En el campo de las máquinas blandas, el uso de materiales que cambian de fase se ha convertido en una de las estrategias más innovadoras y efectivas para generar movimiento y manipulación. Estos materiales, que incluyen aleaciones con memoria de forma, elastómeros y fluidos encapsulados, son aprovechados para generar deformaciones mecánicas cuando se exponen a variaciones de temperatura. A continuación, se exploran tres tipos de materiales cuya transformación térmica puede ser utilizada en aplicaciones robóticas, particularmente en el diseño de sistemas actuadores para máquinas blandas.
Las aleaciones con memoria de forma, como el nitinol, son un ejemplo destacado de material termomecánico. Estas aleaciones tienen la capacidad única de experimentar una transformación de fase entre dos estructuras cristalinas: la austenita, estable a altas temperaturas, y la martensita, que es estable a bajas temperaturas. Esta transformación es conocida como transformación martensítica, y es capaz de inducir una deformación significativa cuando se aplican cambios térmicos. A temperaturas bajas, el nitinol se encuentra en su fase martensítica, una estructura cristalina monoclinica. En este estado, el material puede experimentar deformaciones de hasta un 8% sin ruptura de enlaces, mediante un proceso denominado gemación, que reorganiza los planos atómicos sin causar deformación permanente.
Al aplicar calor, el nitinol busca regresar a su fase austenítica más estable, recuperando su forma original. Este comportamiento reversible permite a las aleaciones con memoria de forma ser utilizadas en dispositivos que requieren una acción termomecánica cíclica. Sin embargo, por sí solas, las aleaciones con memoria de forma no tienen la capacidad de devolver a la estructura de alta deformación tras cada ciclo térmico. Por esta razón, deben combinarse con materiales blandos que permitan recuperar la deformación cuando el nitinol se enfría. De esta forma, el calor aplicado genera una contracción del SMA, seguida de una expansión impulsada por el elastómero cuando se enfría.
Un desafío común en el diseño de máquinas blandas impulsadas por aleaciones con memoria de forma es la integración de pequeños calentadores de precisión, generalmente resistivos, que controlen la deformación. Para asegurar que el elastómero recupere su estado de alta deformación, es necesario que almacene la misma cantidad de energía que el SMA cuando se contrae. Las ecuaciones de diseño vinculadas al comportamiento mecánico de estos materiales incluyen la consideración de los módulos de elasticidad y las tensiones, con el fin de determinar las cantidades necesarias de elastómero que compensen la baja deformación del SMA. A menudo, el diseño de las estructuras emplea un enfoque serpenteante para el SMA, lo que permite que el material sufra una mayor deformación al final del recorrido, reduciendo la cantidad de elastómero necesario.
Por otro lado, los fluidos encapsulados en elastómeros representan una tecnología más reciente en actuadores térmicos. Estos fluidos, que cambian de fase de líquido a vapor al ser calentados, ofrecen una expansión significativa que puede ser aprovechada para generar fuerza. Este tipo de actuador se construye encapsulando el fluido en una matriz elastomérica, de forma que la expansión del vapor al pasar de líquido a gas cause una deformación del material compuesto. Si el fluido y el vapor no atraviesan la matriz elastomérica, la estructura completa se expande, generando fuerza en un espacio confinado. Estos actuadores se caracterizan por una alta eficiencia en términos de volumen cambiado durante la transición de fase, lo que los convierte en una solución prometedora para aplicaciones en máquinas blandas.
La fuerza ejercida por el elastómero encapsulado puede ser calculada con la ecuación que equilibra la expansión del vapor con la deformación del material elastomérico. El cambio en volumen del fluido durante la vaporización proporciona una estimación precisa de la fuerza o deformación que se genera en el actuador. Este enfoque ofrece la ventaja de ser altamente controlable y reproducible, lo que lo hace adecuado para aplicaciones en robots blandos que requieren movimientos suaves y precisos.
