El mapa de procesos es una herramienta esencial para estructurar y analizar los procesos empresariales de una organización. Su propósito principal es proporcionar una visión global del sistema de procesos y detallar la relación entre ellos. El proceso de mapeo debe ser realizado con un enfoque estructurado y analítico para garantizar la coherencia y la claridad en los modelos que se desarrollan.
El mapa de funciones empresariales describe la estructura funcional de la organización. Esta forma de estructuración de las actividades de la empresa es cercana a la visión tradicional de la gestión y permite que el analista aplique el principio de estructuración orientada a procesos a las partes correctas y óptimas de un sistema empresarial complejo, conocidas como dominios de la empresa. Por otro lado, el mapa de procesos empresariales describe el sistema de procesos que caracteriza el comportamiento de los actores en un área empresarial específica. Los procesos en este mapa se dividen en dos tipos principales: procesos clave y procesos de apoyo. Esto significa que en cada dominio de la empresa (función empresarial), existen tanto procesos clave como de apoyo, independientemente de si el dominio desempeña un papel clave o de apoyo en el sistema global de la empresa.
En este contexto, los mapas de procesos permiten visualizar tanto los procesos empresariales (como el proceso de procesamiento de pedidos de libros) como las funciones empresariales (como la gestión de recursos humanos), y se pueden representar tanto de forma individual como interconectada. Este enfoque promueve el pensamiento orientado a procesos y permite que los analistas desarrollen modelos detallados para entender y optimizar las interacciones entre funciones y procesos.
Existen dos modelos detallados fundamentales para la comprensión de los procesos a niveles más específicos: el modelo de pasos del proceso y el modelo de tareas. El modelo de pasos del proceso describe la lógica algorítmica de un proceso empresarial específico, gestionado en colaboración con otros procesos y actores. El nivel de los pasos del proceso puede expresarse con una regla simple: "La única razón para dividir un proceso en múltiples pasos es la sincronización del proceso empresarial con su entorno". Un proceso, por ejemplo, puede estar esperando la ejecución de un evento o conjunto de eventos externos que lo influencian. Tal influencia externa es un factor clave que define el estado del proceso.
Por otro lado, el modelo de tareas describe la estructura interna de un proceso, especificando los detalles de los pasos individuales del proceso. Las tareas son los elementos más elementales del modelo de procesos. A diferencia del modelo de pasos del proceso, que refleja el modelo de más alto nivel (el mapa de procesos), el modelo a nivel de tarea no solo refleja este modelo superior, sino también el modelo de causalidad del sistema empresarial, particularmente en lo que respecta a los modelos del ciclo de vida de los objetos. Los modelos de flujo de procesos detallados permiten capturar tanto los pasos del proceso con detalles ocultos como los pasos completamente especificados en forma de tareas individuales.
Estos cuatro modelos (mapa de funciones empresariales, mapa de procesos, modelo de pasos del proceso y modelo de tareas) pueden usarse tanto de forma independiente como interconectada, formando un modelo de proceso completo y jerárquico. La ventaja de este enfoque estructurado es que reduce los riesgos asociados con enfoques intuitivos y menos precisos, ayudando a los analistas a producir modelos de procesos consistentes y coherentes.
El mapa de procesos es un modelo global que permite tener una visión panorámica del negocio. Su objetivo es identificar los procesos empresariales y sus relaciones, especificando el alcance y el contexto del análisis. Además, facilita la estructuración del análisis, ayudando a decidir qué debe ser analizado en detalle. Al capturar el mapa de procesos, no se busca registrar todos los datos compartidos entre los procesos, sino más bien identificar los momentos clave de sincronización y dependencia entre los procesos modelados. Es esencial que el analista enfoque este mapa desde un nivel relativamente alto de abstracción, ya que se trata de un modelo global que no entra en detalles excesivos. En cambio, ese nivel de detalle se reserva para un análisis más específico y exhaustivo.
Una recomendación práctica para la representación formal del mapa de procesos es el uso del Diagrama de Eventos TOGAF, que provee una notación estándar para capturar estos procesos de manera consistente. A través de este diagrama, se destacan los elementos clave del mapa, como las funciones empresariales, los procesos empresariales, los eventos desencadenantes y las interacciones entre los procesos. Cada evento desencadenante representa un cambio significativo en el entorno del proceso en un momento determinado, ya sea por un cambio en el estado de un objeto o la transición del tiempo.
