En las industrias petroquímicas, las válvulas de seguridad son componentes cruciales para garantizar la protección de los sistemas contra accidentes por sobrepresión. Estas válvulas pueden prevenir daños catastróficos en los recipientes a presión y las tuberías, manteniendo la integridad de los equipos. De acuerdo con las normativas nacionales actuales, el término "válvula de seguridad" abarca todas las instalaciones de alivio de presión que incluyen las válvulas de seguridad, las válvulas de alivio y las válvulas de seguridad con alivio. Estas últimas combinan las funciones de ambos tipos, por lo que el término "válvula de seguridad" se usa de manera genérica para referirse a todo el sistema de protección de presión.
El proceso de selección de válvulas de seguridad se debe aplicar específicamente en empresas petroquímicas, pues la selección depende de las condiciones del sistema y de la presión máxima permitida de trabajo. En general, se elige una válvula adecuada según la cantidad de sobrepresión tolerable y el tipo de fluido que se maneja. Existen varios parámetros técnicos que deben tenerse en cuenta al elegir la válvula correcta, tales como el área de descarga efectiva, la acumulación de presión, la presión de respaldo y la presión de acción.
El área de descarga efectiva es fundamental para calcular la capacidad de descarga de la válvula de seguridad, mientras que la acumulación se refiere al incremento de presión en el sistema que ocurre antes de que la válvula comience a abrirse. Estos parámetros son esenciales para asegurar que la válvula pueda manejar las presiones de sobrecarga sin poner en riesgo la operación del sistema.
Es importante entender que el comportamiento de una válvula de seguridad está directamente influenciado por la presión de respaldo en la salida de la válvula, que puede ser fija o variable. La presión de respaldo fija se refiere a la presión estática que existe cuando la válvula comienza a abrirse, mientras que la presión de respaldo variable se produce debido a la acumulación de presión a lo largo de la tubería de salida. Además, la presión de acción, también conocida como presión de ajuste, es la presión de entrada a la válvula cuando comienza a abrirse bajo condiciones de operación.
Otro concepto clave es el "presión máxima de trabajo permitida", que es la máxima presión que el recipiente está diseñado para soportar a una temperatura determinada. Esta presión sirve como referencia para ajustar la válvula de seguridad de forma que se proteja eficazmente el sistema sin generar riesgos de sobrepresión.
La clasificación de las válvulas de seguridad es diversa. Existen tres tipos principales de válvulas: las convencionales, las de seguridad equilibradas y las de seguridad operadas por piloto. La selección de cada tipo de válvula depende de las condiciones específicas del sistema y del tipo de presión que se pueda generar en la operación.
La válvula de seguridad convencional, la más simple de las tres, funciona mediante un resorte cuya presión se ajusta manualmente para determinar la presión de ajuste de la válvula. Esta válvula se abre cuando la presión en el sistema alcanza el valor de presión de ajuste, liberando el exceso de presión y protegiendo así al sistema de un posible fallo.
Por otro lado, las válvulas de seguridad equilibradas utilizan un pistón o fuelle para reducir el impacto de la presión de respaldo sobre el funcionamiento de la válvula. El fuelle no solo equilibra la presión, sino que también impide que el fluido entre en la cámara del resorte, mejorando así el sellado y la fiabilidad de la válvula. Este tipo de válvula es más eficaz en situaciones donde la presión de respaldo podría variar.
Finalmente, las válvulas de seguridad operadas por piloto son las más avanzadas, ya que su funcionamiento depende de una válvula piloto que controla el funcionamiento de la válvula principal. Estas válvulas ofrecen una mayor flexibilidad, pues pueden abrirse completamente o de manera gradual dependiendo de las necesidades del sistema. Además, no se ven tan afectadas por la presión de respaldo, lo que las convierte en una opción ideal para sistemas de alta complejidad.
Es crucial que el diseño y la selección de las válvulas de seguridad se realicen de manera precisa, ya que un error en la selección puede llevar a fallos en el sistema de protección y poner en riesgo la seguridad de la operación. La integración adecuada de estos componentes dentro de los sistemas de protección de presión puede evitar accidentes graves, reducir riesgos operacionales y mantener la continuidad de la producción en instalaciones petroquímicas.
