Los dispositivos fotovoltaicos (PV) basados en materiales semiconductores bidimensionales (2D) han emergido como una de las tecnologías más prometedoras en la conversión de energía solar. Estos dispositivos están compuestos por varias capas, cada una desempeñando un papel crucial en la captura de la luz y la conversión eficiente de la energía solar en electricidad.
El primer componente esencial es la capa base del sustrato, que proporciona la integridad estructural al dispositivo. Esta capa se fabrica generalmente con materiales transparentes, como vidrio, para permitir el paso de la luz hacia las capas activas. Sobre este sustrato se coloca una capa de óxido conductor transparente (TCO), que facilita la transmisión de electrones y la conexión eléctrica entre las distintas capas del dispositivo. Los materiales más comunes utilizados para esta capa son el óxido de estaño dopado con flúor (FTO) y el óxido de indio y estaño (ITO).
El siguiente elemento es la capa de transferencia de agujeros (HTL, por sus siglas en inglés), que se coloca sobre el sustrato y actúa como un conductor de agujeros positivos generados en la capa absorbente. El principal objetivo de esta capa es permitir que los agujeros viajen eficientemente hacia el electrodo frontal. Para facilitar esta transferencia, se utilizan materiales como PEDOT:PSS, spiro-OMeTAD o CuSCN.
A continuación, se encuentra la capa ventana, que se utiliza para mejorar el contacto eléctrico entre el TCO y las capas sucesivas. Esta capa puede funcionar además como una barrera para evitar interacciones químicas no deseadas entre las diferentes capas. Materiales como el sulfuro de cadmio (CdS) o el óxido de zinc (ZnO) son comúnmente empleados en esta capa.
La capa de transporte de electrones (ETL) es un componente clave para la eficiencia del dispositivo. Esta capa facilita el movimiento de electrones negativos desde la capa absorbente hacia el electrodo posterior. Los materiales utilizados para esta capa varían, pero entre los más comunes se encuentran el dióxido de estaño (SnO2) y el óxido de zinc (ZnO).
El electrodo posterior, conocido también como cátodo, tiene la función de capturar los electrones transportados por la ETL y completar el circuito eléctrico. Este electrodo a menudo está compuesto por materiales como el platino (Pt) o compuestos basados en carbono.
Finalmente, la capa de contraelectrodo o capa de separación, se utiliza para mejorar la extracción de cargas del dispositivo. Esta capa contribuye a la reducción de la disipación de energía y mejora la eficiencia global del dispositivo. Los materiales para el electrodo posterior incluyen, además de platino y carbono, otros metales como el oro (Au) o compuestos basados en carbono.
En términos de rendimiento, los dispositivos fotovoltaicos basados en materiales semiconductores 2D deben ser evaluados a través de varios parámetros. La eficiencia (η), que mide la capacidad del sistema para convertir la energía solar incidente en electricidad, es uno de los indicadores más importantes. Sin embargo, la eficiencia de estos dispositivos está limitada por el valor de la banda prohibida (bandgap) de los materiales utilizados, lo que puede afectar negativamente la conversión de energía solar en electricidad. Para mitigar este desafío, se están llevando a cabo investigaciones para optimizar estos materiales y mejorar la eficiencia general de los dispositivos.
El factor de relleno (FF), la corriente de cortocircuito (Isc) y el voltaje de circuito abierto (Voc) son otros parámetros clave en la evaluación de la eficiencia de estos dispositivos. El FF es la relación entre la potencia máxima que puede entregar el dispositivo y el producto del voltaje de circuito abierto y la corriente de cortocircuito. Un FF alto indica una mayor eficiencia en el dispositivo. La Isc está relacionada con la corriente máxima generada cuando el dispositivo está en un estado de cortocircuito, mientras que el Voc representa la diferencia de potencial máximo cuando no hay flujo de corriente.
En cuanto a la estabilidad y confiabilidad, los dispositivos fotovoltaicos basados en materiales semiconductores 2D deben resistir factores ambientales como la humedad, la temperatura y la radiación ultravioleta. Estos factores influyen directamente en la vida útil del dispositivo y en su rendimiento a lo largo del tiempo. Los avances técnicos recientes han permitido mejorar la estabilidad y durabilidad de estos dispositivos, aunque todavía queda un largo camino para alcanzar niveles óptimos de eficiencia y fiabilidad a largo plazo.