En cuanto al uso de materiales termomecánicos en la robótica blanda, es esencial comprender que estos sistemas no solo dependen de la fase de cambio de los materiales, sino también de la forma en que se integran y se utilizan en un diseño global. La interacción entre los materiales activos y los pasivos debe estar cuidadosamente equilibrada para maximizar el rendimiento del sistema y asegurar una respuesta eficiente a los estímulos térmicos. La elección del material adecuado, la configuración geométrica y la temperatura de operación son factores críticos que determinarán el éxito de un actuador basado en materiales termomecánicos.
Es importante tener en cuenta que el rendimiento de estos materiales no solo está relacionado con su capacidad para cambiar de fase, sino también con la rapidez y eficiencia con que pueden recuperar su forma original tras cada ciclo térmico. El diseño de robots blandos y sistemas actuadores debe considerar la duración de los ciclos de operación, la cantidad de energía térmica requerida y la estabilidad del material en condiciones de uso prolongado. Además, se debe prestar atención a la integración de sistemas de control térmico que puedan regular de manera eficiente el proceso de calentamiento y enfriamiento, asegurando una respuesta rápida y precisa durante las operaciones.
¿Cómo se construyen y responden los elastómeros líquidos cristalinos a diversos estímulos?
La estructura de los elastómeros líquidos cristalinos (LCE, por sus siglas en inglés) demuestra una flexibilidad impresionante, no solo en cuanto a sus capacidades de respuesta térmica, sino también a su adaptabilidad para reaccionar ante una variedad de estímulos externos. Desde la construcción de sus bloques fundamentales hasta los métodos de procesamiento, las posibilidades son extraordinarias.
En primer lugar, es fundamental entender que los bloques básicos de construcción de los LCE pueden incluir una amplia gama de compuestos. Se han demostrado diversas moléculas, como vinilo, diacrilatos, dihidroxi, epóxidos, y oxetanos y dioxetanos, que actúan como los "puentes" que interconectan las unidades de mesógenos. Estos mesógenos, que son las moléculas responsables de las propiedades líquidas cristalinas, se disponen de manera que permiten la manipulación de las características macroscópicas de los materiales a través de su estructura molecular.
La producción de elastómeros líquidos cristalinos se logra mediante diversas reacciones químicas, que incluyen hidrosililación, polimerización por crecimiento en pasos, polimerización por radicales libres y fotopolimerización catiónica. Además, reacciones de "clic", como las de tiol-ene, tiol-yna, tiol-Michael y aza-Michael, han sido adaptadas para el desarrollo de estos materiales, lo que amplía enormemente las posibilidades creativas para su fabricación y activación externa.
Uno de los métodos más comunes de orientación de los LCEs es el alineamiento mecánico, donde las cadenas se cruzan parcialmente antes de aplicar un estrés mecánico para orientar las cadenas. Una vez alineados los mesógenos, se completa el proceso de entrecruzamiento y se establece la orientación final. Este enfoque genera actuadores con una orientación uniaxial de los mesógenos, lo que permite una contracción y extensión axial significativa debido al movimiento colectivo de los mesógenos a lo largo del actuador.
Otra técnica interesante, que ha ganado considerable atención en años recientes, es la impresión 3D y 4D. Estas técnicas permiten crear geometrías extremadamente complejas, incluidas estructuras con control preciso de voxeles. La capacidad de ajustar con tal precisión la geometría y las propiedades del material ha abierto nuevas fronteras en la fabricación de dispositivos que responden a estímulos térmicos y otros.
Los LCE no se limitan únicamente a la respuesta térmica. En investigaciones recientes, se ha logrado que estos materiales respondan también a la luz y a la humedad, lo que expande aún más su campo de aplicación. Un ejemplo destacado de esto es la investigación de Lugger et al., que presentó actuadores de elastómeros líquidos cristalinos supramoleculares que responden tanto a señales térmicas como lumínicas. La fabricación de estas estructuras se lleva a cabo mediante impresión 4D, que proporciona libertad total en el diseño y ensamblaje de la estructura a través de la escritura directa con tinta.