Es crucial entender que el mapa de procesos no se trata solo de visualizar los procesos, sino de comprender cómo se sincronizan entre sí, cómo dependen unos de otros y cómo se gestionan las interacciones a través de eventos específicos. Además, es fundamental recordar que el mapa de procesos actúa como una representación de alto nivel, lo cual es útil para obtener una visión global, pero no debe confundirse con un análisis detallado de datos o la optimización de cada proceso a nivel micro. Este tipo de análisis detallado debe realizarse en etapas posteriores y con un enfoque más específico.
Es relevante que el lector comprenda la importancia de los cuatro niveles de abstracción del modelo MMABP, que permiten crear un enfoque más sistemático y menos intuitivo. Esto asegura que el analista pueda producir modelos de procesos consistentes y comprensibles, independientemente del contexto de la empresa. La claridad en la definición de cada nivel de abstracción y en la aplicación de reglas estrictas para la abstracción de procesos es fundamental para evitar la complejidad innecesaria y garantizar que cada modelo sea funcional y comprensible por sí mismo.
¿Cómo Capturar Relaciones entre Conceptos en Modelos Ontológicos?
En los modelos conceptuales, las relaciones entre clases deben ser capturadas de una manera que refleje tanto la naturaleza de las entidades involucradas como la dinámica de sus interacciones. Una de las relaciones fundamentales en este tipo de modelado es la generalización. La generalización describe la relación entre una clase genérica y una clase específica. Esta relación puede ser observada desde dos direcciones: desde una clase más específica hacia una más general, hablamos de especialización, y desde una clase más general hacia una más específica, hablamos de generalización. La especialización y la generalización son conceptos clave para estructurar de manera coherente los modelos ontológicos.
En general, cuando se utiliza el atributo "tipo de ...", se está sugiriendo una especialización. Este aspecto tiene una dimensión práctica, ya que el modelo debe ser lo suficientemente detallado para evitar que el lector tenga que recurrir a listas adicionales para identificar los valores que puede asumir dicho atributo. Un ejemplo de especialización dinámica puede verse en entidades que atraviesan fases de desarrollo, cada una con atributos y operaciones que, aunque diferentes, mantienen una identidad común a lo largo del tiempo. Este tipo de especialización se denomina "dinámica" y se encuentra estereotipada como "fase" en ontología. En algunos casos, la especialización dinámica también puede contener etapas finales, estereotipadas como "fin".
A lo largo de la evolución de UML (Unified Modeling Language), la interpretación de la generalización ha sufrido cambios significativos. En sus primeras versiones, se entendía la generalización como una relación disyuntiva entre especializaciones. Sin embargo, con el tiempo, se reconsideró esta concepción, y ahora la generalización por defecto se considera solapada. Para especificar con precisión si un conjunto de especializaciones es disyuntivo o no, se emplean restricciones, aunque en el modelado conceptual esta distinción no siempre es necesaria. Usando elementos existentes, como la combinación de agregación y generalización, es posible modelar relaciones más complejas de manera intuitiva y sin necesidad de añadir comentarios o restricciones adicionales en el diagrama.
En la práctica, las especializaciones no siempre son disyuntivas. Por ejemplo, en el ámbito empresarial, una persona puede desempeñar múltiples roles al mismo tiempo, lo que significa que una entidad, como un socio comercial, puede ser tanto un cliente como un empleado dentro de una organización. Este enfoque de modelado no requiere complejidades adicionales y puede ser fácilmente comprendido por un usuario promedio. A través del patrón que combina agregación y generalización, se captura que un "Socio de Negocios" puede ser parte de diferentes roles sin que eso implique un conflicto en el modelo.
Es fundamental señalar que, en el contexto de este modelado, la generalización no debe ser confundida con el concepto de "herencia", que puede inducir a error. El término "herencia" presupone una relación entre objetos distintos, como la de padre e hijo, lo que distorsiona la verdadera naturaleza de la generalización. La generalización no debe verse como una relación entre objetos, sino como una relación entre conceptos. La especialización es una representación más concreta de un tipo de concepto genérico. La confusión entre estos términos, que se utiliza ampliamente en programación orientada a objetos, es un malentendido común.
