Los anillos cuánticos (QRs) son estructuras a escala nanométrica que presentan propiedades electrónicas y ópticas singulares, determinadas principalmente por su geometría y las interacciones a nivel cuántico. Entre los efectos más notables se encuentra el fenómeno de Aharonov–Bohm excitónico, que ha sido objeto de estudios en diferentes configuraciones de QRs. En estos sistemas, la existencia de oscilaciones ópticas de Aharonov–Bohm y sus características modulares depende de factores como la anisotropía de la estructura, la localización de las partículas, el campo eléctrico interno y la dispersión por impurezas. A pesar de que estas oscilaciones se ven influenciadas por el tamaño, la forma anisotrópica y la composición de los QRs, algunos efectos, como el de Aharonov–Bohm, permanecen presentes incluso en anillos de mayor tamaño y con efectos de confinamiento menos intensos.

Es importante destacar que la presencia de impurezas y de interacciones coulombianas entre los electrones y huecos puede suprimir o modificar las oscilaciones del efecto Aharonov–Bohm, como se evidenció en estudios de QRs de InAs/GaAs y GaSb/GaAs. Este tipo de comportamientos no se limitan únicamente a los excitones neutros, sino que también se manifiestan en complejos más cargados, como los triones y las moléculas de Wigner excitónicas, las cuales son el resultado de la interacción de pares fuertemente correlacionados de excitones.

Otro fenómeno relacionado es el de los plasmones magnetoópticos, que se observa en los QRs cuando se aplica un campo magnético. En estos sistemas, la frecuencia del plasmon se ve alterada por el efecto Aharonov–Bohm, lo que introduce oscilaciones en su amplitud y período, que dependen del campo magnético aplicado. Las contribuciones del electrón y del agujero a la polarización del medio tienen signos opuestos, lo que implica que es crucial considerar la finitud del anillo cuántico al calcular los efectos netos determinados por las funciones de onda de las partículas.

El análisis de las propiedades electrónicas de los QRs ha sido enriquecido mediante el uso de herramientas avanzadas de la física teórica moderna, como la teoría de funcionales de la densidad, la diagonalización exacta y la teoría de funciones de Green de Keldysh. Estas herramientas permiten realizar cálculos detallados sobre la energía de los sistemas, las interacciones entre las partículas y los efectos de las impurezas. Por ejemplo, el uso del método de matriz de transferencia ha permitido estudiar la influencia mutua de los movimientos radiales y azimutales de las partículas en presencia de impurezas dentro de QRs de ancho finito.

Además, las investigaciones sobre la interacción electrón-fonón en QRs, particularmente en estructuras de núcleo y capa como los nanohilos Si/Ge, han revelado la importancia de las excitaciones vibracionales en la comprensión de las propiedades electrónicas de estos sistemas. Los modelos de fonones de 3D aplicados a materiales bidimensionales de grupo-IV también han mostrado diferencias significativas entre las capas de grafeno planas y las de grafeno con forma cilíndrica, lo que aporta información clave sobre el comportamiento cuántico en estos sistemas.

Los avances teóricos también han permitido identificar la dependencia de los estados cuánticos en los QRs respecto a sus parámetros geométricos, como el radio del anillo, el confinamiento radial y la excentricidad. Por ejemplo, en el caso de sistemas con pocos electrones, los cálculos realizados con el método de Monte Carlo de Path-Integral han demostrado cómo el cambio en el radio de un QR puede generar una polarización del espín en el estado base. Esto tiene implicaciones directas en las aplicaciones tecnológicas que requieren un control preciso de las propiedades electrónicas y espínicas de los sistemas cuánticos.

Es fundamental comprender que las propiedades ópticas y electrónicas de los QRs dependen en gran medida de la geometría de confinamiento y de las interacciones a nivel cuántico. Estas interacciones pueden ser fuertemente moduladas por la presencia de impurezas, campos magnéticos externos y la propia estructura de confinamiento del anillo cuántico. Además, los efectos de Aharonov–Bohm no son simplemente curiosidades teóricas, sino fenómenos observables que pueden ser utilizados para desarrollar nuevas tecnologías basadas en la manipulación de la información cuántica y las propiedades ópticas en el ámbito de la nanoelectrónica.

¿Cómo influye la geometría del grosor en la fase de Berry óptica en cavidades tipo Möbius?

En las cavidades ópticas con geometría de tira tipo Möbius, la variación del grosor del filme dieléctrico juega un papel crucial en la modulación de sus propiedades ópticas. Bajo la aproximación ideal, se asume que el grosor TT es mucho menor que la longitud de onda dividida por el índice de refracción (λ/n\lambda / n), garantizando un confinamiento estricto del campo óptico dentro de la tira durante su propagación. Sin embargo, en condiciones reales, la reducción del grosor se encuentra limitada por la necesidad de mantener una adecuada confinación óptica y minimizar la pérdida de luz.