Los sistemas ópticamente sensibles en los LCEs, como los que responden a longitudes de onda específicas de luz, funcionan mediante la alteración de la configuración trans- o cis- de los grupos azo, lo que provoca un cambio en las propiedades del material. Estos cambios permiten la modificación de la estructura de los mesógenos a nivel molecular, lo que se traduce en una respuesta física del material. Asimismo, existen materiales que responden a variaciones en el pH, lo que altera los enlaces de hidrógeno en los mesógenos y provoca la ruptura de su orden, mientras que el LCE resultante puede hincharse anisotrópicamente en respuesta a la humedad ambiental.
El fenómeno de la respuesta térmica y de humedad en los LCEs tiene una importancia notable en la capacidad del actuador para generar fuerzas mayores comparado con estructuras sensibles a la luz. Esto se debe a que la cantidad de energía requerida para inducir la transición es proporcional al trabajo realizado por el actuador, lo que hace que los actuadores térmicos y húmedos sean particularmente eficientes en cuanto a la fuerza generada.
Un aspecto clave de los LCEs es su habilidad para ser utilizados en aplicaciones de actuación reversibles, sin necesidad de una carga previa, permitiendo el control de respuestas mecánicas locales tanto en escala como en dirección. Las técnicas de alineación de campo, que aprovechan la diferencia de propiedades entre los mesógenos y el resto de la cadena, han sido desarrolladas para lograr un control más fino de la orientación de estos materiales. Estas tecnologías tienen aplicaciones potenciales en una amplia variedad de áreas, desde dispositivos biomédicos hasta sistemas de automatización avanzada.
Es importante destacar que la producción de LCEs requiere precisión y control en cada paso del proceso, desde la mezcla de los compuestos hasta la cura final del material. Este tipo de materiales demanda no solo conocimientos técnicos, sino también creatividad en el diseño y la fabricación de dispositivos, especialmente cuando se utilizan métodos avanzados como la impresión 3D y 4D. La capacidad de manipular las propiedades de los mesógenos, junto con la posibilidad de modificar las estructuras mediante estímulos externos, abre las puertas a una nueva era en la creación de actuadores inteligentes, dispositivos de respuesta dinámica, y estructuras auto-regulables.
¿Cómo calcular la fuerza electroadhesiva en sistemas de robots blandos?
El cálculo de la fuerza electroadhesiva es fundamental para el diseño y funcionamiento de sistemas de robots blandos que utilizan adhesivos electrostáticos. Para entender cómo se realiza este tipo de cálculos, primero es necesario comprender la teoría detrás de la presión electrostática y su relación con la fuerza total de adhesión.
La presión electrostática se puede calcular mediante la fórmula básica , donde es la fuerza electroadhesiva y es el área de contacto. Por ejemplo, si tomamos un valor de presión de , obtenemos una presión de . Si se conoce el área de contacto, se puede encontrar la fuerza electroadhesiva utilizando la fórmula . En este caso, si el área es de , la fuerza resulta ser de . Este cálculo es crucial para determinar la capacidad de un adhesivo en aplicaciones robóticas donde se requieren fuerzas de sujeción precisas.
Otro ejemplo interesante implica un pad adhesivo electrostático con 100 dígitos, cada uno de 1 cm de largo, 400 µm de ancho y separados por 100 µm. Al estimar el área total efectiva de adhesión, podemos calcular la cantidad de fuerza que puede ejercer el sistema sobre una superficie dada. Ignorando el impacto de los segmentos conectores, se puede calcular el área de los dígitos que son útiles para la adhesión.