Otro concepto clave en los modelos de relaciones entre clases es la agregación. La agregación es una relación más débil entre clases, en la que las entidades agrupadas pueden existir de manera independiente. Un ejemplo claro de agregación puede verse en la relación entre un equipo y sus jugadores. Si el equipo se disuelve, los jugadores continúan existiendo como individuos. A su vez, un jugador puede pertenecer a diferentes equipos al mismo tiempo.
Por otro lado, la composición es una relación más fuerte, en la que las entidades agrupadas dependen completamente de la entidad que las contiene. En la composición, si el objeto contenedor es destruido, los objetos que lo componen también dejan de existir. Un ejemplo de composición sería la relación entre una copia de un libro y sus capítulos; si la copia del libro es destruida, los capítulos no existen de manera independiente.
La agregación y la composición son tipos especiales de asociación. Las asociaciones representan relaciones generales entre clases, y cada una de sus extremidades debe especificar una multiplicidad que determine la cantidad de objetos de cada clase que pueden estar relacionados entre sí. Por ejemplo, en la relación entre una empresa y una persona, la asociación especifica cuántas personas pueden estar asociadas con una empresa y viceversa.
Es importante comprender que, en el modelado conceptual, la generalización no debe verse simplemente como una jerarquía de tipos de clases, como se hace en muchos enfoques orientados a objetos. La jerarquía de "IS-A" o "ES-UN" que caracteriza a la generalización refleja una relación más profunda entre los conceptos, donde un tipo específico hereda no solo atributos, sino incluso identidad del concepto general.
Para evitar malentendidos, es recomendable adoptar el enfoque de generalización como una jerarquía IS-A, en lugar de asociarlo con el concepto de herencia. Este entendimiento asegura que los modeladores no cometan el error de ver la generalización como una relación entre objetos diferentes, sino como una representación de cómo un concepto más específico es un tipo del concepto más general. Esta perspectiva puede ser crucial al trabajar con ontologías en contextos como el diseño de sistemas empresariales o la modelización de procesos de negocio.
En resumen, el modelo de generalización, especialización, agregación y composición debe ser utilizado con precisión para reflejar de manera adecuada las relaciones entre conceptos. La claridad en el uso de estos términos y su correcta aplicación en el contexto adecuado permite la creación de modelos más eficaces y comprensibles para los usuarios y desarrolladores. Es crucial, por lo tanto, tener siempre presente que estas relaciones no son simplemente jerárquicas o estructurales, sino que representan dinámicas complejas y transformaciones entre conceptos a lo largo del tiempo y el contexto.
¿Cómo implementar un sistema organizacional basado en procesos en una empresa?
Un sistema empresarial sólido es aquel que logra un equilibrio entre la flexibilidad necesaria para adaptarse a cambios tecnológicos y la estabilidad que permite mantener un funcionamiento eficiente a largo plazo. Para lograr este equilibrio, es crucial entender las dinámicas de los procesos de negocio, tanto en su aspecto conceptual como en su implementación tecnológica. La clave de la transformación basada en procesos radica en cómo integrar estos principios de gestión dentro de un modelo de organización que permita tanto la adaptación como la eficiencia operativa.
En primer lugar, es necesario reconocer que todos los elementos de un sistema organizacional están interrelacionados. Estos incluyen desde los procesos clave, que definen el valor principal entregado por la empresa, hasta los procesos de apoyo, que, aunque esenciales, no forman parte del núcleo de la actividad empresarial. Cada uno de estos procesos debe estar respaldado por un sistema de información que facilite su ejecución y monitoreo.
El sistema de información debe estar diseñado para respaldar tanto los procesos clave como los de apoyo de manera diferenciada. Mientras que los procesos de apoyo pueden gestionarse mediante sistemas estándar como los sistemas de planificación de recursos empresariales (ERP), los procesos clave requieren un enfoque más dinámico. Estos procesos son aquellos que se encuentran en el centro de la propuesta de valor de la empresa y, por lo tanto, deben ser gestionados de manera flexible, permitiendo su constante evolución y adaptación. En este sentido, el sistema de información debe ser lo suficientemente flexible como para integrarse con las herramientas y metodologías más innovadoras, adaptándose constantemente a las nuevas necesidades del negocio.