En cuanto a los aspectos adicionales que deben ser considerados, es esencial tener en cuenta que la constante revisión y mantenimiento de estas válvulas asegura su funcionalidad a largo plazo. Las válvulas de seguridad deben someterse a pruebas periódicas para verificar que respondan adecuadamente en condiciones extremas. Asimismo, es importante considerar la calidad de los materiales utilizados en la fabricación de las válvulas, ya que la corrosión o el desgaste pueden afectar su rendimiento, especialmente en entornos agresivos como los que se encuentran en la industria del petróleo y gas.
¿Cómo prevenir fallos en el sistema de agua de refrigeración en procesos industriales?
El fallo local en el sistema de agua de refrigeración puede ser causado por varias razones. Las causas más comunes incluyen el cierre accidental de una válvula, fallos en el control automático del sistema, o incluso bloqueos en la fase gaseosa. Cuando el sistema de refrigeración no funciona correctamente, es crucial comprender las causas subyacentes y las consecuencias potenciales de dichos fallos, así como las estrategias de mitigación que se deben implementar durante el diseño del sistema.
Entre las causas fundamentales de los fallos en los sistemas de agua de refrigeración se encuentran fallos en las bombas que suministran el medio refrigerante, que pueden ser resultado de la pérdida de energía, fallos mecánicos o pérdida de vapor en el caso de bombas impulsadas por vapor. Otro factor crítico es el fallo en el ventilador de la torre de refrigeración, que puede comprometer la circulación del agua en el sistema. Asimismo, el cierre accidental de válvulas o fallos en el control automático, como la pérdida de agua de reposición o un flujo de descarga excesivo, pueden desencadenar fallos graves en el sistema de refrigeración. Además, la insuficiencia de suministro de agua de refrigeración puede generar niveles bajos de líquido en la torre de refrigeración, lo que puede afectar la eficiencia global del sistema.
Las consecuencias de un fallo en el sistema de agua de refrigeración son amplias y diversas. En los casos más críticos, puede haber una total falta de suministro de agua refrigerante para una unidad de proceso específica, o para una serie de intercambiadores de calor en altitudes elevadas. En situaciones extremas, puede ocurrir una pérdida total del agua de refrigeración, lo que comprometería todo el proceso industrial dependiente de este sistema.
Para minimizar el riesgo de fallos en el sistema de refrigeración, deben considerarse diversas soluciones durante la fase de diseño. Estas incluyen la instalación de bombas de repuesto automáticas y autoarrancables, la ampliación de la capacidad de reserva bajo la alarma de bajo nivel de líquido en la torre de refrigeración, lo que extiende el tiempo de respuesta de los operadores, y la implementación de alarmas de bajo flujo en las tuberías de reposición de agua y en los ramales de circulación de agua de refrigeración externos. Estas medidas no solo protegen el sistema, sino que también garantizan una respuesta rápida en caso de que ocurran fallos inesperados.
El volumen de descarga necesario para un sistema de refrigeración depende del balance térmico y material en la presión de descarga del sistema. Existen varios escenarios que pueden influir en el cálculo de este volumen, como la condensación completa o parcial del vapor, el fallo del ventilador del enfriador de aire, el cierre de las lamas del enfriador de aire, o incluso el fallo de circulación en la parte superior de la torre de refrigeración. En tales casos, el cálculo del volumen de descarga debe tener en cuenta una serie de variables, como la temperatura, la composición del vapor y las propiedades del gas bajo las condiciones de descarga.
Un problema adicional que puede ocurrir es la entrada de medios volátiles en el sistema, como agua o hidrocarburos ligeros. Estos contaminantes pueden causar sobrepresión en el sistema, lo que representa un riesgo significativo. Es especialmente difícil estimar la cantidad de agua que puede entrar en el sistema y su impacto debido a la expansión de volumen que ocurre cuando el agua cambia de estado líquido a gaseoso. Para evitar estos riesgos, se deben implementar estrategias de diseño de procesos que minimicen la posibilidad de que esto ocurra, como mantener una presión operativa más baja en la parte acuosa que en la parte del aceite caliente, y evitar la formación de bolsas de agua en el sistema.