Es importante tener en cuenta que, aunque la eficiencia promedio de los paneles solares sigue siendo relativamente baja, en el rango de 15-20%, se están realizando avances significativos. Actualmente, el límite teórico de eficiencia para las células solares de silicio es de alrededor del 35%. Las células solares multijunción y los materiales fotovoltaicos de perovskita también están abriendo nuevas posibilidades para mejorar la eficiencia de los dispositivos solares en las próximas generaciones.
Al estudiar los dispositivos fotovoltaicos basados en materiales semiconductores 2D, es crucial comprender que el diseño, la selección de materiales y la optimización de cada capa son factores interrelacionados que determinan la eficiencia global del dispositivo. La investigación continua en el campo de los materiales y las tecnologías de fabricación será la clave para superar los desafíos actuales y lograr dispositivos fotovoltaicos más eficientes y duraderos.
¿Cómo los materiales bidimensionales (2D) mejoran la eficiencia de los electrodos fotoelectroquímicos?
Es pertinente señalar que, con frecuencia, los materiales 2D no funcionan como fotocatalizadores primarios o electrodos fotoeléctricos. Sin embargo, estas entidades han sido aprovechadas de manera estratégica como especies sensibilizadoras, mediadores de flujo de electrones, agentes cocatalíticos y recubrimientos protectores, en combinación con otros materiales semiconductores (SC). A través de estas colaboraciones orquestadas, la amalgama de los componentes 2D y SC en arquitecturas híbridas provoca impactos sinérgicos que conducen a la mejora de las características electrónicas, ópticas y fotoelectroquímicas (PEC) inherentes a los electrodos 2D/SC.
Además, existe un creciente interés en la investigación de nuevos materiales 2D, tales como el fósforo negro (BP), los MXenes y los perovskitas orgánicos/inorgánicos, que han atraído recientemente una considerable atención. La configuración morfológica, las propiedades fotocatalíticas, el ajuste del intervalo de bandas, las características de los diferentes caminos de transferencia de electrones, y la forma en que regulan la transferencia de carga interfacial y la cinética de redox, son factores clave que deben ser comprendidos al estudiar estos materiales emergentes.
La ventaja de una estructura 2D en fotocatálisis puede atribuirse a cuatro factores clave: primero, un área superficial específica amplia; segundo, caminos de transporte cortos; tercero, mejor conductividad; y cuarto, propiedades mecánicas superiores. Los fotocatalizadores 2D ofrecen una considerable área superficial, proporcionando una abundancia de sitios activos altamente expuestos. Este aumento en el área superficial mejora las oportunidades para las reacciones catalíticas. Los hoyos y electrones fotoexcitados tienen caminos de transporte más cortos, lo que minimiza la recombinación indeseable de pares electrón-agujero dentro del material, un fenómeno que a menudo limita la eficiencia de los fotocatalizadores tradicionales en 3D. Además, los fotocatalizadores 2D, debido a sus defectos superficiales, exhiben una mayor conductividad, lo que facilita una transferencia de carga eficiente hacia los adsorbentes, contribuyendo a un mejor rendimiento catalítico. Por último, los fotocatalizadores 2D a menudo demuestran una excelente durabilidad, especialmente cuando se combinan con otros materiales en compuestos. Esta durabilidad los hace adecuados para aplicaciones prácticas a largo plazo en diversos procesos catalíticos.
La investigación en sistemas semiconductores 2D ha permitido avanzar en la optimización de los materiales para la generación de energía solar a hidrógeno. Sin embargo, aún persisten ciertos desafíos y obstáculos que deben superarse para maximizar la eficiencia de los materiales 2D. Estos obstáculos pueden servir como fuentes valiosas de inspiración para el desarrollo futuro de materiales semiconductores 2D altamente eficientes, diseñados para aplicaciones de generación de energía solar a combustible.
En cuanto a los materiales basados en grafeno, este material 2D posee propiedades novedosas, con enlaces covalentes fuertes que le confieren estabilidad en el plano y enlaces débiles de Van der Waals. El grafeno es un material hidrofóbico, lo que limita su eficacia en las reacciones de división del agua. Las funciones electrónicas cardinales asumidas por el grafeno en la interfaz con materiales semiconductores incluyen su rol como aceptador, transportador y mediador de electrones en el marco de los compuestos que incorporan grafeno. Este compromiso multifacético surge de la arquitectura conductora 2D intrínseca al grafeno.