Por ejemplo, en un sistema de gestión de clientes, los procesos clave como la gestión de la relación con el cliente deben ser gestionados por el personal encargado de dichos procesos, mientras que los procesos de apoyo, como la gestión de quejas y la prestación de servicios, pueden automatizarse a través de sistemas estándar que no requieren modificaciones frecuentes. De esta manera, la flexibilidad y estabilidad de la organización se mantienen al tiempo que se optimizan los costos operativos.
La implementación de un sistema basado en procesos no es simplemente una cuestión tecnológica, sino que también implica un cambio en la estructura organizacional y en la cultura de la empresa. Este cambio requiere que los responsables de los procesos clave tengan la capacidad de definir y ajustar los procedimientos conforme a las necesidades del negocio. Aquí radica la importancia de la madurez organizacional: un sistema empresarial debe madurar con el tiempo, no solo en términos de su capacidad tecnológica, sino también en su habilidad para adaptarse y evolucionar.
La construcción de una organización basada en procesos comienza con la identificación de los procesos clave que permiten cumplir con los objetivos fundamentales del negocio. Esto implica mapear las secuencias naturales de actividades que generan valor y distinguir entre los procesos que son estratégicamente importantes y aquellos que solo sirven de apoyo. Los procesos clave son aquellos que directamente impactan los resultados del negocio, mientras que los procesos de apoyo, aunque fundamentales para el buen funcionamiento de la organización, no son parte de la cadena de valor directa.
El reto es entonces lograr un equilibrio óptimo entre estos dos tipos de procesos. El sistema de información debe poder gestionar ambas categorías de manera efectiva. Mientras los procesos de apoyo se benefician de la estandarización y la automatización, los procesos clave deben ser gestionados de manera flexible, permitiendo a los gestores de procesos ajustar las actividades conforme a las necesidades del negocio y las oportunidades tecnológicas que vayan surgiendo.
Además, la gestión de procesos debe basarse en un modelo ontológico claro de la empresa. Este modelo conceptual sirve como una representación abstracta de las actividades clave, lo que permite que los cambios en el sistema puedan ser justificados y analizados de manera objetiva. La capacidad de la organización para resistir cambios innecesarios está vinculada a este entendimiento claro y estructurado de los procesos que definen el negocio.
Por último, es importante tener en cuenta que la creación de un sistema basado en procesos no es un proceso lineal, sino iterativo. La organización debe estar preparada para ajustar constantemente sus procesos, mejorar su sistema de información y adaptar su estructura organizacional según lo dictaminen los cambios en el entorno, las necesidades de los clientes y las innovaciones tecnológicas. Esto no solo asegura que la empresa se mantenga competitiva, sino que también fomenta una cultura organizacional orientada al aprendizaje y la mejora continua.
¿Cómo manejar la paralelización natural en los procesos de negocio?
En los sistemas de procesos tecnológicos, el retraso necesario es simplemente un problema técnico que no tiene relación alguna con la lógica de los procesos de negocio reales. Es importante entender que el temporizador utilizado para implementar el retraso no está vinculado al evento de negocio real. Por ejemplo, en el modelo tecnológico del proceso de soporte Insertar en el Lote de Transporte, ilustrado en la Figura 6.23, la necesidad de realizar la inserción de la solicitud en el lote de transporte como un proceso de soporte adicional surge debido a la distinción ontológica de los objetos "Lote de Transporte" y "Solicitud de Transporte". Esta distinción, combinada con el hecho de que el proceso Crear Lotes de Transporte desde Solicitudes maneja ambos objetos, genera la necesidad de manejar la inserción de las solicitudes de forma especial.
Como se muestra en la figura mencionada, el proceso de inserción puede tomar tiempo debido a tareas humanas o, especialmente, a la posibilidad de que el lote esté temporalmente bloqueado, lo que impide que la inserción se complete. El proceso de soporte Crear Lotes de Transporte desde Solicitudes maneja todas las solicitudes de inserción de manera conjunta con todos los lotes existentes, lo que da lugar a que algunas solicitudes se sincronicen con la creación de ciertos lotes mientras que otras no, generando así conflictos. Estos conflictos pueden provocar un deadlock, donde los procesos no pueden continuar debido a la dependencia cíclica de los recursos.