Otro aspecto crítico es la gestión del desbordamiento. Muchos vasos de proceso o tanques de reserva requieren un control estricto del nivel de líquido durante las operaciones normales, el arranque o el apagado. Sin embargo, bajo ciertas condiciones específicas, estos dispositivos pueden experimentar desbordamientos si la presión en la fuente de alimentación supera la presión establecida en la instalación de alivio. Para abordar estos riesgos, se deben considerar medidas de diseño que incluyan la mejora de la presión del sistema, la instalación de sistemas de alivio de presión adecuados, y la implementación de sistemas de instrumentos de seguridad que prevengan el desbordamiento de líquidos.
Finalmente, el fallo de las válvulas de control también es una causa importante que puede desencadenar sobrepresión en el sistema. Aunque las normativas establecen que no es necesario considerar medidas de alivio de presión si las válvulas de regulación están abiertas durante un accidente, en la práctica se adopta un enfoque más conservador. Si una válvula de entrada falla y se cierra, el sistema puede experimentar sobrepresión que podría requerir medidas adicionales para garantizar la seguridad del proceso.
Es fundamental que cualquier sistema de refrigeración esté diseñado no solo para operar de manera eficiente bajo condiciones normales, sino también para enfrentar fallos potenciales de manera controlada y segura. Esto implica una combinación de soluciones técnicas avanzadas, monitoreo constante y planificación adecuada en el diseño de procesos.
¿Cómo determinar la carga de venteo en sistemas de despresurización y válvulas de venteo?
Cuando se calcula la carga de venteo en un sistema de despresurización o una válvula de venteo, es esencial considerar que las situaciones de venteo en distintos dispositivos no necesariamente ocurren al mismo tiempo. Aunque la causa del venteo puede ser la misma, el momento pico de los procesos de venteo puede variar debido a las características de cada dispositivo y su funcionamiento específico. Por ejemplo, el venteo de algunos dispositivos comienza inmediatamente después de un accidente, pero puede durar poco debido a la pequeña cantidad de hidrocarburos. En cambio, otros sistemas de venteo pueden experimentar una demora considerable debido a la acumulación de líquidos o presiones. Esto hace que el venteo continúe durante un periodo más largo. Además, en un proceso de despresurización, la carga de venteo disminuirá con el tiempo, ya que la presión dentro del dispositivo disminuye progresivamente.
Es importante tomar en cuenta las posibles modificaciones y expansiones futuras del sistema, por lo que siempre se debe consultar con el propietario sobre el margen considerado para tales cambios. En cuanto a las válvulas de venteo, es necesario comprender la diferencia entre una válvula de venteo única y una válvula de venteo individual. Mientras que una válvula de venteo única se considera en el cálculo como un solo componente, una válvula de venteo individual permite la reducción del volumen de venteo mediante el funcionamiento normal de un sistema de control, lo que incluye instrumentos automáticos que pueden disminuir la cantidad de venteo al permitir apagados automáticos o arranques automáticos de dispositivos.
Al realizar un análisis de control automático, se deben asumir ciertas condiciones operativas de los instrumentos de control. Por ejemplo, para un controlador de lazo único que pueda aumentar las emisiones, se debe suponer que operará de manera normal. En cambio, si el controlador de lazo único puede reducir las emisiones, se asume que su funcionamiento también será normal, pero con algunas limitaciones, como no reducir el flujo por debajo del 25% del flujo de diseño y no corregir la entrada de calor. En el caso del control en cascada, las suposiciones cambian dependiendo de si los controladores principales o auxiliares incrementan o disminuyen la carga de venteo.
En el análisis de fallas, es crucial determinar el número de instrumentos que fallarán, ya que el fallo de un instrumento automático puede reducir la carga de venteo en el sistema. En cualquier unidad de proceso, se asume que no habrá más de dos instrumentos automáticos fallando al mismo tiempo. Sin embargo, si un dispositivo tiene componentes comunes con otro, como un transmisor o una válvula de cierre, ambos deben considerarse como un solo dispositivo en caso de fallo, ya que podrían fallar simultáneamente.