Cuando el grosor se acerca al valor del ancho WW, la sección transversal torcida pierde su capacidad de mantener el confinamiento estrictamente en el plano de la tira. Esto genera una competencia entre dos fenómenos electromagnéticos: por un lado, la inercia del campo eléctrico tiende a conservar su orientación durante la propagación; por otro lado, la torsión obliga al campo a rotar a lo largo de la tira. Como resultado, la orientación principal del campo eléctrico se desvía del plano de la tira, apareciendo componentes tanto en el plano como fuera de él, que presentan un retraso de fase debido a los diferentes índices de refracción efectivos para estas componentes.

Esta interacción da lugar a un estado de polarización elíptica en la cavidad Möbius, en marcado contraste con el estado lineal observado cuando el grosor es significativamente menor que el ancho (por ejemplo, T/W0.33T/W \approx 0.33). Las simulaciones numéricas confirman que al incrementar T/WT/W hasta aproximadamente 0.67, la polarización del modo resonante evoluciona hacia la elipticidad, lo que se manifiesta como un ciclo proyectado fuera del ecuador en la esfera de Poincaré, evidenciando la aparición y manipulación de la fase de Berry.

La posibilidad de controlar la elipticidad a través de la geometría transversal abre un método para modular la fase de Berry óptica en estas cavidades. La fabricación experimental de cavidades Möbius y curvas con técnicas avanzadas como la polimerización por dos fotones permite estudiar estos efectos en el rango visible e infrarrojo cercano. Los experimentos revelan que para valores de T/WT/W inferiores a 0.5, la luz permanece principalmente polarizada linealmente, mientras que para valores mayores, la polarización se vuelve elíptica, alcanzando un máximo en un rango aproximado entre 0.65 y 0.85. Cuando el grosor se acerca al ancho (T/W1T/W \approx 1), la cavidad adopta una forma similar a un toro con núcleo cuadrado, donde el campo eléctrico ya no rota, eliminando la evolución topológica y, por ende, la fase de Berry.

La comparación de espectros de transmisión entre cavidades Möbius y curvas demuestra que las diferencias en los modos resonantes se incrementan conforme T/WT/W disminuye, evidenciando la fase de Berry adquirida en la geometría Möbius. Esta relación experimental y simulada confirma que es posible ajustar libremente la fase de Berry manipulando la sección transversal de la tira, siendo este control especialmente efectivo dentro del rango señalado.

Más allá de la descripción técnica de la influencia del grosor y la geometría en la fase de Berry, es esencial comprender que esta modulación de la polarización y la fase no solo depende de parámetros geométricos sino también de las propiedades del medio dieléctrico y las condiciones de confinamiento. La interacción entre la torsión espacial y las propiedades ópticas crea un entorno donde los modos resonantes no solo se comportan según la interferencia convencional sino que adquieren características topológicas que pueden ser explotadas en el diseño de dispositivos ópticos avanzados.

Comprender la evolución del estado de polarización en cavidades Möbius implica reconocer la relación íntima entre geometría, topología y propiedades electromagnéticas. La fase de Berry no es un fenómeno aislado, sino una manifestación de cómo las condiciones físicas y geométricas influyen en la trayectoria de la luz a nivel micro y nano, afectando desde la interferencia hasta la manipulación cuántica de estados fotónicos. Este conocimiento abre posibilidades para el desarrollo de resonadores ópticos con funcionalidades ajustables mediante la ingeniería precisa de la forma y dimensiones, contribuyendo al avance en campos como la fotónica topológica y el procesamiento óptico de información.

¿Cómo afecta la temperatura de proceso a las propiedades ópticas de los anillos cuánticos de GaAs?

Debido a la reflexión térmica a una distancia más corta, el control de la temperatura de la muestra es deficiente cuando se utiliza el obturador principal cerrado. Por esta razón, las muestras de la serie 2 se cultivan con el obturador principal abierto. Este cambio en la configuración provoca un mayor flujo de fondo de arsénico (As), lo que reduce considerablemente la densidad de los nanohuecos en las muestras de la serie 2. Este comportamiento es evidente en las mediciones de la temperatura dependiente del radio interno (.rI) y externo (.rO) de las paredes de GaAs alrededor de los nanohuecos, tal como se muestra en la figura 4d, donde ambos radios aumentan con la temperatura del proceso. Este fenómeno se observa en concordancia con los resultados previos y se puede ver un incremento en el grosor de las paredes para las muestras de la serie 2.

