena de suministro no solo reduciría los tiempos de entrega, sino también los costos asociados, lo que representaría una solución muy valiosa para resolver los problemas de la última milla en la logística aérea.

Además, el contenedor robótico que se adapte a las unidades de medición convencionales de ULD podría facilitar la integración de los UCA con otros sistemas de transporte en la cadena de suministro, garantizando un manejo más fluido entre los distintos modos de transporte. Aunque existen diversas opciones y combinaciones posibles, es fundamental evaluar si las inversiones necesarias para implementar estas tecnologías justificarían los beneficios que aportan.

En cuanto a la última milla, se está explorando la posibilidad de combinar el concepto "click-out-and-go" con vehículos autónomos de entrega o sistemas robóticos de contenedores. Esta combinación ofrecería una opción aún más eficaz para resolver los problemas de entrega en áreas difíciles de alcanzar, especialmente en el contexto del transporte aéreo de carga. Es importante tener en cuenta que la clave para el éxito de estos sistemas no solo radica en la tecnología utilizada, sino también en la correcta evaluación de los costos y beneficios que ofrecen.