El análisis de la carga de venteo en situaciones de incendio también es fundamental para la seguridad. La carga de venteo debe determinarse según las condiciones de incendio y la capacidad de los sistemas de despresurización de emergencia. Estos sistemas de despresurización de emergencia deben estar diseñados de acuerdo con normas como la API Std 521, que regula los sistemas de aliviado y despresurización. El cálculo debe considerar el área de fuego potencial, la disposición del equipo en el sitio, los planes de recolección de aguas residuales y la ubicación de los sistemas protegidos para estimar el volumen máximo de venteo que puede producirse en un área de incendio.
Otro aspecto crucial es la falla del aire de instrumentación. En caso de que falle el aire de instrumentación, se debe calcular la carga de venteo de cada sistema individualmente. La carga generada por este tipo de fallos generalmente no es significativa, pero en situaciones especiales, como la falla de válvulas de control, podría haber una carga de venteo considerable. En tales casos, se debe investigar el origen de la falla para evitar que varias válvulas de alivio de presión se abran simultáneamente y generen una carga excesiva.
El cálculo detallado de estas cargas y las consideraciones operativas son esenciales para garantizar la seguridad y la eficiencia de los sistemas de venteo en instalaciones industriales. La falta de precisión en estos cálculos puede resultar en la incapacidad del sistema para manejar correctamente los picos de presión, lo que podría llevar a situaciones peligrosas o a una sobrecarga del sistema de venteo.
¿Cómo se determina la carga de ventilación en sistemas industriales durante fallos?
El análisis de la carga de ventilación en un sistema protegido durante situaciones de fallo, como un corte de energía, un fallo del sistema de vapor o del agua de refrigeración, es un componente esencial para la seguridad de las instalaciones industriales. Estos fallos pueden generar una sobrepresión en los sistemas de proceso, lo que requiere una liberación controlada de gases a través de sistemas de ventilación y antorchas. Es fundamental calcular adecuadamente estas cargas para garantizar que los sistemas de protección, como las válvulas de alivio de presión, funcionen eficazmente sin comprometer la integridad de la planta.
Durante un corte de energía, la capacidad de liberación de gases de un sistema protegido debe calcularse de acuerdo con las especificaciones indicadas en el Capítulo 6. Estos cálculos deben ajustarse según el impacto del control instrumental en las cargas de ventilación. Un fallo en el sistema de agua de refrigeración debido a la pérdida de energía también genera una carga adicional de ventilación, la cual debe ser determinada con base en los mismos principios. De manera similar, el fallo del sistema de aire instrumental por corte de energía puede desencadenar una descarga hacia la antorcha a través de válvulas de control. Ejemplos típicos incluyen la liberación de presión automática debido a la parada de compresores eléctricos.
El total de la carga de ventilación generada por un fallo de energía en toda la planta es la suma de las cargas de liberación de todos los sistemas protegidos conectados a la antorcha, más la carga total de todas las posibles liberaciones de válvulas de control. Los sistemas automáticos de apagado y puesta en marcha también influyen en las cargas de ventilación, lo cual debe ser tenido en cuenta en el cálculo de la carga total.
El fallo del sistema de vapor, de manera similar al fallo de energía, puede generar liberaciones a la antorcha debido a válvulas de control que se abren automáticamente. Esto sucede, por ejemplo, cuando los compresores impulsados por turbinas de vapor se apagan. En este caso, el cálculo de la carga de ventilación debe tomar en cuenta tanto las válvulas de alivio de presión automáticas como manuales. El total de la carga de ventilación generada por un fallo del sistema de vapor será la suma de las cargas de liberación por fallo de vapor de todos los sistemas protegidos, más la carga adicional de las válvulas de control.
El fallo del sistema de agua de refrigeración, generalmente derivado de la falta de energía o del sistema de vapor, no suele ser un factor aislado, ya que se encuentra incluido en el análisis de estos otros fallos. Sin embargo, es importante notar que la falla de agua de refrigeración puede afectar significativamente el funcionamiento de otros sistemas, como los compresores o turbinas, que dependen de un suministro constante de refrigerante para evitar sobrecalentamientos.
En cuanto a la combinación de distintos fallos, es esencial considerar cómo la interacción entre diferentes fallos puede aumentar las cargas de ventilación. Por ejemplo, durante un fallo simultáneo de energía y vapor, o la falla de sistemas de aire instrumental junto con un corte de energía, las cargas de ventilación se multiplican. En estos casos, es necesario calcular la liberación de gases de cada sistema afectado y sumar sus impactos, siempre tomando en cuenta las válvulas de control y los sistemas automáticos de presión.