Asimismo, la profundidad dependiente de la temperatura de los nanohuecos (.dH) y la altura promedio de las paredes (.hW) se ilustran en las figuras 4e y 4f, respectivamente. Es importante señalar que los anillos cuánticos de GaAs (QRs) exhiben propiedades ópticas interesantemente complejas. A temperaturas de 8K, las mediciones de fotoluminiscencia (PL) de una muestra de la serie 1, grabada a 540°C, se comparan con una muestra de referencia sin el paso de Droplet Etching (LDE). La diferencia es clara, ya que la muestra de referencia no muestra señales PL, mientras que la muestra con anillos cuánticos presenta una serie de picos que abarcan el rango de 1.69 eV a 1.87 eV, lo que indica que estos picos se deben al paso de LDE.

Un análisis más detallado de los espectros PL individuales de un anillo cuántico de la serie 1 grabado a 580°C muestra un pico en aproximadamente 1.625 eV y varios picos adicionales en el rango de 1.66 eV a 1.7 eV. Este comportamiento se debe a la dependencia de la potencia de excitación, donde el pico a 1.625 eV aparece primero a baja potencia de excitación y los picos de mayor energía se hacen visibles a medida que aumenta la potencia de excitación. Este fenómeno es característico de la estructura en capas de los estados electrónicos en los puntos cuánticos (QDs), donde el pico a 1.625 eV se puede atribuir al estado fundamental (E0) y el pico a 1.668 eV al primer estado excitado (E1). La diferencia entre estos dos niveles proporciona una energía de cuantización de 43 meV, lo que es consistente con los valores típicos observados en QDs de GaAs.

Además, se ha observado que la emisión del estado fundamental en espectros de alta resolución muestra picos adicionales relacionados con complejos multiexcitónicos, y que la separación excitón-biexcitón es de 1.42 meV, lo cual es una característica típica de los QDs de GaAs. Este análisis se complementa con simulaciones de los estados electrónicos en la pared cristalizada de GaAs alrededor del nanohueco, lo cual ayuda a interpretar los datos de PL de forma más profunda. En las simulaciones, la geometría de los anillos cuánticos se aproxima usando un triángulo isósceles como sección transversal, lo que permite estimar las propiedades ópticas esperadas en función de los parámetros como el radio (.rO), la altura de la pared (.hW), y la profundidad del nanohueco (.dH).

Sin embargo, las simulaciones muestran que la energía de emisión del estado fundamental calculada (E0 = 1.795 eV) es considerablemente mayor que el valor experimental observado (1.625 eV), y la energía de cuantización calculada (E1 - E0 = 70 meV) también es mayor que la medida (43 meV). Esta discrepancia sugiere que la morfología real del anillo cuántico podría ser más compleja de lo que se asume en el modelo de simulación. En particular, podría estar involucrada la recristalización de GaAs no solo en la superficie plana de la pared, sino también dentro del nanohueco. Esta modificación en la geometría de los anillos cuánticos podría ser responsable de las diferencias observadas entre las simulaciones y los resultados experimentales.

Para comprender mejor este comportamiento, se propone un modelo simplificado del proceso de etching por gotas (droplet etching, LDE), que considera la evolución del volumen del gota líquida de Ga durante el proceso de crecimiento y su posterior encogimiento debido a la desorción de átomos de Ga durante el recocido post-crecimiento. Este modelo sugiere que los átomos de Ga desprendidos se distribuyen sobre el sustrato y contribuyen a la formación de las paredes de los anillos cuánticos. Este enfoque puede ser útil para entender mejor la influencia de los parámetros de proceso sobre las propiedades ópticas y estructurales de los anillos cuánticos de GaAs.

En resumen, la manipulación precisa de las condiciones de proceso, como la temperatura de crecimiento y la configuración del obturador principal, tiene un impacto significativo en la morfología y las propiedades ópticas de los anillos cuánticos. El ajuste adecuado de estos parámetros es crucial para obtener la densidad deseada de nanohuecos y para optimizar las propiedades ópticas, como la emisión de fotoluminiscencia, lo que puede ser útil para aplicaciones tecnológicas en dispositivos optoelectrónicos y fotónicos.

¿Cómo se forman las estructuras de anillo cuántico autogeneradas en nanomateriales semiconductores?

