Los grupos de un parámetro generados por transformaciones unitarias en mecánica cuántica se caracterizan por una estructura matemática que describe el cambio de un sistema con el paso del tiempo. En particular, al considerar un grupo como Tt(a)=UtaUt1T_t(a) = U_t a U_t^{ -1}, donde UtU_t es un operador unitario, se establece una relación que permite derivar las ecuaciones de movimiento correspondientes al sistema. En el caso de los operadores de Heisenberg, la evolución temporal de un observable aa está dada por la ecuación:

dTt(a)dt=i[H,Tt(a)],\frac{dT_t(a)}{dt} = i[H, T_t(a)],

lo que refleja la interacción entre el Hamiltoniano HH y el operador Tt(a)T_t(a). Esta relación subraya cómo los observables evolucionan en el tiempo, lo que se interpreta físicamente como la dinámica cuántica del sistema.

De manera similar, en el caso de un grupo de tipo CqC_q localmente equicontinuo, definimos la acción de TtT_t sobre los estados a través de transformaciones unitarias. La evolución de un observable ptp_t en este contexto se describe por la ecuación de Schrödinger:

dptdt=i[H,pt],\frac{d p_t}{dt} = -i[H, p_t],

donde ptp_t es el estado en el tiempo tt, y HH es el Hamiltoniano. Las dos representaciones, conocidas como el modelo de Heisenberg y el modelo de Schrödinger, son físicamente equivalentes, ya que satisfacen la misma evolución de los estados cuánticos, aunque se expresan en diferentes marcos matemáticos.

Una de las propiedades clave de estos grupos es que la evolución temporal no afecta la estructura de los operadores de densidad en la mecánica cuántica, lo que se confirma mediante la demostración de que TtT_t es un automorfismo algebraico. La equivalencia entre los dos enfoques se establece claramente cuando se muestra que la acción de TtT_t sobre los operadores de densidad no cambia con el tiempo, manteniendo las características fundamentales del sistema cuántico.

Por otro lado, en lo que respecta a los estados estacionarios o invariantes en el tiempo, estos juegan un papel fundamental en la teoría cuántica. Los estados estacionarios son aquellos en los que el valor esperado de cualquier observable no varía con el tiempo. Esto implica que, en estos estados, los sistemas cuánticos se comportan de manera que no presentan cambios en sus propiedades dinámicas durante la evolución temporal. En particular, los estados de energía definida corresponden a los llamados estados ligados. Estos estados son característicos de sistemas en los que las partículas permanecen confinadas en una región espacial, similar a lo que ocurre en las órbitas clásicas de los modelos atómicos antiguos, como el modelo de Bohr para los electrones alrededor de un protón.

Sin embargo, en la mecánica cuántica moderna, no se observa que las posiciones y los momentos sean siempre definidos en estos estados, lo que difiere del enfoque clásico. A pesar de que las energías son fijas, las cantidades como la posición y el momento no tienen valores definidos en un momento dado. Estos estados puros estacionarios son también llamados estados ligados debido a su naturaleza, y se caracterizan por tener un comportamiento predecible a lo largo del tiempo. Si un sistema se encuentra en uno de estos estados, su evolución estará determinada por un conjunto de valores propios del Hamiltoniano correspondiente.

Cuando un sistema está en una combinación convexa de estados estacionarios puros, la evolución temporal de cualquier observable es una función casi periódica. Aunque el valor esperado de dicho observable puede no converger a un valor fijo a medida que el tiempo tiende al infinito, el comportamiento global del sistema es tal que las probabilidades de encontrar una partícula en una región compacta no cambian a lo largo del tiempo, aunque puedan oscilar rápidamente. Esto refleja el comportamiento cuántico del sistema, el cual se aproxima a una órbita clásica, aunque con fluctuaciones cuánticas.

Un aspecto importante es que, en presencia de un espectro continuo del Hamiltoniano, no pueden existir estados estacionarios asociados a este espectro continuo. Los estados ligados se corresponden solo con el espectro discreto, lo que implica que los estados con energía positiva asociada al espectro continuo no permanecen confinados en el espacio. Por ejemplo, en el caso de la dispersión de electrones bajo fuerzas centrales a energías intermedias, no esperaríamos que las probabilidades de encontrar los electrones dentro de una región fija del espacio se mantuvieran constantes. Esta es una diferencia fundamental entre los estados ligados (o estacionarios) y los estados de dispersión, donde la energía positiva implica un comportamiento no estacionario.

Además, es crucial entender que los estados estacionarios no son necesariamente una representación de un estado físico "clásico", sino que son estados que mantienen ciertas propiedades de invarianza temporal bajo la evolución del sistema. La importancia de estos estados radica en que proporcionan una descripción más precisa de la dinámica cuántica que los antiguos modelos de órbitas clásicas, y su existencia se demuestra en el contexto de la teoría cuántica moderna.