La metodología para calcular la carga de ventilación durante la falla de varios sistemas relacionados es similar a la de los fallos individuales. El proceso sigue los mismos pasos, pero se debe considerar la sinergia entre las fallas y su impacto en el sistema de ventilación. Es decir, se calcula la carga total de la antorcha generada por cada uno de los sistemas protegidos conectados, sumando todas las posibles liberaciones de válvulas de control.
El diseño de las redes hidráulicas de los sistemas de ventilación es otro aspecto crítico. En este proceso, se deben incluir diversos parámetros, como la composición del gas liberado, la temperatura, el caudal máximo de liberación y la curva de caudal-tiempo. Los criterios de diseño deben garantizar que la red de ventilación no supere el número Mach de 0.7 y que la presión en la red de emisión de gases inflamables se mantenga por encima de 1 kPa. Las válvulas de alivio de presión, que son esenciales para mantener el control sobre el sistema de ventilación, deben ser elegidas de acuerdo con las especificaciones técnicas, teniendo en cuenta su capacidad para manejar presiones máximas.
Uno de los factores más importantes al evaluar el sistema de ventilación es la pérdida de presión, que se debe a la fricción dentro de las tuberías y componentes del sistema, como el cuerpo de la antorcha, el sello líquido y los tanques separadores. Las tuberías deben dimensionarse adecuadamente para minimizar esta pérdida, considerando tanto las características del material de las tuberías como la disposición del sistema de conductos.
Para calcular de manera eficiente las pérdidas de presión y garantizar el diseño adecuado, se deben usar software especializados como el Aspen Flare System Analyzer. Estos programas permiten realizar los cálculos detallados, considerando las características específicas de cada componente del sistema y ajustando las variables para optimizar el rendimiento del sistema de ventilación.
Es esencial que, durante las fases iniciales del diseño, se verifique si el aumento de la presión de diseño de los recipientes podría reducir el tamaño necesario de la red de antorchas, lo cual podría suponer un ahorro significativo en la inversión. También es necesario realizar un cálculo preliminar de las pérdidas de presión del sistema de ventilación, comenzando desde la antorcha principal y evaluando cada sección de tubería de acuerdo con su carga de ventilación y sus especificaciones.
El análisis hidráulico de las redes de ventilación no solo ayuda a mantener la seguridad operativa de las instalaciones, sino que también optimiza el uso de recursos y garantiza el cumplimiento de las normativas de seguridad industrial.
¿Cómo se Diseñan y Calculan los Separadores de Líquidos en los Sistemas de Ventilación de Emergencia?
El diseño de un separador de líquidos para sistemas de ventilación de emergencia, especialmente en el contexto de refinerías y plantas petroquímicas, debe ser abordado con extrema precaución. Estos sistemas tienen la tarea crítica de manejar gases a presiones y temperaturas elevadas, separando eficientemente los líquidos que pueden acompañar a estos gases durante un proceso de liberación o depresión de presión. La correcta integración de un separador de líquidos no solo garantiza la seguridad del sistema, sino que también optimiza su funcionamiento, previniendo accidentes como el ingreso de líquidos al sistema de flares o la acumulación de sustancias peligrosas.
En primer lugar, uno de los requisitos esenciales en el diseño de un separador de líquidos es la capacidad de eliminar gotas líquidas de un tamaño superior a 150 µm, bajo la condición de flujo sin humo. Para casos especiales, se puede prescindir de esta especificación si los flares están diseñados para quemar gotas más grandes. Es fundamental que el separador de líquidos tenga la capacidad de manejar el volumen máximo de líquidos esperados en situaciones extremas sin comprometer su rendimiento. El tamaño del separador debe ser dimensionado en función de los flujos máximos de líquido que podrían generarse.
Además, para garantizar la eficacia del proceso de separación, se debe mantener una clara distinción entre los flujos "fríos" y "húmedos". Esto puede requerir el uso de tanques de separación adicionales y sistemas de evaporación para manejar líquidos condensados. Si estos sistemas de evaporación son necesarios para evitar que la temperatura del metal descienda por debajo de los valores mínimos de diseño, se debe asegurar la fiabilidad a largo plazo de estos equipos. En caso contrario, se recomienda el uso de materiales resistentes a bajas temperaturas.