Durante el proceso de formación de estructuras cuánticas a partir de gotas de galio sobre superficies de arseniuro de galio (GaAs), la dinámica de adsorción y difusión de los átomos de galio (Ga) y arsénico (As) juega un papel crucial. A medida que el galio se suministra a una superficie rica en Ga, esta experimenta una reconstrucción de tipo (4×6), característica de un entorno con abundante galio. Sin embargo, al introducirse el flujo de arsénico, la superficie cambia progresivamente, primero pasando a una reconstrucción estabilizada por As (2×4), y finalmente a una configuración rica en As (c(4×4)). Este cambio dinámico de la superficie es fundamental para la formación de estructuras de anillo cuántico.

El mecanismo propuesto para la formación de estos anillos cuánticos comienza con la deposición de galio sobre la superficie de GaAs. Cuando se suministran aproximadamente 10 monocapas (MLs) de galio, las gotas de galio se forman inicialmente sobre una superficie con la reconstrucción (4×6). Al introducir el arsénico, la morfología de la superficie cambia hacia una reconstrucción (2×4), donde los átomos de galio migran desde las gotas hacia el área circundante, creando una capa de GaAs alrededor de las gotas. Este proceso es dinámico y se ve influido por la simetría cilíndrica de la difusión de los átomos de galio, los cuales se desplazan de acuerdo con el coeficiente de difusión superficial (D) y el tiempo promedio de llegada y adsorción de los átomos de arsénico (τ).

Lejos de las gotas, la adsorción de arsénico sobre la superficie no afecta a la migración del galio y provoca que la reconstrucción cambie a la configuración c(4×4). Es en esta transición donde los átomos de galio migrantes se encuentran con la fase As-estabilizada y forman una estructura compleja de anillos cuánticos. El borde de esta área, donde el galio está presente en mayor cantidad, actúa como un sitio de anclaje para la migración de átomos de galio, favoreciendo la formación del anillo exterior.

Este modelo de formación de anillos cuánticos puede observarse experimentalmente mediante la microscopía electrónica de reflexión (REM), que permite observar de manera directa la cinética de cristalización bajo un flujo de arsénico. En un experimento típico, después de 10 minutos de exposición al flujo de arsénico, comienza la deposición del anillo interior de GaAs en la línea de triple contacto de la gota de galio. La deposición se acelera debido a la fuerza vertical que se ejerce sobre el sustrato en esta región, favoreciendo la acumulación de material. Posteriormente, se forma el anillo exterior, impulsado por la reacción de los átomos de galio que difunden desde la gota con el flujo de arsénico.

Es importante destacar que la formación de estas estructuras cuánticas se basa en un proceso de crecimiento en múltiples etapas. Primero, se deposita galio para formar las gotas, y después se introduce el arsénico en dos fases a temperaturas controladas, de 250 °C y 300 °C, lo que favorece la formación de anillos de GaAs. Sin embargo, no todos los átomos de galio suministrados se incorporan a las gotas de galio que finalmente forman los anillos. Un número significativo de átomos de galio puede ser consumido en otro proceso, como la cristalización de una capa 2D de GaAs en el sustrato, incluso en ausencia de un flujo intencional de arsénico. Esto ocurre durante los tiempos de interrupción entre los pasos de crecimiento, cuando el galio se difunde y forma una capa delgada de GaAs sobre la superficie.

Además, la temperatura de cristali-zación de las gotas de galio también influye en el proceso. Al elevar la temperatura del sustrato a 320 °C tras la nucleación de las gotas, se logra una distribución uniforme y simétrica de las mismas, lo que es esencial para el control preciso de la forma final de la estructura cuántica. La formación de anillos cuánticos puede ser promovida por un proceso de arsenización utilizando moléculas diméricas de arsénico a temperaturas más altas, lo que facilita la creación de estructuras cuánticas más complejas.

La espectroscopía de fotoluminiscencia de las estructuras de anillo cuántico revela características interesantes. En el caso de una estructura de triple anillo, se observan dos picos, uno correspondiente a la emisión del anillo cuántico (1.55 eV) y otro relacionado con una capa cuántica GaAs de 6-7 MLs de espesor (1.76 eV), lo que confirma la existencia de un confinamiento cuántico en el sistema. Esta observación es relevante, ya que indica que, además de la formación del anillo cuántico, los átomos de galio que no participan directamente en la formación de la estructura 3D pueden generar una capa cuántica que presenta propiedades ópticas activas.

El fenómeno de la formación de estas estructuras cuánticas autogeneradas no solo está influenciado por la temperatura y la presión de arsénico, sino también por el tiempo y la dinámica de los átomos de galio en el sustrato. La comprensión detallada de estos procesos es crucial para el diseño y la optimización de dispositivos semiconductores basados en anillos cuánticos, con aplicaciones potenciales en la fabricación de dispositivos ópticos y electrónicos a nanoescala.