Para un diseño más preciso, se podría reducir el ancho de los dígitos a 100 µm. En este caso, la cantidad total de dígitos útiles aumentaría, lo que generaría un incremento en la fuerza electroadhesiva. Sin embargo, es importante señalar que los modelos matemáticos predicen que la fuerza también podría disminuir debido a la reducción en el área de contacto por dígito. Este fenómeno plantea una contradicción entre la intuición y los cálculos teóricos, lo que debe tenerse en cuenta al realizar ajustes en los parámetros del diseño.
A medida que avanzamos en la fabricación de robots blandos, surgen nuevos desafíos. La capacidad de adherencia electrostática depende no solo de las propiedades físicas del material, sino también de las condiciones de operación, como el voltaje aplicado y las características dieléctricas del sistema. Por ejemplo, cuando se aplica un voltaje de 5 kV a un adhesivo electrostático con un dieléctrico de 50 µm y una constante dieléctrica de 5, el cálculo de la fuerza electroadhesiva se realiza mediante una fórmula derivada de la ley de Gauss y el principio de los capacitores. Este tipo de cálculo se vuelve esencial cuando se diseñan sistemas que operan con señales de alto voltaje y materiales dieléctricos específicos, lo que influye directamente en la eficiencia de los dispositivos de adhesión.
En el campo de la robótica blanda, estos conceptos no solo tienen implicaciones en la fabricación de sistemas adhesivos, sino también en la creación de nuevas tecnologías de almacenamiento de energía y actuadores blandos. Por ejemplo, los actuadores de polímero iónico metálico (IPMC), que funcionan mediante la migración de iones a través de un material polímero, muestran propiedades que permiten tanto la deformación como la acción de sujeción. Estos actuadores operan a un voltaje mucho más bajo en comparación con los actuadores de elastómeros dieléctricos, pero su eficiencia depende del mantenimiento de la humedad dentro del sistema, lo que limita su uso en ambientes secos.
Además, el almacenamiento de energía en dispositivos suaves, como los supercondensadores iónicos, está adquiriendo cada vez más importancia. Estos dispositivos funcionan mediante el movimiento de iones y agua a través de un polímero, lo que les permite actuar como actuadores suaves. Sin embargo, su rendimiento está estrechamente relacionado con las condiciones ambientales y la estabilidad del electrolito utilizado. A pesar de su menor fuerza de salida en comparación con otros actuadores, los IPMCs ofrecen una ventaja en términos de simplicidad y bajo voltaje.
Es fundamental, para el diseño de robots blandos, comprender cómo las propiedades de los materiales involucrados afectan tanto la fuerza electroadhesiva como la capacidad de los dispositivos para almacenar y liberar energía. La comprensión de estos factores no solo permite el diseño de sistemas más eficientes, sino que también abre puertas a nuevas aplicaciones en la robótica biomimética y en dispositivos que imitan la naturaleza, como los robots que escalan paredes de forma similar a los geckos.
Además de lo expuesto, se deben considerar otros aspectos que afectan la durabilidad y funcionalidad de los sistemas electroadhesivos. La dependencia del electrolito en los actuadores iónicos y la vulnerabilidad a la deslaminación de los electrodos son problemas críticos que aún deben resolverse para que estos dispositivos puedan ser utilizados en aplicaciones fuera del laboratorio. Los avances en materiales más robustos y técnicas de fabricación mejoradas continúan siendo necesarios para optimizar su rendimiento y ampliar su aplicación en escenarios reales.
Jak efektivně vyrábět konzistentní sérii dřevěných misek: techniky a rutiny profesionálního soustružníka
Jak správně používat integrály v inženýrství: Aplikace a příklady
Jak správně analyzovat síly a momenty v mechanismu?
Jak najít klíčové faktory pro úspěch a jak je využít k dosažení větší hodnoty?

Deutsch
Francais
Nederlands
Svenska
Norsk
Dansk
Suomi
Espanol
Italiano
Portugues
Magyar
Polski
Cestina
Русский