El diseño del separador debe asegurar que todo el condensado presente en el colector de flares sea dirigido al separador de líquidos. Es crucial que todas las tuberías del sistema permitan que el líquido fluya por gravedad hacia el separador. Para evitar problemas como la distribución desigual del flujo, se debe evitar la configuración dividida de las tuberías de entrada. Además, en el separador se debe instalar una placa divisoria, un codo interno o un deflector para guiar el líquido y evitar que se acumule cerca de la salida del separador.
Un aspecto clave en el diseño de estos sistemas es la instalación de dispositivos automáticos de descarga de líquidos. El sistema debe ser capaz de drenar el líquido desde el nivel más alto del separador hasta el nivel de trabajo normal o hasta un nivel bajo en un máximo de dos horas. Este mecanismo previene que el separador se sobrecargue de líquido, lo que podría reducir la capacidad de separación de gas. Dado que los líquidos en estos sistemas pueden ser tóxicos o inflamables, se deben tomar medidas especiales en el diseño y operación para evitar que se liberen sustancias peligrosas al ambiente. En caso de que exista el riesgo de congelación de materiales, el diseño debe incluir válvulas de aislamiento adicionales para mitigar estos riesgos.
Es esencial también contar con instalaciones para eliminar agua o hidrocarburos pesados, lo que puede hacerse de manera manual o automática. La atención debe centrarse especialmente en prevenir la liberación de sustancias inflamables o tóxicas al ambiente desde el punto de drenaje. Un sistema de protección contra la congelación debe ser implementado, especialmente si la temperatura del metal en el separador supera los 65 °C (150 °F), para evitar daños por escaldaduras.
Para la correcta operación y mantenimiento del separador de líquidos, se deben disponer de instalaciones para aislamiento, purga, inspección, mantenimiento y limpieza. Un aspecto importante a considerar es que no se deben introducir líquidos con temperaturas superiores a 93 °C (200 °F) en un separador de líquidos que contenga agua o hidrocarburos ligeros, ya que esto podría causar una explosión por vapor.
La determinación del tamaño adecuado del separador de líquidos se realiza mediante un proceso de cálculo de prueba. Es importante que el tiempo de residencia del gas sea suficiente para que las gotas líquidas puedan caer a través de la altura efectiva del separador, utilizando una velocidad de caída controlada. La velocidad vertical del gas debe ser lo suficientemente baja para permitir que las gotas se separen sin que grandes masas líquidas lleguen al flare. Para calcular la velocidad de caída de las gotas, se pueden utilizar fórmulas específicas que consideran la densidad de las gotas, la densidad del gas y el coeficiente de arrastre de las gotas.
El cálculo del tamaño del separador también debe tener en cuenta el impacto del líquido en el volumen efectivo del gas, ya que el líquido puede reducir el espacio disponible para la separación del gas y el líquido. Esto es especialmente relevante cuando el separador se utiliza para almacenar grandes volúmenes de líquido que provienen de válvulas de alivio de presión o de otras fuentes. En estos casos, se debe dimensionar el separador para acomodar tanto el volumen máximo de líquido como el gas que debe ser separado.
En términos de diseño, tanto los separadores horizontales como verticales son viables, pero la elección entre uno u otro dependerá de factores económicos, la cantidad de líquido a almacenar y la tasa de flujo de gas. En general, los separadores horizontales son más económicos cuando se requiere almacenar grandes volúmenes de líquido y el flujo de gas es elevado.
Para el cálculo del diámetro de un separador horizontal, se deben seguir pasos específicos que consideran parámetros como la tasa de flujo de gas, la temperatura del gas descargado y la presión operativa. La distancia entre la entrada y salida del separador también debe ser determinada mediante cálculos adecuados, para garantizar que la separación de gotas se realice de manera eficiente.
El cálculo y diseño del separador de líquidos es un proceso complejo que requiere de un análisis detallado de las condiciones operativas del sistema. Cada decisión tomada en el diseño impactará la eficiencia y seguridad del sistema a largo plazo.
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