La solución para evitar este problema es desvincular la inserción de solicitudes de la manipulación directa de los lotes. De esta manera, las inserciones específicas se manejan de forma independiente y se pueden gestionar los conflictos potenciales bloqueando el lote para la solicitud activa en curso. Una vez que la solicitud se inserta (o se rechaza), el lote pasa al proceso de Crear Lotes de Transporte desde Solicitudes para su manipulación adicional.
Este proceso de soporte también está relacionado con el proceso técnico Organizador de Lotes, que es responsable de mantener la consistencia de los datos mediante el bloqueo de los lotes para las solicitudes activas. El paralelismo de diferentes instancias de procesos, como se discutió previamente, es una propiedad natural del sistema de procesos, derivada de la ontología del sistema de negocio en el que operan. Esto obliga a una distinción más clara entre el modelo conceptual y el modelo tecnológico del proceso, una distinción que se profundiza en el siguiente capítulo.
Como se explicó en el capítulo anterior, los procesos de negocio en un sistema son naturalmente paralelos, dado que esto sigue de manera directa la ontología del mundo real. La técnica metodológica básica para tratar este paralelismo natural en los procesos de negocio es la Técnica de Normalización de Procesos. Sin embargo, no todos los aspectos del paralelismo suelen ser evidentes a nivel conceptual durante el análisis inicial. Algunos de estos problemas pueden manifestarse a nivel tecnológico como fallas en el sistema de procesos.
Cuando ocurren estos fallos, las correcciones necesarias se realizan generalmente directamente en los modelos tecnológicos de los procesos, sin considerar adecuadamente el significado conceptual de los cambios realizados. A través de tales modificaciones, la lógica conceptual original del proceso puede ser codificada de manera rígida en el trabajo con variables, lo que la hace explícitamente invisible. Esto puede poner en peligro el valor fundamental de la gestión basada en procesos, ya que puede impedir futuros cambios directamente en las definiciones del proceso, sin necesidad de reprogramar la implementación del mismo.
El mejor ejemplo de esta codificación rígida de la lógica de los procesos es lo que denominamos la inversión de procesos. La inversión de procesos es una forma de implementar múltiples procesos lógicos e interactuantes dentro de una única rutina. Esta técnica es análoga a la técnica de inversión de programas descrita por Michael Jackson en su obra seminal Principios del Diseño de Programas. En su libro, Jackson introduce su enfoque para el desarrollo de programas basado en el trabajo con estructuras de datos y una técnica especial para resolver el llamado "problema de choque estructural": la inversión de programas.
En Jackson Structured Programming (JSP), la técnica para manejar un choque estructural es descomponer el programa original en dos o más programas que se comuniquen a través de estructuras de datos intermedias. Un choque de límites, por ejemplo, requiere una descomposición en dos programas que se comuniquen mediante un flujo secuencial intermedio. En su obra Jackson System Development (JSD), Jackson generaliza la técnica de inversión como el principio fundamental para desarrollar sistemas de programas concurrentes.
El principio subyacente de la inversión de programas es que leer y escribir archivos secuenciales en cinta es solo una versión especializada de una forma más general de comunicación. En la forma general, los programas se comunican mediante la producción y el consumo de flujos secuenciales de registros, cada uno de los cuales puede ser sin buffer o con buffer, dependiendo del régimen de buffering elegido. La elección del régimen de buffering, en gran medida, es independiente del diseño de los programas que se comunican, pero no es independiente de su programación.
Esta forma de procesar flujos secuenciales es una característica natural de los procesos de negocio. En realidad, la mayoría de los procesos comerciales implican la creación y el consumo de flujos de datos secuenciales, que deben ser gestionados de manera eficiente, sin bloquear el sistema o causar fallos. La clave está en la correcta gestión del paralelismo y la sincronización de estos flujos dentro del proceso general, asegurando que los conflictos sean resueltos de manera adecuada sin perder la lógica subyacente de los procesos de negocio.
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