Uno de los principales desafíos durante el proceso de EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimiento Ocular) es la presencia de bloqueos internos, los cuales se pueden manifestar de diversas formas. Estos bloqueos dificultan la continuación de la sesión y pueden provocar sentimientos de frustración o desesperanza en el paciente. Es fundamental comprender que estos obstáculos no son un reflejo de la incapacidad del individuo para sanar, sino una parte natural del proceso de curación del trauma.
Uno de los bloqueos más comunes son las creencias negativas sobre uno mismo que se consideran inmutables o imposibles de cambiar. Estas creencias, generalmente negativas, se afianzan a lo largo del tiempo y se convierten en una barrera importante para el progreso. Creencias como "Nunca voy a superar esto", "No tengo la fuerza para seguir adelante" o "Si hablo sobre este problema, las cosas nunca cambiarán" pueden mantener al individuo atrapado en una repetición constante de pensamientos y emociones vinculados a su trauma. Identificar y procesar estas creencias durante las sesiones de EMDR es esencial para avanzar. Para lograrlo, el paciente debe hacer un esfuerzo consciente de reflexionar sobre sus pensamientos mientras revive los recuerdos traumáticos, a fin de detectar posibles creencias limitantes que interfieren en el proceso.
Además de las creencias limitantes, existe una resistencia emocional que puede presentarse en forma de miedos profundos. El temor de hacer EMDR de manera incorrecta, el miedo a lo que podría surgir durante la sesión o el miedo a perder el control de las emociones son ejemplos de temores comunes que bloquean el progreso. Estos miedos, aunque comprensibles, a menudo están basados en percepciones distorsionadas y pueden ser abordados de manera efectiva durante el proceso terapéutico.
Otro tipo de bloqueo frecuente durante las sesiones de EMDR es lo que se conoce como "pensamientos repetitivos" o "looping". Este fenómeno ocurre cuando un pensamiento o una imagen asociada con el trauma se repite insistentemente, como un disco rayado, impidiendo que el paciente avance hacia nuevas percepciones o recuerdos. El looping es una manifestación natural del trauma, donde el cerebro no ha encontrado una forma adaptativa de procesar la información. Las emociones intensas que surgen durante la evocación del evento traumático también pueden contribuir a que los pensamientos se repitan sin cesar. Para romper este ciclo, es esencial contar con técnicas de intervención que ayuden a liberar la mente de esos patrones repetitivos, permitiendo un avance hacia una integración más saludable del recuerdo traumático.
En muchos casos, el bloqueo no se debe solo a creencias limitantes o miedos, sino a una defensa psicológica que evita la confrontación directa con el trauma. Las personas que han experimentado eventos traumáticos suelen desarrollar mecanismos de defensa, como la evitación de recuerdos dolorosos o la disociación, para protegerse de la revictimización emocional. Esto puede generar una sensación de "no quiero pensar más en este problema" o "cuando intento concentrarme en este tema, no puedo mantener la atención". Estos mecanismos, aunque comprensibles, dificultan el proceso de curación, ya que impiden que el individuo se acerque a las experiencias dolorosas que necesitan ser procesadas para lograr una verdadera sanación.
Una parte importante del trabajo terapéutico durante EMDR es identificar y comprender las "partes heridas" del individuo. Este concepto no se refiere a un trastorno de identidad disociativo, sino a los diferentes aspectos de la personalidad que se desarrollan en respuesta a experiencias traumáticas. Cada persona tiene una variedad de "partes" o características que definen su identidad: desde la parte calmada hasta la parte más impulsiva o irritable. Esas partes reaccionan de forma diferente ante las experiencias de la vida, y algunas de ellas, las que resultan de traumas previos, pueden ser las que generan los bloqueos durante las sesiones de EMDR.
Comprender estas partes internas y cómo se formaron es crucial para abordar los obstáculos emocionales. Las partes que se activan con mayor intensidad durante una sesión de EMDR son aquellas que están asociadas con las experiencias traumáticas, y suelen ser las que se protegen de revivir el dolor de esos recuerdos. Al enfrentarse a estas partes, el proceso de EMDR puede ser desafiante, ya que requiere acercarse a los recuerdos más dolorosos y desmantelar las defensas que el individuo ha construido a lo largo del tiempo para protegerse. Sin embargo, una vez que se empiezan a trabajar con estas partes, el proceso de curación se vuelve más accesible, aunque inicialmente sea difícil.
Es importante que el paciente también se enfoque en la idea de que, aunque EMDR puede ser un proceso complicado y emocionalmente exigente, eventualmente se vuelve más fácil a medida que se van desactivando los bloqueos y se van procesando los recuerdos traumáticos. El cerebro tiene la capacidad natural de sanar, al igual que el cuerpo. Los obstáculos, aunque significativos, son solo parte del proceso y representan oportunidades para el crecimiento emocional y la integración.
El trabajo con los bloqueos en EMDR es fundamental para liberar a la persona de los recuerdos traumáticos y permitirle avanzar hacia una vida emocionalmente más saludable. Comprender y confrontar las creencias limitantes, los miedos y las partes heridas es un paso crucial para superar las barreras internas que impiden la sanación completa.