El óxido de grafeno y el grafeno reducido presentan características únicas adecuadas para la división del agua. El carbono nitrurado polimérico (g-C3N4 o GCN) ha atraído gran atención científica debido a su notable estabilidad térmica, durabilidad química y estructura electrónica favorable. Posee características ventajosas como una energía de banda adecuada, no toxicidad, abundancia y un intervalo de banda moderado de aproximadamente 2.7 a 2.9 eV. Sin embargo, el g-C3N4 presenta limitaciones, como la utilización limitada de luz visible (absorción restringida a longitudes de onda inferiores a 460 nm) y la rápida recombinación de cargas fotoinducidas. La incorporación de grafeno en un semiconductor nanoparticulado puede abordar la ausencia de un intervalo de banda y aumentar significativamente la eficiencia fotocatalítica.
En un ejemplo ejemplar de este tipo de síntesis, se fabrica grafeno en forma de grafeno reducido (rGO). Otra técnica alternativa implica la intercala- ción, donde los espacios intersticiales entre las configuraciones estratificadas se aprovechan para introducir entidades moleculares exógenas, lo que mitiga las interacciones cohesivas intercapas y permite una mayor separación de las hojas de grafeno. La mejora observada en este contexto se basa en dos factores clave: primero, el grafeno introduce mayor porosidad, lo que resulta en un aumento tanto del área superficial como de la cantidad de sitios activos. Segundo, el grafeno actúa como un aceptador de electrones, adsorbiendo los electrones generados en el sustrato de CdS. Además, el grafeno reduce significativamente las tendencias de recombinación de los pares electrón-agujero fotoexcitados, lo que explica su utilidad en este ámbito.
El grafeno también mejora la longevidad temporal de los portadores de carga, acelerando así la disociación eficaz de los pares electrón-agujero fotoinducidos. Este fenómeno se explica mediante un diagrama esquemático que muestra el proceso fundamental de generación de portadores de carga fotoinducidos, que depende de la capacidad de promover electrones desde la banda de valencia (VB) hasta la banda de conducción (CB) del CdS.
El nitruro de boro (BN) es otro de los elementos pertenecientes a la clase de materiales 2D. Estos materiales BN presentan diversas variaciones estructurales, como BN hexagonal, BN amorfo, BN raramente wurtzita y BN cúbico. El BN hexagonal (h-BN) exhibe atributos notables, como alta durabilidad térmica y conductividad, una notable robustez mecánica y excelentes características de lubricación. Estos rasgos distintivos tienen un gran potencial para diversas aplicaciones, especialmente en dispositivos termoeléctricos y microelectrónica. El h-BN también actúa como un semiconductor con un intervalo de banda considerablemente superior a 5 eV, lo que lo hace inapropiado para su uso como fotocatalizador. Sin embargo, la utilidad extendida de los materiales basados en h-BN en sistemas PEC y fotocatalíticos es factible mediante la manipulación estratégica de sus características, a través de métodos como el dopaje elemental y la funcionalización superficial, en sinergia con otros materiales semiconductores como el dióxido de titanio (TiO2) y el trióxido de tungsteno (WO3).
¿Por qué los materiales semiconductores 2D son revolucionarios para los sensores fotoelectroquímicos y de gas?
Los materiales semiconductores bidimensionales (2D) presentan ventajas significativas sobre los nanomateriales convencionales en la mejora de la cinética de carga. Su estructura ultrafina reduce la distancia que deben recorrer los portadores de carga, minimizando la recombinación y aumentando la eficiencia de transferencia. Además, su gran área superficial específica facilita la adsorción efectiva de reactantes, incrementando la interacción en la interfaz electrodo/electrolito y acelerando los procesos electroquímicos. Gran parte de los sitios activos se encuentran visibles en la superficie, involucrándose directamente en procesos fotoelectroquímicos.
El control preciso del número de capas o la combinación sinérgica con otros nanomateriales permite ajustar la banda prohibida o la localización del borde, modulando así la absorción de luz y optimizando la conversión fotovoltaica. La ingeniería avanzada de la estructura, de las bandas de energía y de la superficie mejora aún más la eficiencia de conversión fotocatalítica. Por ejemplo, Li et al. lograron sintetizar carbono nitruro análogo al grafeno (GA-C3N4) con un grosor de 6 a 9 átomos mediante exfoliación térmica de gran rendimiento, adecuado para sensores fotoelectroquímicos destinados a la detección de Cu²⁺. La formación de heteroestructuras Schottky dentro de estas nanosheets facilita la separación eficiente de cargas gracias a la reducción continua de Cu²⁺ a Cu en su superficie, amplificando la respuesta del fotocorriente en correlación directa con la concentración del ion.