¿Cómo definir una operación de tipo Cq sobre un espacio de Hilbert con un grupo unitario continuo?

Consideremos un grupo unitario de un parámetro, fuertemente continuo, sobre un espacio de Hilbert WW, generado por un operador infinitesimal bb. Supongamos que Ut(W)WU_t(W) \subseteq W para todo tRt \in \mathbb{R}, y que la familia de mapas {r<r}\{ \cdot |_{r} < r \} es un subconjunto equicontinuo de E(W)\mathcal{E}(W) para cualquier r>0r > 0. Esta propiedad implica que U(R)U(\mathbb{R}) es un grupo de tipo CqC^q localmente equicontinuo de un parámetro sobre WW. Es evidente que tanto qq como pp son observables de este tipo. Bajo la suposición de que el potencial es de clase S\mathcal{S}, el teorema de Hunziker demuestra que el Hamiltoniano también es de este tipo.

Sea EE la función espectral de valores en el espacio proyectivo PVMPVM de bb. A continuación, necesitamos el espacio de funciones fWf \in W cuya transformada de Fourier tenga soporte compacto. Es decir, g=FfY(R)g = F * f \in \mathcal{Y}(\mathbb{R}). Aunque no existe una notación estándar para este espacio, elegimos denotarlo como J\mathcal{J}. Las funciones fJf \in \mathcal{J} tales que f2=1\|f\|_2 = 1 son de especial interés aquí. Denotaremos por J1\mathcal{J}_1 el espacio de dichas funciones.

Definimos Mt(A)M_t(A) de la siguiente forma:

Mt(A)=f2ka(t)E(dt)M_t(A) = \int_{|f|^2 \cdot ka}(t)E(dt)

para ABor(R)A \in \text{Bor}(\mathbb{R}), con fJ1f \in \mathcal{J}_1. La operación ZbZ_b correspondiente a la pregunta MbM_b se define por:

[Zb(A)](a)=[fs(b)af(b)ds]paraABor(R)yaA.[Z_b(A)](a) = \int [f_s(b) \, a \, f(b) \, ds] \quad \text{para} \quad A \in \text{Bor}(\mathbb{R}) \quad \text{y} \quad a \in A.

La función fs(b)f_s(b) se define mediante el cálculo espectral como:

fs(b)=f(ts)E(dt).f_s(b) = \int f(t - s)E(dt).

Estas fórmulas fueron introducidas por Davies para el operador qq, pero sin la restricción adicional de permanecer en E+(W)\mathcal{E}^+(W). Es sorprendente lo difícil que resulta demostrar que estas fórmulas realmente definen instrumentos. Para ello, recordemos las siguientes familias de normas:

V;2=supoyV;=supo\| \cdot \|_{V;2} = \sup_{o} \quad \text{y} \quad \| \cdot \|_{V;\infty} = \sup_{o} \| \cdot \|_\infty

en WW, ambas determinan la topología sobre WW. Consideremos ahora fJ1f \in \mathcal{J}_1, y usemos el teorema espectral para encontrar un espacio de medida separable y localmente compacto MM, una medida de Borel positiva y finita sobre MM, una función medible X:MRX: M \rightarrow \mathbb{R}, y un mapa unitario V:L2(M,dμ)V: L^2(M, d\mu) tal que fD(b)f \in D(b) si y solo si X(f)L2(M,dμ)X(f) \in L^2(M, d\mu), y tal que:

V(bf)=XV(f)para todofD(b).V(b f) = X V(f) \quad \text{para todo} \quad f \in D(b).

Por lo tanto, tenemos que:

[V(Etf)](m)=eitx(Vf)(m)parafW,tR,mM.[V (E_t f)](m) = e^{it x} (V f)(m) \quad \text{para} \quad f \in W, t \in \mathbb{R}, m \in M.

Esto establece que la operación Zb(A)Z_b(A) definida anteriormente es una operación dentro del espacio E(W)\mathcal{E}(W).

Además, si se tiene que fJ1f \in \mathcal{J}_1 y f2=1\|f\|_2 = 1, entonces para cualquier ABor(R)A \in \text{Bor}(\mathbb{R}), la función GG asociada a aa y a las funciones h1,h2N(R)h_1, h_2 \in \mathcal{N}(\mathbb{R}) satisface la siguiente propiedad:

G(a;h1,h2,u,v)(r)=h1(r+t)h2(t)v,UtaUr+tudt.G(a; h_1, h_2, u, v)(r) = h_1(r + t) h_2(t) \langle v, U_t a U_{r+t} u \rangle dt.

La propiedad fundamental aquí es que las funciones GG son diferenciables, e incluso más, infinitamente diferenciables, lo que implica que para todo aa, h1h_1, h2h_2, uu, y vv, la ecuación se mantiene válida bajo ciertas condiciones sobre las normas asociadas.