¿Cómo cerrar sesiones incompletas de EMDR de manera efectiva?
Es fundamental que, al concluir una sesión de EMDR, te sientas seguro y equilibrado, incluso si no has terminado de procesar todo el material emocional o psicológico que surgió durante la sesión. A veces, las sesiones pueden quedar inconclusas, y si no se cierra de manera adecuada, esto puede generar un impacto negativo en la vida diaria del paciente. Existen diversas herramientas que ayudan a asegurar que las emociones o pensamientos no resueltos no invadan el día a día fuera de la terapia. Una de las estrategias más efectivas es la técnica del "Contenedor", la cual permite sellar temporalmente los temas no resueltos hasta que el paciente esté listo para abordarlos en una próxima sesión.
Para llevar a cabo esta técnica, lo primero que se debe hacer es comenzar por relajarse. Respira profundamente y pon atención a tu cuerpo, asegurándote de estar en una postura cómoda. A continuación, inicia la estimulación bilateral, ya sea a través de movimientos o sonidos alternos, y visualiza tu "contenedor". Este objeto o lugar seguro puede ser algo real o imaginario: una caja, una caja fuerte, un cuarto cerrado, o cualquier cosa que te brinde una sensación de seguridad. El objetivo es ubicar todas las emociones, pensamientos y recuerdos que han surgido durante la sesión en este espacio de manera simbólica.
Cuando empieces a colocar estos elementos en tu contenedor, tómate el tiempo necesario. Si te resulta difícil enfocarte o si notas que tu atención se dispersa, intenta colocar un elemento a la vez y detener la estimulación bilateral por un momento antes de seguir. La clave está en que no dejes nada fuera. Una vez que todo esté dentro, visualiza el proceso de sellado, como si estuvieras cerrando con llave o con tapa el objeto en el que has guardado tus emociones o recuerdos. Esto simboliza que, por el momento, esos pensamientos están seguros y no invadirán tu mente mientras sigues con tu vida cotidiana.
Después de esto, respira profundamente y detén la estimulación bilateral. Tómate un momento para observar cómo te sientes. ¿Te parece que has cerrado la sesión adecuadamente? Si no es así, puedes repetir el ejercicio, concentrándote en cualquier aspecto que haya quedado incompleto o que no se haya resuelto del todo. La técnica del Contenedor es una forma de asegurar que los temas no resueltos no afecten el bienestar emocional del paciente entre sesiones, permitiendo que la mente almacene los recuerdos y emociones de manera temporal hasta que el trabajo terapéutico pueda continuar.
Además del Contenedor, otra técnica útil para cerrar sesiones es la visualización de un "lugar de calma" o "lugar pacífico". Este puede ser un sitio real o imaginario que evoque sensaciones de paz y bienestar. Puede ser la playa, un bosque o incluso un lugar que hayas creado en tu mente. El propósito de este ejercicio es anclar la mente en una sensación de calma, de modo que el paciente pueda dejar la sesión con una sensación de estabilidad, sin importar lo intensas que hayan sido las emociones trabajadas.
Para llevar a cabo este ejercicio, comienza por visualizar tu lugar pacífico, sintiendo la seguridad y tranquilidad que este lugar te otorga. A medida que practicas, agrega detalles sensoriales: lo que ves, lo que oyes, lo que hueles. Esta inmersión sensorial ayuda a crear una atmósfera de calma profunda. Con esta sensación, repite una afirmación o mantra que esté relacionado con este lugar, como "estoy seguro ahora" o "puedo relajarme". Con la estimulación bilateral, permite que estos sentimientos de paz invadan tu cuerpo, comenzando por la cabeza y extendiéndose hacia el resto del cuerpo, para finalmente lograr una sensación de relajación total.
Ambas técnicas, tanto el Contenedor como el Lugar Pacífico, son prácticas valiosas para asegurar que los pacientes no se sientan abrumados por emociones intensas fuera de la terapia. Estas estrategias proporcionan un cierre emocional adecuado, permitiendo que el trabajo terapéutico se continúe de manera efectiva en futuras sesiones. Sin una forma de cierre, es fácil que los recuerdos o emociones no resueltos persistan, lo que puede interferir con el bienestar del paciente y con su capacidad para integrar de manera adecuada las experiencias trabajadas.
Es fundamental entender que estas técnicas no son solo una manera de cerrar una sesión, sino una forma de fortalecer el proceso terapéutico en su totalidad. Establecer una manera de "guardar" temporalmente los recuerdos difíciles asegura que el paciente pueda continuar su vida sin que estos recuerdos interfieran en su día a día, lo que facilita la integración gradual de lo trabajado en las sesiones.
¿Cómo utilizar el procesamiento restringido para el manejo del estrés agudo?