Compuestos 2D como el GL-MoS₂/C₃N₄, combinando MoS₂ y C₃N₄ en una estructura tipo grafeno, han demostrado una selectividad y sensibilidad excepcionales para la detección de trazas de iones metálicos pesados, gracias a la enorme área de contacto y a la separación eficaz de pares electrón-hueco. Otro ejemplo es la construcción de materiales basados en óxido reducido de grafeno (rGO) y MoS₂ para la detección fotoelectroquímica de Hg²⁺. Estos compuestos proporcionan soluciones altamente eficientes para aplicaciones analíticas, mejorando notablemente la eficiencia de fotoconversión, la separación de cargas, la selectividad y la sensibilidad.
Más allá de la detección de iones metálicos pesados, los materiales 2D demuestran un gran potencial en la detección y manipulación de pequeñas moléculas. Sensores modificados con nano-MoS₂ sobre electrodos de oro han mostrado incrementos significativos en la fotocorriente al incorporar dopamina, debido a una mayor eficiencia en la generación de pares electrón-hueco. Asimismo, sensores que emplean monocapas de MoS₂ como material fotoactivo exhiben respuestas fotoelectroquímicas moduladas por la presencia de aminoácidos como la metionina, con rangos de detección extremadamente bajos. Otros dispositivos que combinan C₃N₄ con puntos cuánticos CdS han alcanzado límites de detección en nanomolar para antibióticos como la tetraciclina. Nanocompuestos que integran MoS₂ con TiO₂ y depósitos de oro incrementan la cantidad de sitios catalíticos y mejoran el acoplamiento optoelectrónico, optimizando el rendimiento fotoelectroquímico.
En la esfera de los sensores de gases, los materiales 2D semiconductores presentan un desarrollo notable. Desde los primeros avances en los años 60 con detectores basados en óxido de zinc, la investigación ha evolucionado hacia una comprensión profunda de los mecanismos de adsorción y desorción de gases sobre la superficie de los sensores. Estos procesos afectan la conductividad eléctrica y la resistencia, permitiendo cuantificar la concentración de gases objetivo. La selectividad y sensibilidad se benefician de la alta relación superficie-volumen en los materiales 2D, debido a su extrema delgadez, lo que multiplica las interacciones con moléculas de gas. La manipulación estructural y composicional de estos materiales facilita la detección específica, optimizando las propiedades eléctricas para una respuesta rápida y precisa.
Las teorías modernas que explican la detección de gases incluyen el control del nivel de Fermi, la barrera en límites de grano, y la dinámica de capas de agotamiento electrónico o acumulación de huecos. Además, la exploración de la adsorción/desorción y el control de la difusión de gases ha ampliado el entendimiento fundamental y mejorado la funcionalidad práctica de los sensores semiconductores. Las capas ultrafinas y la abundancia de sitios activos en los materiales 2D aseguran una interacción más eficaz con gases, traduciéndose en una sensibilidad y selectividad superiores a las tecnologías tradicionales.
El continuo avance en la síntesis y el diseño de materiales 2D abre posibilidades para potenciar sensores fotoelectroquímicos y de gases en múltiples aplicaciones, desde el monitoreo ambiental hasta la detección biomédica. Es fundamental entender que la combinación de propiedades físicas y químicas únicas en estos materiales, junto con técnicas de ingeniería precisas, crea un ecosistema sensor excepcional que supera muchas limitaciones previas.
Más allá de las características descritas, resulta crucial comprender que la eficiencia real de estos dispositivos depende no solo de la calidad intrínseca de los materiales 2D, sino también de la integración con sistemas electrónicos y la estabilidad en ambientes reales. La investigación debe continuar enfocándose en la escalabilidad de la producción, la reproducibilidad y la durabilidad, además de en la afinación de la selectividad para aplicaciones específicas. La interconexión entre la nanoarquitectura y la funcionalidad química es clave para diseñar sensores que puedan operar bajo condiciones variables con alta precisión y bajo consumo energético.

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