El proceso de construir y probar estas propiedades involucra un detallado análisis de la continuidad fuerte del grupo unitario U(R)U(\mathbb{R}) y su comportamiento bajo diferentes condiciones. Este tipo de resultados son fundamentales para demostrar que ZbZ_b define una operación precisa que corresponde a una pregunta sobre el operador bab - a, bajo ciertas condiciones adicionales que aseguran su validez.

Es importante comprender que el objetivo de estos resultados no solo es demostrar la existencia de una operación en WW, sino también garantizar que dicha operación se ajusta a las exigencias de continuidad, diferenciabilidad y comportamiento espectral esperado dentro del marco de los espacios de Hilbert. Estos resultados son esenciales para cualquier estudio sobre grupos unitarios continuos y sus aplicaciones en la mecánica cuántica o en teorías de sistemas dinámicos cuánticos.

¿Por qué es necesario trabajar con espacios localmente convexos en lugar de espacios de Hilbert en la representación del CCR?

La restricción de la representación del CCR (relaciones de conmutación canónicas) que se considera en este contexto tiene una motivación física clara. Puede parecer una generalización sin fundamento el considerar espacios localmente convexos en lugar de los más conocidos espacios de Hilbert. Sin embargo, tal suposición no solo no es equivocada, sino que es una necesidad absoluta. En cualquier par de operadores de creación y aniquilación, al menos uno debe ser no acotado, lo que complica el uso exclusivo de los espacios de Hilbert. De hecho, se han propuesto representaciones de este tipo en espacios que no son necesariamente de Hilbert, sino que, como veremos, corresponden a un enfoque más general y necesario para la teoría del CCR.

En términos más simples, consideremos un solo par de operadores de creación y aniquilación. Si suponemos que se tiene una representación sobre un espacio de Hilbert, se requiere que los operadores sean continuos. Esta continuidad implica que los operadores sean acotados, lo cual contradice la naturaleza de los operadores de creación y aniquilación que, por lo general, no son acotados. Esta contradicción es un resultado directo del teorema de Winter-Wielandt, que establece que no existe un espacio de Hilbert H en el cual se pueda encontrar operadores continuos y lineales que satisfagan la relación de conmutación xyyx=Ixy - yx = I.

Un punto crucial aquí es que los operadores de creación y aniquilación son fundamentales para la descripción cuántica de sistemas como el oscilador armónico cuántico. Estos operadores no solo son no acotados, sino que también generan un espacio de secuencias rápidamente decrecientes, lo que conecta directamente las representaciones del CCR con los espacios nucleares y otras estructuras topológicas más generales.

La importancia de las secuencias rápidamente decrecientes y las secuencias terminantes en este contexto radica en que son esenciales para las representaciones del CCR. Una secuencia rápidamente decreciente es una secuencia compleja c=(cn)nNc = (c_n)_{n \in \mathbb{N}} que cumple con ciertas condiciones de convergencia. Estas secuencias, junto con las secuencias terminantes, juegan un papel fundamental en la teoría de espacios vectoriales topológicos y en la representación del CCR, siendo densas unas en otras.

A través de estos enfoques, se establece una relación profunda entre los espacios nucleares, las secuencias rápidamente decrecientes y la representación del CCR. El espacio de Schwartz, por ejemplo, emerge como un generador universal para los espacios nucleares, lo que refuerza la conexión entre las representaciones del CCR y la teoría de espacios nucleares.

El trabajo con las representaciones s-clase del CCR y las secuencias Hermiteanas es otro aspecto crucial. En este caso, los vectores Hermiteanos, que son soluciones de ecuaciones diferenciales de segundo orden, sirven como una base ortonormal en L2(R3)L^2(\mathbb{R}^3), y estos están estrechamente relacionados con las representaciones de operadores de creación y aniquilación. Estos vectores forman una base de Schauder en el espacio de Schwartz, lo que nos permite construir representaciones completas y bien definidas del CCR en espacios que no son necesariamente Hilbertianos.

A través de las secuencias Hermiteanas, se introduce una forma estructurada de representar los estados cuánticos del oscilador armónico, lo cual es fundamental para la física teórica y cuántica. Este análisis también revela que el espacio de los vectores Hermiteanos es un espacio denso en el espacio de las secuencias rápidamente decrecientes, lo que facilita la representación de cualquier vector en términos de estas secuencias.

Además, es fundamental entender que el proceso de expansión de estos vectores en una serie convergente proporciona una representación completa y única para cualquier vector dentro del espacio considerado, lo cual está en consonancia con la propiedad de ser un sistema cíclico para el espacio correspondiente. Este enfoque es el que proporciona la flexibilidad y profundidad necesarias para el estudio de las representaciones del CCR en espacios topológicos más generales, especialmente cuando se trata de representaciones que no se limitan a los convencionales espacios de Hilbert.