El ejercicio de procesamiento restringido puede ser una herramienta fundamental en situaciones de emergencia o después de haber enfrentado circunstancias difíciles que parecen estar completamente fuera de tu control. Este ejercicio puede considerarse una intervención para la respuesta a crisis. El procesamiento restringido de EMDR es útil en situaciones como: haber estado expuesto o experimentar un acto aleatorio o masivo de violencia, desastres naturales, guerra y combate, o accidentes graves. Además, este ejercicio puede ser especialmente valioso para personas en campos como el militar, los primeros respondedores, el personal médico y de enfermería, capellanes y trabajadores de cuidados paliativos, y cualquier otro equipo de intervención en incidentes críticos.
La naturaleza impredecible de los desencadenantes de estrés puede generar aún más angustia en una situación ya de por sí desafiante. El objetivo principal será reducir la intensidad de esos desencadenantes. Los ejercicios de procesamiento restringido están diseñados para reducir el nivel de perturbación a un nivel más manejable. Estos ejercicios pueden ser útiles en una serie de contextos, como: eventos traumáticos recientes, reducir los niveles de angustia relacionados con situaciones emocionales difíciles, trabajar las emociones difíciles a medida que surgen, o reducir la intensidad de los desencadenantes inmediatos.
Este capítulo se enfoca en técnicas de estabilización y recursos, similares a las abordadas en los capítulos anteriores, y no implica un proceso real de EMDR. Aunque las habilidades que se practican en este capítulo son muy efectivas para reducir la angustia de eventos traumáticos recientes, es probable que se necesiten sesiones de EMDR adicionales para procesar estos eventos en profundidad. Es importante entender que este enfoque no es una solución única y no reemplaza una sesión completa de EMDR. Además, el uso de este ejercicio podría abrir o conectar con experiencias pasadas de trauma, lo cual debe ser comunicado de manera abierta y honesta con el profesional de EMDR que te asista en el proceso. El ejercicio está diseñado para ser breve y ayudar a sentirte más equilibrado y calmado. Si no lo lograses, es importante comunicarlo, y el profesional puede sugerir otras técnicas que sean más efectivas para ti.
Un concepto clave en el ejercicio de procesamiento restringido es la "ventana de tolerancia". Comprender tu propio nivel de tolerancia al estrés es fundamental para manejar las emociones de manera efectiva. La ventana de tolerancia es el rango de estrés en el cual puedes gestionar y responder a tus emociones sin sentirte abrumado. Fuera de esta ventana, podrías experimentar sensaciones de apagón emocional, irritabilidad, y dificultad para manejar grandes emociones. El trauma y los eventos estresantes pueden empujarte fuera de esta ventana, lo que dificulta tu capacidad para sentirte equilibrado. Sin embargo, es posible expandir esta ventana, incluso después de haber vivido circunstancias de vida muy difíciles. El ejercicio de procesamiento restringido puede ayudarte a regresar a tu ventana de tolerancia y a expandirla, además de ser preventivo frente a situaciones traumáticas agudas que puedas experimentar. La intervención también puede ayudarte a prevenir el trastorno de estrés postraumático (TEPT) si no se abordan adecuadamente los eventos estresantes.
La clave de este ejercicio radica en reconocer el desencadenante específico y abordarlo de manera efectiva. El primer paso consiste en contar tu historia: lo que sucedió, el evento que generó la angustia. Hablar sobre este hecho ayuda a tu sistema nervioso a comenzar a regularse. Es como lo dice Dan Siegel, un experto en psiquiatría: "tienes que nombrarlo para domarlo". Agregar estimulación bilateral puede ser de gran ayuda para calmar el sistema y lograr una regulación más efectiva.
El objetivo inicial es identificar qué es lo que está empujándote fuera de tu ventana de tolerancia, para frenar la respuesta de lucha, huida o congelación. Durante este proceso, tu terapeuta de EMDR también evaluará qué tan abrumadora te resulta la experiencia. Recuerda que el enfoque de este ejercicio es abordar el desencadenante actual, y si surge material relacionado con experiencias pasadas, es fundamental informarlo. Esta intervención está diseñada exclusivamente para desensibilizar el desencadenante presente, y no se debe permitir que se desarrolle hacia otros temas relacionados con traumas pasados. En caso de que la intensidad emocional aumente significativamente, es importante notificarlo al profesional, quien podrá ajustar el enfoque.
Otra aplicación del procesamiento restringido es prepararse para futuras sesiones de EMDR, especialmente aquellas que aborden experiencias difíciles del pasado. Al practicar este ejercicio antes de la sesión de EMDR, se puede reducir la ansiedad o el miedo asociados con el proceso, lo que permite una mayor estabilidad emocional y una mayor apertura durante el trabajo terapéutico.
Además, es crucial comprender que el procesamiento restringido no es una solución rápida ni completa para todos los tipos de trauma. En algunos casos, puede ser necesario integrar otras intervenciones más profundas, y siempre es fundamental colaborar estrechamente con un profesional de EMDR para lograr los mejores resultados.

Deutsch
Francais
Nederlands
Svenska
Norsk
Dansk
Suomi
Espanol
Italiano
Portugues
Magyar
Polski
Cestina
Русский